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Gracias a la transparencia…

Relato enviado por : narrador el 27/06/2014. Lecturas: 14684

etiquetas relato Gracias a la transparencia…   Infidelidades .
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Resumen

Pienso que todo se inició, cuando mi esposo, Efraín. Me pidió que me diera prisa, que íbamos a llegar tarde a la misa. Yo me encontraba en nuestro dormitorio, a punto de ponerme un sostén, no me decidía entre en lindo, y sencillo vestido blanco, en hilo, bien fresco. O ponerme un conjunto de corte militar, falda pantalón, color Caqui. Pero nada más de pensar en el calor que hace en verano, rápidamente, solté el oscuro sostén, y agarré el vestido blanco, poniéndomelo inmediatamente, al tiempo que mi esposo volvía a pedirme que me apurase, haciendo que por la prisa, se me olvidase ponerme un sostén adecuado, al igual que las pantis, y el fondo….




Relato

Dentro de la casa Efraín me dio un rápido vistazo, y dándome un beso, me dijo que estaba hermosa. Pero de inmediato me tomó de la mano, y apenas me dio tiempo de agarrar mi cartera, antes de salir de casa. No se crean que Efraín es sumamente Católico, yo sé que me acompaña más que todo, por complacerme. Su mayor interés, es encontrarse con algunos de sus amigos al salir de misa, para ir a jugar dominó, ya sea en casa, o en la de uno de ellos, mientras se toman algunas cervezas. Mientras que yo me regreso a casa, ya sea a coser, o terminar de leer algún libro, como el de las cincuenta sombras de Grey, que leía en esos momentos.

Justo al entrar a la Iglesia, frente a mi esposo y yo, justo en el ala central de la iglesia se encontraba de pie un jovencito, al principio pensé que debería tener unos quince o dieciséis años, acompañando a una señora muy mayor, que a todas luces debía ser su abuela. Sentí su vista clavada en mi coño, y eso me paralizó, en parte por pudor, y en parte por vergüenza. Ya que no soy lo que llaman una exhibicionista, lo raro fue que mi esposo se detuvo a charlar con un conocido, y yo en lugar de ocultarme tras él, o terminar de entrar, y dejar que la penumbra ocultase la transparencia de mi vestido blanco, me quedé de lo más tranquila, con mis piernas ligeramente abiertas, segura que de que sin mucho esfuerzo, ese delgado chico, podría observar que bajo el vestido no estaba usando más nada.

Todo el tiempo que permanecí de pie en la entrada que quizás fueron unos cuantos minutos, el chico no se movió, ni un milímetro, tan solo continuó observándome con sus ojos fijamente clavados entre mis piernas. De momento le escuché a mi marido decirle a su amigo. Ok plantamos un juego al salir de misa en tú casa, yo le digo al resto, y llevo las cervezas. Al escucharlo decir eso, supe que de inmediato que mi esposo estaría el resto de ese día, toda la tarde, y gran parte de la noche, jugando dominó, con sus amigos como de costumbre. Mientras que yo continuaría leyendo, o por lo menos eso fue lo que pensé, en ese instante. Ignorando que sucedería algo más, que cambiaría radicalmente por lo menos mis planes.

Ya durante la misa, si me di cuenta de que el jovencito, y su abuela se habían colocado en los banco inmediato frente a nosotros. Y que ocasionalmente, cuando nos poníamos de pie para orar, lo veía a él como se volteaba y clavaba su mirada casi de manera descarada sobre mi oculto coño, es como si tuviera rayos X en la vista, y viera que yo no usaba pantis, ni sostén en esos momentos. Pero como si eso fuera poco, al momento de darnos la Paz, el delgado chico, le estrechó la mano a mi esposo, pero a mí me ha dado un tremendo y apretujado abrazo, sentí sus manos sobre una de mis nalgas, y en lugar de molestarme o incomodarme, me sentí sumamente excitada. Me pregunté a mi misma, ¿cómo se atrevía, hacer eso, y no tan solo dentro de la iglesia, sino que frente a mi esposo?, que sonriente continuaba estrechado las manos del resto de los asistentes a la misa.     

Durante el resto de la misa, me di cuenta de que el delgado jovencito, ocasionalmente también clavaba sus ojos sobre mis tetas, que hasta ese instante no me había fijado, que prácticamente se me salían del vestido, quien sabe cuánto tiempo, que mis pezones, y oscuras aureolas estuvieron expuesto, antes sus ojos. Desde luego que mi esposo no cuenta se dio de eso, o por lo menos, y si se dio cuenta no me mencionó nada.  

Al terminar la misa, a medida que me dirigía a la puerta en compañía de Efraín, podía sentir los ojos del chico ese, clavados entre mis nalgas, estaba casi segura de que justo en la puerta de la iglesia, donde la Luz de la calle penetra por la puerta, dibujaría mi silueta por completo frente al chico, que no dejaba de seguirme a unos cuantos pasos, en compañía de su abuela.

En ese mismo instante, en toda la puerta mientras el Párroco nos despedía, yo me detuve, di media vuelta, y descaradamente me le quedé viendo a los ojos, como retándolo a que no se atrevería a seguir viéndome el coño. Pero para mi sorpresa, él ni se inmutó, continuó con sus ojos clavados en mi translucido vestido, seguramente viendo que no llevaba nada abajo.

Yo estaba de lo más concentrada, cuando mi esposo sacándome de mi concentración, me dijo. Amor, si quieres me esperas en casa, yo voy a jugar domino con los muchachos, cualquier cosa te llamo antes de regresar, para ver si hace falta que compre algo en el súper. Cuando volví a dirigirle la mirada el chico, vi como acompañó a su abuela hasta un auto, y como ella sola se marchó, manejando. Mientras que él se me quedó viendo, fijamente en estacionamiento de la Iglesia.

Yo comencé a caminar con rumbo a casa, y sentía que él o sea el chico me seguía de cerca. Al llegar a mi casa en lugar de entrar por el frente, decidí entrar por el patio trasero, y él continuó siguiéndome. Pero al llegar al portón que da a nuestro patio, él prácticamente me dio alcance. Fue cuando no sé de donde se me ocurrió darme vuelta y preguntarle, por qué me seguía.

Arístides, que es como se llama el chico, me dijo. Yo no te sigo, es que la casa de mis padres es esa. Resultó ser el hijo de mis vecinos, y de inmediato comenzamos a conversar. Y en medio de la conversación, me enteré que sus padres, mis vecinos, se encuentran de viaje. Y que él es mucho más mayor de lo que aparenta, y que también es bien descarado, ya que de momento me dijo. Apostaría un deseo, a que de seguro andas sin ropa intima puesta. Yo me quedé entre sorprendida, y confundida. Y en lugar de decirle que ese no era problema suyo, y retirarme, coquetamente le respondí. Te equivocas, pero por curiosidad ¿cuál sería ese deseo tuyo?

Su directa respuesta me dejó, más sorprendida. Ya que descaradamente me dijo, si tengo razón, acostarme contigo. Y colocando una de sus manos sobre los muslos de mi pierna, mientras acercó sus labios a los mío, me preguntó. ¿Aceptas?  Yo toda nerviosa a medida que sus labios se acercaban más y más, le respondí, y si te equivocas, ¿que gano yo? Lo que tú desees de inmediato respondió.

Ya en ese instante sus labios y los míos se unieron, su mano subió mi falda, y la deslizó directamente sobre mi desnudo coño. Por un largo rato continuamos besándonos, hasta que en un respiro, le dije. Ganaste. Sin decir más nada me tomó de la mano, y atravesando el portón de la casa de sus padres, entramos por el patio trasero de su casa. Ya ocultos de posibles miradas indiscretas, me siguió besando y acariciando toda, a medida que lentamente terminamos sentados en una tumbona al lado de la piscina, que sus padres tienen en la parte trasera de la casa, en la cual en innumerables ocasiones, su madre, me ha invitado a bañarme, diciéndome. Elena cuando la quieras usar la piscina, no tienes nada más que meterte, sin tan siquiera preguntar.

A medida que nos fuimos besando, y acariciando por todas partes, sentados en la tumbona, de manera lenta y suave, sin prisa alguna me fue soltando los botones de mis vestido. Hasta que finalmente yo misma me lo terminé de quitar, quedado completamente desnuda entre sus brazos. Arístides, me siguió besando, por todas partes, su rostro lentamente fue bajando, hasta mis senos, los que además de que besó tiernamente, me los lamió, chupó, y mamó, al tiempo que sus manos me acariciaban mi coño. Recordándome de inmediato uno de los tantos capítulos, del libro que estaba leyendo.

Después de un buen rato su rostro continuó deslizando su cálida y húmeda lengua hasta mi vientre, para luego con sus manos de manera suave, y firme al mismo tiempo, separar mis piernas. Cuando sentí primero su cálido aliento sobre mi coño, todo mi cuerpo tembló de expectación, en mi vida de casada, Efraín jamás me ha dado una buena mamada de coño, si me lo ha besado, pero de manera superficial. No pensé que jamás llegaría a disfrutar de tal placer, hasta el mismo momento en que con su lengua el hijo de mis vecinos, hiciera vibrar  todo mi cuerpo de emoción. Al sentir su boca, lengua, y hasta sus dientes haciéndome eso.

No lo podía creer, estaña a plena luz del día en el patio trasero de mis vecinos, completamente desnuda, y dejando que su hijo me mamase el coño de manera magistral. Hasta que el mismo placer que él me proporcionaba, hizo que yo sin poder contenerme, disfrutase de un largo y muy húmedo orgasmo. Un fuerte choro salió de mi coño, mojando toda su cara, al tiempo que sentía su lengua, una y otra vez junto con sus carnosos labios, chupando mí inflamado y súper sensible clítoris. Yo quedé espatarrada sobre la tumbona, al tiempo que él incorporándose se despojaba de toda su ropa. No tengo por costumbre mirar el miembro de los hombres, pero en esa situación fue algo casi inevitable, como inevitable fue que lo compárese con el de mi marido.

Quien ve Arístides, a simple vista, jamás ni nunca se puede imaginar lo que lleva colgando entre las piernas. Por lo que me llevé otra sorpresa más, en esos momentos. Cuando se fue acercando su erecto miembro a mi coño, nada más de pensar lo que iba a sentir, me excité como nunca antes lo había hecho. A medida que su colorado glande, fue penetrando mi húmeda, y bien lubricada vulva. Yo sentí un placer que hasta esos momentos desconocía, y más placer sentí, cuando sin querer, me puse a pensar en mi esposo, que no es un mal hombre, pero lo que Arístides provocaba en mí en esos momentos, yo nunca lo había sentido con Efraín, quizás fue el acto de serle infiel, o que se yo, lo único que sé es que, a medida que él me continuó penetrando, yo restregaba mi coño, una y otra vez de manera incansable contra su cuerpo. Más placer yo sentía.

Mis profundos, y fuertes gemidos pudieron habernos delatado, como también los gritos de placer que yo daba a medida que sentía como su verga una, y otra vez penetraba divinamente mi coño. Perdí la noción del tiempo, con ese sol de verano bañando nuestros desnudos cuerpos, continuamos disfrutando mutuamente el uno del otro. Hasta que nuevamente disfruté pero de forma o manera múltiple de un sinfín de orgasmos, como nunca antes los había tenido.

Al tiempo que extrayendo su verga de mi coño, Arístides derramó todo su semen sobre mi cuerpo, parecía que nunca fuera a terminarse, ya que hasta mis tetas, y todo mi rostro quedaron llenos de su leche. Yo estaba molida, pero tremendamente satisfecha. Por un buen rato nos quedamos tirados sobre la tumbona, hasta que él agarrándome por las manos, me invitó o mejor dicho, hizo que tan desnudos como nos encontrábamos, nos metiéramos a la piscina.

El sentir el agua por todo mi desnudo cuerpo, como que me llenó de nuevas energías, y sin detenerme a pensar en las consecuencias, sumergiendo mi rostro bajo el agua, después de jugar un rato de manos con el hijo de mis vecinos, tomé su verga entre mis manos, y sin pensarlo me la llevé a la boca, así que me dediqué a mamársela, entre una, y otra bocanada de aire que salía a tomar.

Pero en la cuarta o quinta vez en que volví a emerger para respirar, Arístides me tomó por los brazos, me fue besando, al tiempo que hizo que me apoyase contra el borde de la piscina. Ya él una vez que se colocó tras de mí, con sus dedos comenzó a explorar mi apretado culito. Y no hizo falta de que me dijera cual era su deseo, ya que yo instintivamente separé mis piernas, al tiempo que procuré relajarme. Casi de inmediato sentí como me penetraba por el culo, y aunque no les niego que me dolió, mayor fue el placer que comencé a sentir cuando junto una de sus manos, se enterró en mi coño.

En mi vida, por lo menos de casada, jamás le he dado el culo a mi marido, aparte que él casi ni me lo ha pedido. Pero en esos instantes dentro de esa piscina a pleno sol, comencé a sentir como la verga del chico, entraba y salía una y otra vez de entre mis paradas nalgas. Mientras que una de sus manos hábilmente con mí clítoris entre mis dedos, lo apretaba. Haciéndome disfrutar de un morboso y extraño placer.

Ya serían las cuatro o cinco de la tarde cuando Efraín y yo salimos de la piscina, y con unas pequeñas toallas que él me dio sequé mi cuerpo para vestirme lo más rápidamente que pude. Nos volvimos a besar, y quedamos en vernos luego. Al regresar a casa, me di un buen baño, aunque me sentí ligeramente culpable de serle infiel a mi esposo, pero luego lo racionalicé diciéndome a mí misma, que lo mejor era morir callada, o sea ojos que no ven corazón que no siente. Me di un baño, me asee profusamente, y tal como salí de la ducha me quedé, poniéndome a leer, en la cama. Por lo que cuando mi esposo me encontró, estaba dormida y completamente desnuda, con el libro entre mis manos.

La verdad es que no lo debió pensar mucho, ya que cuando me desperté, fue que lo sentí sobre, y dentro mí. Yo estaba de lo más inspirada, disfrutando de los embates que me propinaba mi marido, cuando me preguntó. ¿Y como te fue con el vecinito? Yo la verdad es que creo que casi me muero, al escucharlo decir eso. A Medida que Efraín continuaba clavándome salvajemente su verga, siguió diciéndome, desde que llegamos a la Iglesia me di cuenta como los dos se miraban. Sé que no lo planificaste, que fue algo que simplemente se dio. Lo que yo quiero saber es si lo disfrutaste, tanto o más que como yo, el que lo hicieras con él. Efraín fue sincero conmigo, y yo con él. Ahora en ocasiones, nada más me basta verle a los ojos, para saber qué puedo hacer lo que se me antoje.  Mujer madura y el cipote de chocolate -     Mujer madura y el cipote de chocolate -      Mujer madura y el cipote de chocolate - Mujer madura y el cipote de chocolate -

 


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Comentarios enviados para este relato
Globy70 (27 de June de 2014 a las 19:40) dice: Esta rico el relato preciosa ay k disfrutar de la vida pero ante todo la confianza k deben teber entre ambos saludos y espero nos compartan mas relatos y fotos

panterasexy (27 de June de 2014 a las 01:57) dice: amor disfruta lo mas rico que puedas, mas aun que tu esposo te deja , yo soy una mujer muy feliz porque mi esposo me deja coger con muchos hombres y disfruto a todo dar ,

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:57) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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