Hay días en que no se, ¿Por qué hago eso? ( CON fotos)

Por lo menos una vez al mes, en ocasiones pueden pasar hasta dos o tres meses, sin que yo haga una locura de esas. Pero lo cierto es que cuando trato de reprimirme, quizás como ya les dije lo puedo hacer hasta por un par de meses, pero cuando vuelvo a caer, lo hago en grande. Aunque a pesar de todas las locuras que he hecho, hasta ahora, ni mi esposo, ni mi familia se ha enterado.

Yo estaba de lo más tranquila trabajando, cuando de momento me comenzó esa extraña sensación de supera aburrimiento, y conociéndome como me conozco, sé que eso significa que me hace falta acción y de la fuerte. Así que antes de salir de mi oficina, entre a internet, y por joder en uno de los chat que acostumbro a entrar cuando me siento así, lancé un reto. Me acuerdo que puse, mañana temprano estaré completamente dispuesta en la playa, para lo que quieras. Si es que me encuentras, seré tuya….

No faltó quien preguntase en que playa, desde luego que no se las iba a poner en bandeja de plata, así que lo único que agregue fue, parte de un viejo verso, que hace referencia a una playa en particular de mi país. Que por suerte queda cerca de mi ciudad. Al día siguiente bien temprano, como de costumbre, me despedí de mi esposo, con un beso, llevé a mis hijos a su colegio, y en el trayecto después de dejar a mis hijos, llamé a mi oficina notificando que no iba a ir, sencillamente.

Rápidamente tomé la ruta de la playa, y apenas llegué, agarré una toalla, me quité mi ropa y me quedé con el traje de baño que cargaba bajo mi ropa. La verdad es que no pensé que alguien se fuera a presentar, es más estaba pensando en pasar por el pueblo, y rentar un bote, con un par de tipos, para que ya en altar mar dejar que me hicieran lo que se les diera la gana.

Pero no bien había tendido la toalla sobre la arena cuando se apareció ese tipo, alto, musculoso, joven y de muy buen ver. Que sin pérdida de tiempo, se me acercó, tomándome con fuerza por mi cuello, y sin más ni más me plantó un tremendo beso que me llegó hasta el tuétano. En cosa de segundos, se despojó de su pantalón, y quedando completamente desnudo, me agarró por mi cabello, y de manera brusca me ha puesto a mamar su erecto miembro. Quizás para otras mujeres, el ser tratada de esa manera sea algo bestial, por lo que a diferencia mía no lo disfrutarían, pero esa es otra de mis pequeñas rarezas, en el fondo soy medio, por no decir que completamente masoquista.

Con sus manos alrededor de mi larga cabellera negra, fue obligándome a mamar, sin que yo pudiera o mejor dicho quisiera evitarlo. Ese acto de violencia, en si me hace sentir tremendamente excitada, tanto que a media que se lo fui mamando, mi coño ya rezumaba mis fluidos vaginales. En medio de eso y ocultos entre las rocas, él me desprendió mi traje de baño, dejándome completamente desnuda, y con las marcas de los jalones de la tela sobre mi piel.

Tirada sobre la toalla, sin sacar su verga de mi boca, colocó una de sus manos sobre mi depilado coño, y con ella comenzó a hurgar mi vulva de manera salvaje. Luego de la misma manera, sacó su verga de mi boca, me tomó por uno de mis tobillos, y sobre la toalla comenzó a penetrarme como si yo fuera una puta, diciéndome cuanto insulto se le podían ocurrir a medida que con su verga una y otra vez taladraba mi coño.

No contento con eso me tomo por el cuello, y casi asfixiándome, continuó penetrando bien duro, sin ningún tipo de contemplación, mientras que yo en lugar de sentirme asustada, el placer que su salvaje acto provocaba en mi era algo, que no creo que puedan llegarse a darse una ligera idea. Yo casi ahogada, no dejaba de mover mis caderas, restregando mi coño contra su cuerpo, buscando sentirlo más y más dentro de mí. Aunque en ello me fuera la vida.

Pero mi temperamental amante, de seguro que no es la primera vez que hace cosas como esas, ya que de momento me soltó el cuello, y dejando que yo agarrase una gran bocanada de aire, y como si yo fuera una marioneta, me ha dado vuelta, colocándome boca abajo, y sin la más mínima consideración, me ha vuelto a enterrar su tremenda verga por mi coño. Para que luego en cierto momento en que digamos que me descuidé me la sacó y al siguiente empujón me enterró su parado y duro miembro dentro de mi culo.

Yo di un profundo grito de dolor, pero en nada lo detuvo, siguió clavándome toda su verga, de manera salvaje y en diferentes posiciones. En momentos en que yo, ya comencé a pedirle que dejase. Yo estaba de lo más aturdida, tanto por su trato por la manera en que sin descanso me seguía penetrando por el culo, cuando de momento, al abrir mis ojos, veo a un segundo tipo, que nos miraba morbosamente mientras se masturbaba a pocos pasos de nosotros dos.

De momento lo escuché decirme, tú eres la puta que querías que te dieran duro, bueno ahora el placer será doble, y quitándose sus pantalones, y sin dejar de manipular su verga, la acercó a mi boca, por lo que ni tuve más remedio que ponerme a mamar, ya que el chico que me estaba enterrando su verga por mi culo, al parecer en nada le molestó la presencia de aquel otro tipo.

Entre ambos continuaron clavándome sus verga por todas partes, sin que yo pudiera ya hacer nada por evitarlo, uno de mis mayores deseo o fantasía se cumplido, cuando no tan solo prácticamente me estaban violando entre ellos dos, sino que a un mismo tiempo, ambos me penetraron, uno de manera bestial me daba por el coño, mientras el otro me daba salvajemente por el culo, el que me han dejado abierto tal como si fuera un túnel. Además del mal trato físico, sexual, y emocional al que los dos conjuntamente me estuvieron sometiendo, lo que me volvió loca de placer, y lo disfruté al máximo.

Cuando finalmente ambos me hicieron volver a mamar sus vergas, ya que me tragase todo su semen, me dejaron tirada entre las piedras. Cuando me pude recuperar, estaba exhausta, molida, cansada, y agotada. Tan es así que ya casi cuando comenzó a oscurecer fue que tuve las fuerzas necesarias para bañarme en la orilla. Luego como mejor pude me puse mi traje de baño que estaba hecho jirones, y con la tolla alrededor de mi cintura, fue que pude regresar a mi auto. Pero a medida que iba caminando, contrario a otras ocasiones, en que me siento mal por todas las cosas que hacía, y hasta me deprimía, y me ponía a llorar amargamente, por serle infiel a mí pobre esposo, en esos momentos, por lo contrario, me sentí intensamente feliz, y deseosa de volver a pasar por otra gratificante experiencia como esa.

Ya iba de regreso a casa, tras cambiarme de ropa, cuando me di cuenta de que en el parabrisas de mi auto, me habían dejado una nota, que decía. En el chat nos volvemos a poner de acuerdo, para encontrarnos nuevamente. Bien contenta regresé a casa, y como si nada hubiera pasado, tras darme una buena ducha, acosté a mis hijos, y le dije a mi marido que estaba molida, que había tenido un día muy fuerte en el trabajo….