Ejemplar castigo para cuatro chicas pervertidas por putillas
Relato
Nada más amarrarnos para ser castigadas, ya había gente a nuestro alrededor, sobre todo hombres que habían estado bebiendo y estaban algo más que contentos. Lo que buscaban era follar, así que nos colocaron en posición sobre las mesas y nos metían las pollas dentro de nuestros coños. Se corrían con facilidad y se iban. Algunos más escrupulosos nos lavaban el conejo con el agua de una manguera entre polvo y polvo. Pronto empezó lo inesperado. Un tío borracho metió su botella vacía de ron en la vagina de Iris... ¡completamente!
- ¡Vaya chocho que tienes, cachonda, te podrían meter ahí un obús! -decía el tío.
Luego le sacó la botella y le metió la verga, follándola salvajemente. Cuando acabó se la metió en la boca para limpiarse. Mi amiga le increpó que le olía mucho a orina.
- Ah, ¿sí?, ¡pues ahora verás, guarra!
Puso su verga encima de las tetas de Iris y el muy cerdo se meó encima de ella. Luego le abrió nuevamente la boca y le hizo tragar otra ración de orina. Los otros tíos que estaban allí siguieron el ejemplo y se pusieron a mear encima de nosotras. Dos chicas se nos subieron encima, se abrieron de piernas y de sus coños también salieron chorros de orina. Incluso una de ellas defecó sobre Jenny. La puso llenita de mierda. Un tío cogió la manguera y nos limpió para que continuaran follándonos. Conté más de setenta polvos repartidos entre las cuatro. Teníamos nuestros coños y culos tan llenos de esperma que se salía todo afuera, brotaba el semen de nuestros chochitos como si fuese una fuente. Un cliente se trajo una especie de látigo y se puso a azotarnos a las cuatro brutalmente, al tiempo que gritaba:
Cuando se cansó de pegarnos, cogió un palo largo y grueso y se lo metió por el culo a Iris, que era la que tenía el orificio anal más grande. El palo entró prácticamente entero, más de medio metro. La pobre se retorcía de dolor. Esto excitó al muy cabrón, que se corrió en su cara. Luego le sacó el palo y me lo metió a mí por el chocho. No pensé que pudiera soportarlo. Me lo metía y me lo sacaba de manera brutal. Cuando creí que iba a desmayarme del dolor, me lo sacó y me dio con él tal paliza que casi me rompe los huesos. El tío sádico lo grabó todo en vídeo, seguro que para masturbarse a nuestra costa.
Eran las cinco de la madrugada cuando nos dieron un descanso. Aprovecharíamos que no quedaba nadie por allí para dormir un rato. Pero no contábamos que, al olor de la orina y del semen, acudieron dos ratas enormes. Una se cebó con Iris, a la que le mordía los pechos y la otra conmigo que hacía lo mismo con mi coño. Estuvieron un rato mordiéndonos hasta que afortunadamente llegó el grupo de chicos que conocíamos con los que estuvimos follando el día antes.
- ¡Qué suerte que sois vosotros, chicos, quitadnos las ratas de encima! -les supliqué
- ¡Ja, ja, ja, ja ,ja! -se rieron-. Esto es superexcitante. Os van a dejar llenas de mordiscos...
Cuando se cansaron de ver a las ratas mordiéndonos, nos las quitaron de encima y nos limpiaron un poco con la manguera. Luego, con la misma manguera se pusieron a golpearnos a las cuatro de manera brutal, con saña.
- ¿Os gusta, putillas? ¡Ja, ja, ja, esto es divertidísimo! ¡Ahora os vamos a follar, so guarras!
Los cuatro nos metieron sus pollas alternativamente hasta que se fueron corriendo, algunos dentro de los chochitos y otros en nuestras caras o en las tetas. Antes de irse se mearon encima de nosotras.
-¡Adiós, zorritas, que tengáis un buen día, ja ja ja!
Tuvimos unos minutos de descanso. Enseguida amaneció y empezaron a acudir trabajadores del hotel, que antes de su jornada laboral querían disfrutar un poco con nosotras. Nos hicieron chuparnos los cuerpos unas a otras para limpiarnos los restos de semen y orina, y luego nos metían las vergas hasta eyacular. Las mujeres nos golpeaban, sobre todo en los pechos y en el culo, y nos escupían. Antes de irse volvieron a llenarnos de orina. Algunos nos abrían la boca y nos la hacían beber.
Pronto empezaron a llegar clientes y más clientes... y gente que venía de fuera del hotel. Se formaron grandes colas con una muchedumbre que quería desahogarse con nosotras. Los hombres nos penetraban y se corrían dentro o encima. Las mujeres nos golpeaban o nos escupían; otras se ponían un artilugio con forma de verga y nos follaban también. Los muchachitos jóvenes practicaban la fornicación con nuestros supervisitados chochitos, algunos incluso se notaba que lo hacían por primera vez.
Las colas estaban tan apretadas y achuchadas y había tanta excitación, que algunos no aguantaban. Los tíos se frotaban con los culitos de las chicas y se corrían; algunos incluso se las metían a las que se ofrecían, ayudando en la penetración. Poco a poco la cosa se fue calentando, yendo a más y más, y finalmente, sin que pudiera evitarse, había un montón de gente follando; era una auténtica orgía de lujuria y desenfreno, más de trescientas personas fornicando en todas las posturas, masturbándose, magrando sus cuerpos, todos liados. Había viejos follándose a muchachitas jóvenes, mujeres liadas entre sí, hombres dándose por el culo... Durante más de ocho horas el semen no paraba de salir de las pollas y las mujeres se corrían entre gritos de placer. La piscina estaba llena de gente fornicando. Pronto se formó en la superficie una espesa capa formada por fluídos de todo tipo: semen, líquido vaginal, saliva, orina... Algunas chicas, en la locura sexual, se tragaban esa mezcla asquerosa mientras gritaban de gusto relamiéndose. A los que se iban extenuando los sustituían otros que iban llegando. Finalmente, al llegar la noche, se fue despejando la zona. Al llegar las doce de la noche nuestro castigo finalizaba, pero aún había mucha gente follando, sobre todo jóvenes que no se cansaban. Llegó el director acompañado del vigilante de seguridad. Cuando pensábamos que nos iban a soltar llegó lo peor. Soltó a Cinthya, a la que ordenó:
- Vas a recoger en estos cubos todo el semen que hay por el suelo y en la piscina. No quiero que quede nada.
Estuvo casi una hora limpiando y llenó tres cubos enteros. Luego el vigilante le pegó una patada en el trasero y la tiró al suelo.
- Ahora quiero que con tu lengua repases todo y me dejes el suelo bien limpio. Mientras tanto a tus amigas les vamos a dar de beber un poco.
Mientras el director nos abría la boca el vigilante nos echaba el líquido que Cinthya había recogido: mezcla de semen, orina, saliva... Nos hicieron tragar un cubo a cada una. Nos salía líquido por todas partes, por la boca, por el coño, por el culo... Estábamos llenas de semen, de moratones por los golpes, de multitud de heridas... Por fin, a eso de las tres de la madrugada nos soltaron. Todavía había gente follando. El vigilante les advirtió:
- ¡Eh, vosotros, dejad ya de follar o habrá que castigaros.
Los chicos sacaron sus pollas de los coños de las chicas y se fueron. Nosotras también nos fuimos a nuestra habitación como pudimos. Desde luego, nos habían dado un buen escarmiento.
Es la historia de como mi suegro poco a poco me fue seduciendo y como termine en brazos de el hasta que me enamore y tuve que terminar con el y de como despues de 4 años nos volvimos a encontrar ayudandome en una situación.
Relato erótico enviado por Anonymous el 31 de August de 2010 a las 00:12:22 - Relato porno leído 123133 veces
Quinto relato de la saga, continuación del relato “Follando con dos compañeras de trabajo”. Estoy de nuevo aquí para seguir relatando las peripecias sexuales que tuvieron lugar después de la gran follada en el despacho de Debla. La siguiente historia se desarrolla en una pequeña habitación de un local de intercambios de parejas.
Relato erótico enviado por ELMORROCHO el 06 de July de 2009 a las 14:00:24 - Relato porno leído 47222 veces