Ines del Transito

La señora Inés del Tránsito es una hembra que sin destacar entre las mujeres si llama la atención de los hombres por un cuerpo bien proporcionado y además ella gusta de vestir a la moda joven, exagerando a veces…, una vez vistió una falda escocesa a cuadro tan corta que cuando se inclinaba a ver las verduras me mostraba los calzones, su ropa era ajustada a su delicioso cuerpo exagerando sus curvas con ropas a lo mejor una talla menor.

Gustaba que la atendiera y me llevaba a la bodega a elegir las últimas verduras que elegía en la penumbra de esta, como los pasillos de esta son estrechas al pasar entre las verduras, frutas y su cuerpo siempre la rozaba y en eso soy un aprovechador para manosear a las mujeres, ella solo me sonreía y una vez recuerdo que me abrazo sobándome y alisando mi cabello con una sonrisa en sus labios.

Un día llovía y como casi no había movimiento mi padre aprovechó de ir a casa, frent al negocio, dejándome a cargo aparece doña Inés viéndome solo me lleva a las estanterías de la bodega a elegir sus lechugas que quería, como llovía la bodega estaba en penumbras casi oscura, voy a encender la luz le digo pasando ajustado alrededor de su cuerpo, no me dice y al pasar rozándola, me atrapa retrocediendo y apretándome entre los cajones de las frutas y su cuerpo…, viendo sus intenciones sin consideración apreso sus pechos y cada una de mis manos tiene a uno en ellas, suspira y gime, pero no me retira mis manos, mirándome estimulada a mis ojos…, beso por detrás su nuca gime golosa, no se enoja lo que me incita a besar sus labios, hambrienta me devuelve mis besos, en eso siento la llegada de mi padre y debo calmarme saliendo con ella y dos lechugas…, al irse me dice llévame entonces las lechugas a mi casa que voy a la pescadería y vuelvo. Sorprendido cojo las lechugas y salgo camino a su casa… en el camino me alcanza y abre la puerta en casa no hay nadie me dice dejándome pasar hasta la cocina, cuando venía de vuelta me dice ayúdame a sacarme esta jersey mojado, entro en su dormitorio y en vez de sacarle la prenda mojada la dejo a medias inmovilizándola y besando sus senos que habían aparecido excitándome y a ella calentándola, nada dice y nada hace, la giro ahora sacando la prenda y abrasados caemos sobre su cama…, oye me dice creo que te has pasado en el respeto…, soy casada…, le acariciaba mientras ella hablaba su entrepiernas, seguía hablándome además tengo hijos me decía, mientras mi lengua se enterraba en su vagina …, como vibro , se meció y grito al sentir mi lengua acariciar su clítoris, si hasta salto en la cama…, esto lo que deseaba,,. Mi marido no sabe hacerme el amor…, me penetra con su pene, se mueve unas cuantas veces, vacía sus leches y a dormir… jamás una caricia a su mujer antes de aparearse, ni le preocupa como quedes después del coito, él se duerme…, yo quedo apesadumbrada, lamentándome no tener mis orgasmos, excitada deseando mas macho, mas trabajo de unión carnal, mis carnes retorcidas deseando mas…saque su calzón descorrí su cierre que tenía su falda de su cintura hasta abajo, apareció su cuerpo en su totalidad, su bien recortado vello vaginal, sus duros y excitados pezones solicitando cómanme, chúpenme…, era un exquisito cuerpo, un manjar a mi disposición entregado por un marido que no sabía concluir su trabajo apasionado carnal, aproveche sus convulsiones y vibraciones de la llegada de sus orgasmos que me entregaba sin ser penetrada aún, pellizque clítoris, mamé pezones, recorrí sus muslos con mis manos mientras se convulsionaba desesperada con la entrega de sus fluidos vaginales al llegar no uno sino dos orgasmos, luego me abraza me sube sobre su cuerpo y abriendo al máximo sus piernas permite que mi pene que estaba que estallaba rígido, tieso, alongado y excitado la penetrase en su vagina, gritaba, gemía, se balanceaba y por último me abraza colgándose de mi cuello entregándose como una hembra caliente a su macho semental. A continuación paz, tranquilidad, serenidad, relajada mi ahora esclava sexual Inés me acariciaba y besaba alborozada con su entrega la primera después de tantos años y que su marido jamás se la supo dar, ahora un adolescente macho la había saciado como nunca la habían saciado en estos años de mujer casada…. Si…, se había arqueado contraída y gozando en brazos de su amante, su joven amante, desde hoy pertenecía a este chico.

No fue solo esta vez que Inés se entregaba a su adolescente amante esta semana dos veces mas gozo y se satisfizo con este adolescente en su cama. Ahora eran habituales las visitas del joven semental a su casa cuando no estaban ni su marido, ni sus hijos y esa casa se llenaba de pasión, gemidos, entregas placenteras y finalizaban con un delicioso coito comprendido y bien enamorada copula.

Inés cumple hoy sus 37 años de vida y desea como regalo que le fecunde un hijo en sus entrañas, cumpliré sus anhelos y la preñaré, será un apoteósico acto de pasión y entrega por ambos lados.