Un juego de cartas. Alcohol. Miradas provocantes. Una novia dormida, y mucha leche en el coño de su amiga.
Relato
Me había mudado el viernes al departamento donde mi novia vivía con su amiga, así que el día sábado decidimos celebrarlo.
Después de cenar, empezamos a jugar a las cartas sobre la alfombra, con la condición de que el que perdiese debía tomarse un vasito de tequila de golpe. Mi novia iba vestida de jeans, y su amiga –al frente mío- con una minifalda que me dejaba ver toda su tanguita. Ella lo sabía, y me provocaba a propósito, mientras mi novia, ya bastante tomada (al igual que nosotros), ni cuenta se daba de aquello.
La amiga de mi novia sólo se limitaba a mirarme a los ojos con deseo, y mi novia tomaba y tomaba, ya que, era la perdedora en la mayoría de las rondas. Hasta que, cuando hubo llegado a marcar ‘full’ en su ‘estanque’ de alcohol, se quedó dormida.
Cuando con su amiga notamos que estaba casi en ‘estado vegetativo’ por la borrachera, sólo nos miramos y sonreímos con complicidad. La ‘amiguita’ se levantó de su lugar y se acercó a mí. No hacían falta palabras, yo bajé el cierre de mi pantalón y saqué mi durísima tranca, que ya estaba pidiendo libertad. Melisa (la amiga de mi novia), deslizó su tanga a un costado y se sentó sobre mi verga, metiéndosela hasta el fondo de una sola vez. Ardía.
- ¡Eres un cerdo, hijo de puta! – Jadeaba en mi oído, para no despertar a mi novia - ¡Mira cómo se la metes a la mejor amiga de tu novia...!
- ¿Y tú? – respondí gruñendo en voz baja en su oído - ¡Eres una puta! ¡Te metes la tranca del novio de tu amiga con ella durmiendo al lado! ¿Te gusta que te la meta hasta el fondo con ella ahí? ¿Te gusta, eh, puta?
- Me fascina, maldito infeliz… - respondía, mientras aumentaba el ritmo de la ‘cabalgata’. Mi novia, mientras, dormía placidamente, y ni en sueños imaginaba la deliciosa traición que las personas que ella más quería cometíamos en sus narices.
Yo seguía taladrando el mojadísimo coño de Melisa y estaba acompañaba el ritmo, mordiéndose el labio inferior, aumentando la velocidad….
- Me corro, cerdo hijo de puta, me corro… - decía, mientras yo sentía las contracciones del interior de su coño. Debido a eso, empecé a correrme yo también. Descargué mi semen dentro de ella profusamente, al mismo tiempo que mirábamos como a mí novia, en sus sueños, se le esbozaba una leve sonrisa.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 517452 veces