jugando a tener sexo.

Debo decir que mi vida sexual empezó muy temprana, de hecho más temprana de lo que hubiera imaginado. Mi primer contacto con el mundo del sexo inició cuando iba como por tercer año de primaria (sí, así de chiquitín era). Era un niño bastante cerrado socialmente y no me juntaba con muchos niños en mi escuela.
Una tarde de invierno al lado de mi casa se mudaron los nuevos vecinos quienes tenían una hija mayor de unos 15 tal vez y dos niños, uno de mi edad (medio año más que yo tal vez) y su hermanito de dos años menos (o un año y medio).
Bajo el impulso de mi madre de que tuviera amigos decidí buscarlos y al instante terminamos jugando y asiéndonos amigos. Pero gracias a esos dos hermanitos yo descubrí las palabras “hacer el amor”.
Una tarde mientras ellos estaban en mi casa demostraron sus personalidades atrevidas mostrándome sus miembros. Yo la verdad que al principio me espante un poco pero después me explicaron que sus chistes se basaban en algo llamado “hacer el amor”. Así es como me acostumbre a dejar que me viera mi miembro y a hacer simples juegos inocentes de que hacíamos el amor (simples roses con la ropa puesta, nada raro)
Hasta el momento no tenía conciencia de la verdadera gracia de tener sexo hasta una noche que me quedé a dormir en casa de mis primos.
Mi prima mayor estaba haciendo zapping en su televisor y justo enganchó una película erótica (la famosa película “Emmanuelle”). La dejó ahí y constantemente nos reíamos de lo que sucedía en la película. Pero por más risa que yo fingiera en realidad descubrí lo que era excitarse. Esas pieles desnudas rosándose, esa sensualidad y erotismo me cautivaron a tal punto que no pude evitar tocar mi cuerpo frenéticamente cuando nos fuimos a dormir.
Al paso se me volvió costumbre sintonizar el mismo canal las noches de fin de semana para ver películas eróticas (especialmente las del cinemax) y tocarme.
No tardé mucho en mostrarles este mundo del cine a mis amigos para que experimentasen el verdadero goce de los juegos tontos que hacíamos. Al paso cuando iba a dormir a mi casa o yo a la suya los tres sintonizábamos el canal y reíamos a la vez que nos excitábamos.
Al paso de las semanas las palabras “hacer el amor” tomaron un significado distinto. Constantemente hacíamos referencias a eso y terminamos obteniendo una necesidad implacable de intentar tener sexo con alguien, con quien fuera.
A continuación es cuando paso de curiosidad al sexo a curiosidad hacia otros varones.
Durante unas vacaciones ellos me convencieron a ir a un campamento de verano. Allí había una piscina enorme donde todos los niños nos bañábamos. Todo normal hasta que fui a las duchas y vi que todos se desnudaban. Tantos niños desnudos hiso que realmente me regocijara. Me di cuenta de que realmente me agradaba demasiado ver a otros desnudos y duchándose sin importar que fueran varones.
Así fue como me empecé a dar cuenta de que los chicos también me atraían pero de un modo más corporal que otra cosa.
Una noche el hermano más menor de mis vecinos se quedó a dormir a mi casa (no recuerdo la razón de por qué el otro no pudo). Como siempre sintonizamos el canal para ver otra película. Entre nosotros empezamos a tontear y a gastarnos bromas.
Así empezamos a jugar a que teníamos sexo de manera bastante tonta. De la nada una excitación instintiva me agarró y recostados como estábamos yo empecé a acariciar su cuerpo con mas suavidad. Él empezó a hacer lo mismo y yo de a poco me le fui acercando. Dejándome llevar le di un beso en la boca. Al principio él solo me miro como intentando que le explicase que es lo que estaba haciendo pero al rato me devolvió el beso.
Nos empezamos a tocar mientras que el televisor aún trasmitía la película con escenas sexuales. A medida que nos besábamos nos sacábamos la ropa hasta terminar desnudos rozándonos por completo. Nuestros pequeños miembros estaban bien erectos y así empezamos a jugar a que teníamos sexo. Rozábamos nuestros miembros el uno con el otro y nos besábamos.
Me recosté en la cama y el pequeño se acercó a mi entrepierna y empezó a tocar mi pene. Tímidamente le dije que lo chupase como en las películas que veíamos. Él dudo por un instante pero después estiro su lengua y empezó a lamerlo. Yo sentí un goce increíble a pesar de que eran solo lamidas. De repente sentí la sensación de un orgasmo. Paramos el juego y me dirigí al baño. No eyaculé pero fue la primera vez que sentía la sensación de un orgasmo y esa primera vez se sintió muy raro, de hecho pensé que me había dañado el miembro (tonto de mí)
Cuando volví me puse mis calzoncillos y le sugerí que paráramos. Él se enojo un poco por que también quería saber lo que se sentía que te la mamasen (o lamiesen) pero al rato se olvidó de eso.
Después de eso me fue difícil verlo a la cara sabiendo lo que habíamos hecho (a pesar de que parecía que él ya ni lo recordaba o tal vez solo evitaba hablar del tema con mucha naturalidad). Aunque recuerdo que hubo una pelea entre yo con su hermano porque vaya uno a saber cómo lo descubrió (por suerte no le contó a sus padres)
He tenido otras experiencias pero con esos hermanos lo que paso aquella noche fue la primera experiencia “sexual” que tuve. Nos distanciamos y al rato ellos se mudaron del barrio y yo también. Logré encontrarme con otros amigos del barrio pero ni ellos saben que paso con esos dos hermanos.
Por el momento este es mi relato, tal vez no sea la gran cosa, pero para mí es un recuerdo de cómo esos dos vecinos me arrastraron al mundo del sexo y muy de a poco al mundo de la homosexualidad. Espero algún día encontrármelos de vuelta.