Karina la vecina mi amante, mi mujer

Leo consigue trabajo y debe buscar pieza donde alojar por los seis mese de contrato… Carmen habla con Karina para que arriende esa pieza de atrás que no ocupa y así cumple una función, además le dice entras a Leo a tu casa sin sospecha por parte de tu marido, ya que me lo estas explotando.
Habla con Manuel y este esta de acuerdote que Leo duerma en ella eso si le dice, solo dormir, las comidas donde la Carmen.
Donde trabaja Leo es por turno y esta semana esta de día llegando al igual que su marido al atardecer, solo cruzan miradas…
Pasa la semana cuando trabaja desde el anochecer hasta la mañana que llega a casa Leo, se queda todo el día en casa, imagínense esa noche no dormí, pensando en él, al amanecer llega cuando mi marido se va y mis niños duermen, aun no se subía mi marido al ómnibus cuando estábamos en mi cama probando diferentes posiciones que fueron muy bien ejecutadas en contra de mi zarandeado y desquiciado cuerpo, carretilla, tijeras, diosa, de pié, piernas sobre los hombros, el tigre, etc. como me llevó al cielo, gemía y lloraba de tanto placer y cuando descansábamos estaba acariciándome el sexo o succionándome mis pechos, vagina o besando mi cuerpo, locura tras locura, luego casi desgarrada me ordena a media mañana que le dé un buen desayuno con huevos y leche, pues tiene que dormir y eso de las cinco de la tarde se levantara para prepararse y partir de casa a trabajar. En esas horas diez de la mañana despiertan mis hijos yo estaba agotada de tanto aparearme con mi nuevo marido, pero igual tuve que dar comienzo a mi día.
Esa semana fue para mi de extenuación, salía mi marido entraba mi segundo marido y este era activo si no copulábamos un par de veces no estaba conforme y después exigía su desayuno y el a dormir, yo agotada a rendir en casa con mis hijos y la casa…, una semana agotadora, pero que semana mas placentera.
Toda esa semana apenas abandona el nicho de amor y su casa mi marido uno, ingresa mi marido dos Leo, quien me estrecha y oprime manoseándome mi cuerpo excitándome e incitándome a cohabitar con el y en su lecho o en mi cama nos forzamos intimidando en unos apareos deliciosos mientras mis hijos duermen.
Nos dormimos y en el transcurso de la mañana siento los labios de él sobre los míos, trato de cerrar mi boca, pero no puede él aprieta mi seno haciéndome gimotear y aprovecha de introducir su lengua en mi boca. Siento que se abalanzaban sobre mí, ahí seguía besándome y manoseando mi cuerpo. Él baja a mi entrepierna, se entretiene, empieza a besar mi vagina y a meterme su lengüita. Yo gemía, me retorcía, me gustaba lo que le estaba haciendo Leo en mi cuerpo, pero pensaba en mi marido, Leo se detuvo un momento, para mirar detenidamente mi vagina, rasuradita, y muy mojadita. Luego se sube encima de ella y empezó a penetrarla con fuerza, empecé a sentir que me llevaban al cielo. Pensaba que su sacrificio por tener un marido indiferente por mi cuerpo, sería placentero para mí. Me estremecía, sentía goce, temblaba de placer y quería más. Pronto las embestidas eran mas fuertes, sentía el placer y con los orgasmos que comenzaba a llegar, ¡era fantástico!, mi marido dedicado a sus amigotes se había olvidado de mí y luego de todos estos meses nuevamente sentía que me poseían con pasión y eso me excitaba, llegando a un soberbio orgasmo y gritando de rabia al sentirme saciada por otro hombre y no por mi marido. Quedamos abrazados sobre la cama sin aire y agotados del esfuerzo realizado.
Al día siguiente llega cuando ya se ha ido mi marido. Me guía a la cama, me recorre mi cuerpo soplándome suavemente se echó encima de mí y lo recibí en lo que hasta ese entonces había sido un lecho de amor y fidelidad, creí que nunca lo haría, pero ahí estaba yo, dispuesta a todo con tal de satisfacer mis deseos de sexo, de mujer dominada sexualmente, su bulto estaba bien hinchado, se sentía su dureza en mi vientre. Nos seguíamos besando y le dije que estaba en mis días más fértiles, que solo porque se trataba de él yo iba a dejar que pasara lo que iba a pasar, pero que su semen lo vaciara fuera de mi sexo. Si quería abusaba de mí por mi culito que el ya lo había desvirgado. Estaba sintiéndome muy abusada y a la vez cómplice de lo que estaba pasando e iba a pasar, estaba ocurriendo lo que había soñado, y la supuesta víctima estaba gozando tanto o más que el chantajista, nos habíamos vuelto cómplices de una pendejada descomunal, estábamos destrozando la cama donde dormía con mi esposo con nuestros vaivenes, pero la fricción era exquisita y estaba a punto de mojarme todita, eso no me importó mucho y seguía recibiendo en mi vagina ese pene grueso que me estaba haciendo delirar por el miedo a que él se vaciará dentro de mi útero y algún día se diera cuenta mi esposo, que eses hijo era de otro hombre.
Gemía y me retorcía, me gustaba lo que me estaba haciendo en mi cuerpo, pero pensaba en mi marido, cuanto lo amaba, pero sexualmente este hombre me compensaba plenamente, a su esposo lo amaba, a este lo deseaba…, se detuvo un momento el macho, para mirar detenidamente su vagina, rasuradita, y muy mojadita, dilatada al máximo al ser penetrarla con fuerza por su pene, y ella empezó a sentir que la llevaban al cielo,, se acoplo al vaivén de las penetradas profunde del macho en sus entrañas y sin poder impedirlo lo amarró con sus piernas y sus brazos por la espalda atracándolo contra su cuerpo. Se estremecía, sentía placer, temblaba de placer y quería más. La cama crujía y ella se aferraba a la espalda del macho Pronto las embestidas eran mas fuertes sentía el placer y con los orgasmos que comenzaba a sentir, ¡era fantástico!, pensaba que se había olvidado de esos orgasmos luego de meses sin uso, ahora sentía que la poseían con pasión y eso la excitaba, llegando a un soberbio orgasmo y gritaba de rabia de sentirse saciada por otro hombre y no por mi marido, lo apretaba en contra de su cuerpo atándolo con sus piernas por detrás de los riñones, cuando este evacua su semen mojándome todas las entrañas de su vientre, dejando que todas las emisiones de su miembro escaparan dentro de su útero, al no poder despejarse de ella que lo tenía atrapado con sus piernas y brazos, junto con llegada de los jugos a sus entrañas , le llega un colosal orgasmo, que me hizo olvidar que podría quedar preñada…. Dios mío… que rico y apretaba aún más al amante contra su cuerpo…, sorprendida ¡exclamé!, he quedado embarazada por culpa tu semen…. El solo me miro y dice me tenias aferrado no pude soltarme, ahora le dirás a tu marido que el te fecundo.
Esa semana y otras semanas fueron no se si de complacencias o de espanto, pero fui aplacada y saciada por mi nuevo macho en repetidas jornadas llegando a satisfacerme en la mañana, tarde y noche…Leo se había convertido en mi macho semental.
A los seis meses lo mandan a un curso en la capital y debe irse por dos meses, en estos meses nacerá nuestro bebé fecundado en mi matriz por este semental.

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