La amiga de mi madre

La Amiga de mi Madre

Era verano. Ese año yo había comenzado mis estudios universitarios de ingeniería y me habían quedado dos asignaturas para septiembre. Durante el mes de agosto yo me quedé sólo en casa para estudiar puesto que mis padres y mis hermanos se habían ido de vacaciones a una ciudad del norte se España.

Al comienzo hacía una vida bastante rutinaria, me levantaba pronto y estudiaba durante la mañana. Puesto que hacía mucho calor al mediodía me acercaba a un club deportivo del que éramos socios, me daba un baño en la piscina y comía en el restaurante del club.

Ya por la tarde volvía a casa y continuaba estudiando. Quedaba con algún amigo por las tardes a última hora que estaba en mi misma situación de estudiante y cenaba en casa.

Esto que era lo habitual, varió un día que al aparecer por el club me encontré en la puerta al entrar con una amiga de mi madre que llamaremos Pilar. Era una mujer morena con una melena negra, atractiva, bien vestida, una conversación divertida y una sonrisa casi permanente. Estaba casada y no tenía hijos. Me dio dos besos y me preguntó por mi vida de estudiante sólo en casa.

Yo contesté que llevaba una vida muy tranquila y que realmente me estaba dedicando a estudiar. Me dijo que porque no tomaba un poco el sol con el grupo que ella estaba y así me distraía un poco. Acepté y le comenté que pasaba al vestuario a ponerme el bañador y que la esperaba en la puerta del vestuario.

Estaba esperándola en la puerta del vestuario cuando la veo salir y mi sorpresa fue mayúscula. Aparece con un bikini rojo que resaltaba su piel morena. Estaba imponente. Sus pechos no muy grandes pero perfectamente enmarcados, su cintura marcada y su cadera rematada con la braguita del bikini. Me quedé mudo y ella me lo notó pero no comentó nada.

Nos fuimos a tomar el sol y nos sentamos con un grupo del que yo conocía a casi todo el mundo. Estábamos charlando todos pero yo no podía dejar de admirar el cuerpo de la amiga de mi madre y de vez en cuando ella me miraba y sonreía. Ella se había tumbado boca abajo y se había soltados los tirantes del bikini. En un momento dado sin darse cuenta se levantó sin acordarse de que tenía suelto el bikini y nos mostró a todos los que allí estábamos sus pechos de los que resaltaban dos pezones muy oscuros. Fue una visión de un segundo porque ella reaccionó rápidamente pero para mi fue suficiente.

Mi polla empezó a crecer dentro del bañador y tuve que cruzar las piernas para evitar que mi excitación fuera delatada. Decidí ir a darme un baño. Después del baño y bajar mi calentura decidí que ya era hora de irme, primero a comer y luego a seguir estudiando. Al despedirme de ella me dijo que me invitaría a cenar un día para que no cenara sólo todos los días.

Toda la tarde estuve pensando en Pilar y no pude evitar masturbarme un par de veces pensando en ella. Me excitaba. Al día siguiente por la mañana me llamó por teléfono y me invitó a cenar esa noche. Quedamos en vernos primero en un pub próximo a su casa para tomar una cerveza. Estuve toda la mañana estudiando ya que me había autoconvencido de que era un sueño imposible el tener sexo con una amiga de mi madre.

Ya por la tarde me duché y fui a la cita. Llegué yo primero al pub y solicité una cerveza. Estaba mirando a las chicas que se encontraban por allí cuando llegó ella. Llegaba como siempre sonriendo y su visión en la puerta volvió a ponerme las hormonas a tope. Su vestido se transparentaba con la luz del sol y dejaba intuir sus piernas. Era un vestido de verano con un generoso escote y dos aperturas laterales que casi le llegaban hasta las caderas .Se acercó a mi y me dio los besos de rigor. Estuvimos hablando de cosas triviales mientras mi excitación iba en aumento puesto que tenía las piernas cruzadas y con la abertura del vestido casi se le veía la ingle. Yo no podía dejar de admirar sus piernas. Me pidió un cigarrillo y al agacharse para encenderlo descubrí que no llevaba sujetador. No podía dejar de mirar, ahora sus tetas, ahora sus piernas. Mi polla iba a reventar mi pantalón.

Estaba tan embelesado mirando que de repente ella me preguntó si nunca había visto los pechos a una mujer puesto que no paraba de mirarlos. Me puse de todos los colores. Pero supo tranquilizarme diciendo que era normal, que los jóvenes siempre estábamos pensando en lo mismo a la vez que se reía. Y a partir de ese momento la conversación se fue al tema del sexo preguntándome ella por mi experiencia, por mis ligues......Yo le contesté la verdad y le dije que era bastante novato.

Después de tomar un par de cervezas dijo que ya era hora de cenar y fuimos hacia su casa. Durante el trayecto ella se agarró a mi brazo y yo empecé a ponerme malísimo al notar su pecho rozar con mi brazo. Llegamos a su casa y yo seguía excitadísimo. Me hizo sentar en el salón mientras ella dijo que iba a acabar de preparar la cena. Mientras esperaba me percaté de que en la mesa sólo había dos servicios. Ella apareció con otra cerveza y yo le pregunté que donde estaba su marido a lo que respondió que esa noche tenía guardia (era médico) y no vendría a cenar.

A los cinco minutos ella dijo que nos podíamos poner a cenar y nos sentamos. La conversación volvió a encaminarse al tema del sexo. Me preguntó que cosas había practicado, que es lo que más me gustaba y yo le volví a decir que era un novato. Al acabar de cenar nos levantamos y yo la ayudé a recoger las cosas. Me dijo que me sentase en el salón y me preparase una copa mientras ella iba al baño. Me preparé un cubata y me senté. Cuando ella volvió pensé que era una aparición. Llevaba puesta una bata larga de seda blanca que dejaba ver todo un conjunto de lencería blanco de sujetador, liguero y braguita. Yo no acertaba a decir palabra.

Se sentó a mi lado me cogió la cara y me besó en los labios y me dijo que ya era hora de dejar de ser un novato. Sus labios siguieron besándome mientras sus dedos hábilmente desabotonaban mi camisa. Yo no conseguía moverme de lo sorprendido que estaba. Ella se soltó el cinturón de la bata, cogió mis manos y las llevó hasta sus pechos. Yo comencé a acariciar sus pechos por encima del sujetador mientras ella seguía desvistiéndome sin dejar de besarme. Me besaba en mis pezones mientras soltaba el cinturón y la cremallera de mi pantalón.

Yo seguía obnubilado dejándome hacer y mis manos empezaron a recorrer su cuerpo. Empecé a recorrer su espalda y bajé hasta su culo. Que maravilla de dureza.Mientras yo la abrazaba ella llegó con su boca hasta mi calzoncillo y me lamió por encima. Con una habilidad exquisita y sin usar las manos sacó mi polla por la bragueta del calzoncillo y comenzó a comerme. Yo allí creí derretirme. Era la primera vez que una mujer me chupaba y lo cierto es que se notó porque yo dejé de abrazarla y me corrí casi al primer lametazo.

Ella levantó la cara y me miró sonriente. Me dijo que esa era la primera lección y que tenía mucho que mejorar. Yo no pude reprimirme la abrazé y nos dimos un morreo impresionante. Cuando dejamos de besarnos me dijo que empezaba la segunda lección.

Se quitó la bata, se tumbó en el sofá, abrió un poco las piernas y me dijo que ahora era yo el que debía besarla por todo el cuerpo. Me eché encima de ella y comencé a besarla en el cuello y en los labios como había hecho en mis escarceos juveniles, mientras mis manos se posaban donde podían. Mi polla volvía a estar preparada. Me fue indicando

como darle placer, como acariciar y besar sus pechos, como ir descendiendo por su tripa hasta llegar a su braguita que empezaba a estar mojada. Se la quité lentamente y estuve admirando su coñito perfectamente arreglado. Aunque mi polla quería introducirse ella me indicó que ya habría tiempo, se abrió sus labios con las manos y me indico que comenzase a comerle su chochito. Mi boca se pego a su cuerpo y empecé la primera comida de coño de mi vida. A mi me gustaba pero notaba que a ella también. Sus caderas se movían y ella se pellizcaba sus pezones mientras comenzaba a jadear. Ella me guiaba como una gran maestra. De repente me dijo que le metiese la polla a la vez que sus caderas se aceleraban. Que más quería yo. Mi polla entró y empecé a moverme. Ella puso sus piernas alrededor de mi cuerpo, me apretaba y me pedía más, yo la decía que me iba a ir pero ella me decía que siguiese, hasta que mi polla no aguantó y se descargó. Ella no me dejó salir y continuo moviéndose hasta que lanzó un suspiro que indicaba que ella también había gozado..

Nos quedamos un rato abrazados, hasta que ella dijo que era el fin de la segunda lección y que yo debería pensar como buen estudiante que no se puede aprender mucha materia de golpe. Yo me vestí mientras ella se tapaba con la bata. Fumamos un cigarrito y quedamos en vernos otro día para continuar con las lecciones. De despedida nos dimos otro beso de campeonato.

Aquella noche dormí a pierna suelta.