LA Colegiala II

Susana esta en la clase de historia, aburrida como de costumbre y conversando con medio mundo, el profesor ya esta cansado de llamarle la atención pero la morena no esta ni ahí. Solamente cuando el profesor menciono que se acerca el aniversario de la ciudad y que se viene una semana de vacaciones Susana le puso atención. La morena se muestra feliz con la idea de no tener clases por unos días y de inmediato comienza a hacer planes con algunas amigas, sin embargo el profesor ya tuvo suficiente con ella y por habladora le encarga un trabajo relacionado con la historia de la ciudad. Su tarea será buscar un sitio histórico, ya sea una plaza, una calle, una estatua lo que sea e investigar todo lo relacionado con el mismo. Susana trata de disculparse pero no hay vuelta atrás, el lunes debe indicar acerca de que va a hacer el trabajo, la morena se va molesta.

El fin de semana Susana esta en la casa de una prima, ambas se preparan para salir de fiesta y la morena le comenta acerca del problema que tiene, el trabajo de historia. Susana se lamenta por ello, lo que menos quiere es trabajar y ahora por habladora le toca hacer un trabajo y más encima sola. “¿Y ya decidiste de que lo vas hacer?”, “no sé, ni siquiera lo he pensado aun”, “yo conozco un lugar interesante, si quieres mañana te llevo”, Susana le siente con la cabeza y se van de fiesta aquella noche.

Cerca del medio día Susana sale con su prima a ver el lugar tan especial, caminan durante varios minutos hasta que salen del barrio hacia una zona más alejada donde casi no se ven otras casas. “Mira ahí esta”, a lo lejos se aprecia una imponente casa o más bien una mansión. Es realmente grande, con un estilo antiguo, lleno de ornamentaciones, pero la casa esta abandonada, “¿Qué te ocurre?”, “me da un escalofrió este lugar” dice la morena. Ambas abren la antigua reja ricamente decorada y entran al antejardín, Carola, la prima de Susana ya conoce la casa de mucho antes. “Cuando era niña siempre venia a este lugar”. Susana esta temerosa, el aire imponente de la Mansión de las Rosas la tiene algo intranquila. Se las arreglan para abrir la puerta y recorren por dentro la mansión, solamente quedan algunos muebles y unas pocas alfombras, lo demás se lo llevaron sus dueños cuando la abandonaron hace más o menos 16 años, de ellos nada más se ha sabido. “Vaya, realmente es impresionante este lugar”, Susana a pesar del temor que le inspira la mansión esta maravillada, “me gustaría vivir aquí, ¿y que ocurrió con los dueños?”, “en realidad no lo sé, se habla de un accidente que sufrió esta familia pero nunca he sabido nada más”.

Durante un par horas caminaron por la mansión, las ratas tenían aterrada a Susana pero a pesar de ello le gusta el lugar, “de este sitio haré mi trabajo” dice orgullosa. Al salir ella anota el nombre la mansión, el de la calle y el número que ocupa, conforme se va con su prima.

El lunes por la mañana le indica al profesor acerca del nombre de su trabajo, “La Mansión de las Rosas, interesante lugar, buena elección señorita, le recomiendo que consulte en la biblioteca y en los archivos municipales para averiguar algo más”, Susana acepta el consejo y se pone manos a la obra haciendo una visita a la biblioteca. Ahí consigue algunas pistas, la mansión fue construida hace casi 100 años y era habitada por una familia de inmigrantes europeos que se convirtieron en prósperos comerciantes, en sus años dorados, dicha mansión era el centro de la alta sociedad y las fiestas que ahí se realizaban eran famosas por su esplendor. Susana, al ver algunas fotos, ya se veía usando uno de aquellos ornamentados vestidos y participando en una fiesta así. “Dame unos días y veré que puedo averiguarte sobre la familia”, le dice la bibliotecaria, “aunque no sea antes del lunes pero igual me interesa” responde Susana.

Durante los siguientes días, Susana realiza diversas averiguaciones sobre la mansión, toda la información que consigue habla acerca de la misma, su construcción, los eventos que allí se realizaban, pero curiosamente poco sale acerca de la familia que vivió ahí. Susana trata de saber más de la familia pero sin demasiado éxito y eso la tiene intrigada.

Se acerca la fecha de entrega del trabajo y Susana tiene mucha información que debe empezar a editar y ordenar. Ella se consigue una cámara digital y en cuanto tenga tiempo planea ir a tomarle unas fotos a dicha mansión para ponerlas en su trabajo. Ahora esta en la municipalidad y ahí consigue algo más, solo unas fotos antiguas de la mansión y en una de ellas aparecen sus dueños al momento de mudarse en ella, Susana busca una foto más reciente y el encargado de los archivos de la municipalidad le recomienda que vaya al diario, sus archivos pueden tener algo más.

Tal como le habían dicho, en la oficina del diario encuentra algo más, una borrosa foto de hace 16 años justo de la fecha donde la mansión fue abandonada definitivamente. Con dificultad se ve una pareja de edad y cerca pero de forma casi irreconocible se ve a otras tres personas pero no se puede distinguir quienes son, “¿es posible hacer que se vea mejor la foto o si de casualidad hubiera otra?”, “es la única foto que encontré, pero en todo caso se puede arreglar es difícil pero no imposible, te sugiero que vayas a un local de revelado de fotos que esta en el centro comercial, ahí tienen un programa de computadora que les permite recuperar fotos dañadas, toma algo de tiempo pero es la mejor opción”, entusiasmada por saber quienes fueron aquellas personas Susana va a ver si pueden recuperar las foto. “Si se puede, ven el lunes en la tarde y estará lista” le dicen en el local.

El sábado por la tarde Susana llama a Carola para que la acompañe a sacar unas fotos de la mansión, pero su prima no está y no volverá hasta el martes, así que Susana decide ir sola. El día esta nublado pero sumamente caluroso, la morena se pone una polera blanca algo ajustada y un pantalón corto de genero, nada especial pero si llamativo, en un pequeño bolso lleva la cámara. Cuando esta a un par de cuadras del lugar comienza a llover con fuerza, “¡rayos!” exclama ella y se hecha a correr, primero se detiene bajo la sombra de un árbol pero después decide seguir hasta la mansión para cubrirse de la lluvia. Rápidamente se mete en ella, Susana esta estilando y se le olvido traer su celular para pedir que la vengan a buscar, “bueno, tendré que esperar que pase el agua” se resigna.

Del bolso saca la cámara y comienza tomar algunas fotos de lo que queda del interior de la mansión, del amplio comedor, el salón de bailes, el living, algunos dormitorios y de parte del invernadero donde habían unos cultivos de rosas que le dan el nombre al lugar, ella esta casi una hora sacando fotos ahí. Al momento de irse se da cuenta que aun llueve y con más fuerza, finalmente decide esperar a que pase un poco el agua. Susana se sienta en el piso del comedor y se apoya contra la pared, tiene mucho frió por haberse mojado y también le empieza a bajar un sueño muy pesado por el cansancio. Ella mira hacia el techo y ve un hermoso candelabro de cristal colgando del mismo, le toma una foto y después vuelve aguardar la cámara. Aunque trata de evitarlo, se va quedando dormida.

Susana despierta de pronto al escuchar un ruido muy fuerte, “un trueno dice ella, qué susto”, sin embargo, se da cuenta que no esta sola, cerca hay tres chicos que ella no había visto antes, Susana esta nerviosa, “hola, ¿y ustedes quienes son?”, pero nada, no obtiene respuesta, ella comienza a asustarse. Sus miradas son insistentes, la morena siente como si la devoraran con la vista, en ese momento se percata que su polera blanca al estar mojada se ha vuelto casi transparente contrastando con su piel morena, sus pezones se marcan con claridad. Al darse cuenta ella cruza sus brazos para cubrirse pero ellos ya le han echado el ojo, Susana esta cada vez más asustada sin saber qué hacer. Ellos se le acercan hasta que la rodean, ella los mira desconcertada, esta totalmente paralizada por una mezcla de miedo y algo de excitación por la forma en que la miran. Fue en ese instante, sin que Susana haya podido reaccionar que uno de ellos le da un beso en la boca, Susana fue tomada tan desprevenida que no hace ningún esfuerzo por resistirse, ni siquiera cuando él desliza su lengua en la boca de la morena. Susana reacciona ligeramente y lo empuja tratando de alejarse solo para caer en los brazos de otro que la toma de la cintura y la pega con fuerza contra su cuerpo, Susana siente un notorio bulto pegándose contra su culo y como la empiezan a besar en el cuello, un leve suspiro se escapa de sus labios.

La morena esta totalmente rodeada, Susana intenta resistirse pero no puede, el sentir aquellas manos recorriendo cada rincón de su voluptuoso cuerpo ha despertado su calentura y cuando ella se calienta no hay quién la controle. Susana los siente sobre sus senos, en su culo, unos dedos que hábilmente se van metiendo entre sus nalgas y otros que van frotando su coño, todo acompañado de profundos besos y unos ardientes gemidos que ella deja escapar sin inhibiciones. Susana mueve vigorosamente sus caderas mientras ellos le van metiendo los dedos en su coño, ella pega su culo respingón contra el chico que la tiene tomada por detrás para sentir su verga contra sus nalgas, él le sube la polera descubriendo sus impresionantes senos. Los otros, de inmediato se los besan y con sus labios le envuelven sus pezones que ya los tiene bien erectos y duros, nunca antes se los habían lamido tan bien. Uno de ellos va sacar su mano de entre las piernas de la morena pero ella no lo deja, “déjala ahí” le dice ella con un hilo de voz producto de las intensas caricias que recibe. Susana intercambia besos con los tres, gustosa recibe sus lenguas en su boca mientras las manos de ellos se meten por todas partes en su cuerpo. Uno se hinca frente a ella y de un tirón le baja su pantalón corto, Susana no usa ropa interior. Un profundo gemido libera ella cuando siente una lengua atrevida meterse en su coño, él le separa los labios de su vagina y con la punta de su lengua comienza a follarla haciendo que la morena se retuerza de placer, los otros le siguen lamiendo sus pechos ansiosamente, pero Susana aun quiere más.

Totalmente entregada ella pone una pierna sobre el hombro de aquel que le devora su coño para hacerle más fácil la placentera tarea. Otro se hinca detrás de Susana y le separa ampliamente sus nalgas, al sentirlo metiendo su lengua contra su estrecho agujero, ella le carga su rostro contra sus nalgas y no para de gemir, tener dos lenguas recorriendo sus partes más intimas y otra sobre sus pechos es algo que Susana prueba por primera vez y le encanta. Sus gemidos se escuchan por todo el comedor y se hacen más intensos cuando ellos utilizan sus dedos para cogerla, enterrándoselos en su culo y en su muy mojado sexo, “¡no se detengan, no se detengan!” exclama Susana totalmente entregada a las caricias de aquellos tres desconocidos, le meten hasta dos dedos por su culo y a ella eso le encanta, desde que José la cogió por ahí, a Susana le gusta la idea de tener sexo anal nuevamente.

Tomando algo de aire, ella se quita su pantalón corto por completo quedando desnuda, “ábranse sus pantalones, es mi turno de lamerlos a ustedes”, como niños obedientes le hacen caso. Susana tiene tres esplendidas vergas a su disposición y ella planea disfrutar con las tres. Una a una las va frotando con sus manos hábilmente, poniéndolas aun más duras y tiesas, luego ella las va metiendo entre sus carnosos labios. Una por una van pasando por su boca, mientras las otras las pajea con fuerza, se las traga todas y las envuelve con su boca. Susana va haciendo mamada tras mamada, ninguna verga queda sin recibir una caricia de sus labios y su lengua, ella las saborea y las recorre con sus labios por toda su extensión pero ni aun así ellos le dicen una sola palabra. Uno de ellos hace que Susana se ponga de pie y la obliga al inclinarse dejando su culo expuesto, al ver lo excitada que está, comienza a penetrarla lentamente, “¡oh, si, dámela hasta el fondo!” dice la ardiente morena. Sujetándola firmemente de sus caderas la empieza a bombear, en medio de los quejidos de Susana, sus tetas se mueven con vigor ante cada embestida y ella, caliente como está, le hace un gesto a uno de ellos para que ponga su verga entre sus carnosos labios, pero tampoco descuida al otro y con una mano lo va masturbando. Susana esta dando rienda suelta a toda su calentura, disfrutando de tres vergas solo para ella, mientras uno la folla, los otros se van turnando en su boca.

Uno de ellos se acuesta sobre una vieja alfombra, Susana entiende de inmediato, “ahora es tu turno chico listo” le dice ella con una coqueta sonrisa, “¡vaya, esta es más grande aun!” exclama al sentirla metiéndose en su coño, él la sujeta con firmeza mientras la morena le cabalga encima dándole la espalda, Susana sube y baja metiéndose bien adentro aquella verga, otro se le acerca y pone su polla entre los senos de Susana y los usa para hacerse una paja, mientras ella recibe en su boca la verga del otro. Susana casi no puede respirar, apenas sale una verga de su boca otra ocupa su lugar, pero no le importa el que ellos sean algo rudos con ella, la están follando muy bien y Susana lo esta disfrutando sin cesar. Le besan cada rincón de su cuerpo, en especial sus senos y el mismo que la penetra con la punta de sus dedos le acaricia el clítoris para darle el mayor placer posible. “¡No te detengas ahora, sigue follándome, no pares!” dice ella con una débil voz a causa de su excitación y calentura.

“Ven aquí, es tu turno, quiero probar tu polla”, le dice a otro, el más bajo y por las facciones de su rostro el menor de los tres. Susana, osada como siempre, de inmediato se le monta encima poniéndole sus senos en la cara. Susana se carga encima dándole con todo, él la abraza y la pega con fuerza contra él, entonces Susana siente como le va abriendo sus nalgas y metiéndole un dedo en el culo, al mirar hacia atrás observa a otro chico, el que tiene la verga más grande acomodándose tras ella con su gran verga apuntándole a su culo de forma amenazante. Susana lo observa conteniendo la respiración, ella instintivamente se chupa un dedo y se lo mete en su culo como haciéndole una invitación, “¡oh cielos, ayyyy, esto se siente tan bien!” grita Susana al sentir la gruesa verga metiéndose en su culo, con un par de fuertes acometidas, se la entierra hasta el fondo. Antes que ella diga algo más, el otro se la mete en la boca.

Entre los tres se la follaron con todo y como nunca antes se la habían cogido, el tener una verga en su culo y al mismo tiempo otra en su coño era algo totalmente nuevo para la morena que lo esta gozando una barbaridad. Entre ellos no le dan descanso, se van turnando para darle por su rico trasero, Susana observa extasiada aquellos miembros perderse entre sus nalgas donde los recibe una y otra vez, su precioso culo es penetrado incesantemente y ella no deja de gemir, su coño también penetrado incesantemente y en su boca recibió una y otra verga. Tras darle con todo, Susana queda acostada sobre la alfombra, en ese instante recibe las descargas de los tres que acaban sobre sus tetas y su rostro. Ella respira agitadamente tratando de recuperar el aliento, “no tengo idea de quienes son ustedes, pero follan muy bien”, mientras dice esto, ella se acaricia sus pechos cubiertos de semen. Susana esta totalmente exhausta y sus ojos se cierran nuevamente.

“Oye, despierta, Susana despierta, vamos”, la morena abre los ojos sobresaltada y mirando desconcertada en todas direcciones, “eh, que ocurre, que si ya estoy despierta”, “te quedaste dormida, ¿estas bien, qué te pasa que estas tan nerviosa?”. Susana esta muy agitada, “mamá, qué haces aquí”, “me di cuenta que olvidaste tu celular y como se largó a llover, te vine a buscar, sabes que es peligroso quedarte en una casa abandonada chiquilla irresponsable”. Susana ve que ella esta vestida, su ropa aun esta húmeda, “¿de casualidad, no viste a nadie más aquí adentro?”, “no, por qué”, “olvídalo”. Ella se pone de pie y mira en todas direcciones, “fue un sueño” dice en voz baja, “¿decías?”, “no, nada, vamos de aquí”. Durante la noche, en su casa, Susana le da vueltas a lo ocurrido, para ella fue algo tan real, las sensaciones, los olores, las caricias, los sabores, “debo estar loca” piensa, pero de todos modos revive aquel sueño con una gran paja.

El lunes ella entrega su trabajo y se gana un 7 (la más alta calificación). Tras pasar a la biblioteca, la encargada le entrega unos papeles, “ahí está lo que me preguntaste sobre aquella familia, es todo lo que encontré, ojala te sirva”, “ya, muchas gracias”. Susana lee el papel. Los últimos descendientes de la familia que ocupó la casa tuvieron tres hijos, conocidos por ciertos excesos. Los tres fallecieron en un accidente de transito cuando venían de una fiesta con otra chica. El auto se deslizo por un barranco que hay a la entrada de la ciudad, cayendo al lecho del caudaloso rió. Solo los cuerpos de ellos fueron recuperados, el de la chica nunca fue encontrado. A Susana se le pone la carne de gallina con solo leer esto. Corriendo va a buscar la foto que había mandado a recuperar.

Se la entregan en un sobre que ella abre al salir de la tienda, en la foto se aprecia a un matrimonio de edad y a su lado están sus tres hijos, Guillermo el mayor, Pedro y Sebastián el menor de los tres, precisamente con los que Susana estuvo en aquel “sueño”. Susana, espantada, vuelve a revisar los papeles que le dieron, una nota sobre el accidente dice, “a pesar de nuestros esfuerzos no hemos podido encontrar el cuerpo de la muchacha, su familia nos ha dado una descripción, alta de al menos 1.75 de estatura, tez morena, ojos verdes y de nombre Susana, desgraciadamente, suponemos que su cuerpo difícilmente será recuperado debido a la notable fuerza de la corriente”. Al leer esto, ella se queda sentada en una banca totalmente desconcertada, “nunca volveré a ese lugar” dice en voz baja, pero a la vez, sonríe por el grato recuerdo que le dejó La Mansión de las Rosas.