El novio de Ana y la novia de Carlos descubren el tinglado y se vengan follándose a todos los presentes en la casa de la sierra.
Relato
Después de una noche de viernes de orgía y de haber pasado la mañana del sábado en semejante vorágine de sexo era hora de ponerle fin a aquello e irnos a casa, ya que todos los que estábamos allí teníamos que preparar una boda para la semana siguiente. Acordamos ir todos a las dos bodas. La de Carlos era el sábado y la de Ana el domingo, o sea compatibles. Menudo fin de semana. Bueno, nos lavamos otra vez, pero que hambre que nos entró de repente, claro el follar estimula el apetito. Pero algunos ya se habían ocupado de ello, Emilio y Lucas habían salido a comprar pizzas y hamburguesas según nos dijeron. Allí estábamos todos, bien lavaditos y vestiditos esperando la comida con un aspecto bien respetable, sin comparación con lo que habíamos vivido las últimas horas. A mí me picaba la concha y el ojete del culo, tenía las tetas y las nalgas doloridas y los labios entumecidos, pero sentía una placentera sensación de sosiego y satisfacción como no la había sentido antes. Parecida sensación tenía Ana. Jorge se sentó a mi lado y también me comentó que le dolía la polla, que no sabía quién le había mordido y que tenía agujetas en las piernas y en el vientre de tantos empellones que dio pero que no lo había pasado mejor en su vida. -Joder que solo de recordarlo se me empina otra vez; me decía. Sus palabras también me recordaron lo pasado e igualmente me entró un escalofrío de placer.
Llegaron las pizzas, las hamburguesas y las cervezas, comimos, bebimos y cuando ya estábamos por empezar las despedidas sonó un claxon de auto. Laura enseguida conoció el auto de su jefe. –Chica pues ha venido; exclamó dirigiéndose a Lucía.
Jorge quiso hacerse unas fotos con Ana y conmigo, besándole las dos en la cara, después una conmigo morreando y después le dijo a Carlos que se hiciera una con Ana ya que eran los dos que se casaban. Una más o menos seria y la otra morreándose con lengua inclusive. Bueno pues de repente miré hacia la puerta y allí estaba Luis, si el novio de Ana, viendo el espectáculo. Ana también lo vio y se quedó petrificada. –Con que con Carmen eh!; acertó a decir Luis. –Si ahí está; logró articular Ana.
Luis había ido a mi casa después de que Ana le dijese que estaba allí y no la encontró, claro y después le llamó el jefe de Ana porque quería saber dónde estaba ella a ver si podía darle los famosos archivos ya que no quería viajar hasta la Sierra. La batería del móvil de Ana se había quedado sin carga poco después de la llamada de Luis y ya no pudo contestar las llamadas de su jefe. Informado Luis por el jefe de Ana que Lucía y Laura estaban en la sierra y sabiendo que habían estado de despedida de soltera se imaginó el cotarro y decidió acompañar al jefe de Ana hasta el chalé de los padres de Emilio.
Ana estaba sentada encima de las piernas de Carlos, este con una mano en la cadera de Ana y la otra en su muslo y las caras todavía pegadas, pues no se movían ni un ápice. En esto que sin nadie darse cuenta entran por la puerta Susana y Marta la novia de Carlos. Esta ve la escena y la foto del morreo de Carlos y Ana en el móvil de Jorge que la está revisando. –Cabrón; suelta Marta. –Pero si es un besito de despedida. –Y en la noche que habéis hecho. –Follar; responde Jorge.
Susana había llamado a Marta, que se habían hecho amigas con el tiempo y le informó de lo que le había contado Martín. Marta no sabía que le molestaba más, sí que una semana antes de la boda su futuro marido se hubiera montado una orgía o el que no le hubiera llevado a ella.
El jefe de Ana preguntó a Lucía por sus archivos. Lucía no los encontraba. Él estaba molesto por ello. Susana estaba también molesta porque no la hubieran invitado a la fiesta. Luis porque Ana le había engañado y Marta porque también había sido engañada por Carlos. A todo esto, notaban como un ambiente de camaradería y de protección entre los que estaban allí, además de estar colmados de sexo lo que les enfureció más todavía.
-Cabrón, cabrón y cabrón, bramó Marta.
-Pues ahora me follo yo a todos estos, y se quedó pensativa; pero antes tú me las pagas.
- ¡Chicas ayudadme! Se fue a agarrar a Carlos, no sabíamos bien que quería, pero nos fuimos detrás de ella. Ana se apartó a tiempo y agarramos a Carlos y bajo la dirección de Marta le sentamos en una silla y le atamos las manos a esta, con unos cordones de cortina que encontró alguna de las chicas.
A todo esto, aprovechando el revuelo, Luis agarró por detrás a Ana e hizo lo mismo con ella, la sentó en otra silla al lado de la de Carlos y ató sus manos con un pañuelo de cuello y una bufanda que encontró tirados por ahí.
-Y yo también me follo a todas estas, proclamó Luis.
Marta le arreó un par de tortazos a Carlos y le espetó: mira lo que voy a hacer.
-Venid para acá chicos.
Luis no perdía el tiempo tampoco e imitando a Marta abofeteo suavemente a Ana.
-Venid acá chicas.
En fin, Carlos y Ana sentados en ambas sillas en medio del salón, muy cerca uno de la otra, Marta delante de Carlos rodeada por los chicos y Luis delante de Ana, rodeado por nosotras. Susana prefería el grupo de los chicos, pero Marta le indicó que no, que no quería compartir, que la venganza era suya y empezó por dejar a Carlos en pelotas, le desabrochó la camisa y le bajó pantalones y calzoncillos. Le agarró la polla, se la meneó varias veces y le atizó varios manotazos hasta que consiguió una media erección.
-Ahora verás.
Marta comenzó a contonearse y a quitarse la ropa al son de la música que alguien había puesto en el equipo, mientras los demás observábamos. En bragas y sostén empezó a morrear a los chicos, tenía 10 a su alrededor.
Luis seguía los pasos de Marta, desabrochó la blusa de Ana y le saco las tetas del sostén, le subió la falda y le quitó las bragas, para dejar al aire su coño, frotó su clítoris, dio varias palmadas a los labios cerrados, para abrirlos después con sus dedos y penetrar la abertura con alguno de ellos y se agarró los huevos, en un gesto de desafío a las hembras que tenía en torno suyo, que éramos 6.
Marta no tardó mucho en desabrochar cinturones y bajar cremalleras, mientras morreaba y daba lengua a los chicos que pululaban junto a ella. Agarraba manos y las llevaba hacia su cuerpo, haciendo que le sobaran culo, tetas y concha. Una mano se introdujo en las bragas por su vientre alcanzando su pubis, otras dos se deslizaron por los muslos subiendo hasta tocar los cachetes del culo y apretarlos o separarlos. Otras, no sé cuántas, buscaron sus senos y pezones que masajeaban y pellizcaban. El sujetador se soltó y las bragas cayeron al suelo. Marta quedó desnuda mientras los chicos se desembarazaban de la ropa y empezaron a emerger las pollas de los calzoncillos que Marta agarraba en cuanto veía sobresalir el glande. Bajó calzoncillos y se frotó contra los cuerpos desnudos de los chicos. Todos la sobaron mientras ella buscaba las lenguas y los labios de ellos, agarrada siempre a sus pollas y huevos.
Colocó a dos chicos entre sus piernas para que uno le chupara el coño y otro el culo, agarró del cogote a otros dos y les apretó la cara contra sus tetas haciéndoles chupar los pezones. Al cabo de un rato buscó otros cuatro para que le siguieran haciendo lo mismo e hizo que todos ellos, uno a uno, pasaran por el trance de arrodillarse ante su entrepierna y adorar su coño abierto lamiéndolo y chupándolo mientras ella les agarraba la cabeza y se la frotaba contra su vulva y piernas. El ojete de atrás seguía un tratamiento parecido, sacaba un poco el culo y con la otra mano le agarraba al chico la cabeza para que no pudiera huir hasta que ella lo permitiese. Levantaba al aire una pierna que sujetaba algún chico y con la otra firme en el suelo, los dos orificios se abrían para recibir las lenguas de los chicos que introducían hasta pegar sus bocas a ingle y nalgas y hasta que ella diera la orden para que otros les sustituyeran. Cuando alcanzó la suficiente calentura agarró una polla y se la introdujo de frente en la concha, así como estaba de pie, después la cambio por otra y por otra. Se desembarazó de ellas y se inclinó para adelante, se abrió el coño y apoyándose en los hombros de alguno de los chicos invitó a otro a que se la metiera por detrás. Así de pie fueron follándola uno detrás de otro, mientras que los que estaban ociosos le chupaban las tetas y la lengua, hasta que se cansó y saltó sobre Martín colgándose de su cuello y abrazando con sus piernas las caderas de él, se insertó en su polla. Martín se la pasó a Jorge y este a otro y otro. El jefe de Ana la ensartó por detrás y agarrándola con los brazos de los muslos la alzó bien alto, de tal manera que todos podían observar como entraba y salía la polla del jefe de la concha de Marta y como rebotaban sus tetas con los vaivenes de la metida, que más de uno optó por manosear, mientras se pajeaba, alarmado por los brincos y los gritos de Marta. Con la polla dentro de la gruta, el jefe la dejó caer hacia adelante agarrándola con las manos por la cadera, a la vez que ella se sostenía entrecruzando sus piernas en la espalda del hombre. Esto le dejaba las manos libres para agarrarse a dos pollas y menearlas mientras chupaba otra. La polla de la boca fue cambiando de dueño no así las de las manos que no soltaba. El jefe empujaba y una polla le llenaba la garganta, retrocedía y la polla de la garganta salía para que al siguiente empujón otra polla le atragantara y así hasta que ella decidió que tenía que probar otra cosa. Sin bajarse de los brazos del jefe y ayudada por otros dos de los chicos se rehízo y siguiendo de espaldas al jefe le agarró la polla y la dirigió a su ano. Sorprendido el jefe al principio no dudó en complacerla y se la insertó hasta el fondo. Agarrada con un brazo al cuello del jefe y sujetada por este por debajo de las piernas, el jefe la movía arriba y abajo haciendo que su miembro entrara y saliera de la cavidad anal de Marta que mantenía el coño tan abierto que no dudaron los chicos en meterle un dedo o dos o dos y tres chicos metían su dedo ahí y estiraban a un lado y otro mientras el jefe seguía enculándola, hasta que Marta dijo que basta de deditos y que le chuparan, cosa que hicieron primero Emilio, después Esteban y algún otro más, hasta que Lucas prefirió meter su rabo a la lengua. Otros le siguieron y Marta ensartada por ambos agujeros se corrió en medio de alaridos de placer que hicieron que el jefe la siguiera en la corrida llenándole el culo de leche. Fran que tenía el turno del coño también sucumbió y se corrió dentro del chocho de Marta.
Luis tampoco perdió el tiempo. - Tu, primita sinvergüenza, se dirigió a mí, conque despedidas de soltera ¡eh! Más bien orgía de despedida. -Pues sí cornudito, le contesté, a tu novia se la han metido todos estos. – Qué cabrones, pues ahora me toca a mí y tu vas a ser la primera que me folle, que ya es hora, joder. Si, nunca había tenido nada con él, en ese sentido Ana y yo nos respetábamos y no nos follábamos a nuestros novios. Me agarró de la blusa y me la rompió del tirón que le pegó y que hizo que mis tetas se estrellaran contra su pecho y sus huevos contra mi vientre. Con una mano me agarró la cabeza y con la otra el culo y se puso a morrearme y lengüetearme. La mano del culo la llevó a una teta y la de la cabeza a la otra y las agarró con fuerza como si fuera a ordeñarme mientras seguía besándome. -Vete desnudando que ya vuelvo, y se abalanzó sobre las demás chicas haciendo lo mismo que conmigo, morreándolas y tocándoles el culo y las tetas. -Pero todavía vestida, me dijo cuando terminó su excursión. – Bueno da igual, se desabrochó el pantalón, se abrió la bragueta y sacó su polla ya erecta y tengo que reconocer que bien formada y de talla grande y me dijo: -chúpamela. Sin rechistar me agaché y me puse a ello. Las chicas le terminaron de desnudar y le tocaban el pecho, el culo y los huevos y a sus órdenes se le acercaban para besarle y darle lengua. Él las llamaba de dos en dos, y mientras dos de ellas le daban lengua a la vez y dejaban sus coños al alcance de sus manos, las otras se desnudaban. Yo seguía a lo mío y el empujaba más y más su polla contra mi garganta. La sacó de repente y primero me restregó los huevos en la cara para después hacer que me los comiera. Las chicas de pie alrededor de él seguían con sus besos y toqueteos y abriendo sus coños para que él les acariciara clítoris y labios y metiera sus dedos dentro de sus vaginas. Me dejó en paz un momento para meter su cabeza entre las tetas de las chicas. Me levanté y me uní al círculo que hacían las chicas alrededor de él y en el cual iba girando, chupando uno a uno los pezones de las doce tetas que había a su alrededor e introduciendo su cabeza en los canalillos asfixiándose él mismo, al con las manos apretar las tetas contra su cara. Se irguió y dio otra vuelta lamiendo lenguas y chupando labios para otra vez bajar y colocar la cara entre los seis pares de tetas que esta vez le golpeaban con furor, dándole tetazos por separado o conjuntamente. Bajó más, hasta sentarse en el suelo y observar desde abajo los seis chochos que se abrían ante él. Los chupó, lengüeteó todo, clítoris, labios y vaginas. Lamió e introdujo su lengua y los dedos en todos los agujeros. Lamía uno y penetraba otros dos con los dedos de ambas manos. Nos dio la vuelta a todas de tal forma que quedó rodeado de culos. Los sobó y saboreó lamiendo y mordisqueando y le propinamos unas buenas culadas aprisionándole y golpeando y restregando nuestros culos contra su cara todas a la vez. Cuando le dejamos respirar se puso a lamer ojetes, uno por uno para finalizar penetrándolos también con los dedos. Antes de levantarse volvió a dar un repaso a las vulvas y beber las gotitas que ya algunas destilábamos. Ya de pie su polla era un yerro candente y lo primero que hizo fue ponerla al alcance de nuestras manos, se la meneamos bien, unas le pajeábamos, mientras otras le apretaban los huevos o le tocaban pecho y culo y algunas le metían un dedo en el ano. Me agarró a mí, me hizo arrodillar y agachándose un poco colocó su polla entre mis tetas, mis manos a ambos lados de ellas, para apretar la polla y hacerse la cubana. Así con todas, se pajeó con los seis pares de tetas hasta que creímos que se corría, pero no, aguantó, respiró y de sopetón y tal como estaba de rodillas me la metió en la boca. Metía, sacaba y de repente pasó a otra boca y a otra y a otra. Las seis de rodillas, él en medio y la polla de boca en boca, nosotras recibiendo pollazos hasta que Susana se la agarró y se la introdujo en la garganta casi hasta los huevos, lo hizo varias veces, como le gustó lo probó también conmigo, casi me ahogo y con Lucía y Laura que también sufrieron arcadas. Susana le comió los huevos mientras él atragantaba a Laura hasta que Miriam y Caridad la relevaron para chupársela una por cada lado, él empujaba entre las dos bocas y al retroceder se juntaban estas, haciendo que las chicas se besaran, yo me agarré con la boca al huevo que dejó libre Susana que seguía con el otro en la boca. Lucía pasó a lamerle el ojete y Laura se sumó a la chupada de polla. Cuando avanzaba el pistón de Luis dejando atrás las bocas de Miriam y Caridad entraba en acción Laura engullendo el glande que asomaba y que al retroceder tenía que soltar. Todo este trajín hizo que Luis no aguantara mucho más y soltándose de nuestro acoso y enfrentando a las seis, descargó copiosa cantidad de semen en salvas que parecían no acabarse nunca y que regaban nuestras caras y bocas en andanadas, primer chorrazo para mi en toda la cara, segundo para Susana que abrió la boca y le entró de lleno, tercero para Miriam y Caridad que se lo repartieron por igual en cara y boca, cuarto para Lucía y Laura que lo recibieron con la boca abierta y lo saborearon lamiéndose mutuamente y un quinto más exiguo que dirigió a mi boca y que tragué rápidamente. Acudió raudo Susana para comerle la polla y exprimirle las últimas gotas antes de que las otras hicieran lo mismo chupando la polla en retirada y que finalizó en mi boca ya muy desinflada.
Por su parte Marta no descansó mucho, se limpió culo y concha y atrajo ante sí a los chicos que, excepto Fran y el jefe tenían los miembros como lanzas, por eso se le ocurrió la idea de desfilar, les puso en dos filas, unos enfrente de los otros con las pollas en ristre y ella a gatas pasó por debajo atropellando todas las pollas que le rebotaban en la cara. Arremolinó a los chicos en torno a ellos y arrodillada en medio se puso a menear y pajear pichas y a restregarlas contra sus tetas haciendo cubanas a diestro y siniestro. Los chicos colocaban la polla en el canalillo de Marta y esta las exprimía apretando sus tetas con las manos acompañando el movimiento de vaivén de ellos. No tardó mucho en metérselas en la boca, como una posesa chupaba una, otra y otra, de una en una, de dos en dos, agarró dos no se de quien, y las engulló de una vez, después pidió otras dos y así hasta cinco veces, los últimos el jefe y Fran que a estas alturas ya tenían las pollas tiesas otra vez. A Fran de regalo le comió los huevos. Marta succionó todas las pollas y los huevos de los chicos y lamió algunos ojetes para a continuación ponerse de pie y hacerse una paja. Masajeó su clítoris, se metió los dedos en la concha, hizo arrodillarse a tres chicos y les soltó un chorro de líquido en sus caras y bocas. Les chupo la cara y les lamió boca y lenguas saboreando sus propios jugos.
Marta ordenó a los chicos que se tumbaran en el suelo boca arriba uno al lado del otro, pero invertidos, es decir donde uno tenía la cabeza el otro tenía los pies. No había sitio para todos, pero por lo menos 8 cupieron. El que estaba en la esquina era Jorge y con el empezó, se subió encima de él y se lo folló. De Jorge pasó a Álvaro, pero a este le hizo un 69, le comió la polla y le apretó el coño contra su boca, así siguió con el resto, cabalgada al siguiente y 69 para el que continuaba, hasta que se le acabaron los chicos. Se dio la vuelta y cabalgó al que acababa de hacerle el 69 y otra vez lo mismo, 69, metida, 69, follada, 69, cabalgada y 69 a Jorge para terminar. Vuelta a empezar, pero ahora diferente, se colocó de espaldas a Jorge y se introdujo su polla por el culo. Retozó un rato con el coño bien abierto mientras los chicos miraban y se la meneaban. Como nadie se le acercaba tuvo que gritar: - ¡venga, folladme! El más rápido fue Esteban que rápidamente se la clavó en la concha. Otro se la metió en la boca y otros dos le acercaron las pollas a las manos. Marta quedó atrapada un tiempo con los cinco chicos bombeando sobre ella, pero no quería que se corriesen todavía, paró y llamo a los otros cinco, Fran se tumbó boca arriba y ella encima lo cabalgó de frente. La retaguardia esta vez fue para Héctor y la boca para el jefe, a otros dos los pajeaba con las manos. Y comenzó el revuelo. Marta se folló a todos, en todas las posiciones y todos a la vez. Todos pasaron por su coño, por su culo, por su boca, por sus tetas y por sus manos. Dobles penetraciones, triples, todos sus agujeros repletos. No se cuantas veces se corrió Marta, pero fueron varias. En una de esas quiso probar la triple penetración es decir dos chicos se la metían en el coño, mientras otro lo hacía por el culo y ella seguía chupando y pajeando pollas, eso estando ella cabalgado al de abajo, pero también lo probó teniendo al de debajo enculándola. Y claro no podían faltar las dos pollas en el culo y otra en el coño. Esa fue una de las veces que se corrió. Estaba debajo de ella con la polla en el chocho creo que Lucas, el que la enculaba era Emilio, otro en la boca y el jefe primero la metió en el coño compartiendo agujero con Lucas y tras unas sacudidas se la endilgó en el culo compartiendo esta vez con Emilio. Martín y Fran se la metían a la vez en la boca y el jefe se entretenía en intercambiar la polla entre el culo y la concha de Marta sacudiéndola en cada una de las incursiones. Marta sollozó, aulló y se vino entre alaridos de placer. Pero no quedó ahí la cosa, estaba totalmente enardecida y descontrolada y no paró. - ¿Queda alguien por follar? Como no encontró respuesta exclamó ¡Ahora con todos! Se tumbó encima de Martín pero de espaldas a él dándole el culo, abrió las piernas y Jorge y Fran se acoplaron en el coño (van tres), Emilio y el jefe se apresuraron a metérsela en la boca (cinco), Esteban se encaramó encima de ella, situando la polla entre las dos tetas y apretando ambas tetas con las manos se pajeaba (seis). A Enrique y Álvaro les agarraba las pollas con las manos (ocho) y Lucas y Héctor restregaban sus pollas contra la planta de los pies de Marta (diez). Marta cumplió su promesa, se folló a los diez a la vez y se corrió otra vez más, pero no dejó que se corrieran los chicos, tenía otros planes.
Descansó Luis unos minutos, pero la follada de Marta que se desarrollaba a su lado, le puso otra vez en órbita. Las penetraciones que se sucedían junto a él y la ayuda de Susana siempre dispuesta a complacer con sus manoseos y lamidas hicieron que se empalmara otra vez. Ella de pie dándole la espalda e inclinándose hacia adelante le enseñó el culo y abrió sus labios para dejar libre y franca la entrada a su cueva. Esto terminó de endurecer el miembro de Luis y sin más contemplaciones la enchufó en la abertura de Susana. Agarrándola por las caderas bombeaba fuerte y rápido. Lucía y Laura se pusieron a ambos lados de Susana y en la misma posición para que Luis les tocara el coño con los dedos mientras él seguía arremetiendo contra Susana, Miriam le sujetaba la polla para que no se saliese del coño, Caridad agarraba a Susana para que no callera hacia delante y yo empujaba el culo de Luis en sus embestidas. Nos ordenó ponernos una al lado de la otra, así de pie como estábamos, para ir metiéndonosla una por una agarrándonos por la cadera y dándonos fuertes empellones. Después nos colocó cuatro en el sofá y dos en los sillones con las piernas bien abiertas y mirando hacia él para follarnos a todas, metía en un coño, sacaba, metía en otro, sacaba, introducía los dedos en los coños que tenía al lado y así sucesivamente hasta completar la follada al sexteto de chicas. Después se tumbó en el suelo y quiso que nosotras le cabalgáramos. Una a una fuimos sentándonos sobre su polla, unas con más fiereza que otras. Cuando yo, que fui la última, le montaba, Susana se le sentó en la cara dándole la concha a lamer, después cambiamos de sitio y mientras nos lo beneficiábamos, Susana me pegó un buen morreo. Caridad y Laura, a ambos lados de él, agarraron sus manos y se pajearon con sus dedos. Lucía y Miriam hicieron lo propio con los pies de él frotándose con los dedos e introduciéndoselos en el coño. Hicimos varios cambios de posición y por lo menos yo gocé de polla, lengua, manos y pies, creo que las demás también. Por fin se levantó y de rodillas se la metía a Laura, cuando Susana se tumbó debajo de él para agarrarle los huevos con la boca, a mi se me ocurrió meterle un dedo en el culo y Miriam de frente a él le daba primero el coño y después el ojete para que se lo chupara. Lucía y Caridad se contentaban con los dedos de Luis dentro de sus coños. Quiso probar también nuestros culos y primero los chupó, después los penetró con los dedos y por fin nos la metió. A Susana la agarró de pie y le dio unas buenas sacudidas, Miriam se arrodilló y él en cuclillas le endilgó una buena enculada, yo le esperé tumbada en el sofá y con las piernas hacia arriba y el ojete bien abierto, no dudó en enterrarme su polla de una embestida y darme unos buenos meneos mientras metía sus dedos en mi coño, yo me corrí, Caridad le esperó de rodillas, pero apoyada en el sillón y así aguantó mejor la clavada. Sentado en el sofá la endiñó en el culo de Laura por detrás dejando ver la muy abierta vagina de la chica en la que Susana y Miriam introdujeron sus dedos y yo le acariciaba el clítoris hasta que se corrió. La polla de Luis estaba por reventar, pero no por ello dejó de penetrar el culo de Lucía, la que le faltaba, sentado en el sillón y de frente a ella no tuvo problemas para encontrar la entrada de la puerta de atrás. Ya casi por reventar apartó a Lucía y en su camino hacia Ana se encontró con Marta que había terminado de follarse a los diez chicos, no le preguntó, de frente y de pie le alzó una pierna y se la metió en el coño, la morreó a gusto, le atizó unos buenos meneos y la sacó al sentir que se venía, fue hacia la silla donde estaba Ana y allí descargó cantidades ingentes de esperma sobre la cara y la boca de Ana, parecía un grifo abierto a toda presión lanzando chorros de semen que Ana recibía y tragaba y que le dejaron la cara cubierta y la boca llena de lefa, para que Luis la restregaba con la mano y le hiciera comerse la que resbalaba por la barbilla o la comisura de los labios. Ella atada a la silla, pero con una mano frotándose el clítoris y los dedos de la otra dentro de su vagina se corría de placer chorreando líquido de su coño como si se tratara de una manguera.
Libres las chicas de Luis, después de su corrida sobre Ana y ociosa Marta después de su desenfrenado episodio con los diez chicos, observó esta, que Carlos mantenía la polla tiesa sin afectarle, al parecer en absoluto, la supuesta humillación de su novia por los allí presentes más bien parecía disfrutar con ello. -Vamos chicas correros sobre él, señalando a Carlos. Entendido de inmediato, la primera que se apuntó, cómo no, fue Susana. De pie, de frente a Carlos, que seguía sentado atado en la silla, se masturbó masajeando su clítoris e introduciendo los dedos en la vagina hasta que salió un chorro de líquido que fue a parar a la boca de Carlos que Marta abría con sus dedos y le agarró la cabeza que apretujo contra su sexo en busca de una lamida que prolongase su orgasmo. Lucía fue la segunda, levantó una pierna que sujetaba Marta y también consiguió derramar sus jugos sobre la cara de Carlos, fue Marta la que esta vez apretó la cara de Carlos contra el sexo de Lucía para que le lamiese las últimas gotas. La siguiente fue Miriam que colocó una pierna sobre el hombro y Carlos y después de masajear su sexo soltó un chorrito de fluido que dirigió a la boca del chico, el cual también chupó la vulva abierta. Siguió Laura, le acercó el chocho a la cara, hizo que se lo chupara y sin más descargó una gran cantidad de fluido sobre cara y boca de Carlos, que igual tuvo que relamerle el coño. Caridad continuó, se subió a otra silla y desde allí soltó una más que copiosa cantidad de líquido sobre la frente y cara de Carlos que le caía como lluvia de mayo. y la siguiente fui yo que con tanta corrida anterior ya casi no me quedaba líquido en mi concha, pero conseguí sacarme unas gotitas que derramé sobre los labios y lengua de Carlos para después hacer que me chupara el coño y llegar al orgasmo. La última fue Marta que puso una silla a cada lado de Carlos y con un pie en cada una de las sillas, se abrió bien el coño y se lo dio a chupar a Carlos. Este metía la lengua en la gruta y Marta le apretaba la cabeza contra su sexo. Cuando estuvo lista le separó y comenzó un febril y furibundo masaje de clítoris y labios que finalmente desembocó en una brutal salida de fluido que empapó la cara y llenó la boca de Carlos. Marta aulló e hizo que Carlos tragara todo el líquido almacenado en su boca para después restregar su coño contra la lengua de él. Una vez satisfecha le arreó un par de tortazos cariñosos pero contundentes.
-¡Y ahora bukkake! Gritó Marta. Todos pensaban que el bukkake iba a ser para Ana. Pero no ¡sorpresa! Marta se arrodilló delante de las sillas de donde estaban atados Ana y Carlos y ordenó a los chicos - ¡disparad!, ofreciéndose claramente como destinataria de las emulsiones por descargar. Ahora entendían porque no les dejó correrse antes.
Los chicos alrededor de Marta meneaban sus pollas, duras y erguidas, y con ellas le propinaban leves golpes en la cara a Marta que excitada se frotaba y se pellizcaba el clítoris. El primero en descargar fue el jefe de Ana que le pilló por sorpresa a Marta y le endiñó en toda la cara una primera salva de semen a la que siguió una segunda y tercera ya menos copiosas que se desparramaron por boca y barbilla. Después ya no se quien disparo, pero uno tras otro, fueron derramando su esperma sobre la cara y boca de Marta. El segundo le acertó a la frente y a un ojo, el tercero se fue a un lado de la cara y el cuarto al otro. Marta abrió la boca y quinto y sexto atinaron dentro de la misma, el séptimo se fue parte a la boca y parte a la barbilla, por la cual se deslizaba también el semen de los anteriores. El octavo fue generoso y regó otra vez frente y cara de Marta, el noveno otra vez acertó dentro de la boca y el último también descargó una primera andanada en la cara y otra dentro de la boca. Marta acabó con la cara colmada de leche, le caía por las mejillas y por la barbilla le colgaba un hilillo y la boca rebosaba esperma que ella nos enseñaba haciendo una especie de gárgaras. Se levantó y se fue hacia Ana, restregó su cara contra la de ella, hizo que abriera la boca y le escupió toda la leche que ella transportada, diciéndole que no se la tragara. Después se fue hacia Carlos que atado a la silla seguía con la polla tiesa y se montó en ella ofreciendo el ano a Luis que estaba allí al lado viendo el espectáculo y ya recuperado de su corrida. Los tres se dedicaron a bombear y los chicos no tardaron en correrse y llenar de esperma coño y culo de Marta. Esta se zafó de ellos y con sus cavidades llenas de leche se fue hacia Ana, levantó una pierna y le puso el coño en la boca derramando toda la leche que tenía en coño y culo en la boca de Ana que junto con la que ya tenía le desbordaba por la comisura de los labios. Marta metió los dedos en coño y culo para sacar toda la leche y fue depositándola en la boca de Ana, donde ya no cabía más. Por fin se inclinó hacia Ana y la besó en la boca, metió la lengua y atrapó parte del semen que tenía Ana, se lo fueron traspasando una a otra de boca en boca durante un rato hasta que las dos se quedaron con una parte y a la señal de Marta se lo tragaron a la vez. Marta volvió a besar y lamer a Ana y le chupó toda la cara alojando otra vez el semen en la boca. Ana hizo lo mismo con la cara de Marta y otra vez las dos tragaron la leche que tenían en la boca. Volvió Marta a besar y lamer la boca y lengua de Ana y otra vez le puso el coño en la boca para que se lo chupara hasta llegar a otro orgasmo. Finalmente la besó mientras le hacía una paja que no tardó en dar sus frutos provocando la corrida de Ana. La desató y quedó abrazada a ella tumbadas las dos en el suelo.
Enterré mis uñas en la espalda de Carlos, era increíblemente doloroso. Las dos vergas lograron entrarme en la chucha pero no completamente.
- Aguanta zorra. Aguanta que te las vamos a meter las dos.
- No… me duele.. duele… no.. paren…
Relato erótico enviado por culona69 el 01 de February de 2012 a las 23:57:40 - Relato porno leído 203140 veces
mientras tanto los demás hicieron un circulo en mi con sus vergas y empecé a lamer cada una de ellas, eran muchos pero le di una buena mamada a todas esas vergas, las más ricas eran por supuesto la de mi suegro, el señor de barba larga y la del gordo
Relato erótico enviado por culona69 el 26 de October de 2011 a las 00:00:07 - Relato porno leído 155780 veces
Monté sobre el señor y él empezó a lamerme los pechos con muchas ganas, se veía que le gustaba. Todo el tiempo los señores me estuvieron diciendo cosas como: "Ah que rica jovencita", "Uy hace cuanto que no tocaba una piel así"
Relato erótico enviado por culona69 el 07 de March de 2012 a las 00:00:07 - Relato porno leído 135527 veces