En este relato se siguen contando folladas que impactaron en nuestros protagonistas. Jorge cuenta como folló con su novieta, la amiga de la novieta y el noviete de esta; Marta como introdujo en el sexo a un grupo de chicos de campamento y Martín una historia en la que folla con alumnas de instituto, sus madres y sus profesoras.
Relato
Terminado el relato de Fran, Ana insiste en si hay más historias de primeras veces. Mi ex que va conduciendo, dice que él tiene una, no de la primera vez que folló, pero si la primera vez que lo hizo en grupo. Comienza situando el relato en el último año de la secundaria cuando se echó una novieta, Clara, de su mismo curso, pero diferente clase, con la que morreaba y se magreaba después de las clases. Solía acompañarla a casa y en el camino iban manoseándose un poco. Su amigo Daniel también tenía una noviecita, amiga y compañera de clase de Clara, y a veces salían los cuatro juntos. En el pub, en la disco y en el parque cada uno se enrollaba con su chica, pero las dos parejas al lado, a veces muy cerca. Y con la pareja del otro había mucha confianza y se trataban cariñosamente, mucho besito y abrazos para saludarse.
Tanto Clara como su amiga Amanda eran de pequeña estatura, delgaditas pero muy bien formadas, gráciles, sin destacar por su busto, pero con culitos prietos y respingones. Las dos castañas, más claro el pelo de Amanda y rostros atractivos, grandes ojos Clara y labios carnosos Amanda. Las dos destacaban por su simpatía y sus ganas de magreo a todas horas.
En el Insti las dos parejas investigaban los diferentes espacios que había para meterse en ellos a tocarse y de esa manera descubrieron como abrir una cerradura de un galpón que servía como almacén, pero que estaba un poco abandonado. Una tarde después de terminar las clases, se colaron en el patio y abrieron la cerradura del almacén. Después de ver lo que había por allí y no encontrar ni sillas o sillones en donde sentarse, las chicas se subieron, después de sacudir un poco el polvo, a una mesa que estaba contra la pared y debajo de una ventana. Así ellas quedaban una al lado de la otra, espaldas contra la pared, faldas subidas y piernas medio abiertas y colgando de la mesa. Los chicos frente a ellas, de pie y situados entre sus piernas ponían las manos sobre los muslos desnudos de ellas mientras las chicas les echaban los brazos al cuello para abrazarlos y besar sus labios y lamer sus lenguas. En esto estaban cuando Amanda le susurró algo al oído a Clara, para que a continuación, esta última le dejara sitio a Amanda para que se inclinara hacia Jorge y le besará en la boca. Aunque sorprendido, Jorge colaboró con el morreo hasta que Amanda se separó, lo que aprovechó Clara para hacer lo mismo con Daniel, más sorprendido todavía. Finalizados los besos y lengüetazos las chicas se dirigieron una mirada cómplice y se sonrieron, continuando con los besos, ahora cada una a su chico.
Estos ya con sus miembros expandiéndose dentro de los pantalones, llevaron sus manos a las caderas y vientre de las chicas, para por debajo de las blusas alcanzar los senos libres de sujetadores y manosearlos. Desabrocharon las blusas dejando ver dos pares de tetas pequeñas pero duras y bien alzadas, que efectivamente no necesitaban de sostén alguno, con pezones puntiagudos. Los chicos palparon senos con las manos y acariciaron pezones con los dedos y no solo miraban las tetas de su chica sino también las de la amiga de su chica hasta que fue Jorge el primero que se lanzó a tocarle un seno a Amanda mientras con su otra mano seguía manoseando una teta de Clara; al verlo, Daniel hizo lo mismo, alargó una mano para tocar la teta libre de Clara mientras la otra la tenía puesta sobre la teta derecha de Amanda. Cesaron los manoseos para continuar con los besuqueos y las bocas de los chicos se dirigieron a las tetas. Ambos chuparon ambos pezones de su respectiva chica mientras ellas les desabrochaban los pantalones y dejaban ver el bulto que contenían los calzoncillos. Ahora fue Daniel que aprovechando que Jorge lamía el pezón izquierdo de Clara se abocó a chupar el derecho. Clara suspiraba con Jorge lamiéndole un pezón y Daniel succionándole el otro. No tardaron los chicos en darle el mismo tratamiento a Amanda que igualmente suspiraba de placer. Viendo las chicas que por el elástico de arriba de los calzoncillos sobresalían los glandes de las pollas ya en su máxima expresión, introdujeron su mano en los calzoncillos obligando a los chicos a bajárselos por debajo de los huevos para ofrecerles una vista completa y dejarlas que los menearan a su antojo. Nuevos suspiros de las chicas al comprobar visual y manualmente textura, dureza y tamaño de la polla de su novio. Pero también quisieron comprobar la del otro, así primero Clara y después Amanda agarraron con cada mano una polla y las menearon arriba y abajo al unísono mientras su novio las morreaba y las tocaba las tetas.
Los chicos también observaron como las bragas blancas que llevaban sus novias se mojaban y dejaban traslucir unas rajitas que se abrían por momentos. Con mucha excitación y con algo de torpeza consiguieron que las chicas se tumbaran un poco más y juntaran las piernas para sacarles las bragas y una vez hecho esto, abrirlas nuevamente y ver unos sonrosados chochitos medio abiertos y húmedos con su botón sobresaliendo arriba, unos labios carnosos alrededor de la abertura y un monte de venus con algún pelillo que otro. Nerviosa y apresuradamente los dedos fueron a tantear y frotar el clítoris, frotar y agarrar los labios y abrir al máximo la vagina, con lo que los chicos quedaban extasiados observando los dos coños abiertos e introducían en ellos primero un dedo y después dos. Ahora fue Daniel el primero que accedió a la vagina de Clara, agarrándole el botoncito enrojecido, con los dedos índice y pulgar para después introducir el índice en el interior de la vagina.
Jorge efectuó la misma maniobra con el sexo de Amanda hasta que Daniel le quitó y se tiró como poseído a chupar el sexo de su novia; lamió, besó, chupó y mordisqueó con labios y dientes el clítoris, para después introducir la lengua en la vagina hasta lo más profundo y moverla dentro mientras sus labios se pegaban como una ventosa a la vulva de Amanda. Jorge impresionado con la lección de comida de coño de su amigo daba el mismo trato a Clara. Las dos chicas aullaban de placer cuando Jorge decidió darle descanso a Dani y tomar su lugar en el sexo de Amanda probando también sus jugos. No tardó Dani en levantar la cabeza de Jorge del coño de Amanda para tener sitio y endilgarle una buena lamida al de Clara, succionando labios y clítoris y recorriendo el interior de su vagina con la lengua.
Las pollas de los dos chicos estaban como hierros candentes y una vez recuperados sus sitios con las chicas enfrente de ellos y los coños abiertos, no pudieron hacer otra cosa que penetrarlas cada uno a la suya. Los gritos ahora fueron de los cuatro. Los chicos empujaban, adelante y atrás, adentro y afuera, con las chicas sentadas en el borde de aquella mesa. Una mirada entre las dos chicas la interpretó Jorge como que querían probar la polla del otro y así fue, Dani le dejó sitio a Jorge para que penetrara a Amanda durante unos instantes y después Jorge se echó a un lado dejando también hueco para que Dani se follará a Clara. Después volvieron a meter cada uno con su chica hasta que pareció que se corrieron y se bajaron de la mesa para arrodillarse enfrente de sus novios y comerles la polla.
Con el miembro rígido y los huevos encogidos, los chicos soportaban las lamidas y engullidas de su chica, que también les comían los huevos. Como si fueran expertas las chicas introducían la polla en su boca con los labios pegados al miembro y lo llevaban hasta el interior de la garganta o lo dirigían a un lado de la boca para lengüetearlo y chuparlo para dejarlo salir oprimiéndole con los labios y lamiéndole el glande. Así, Clara tenía agarrados los huevos de Jorge con la mano y ofreció su polla a Amanda que al lado de ella no la despreció y la chupó con fruición durante unos instantes. Como compensación Amanda también ofreció la polla de Dani a su amiga que también le deleitó con una buena mamada. Después de volver a chupar cada una la suya, las chicas, previa mirada enigmática entre las dos, se pusieron de pie, se dieron la vuelta y como si lo tuvieran ensayado se inclinaron para enseñar sus culos a los chicos.
Ellos observaron los dos redondos culitos en pompa con los ojetes cerrados y titilando, mojaron un dedo en los jugos que destilaban los coños de las chicas y lo introdujeron por el orificio de atrás, cada uno en el de su chica, moviéndolo adentro y afuera para después insertarlo en el agujero de la otra. Una vez dilatados los culitos, los dos apuntaron con sus penes al orificio de atrás de su respectiva novia, inclinadas estas sobre la mesa en la que antes estaban sentadas, y embocaron sin mucha dificultad por primera vez en un culo, desvirgando también esa parte de la anatomía de las chicas. Unas buenas sacudidas adentro y afuera volvieron a hacer suspirar a las chicas hasta que Jorge desenvainó de repente y dejó su sitio a Dani que la clavó de golpe en el ojete de Clara. Volvió Dani a meter a Amanda, pero también bruscamente la sacó para que Jorge la enculara. Finalmente, los dos se concentraron en el ojete de su chica hasta que sintieron que se corrían.
Al darse cuenta las chicas, retiraron las pollas de sus anos y se arrodillaron de frente a su respectivo novio con intención de recibir la leche en la boca y así fue, los chicos se la menearon hasta que los dos más o menos al mismo tiempo eyacularon cubriendo Jorge la cara de Clara con un fuerte chorro y el abundante resto pudo apuntárselo a la boca que ella tragó complacida. Por su parte Dani con mucho menos control desparramó su semen por cara y cuerpo de Amanda, pero ella con la boca abierta pudo recoger y tragar buena parte de aquella lluvia. Clara con un dedo recogió de su cara semen de Jorge y se lo dio a probar a Amanda, que hizo lo mismo con el semen de Dani derramado en su rostro. Las dos lo saborearon y se sentaron otra vez en la mesa con las piernas abiertas y agarrando de la nuca cada una a su novio les aproximaron la boca a su vulva y después de pajearse con frenesí les salpicaron unos inacabables chorros de jugos en cara y boca. Con los rostros regados y las bocas llenas de líquido vaginal los chicos tuvieron que besar las bocas todavía con restos de semen de las chicas. Jorge besó a Clara. Dani besó a Amanda. Jorge besó a Amanda y Dani besó a Clara.
Jorge que nunca me había contado esta historia, terminó con un hálito de nostalgia confesando que aquel curso fue inolvidable con los encuentros sexuales con Clara y Amanda pero que al siguiente ya en el bachillerato las chicas cambiaron de instituto y se dejaron de ver.
Se oyeron burlas, sobre todo de las chicas, y que me atañían a mí también. -Pero no le has hecho olvidar a esa, se oyó decir. -Qué ya no estamos juntos, respondí. -Pero tuviste tiempo de sobra.
En eso que Marta al volante de su coche intervino porque al hilo de los relatos que se estaban contando, ella tenía también una experiencia en la que introdujo a un grupo de muchachos en los placeres del sexo compartido.
-Yo estaba en la universidad y un verano conseguí trabajo en un campamento como monitora. Lo inusual es que el campamento era solo para chicos porque quien lo organizaba era una de estas confesiones que separa a los dos sexos; lo raro es que, si contrataban mujeres como monitoras, porque no era yo sola, había más chicas trabajando en las diversas actividades que se hacían. Los chicos eran yogurines o sea algunos años menores que yo. La actividad de una noche era pasarla al raso en el monte, después de una buena caminata, en tiendas de campaña. Yo llevaba una tienda pequeña para mí y los seis chicos que formaban parte de mi grupo tenían otra grande para ellos. Los chicos montaron las tiendas, la suya y la mía, era su obligación, y mientras estaban en eso ocupados aproveché para irme a bañar al río y evitar que pudieran ir detrás mío y verme desnuda.
Volví limpita y con el pelo mojado, cubierta solo por un pareo corto que dejaba ver mis piernas, con braguitas, pero sin sujetador. Saludé a los chicos que me dieron un buen repaso visual. Me quedé a cenar con ellos los embutidos y latas que habíamos traído y la verdad que fue difícil entablar conversación; me miraban embobados y a todas partes menos a los ojos. Como estaba sentada en el suelo con las piernas cruzadas seguro que más de una vez me vieron las bragas. Bueno finalmente me fui a mi tienda y les aconsejé que fueran al río a bañarse antes de dormir.
En la tienda encendí la linterna y me puse a leer, pero no escuchaba a los chicos, señal que se habían ido al río, sentí curiosidad y me fui a ver que hacían. Efectivamente estaban allí. Me puse a observar y escuchar detrás de un árbol. Había dos desnudos totalmente en cuclillas dentro del río, que cuando se ponían de pie les veía todo el huevamen. Otros dos en calzoncillos sentados en las piedras al borde del agua y otros dos más escondidos en un recodo y ocultos de los otros cuatro, en actitud cariñosa.
Escuché a uno de los que estaban desnudos decir de mí que estaba muy buena, mientras que el otro desnudo afirmaba que tenía un buen polvo. Los dos en calzoncillos asentían y uno de estos confirmaba que me había visto las bragas y que se había puesto cachondo, el otro en calzoncillos también afirmaba que el pareo se me transparentaba y que al trasluz de las linternas me había visto los pezones. Los dos desnudos se sentaron en las piedras del borde del río dejándome ver todo su paquete y los de los calzoncillos se los quitaron y se metieron dentro del agua. Los que estaban en el recodo parece que se besaban y se acariciaban los miembros cubiertos por la tela de los gayumbos.
Volviendo a los cuatro despelotados, el más locuaz sostenía que yo era ideal para él perder la virginidad y otro le decía qué más que quisiera él, el tercero que a él también le gustaría metérmela y el cuarto que él se conformaba con darme un buen repaso. Los cuatro anhelaban desesperadamente estar con una chica cuanto antes.
Bueno la conversación fue subiendo de tono entre burradas de lo que me iban a hacer si pudieran, yo le comería el coño, yo se la metería hasta la garganta, yo la pondría mirando para Burgos, yo le daría por delante y por detrás. A todo esto, las pollas iban creciendo, los huevos encogían y las manos se aferraban a meneárselas para calmar la calentura. Los dos del recodo al ver a sus cuatro compañeros pelándosela se dedicaron a calmarse uno al otro con la misma técnica.
Al ver este espectáculo de estos jovencitos con sus cuerpos fibrosos y musculados, culitos prietos y pollas gruesas y erectas, la verdad es que los cuatro estaban muy buenos, me calenté muchísimo y también yo empecé a tocarme y frotarme el chichi con la mano, pero no aguanté mucho, me quité las bragas y el pareo y salí de detrás del árbol completamente desnuda.
Aparecí de repente andando firme hacia ellos. Las miradas se clavaron en mi cuerpo. Los cuatro pararon el meneo pero siguieron con la mano agarrando la polla y los dos del recodo se acercaron a mirar con los calzoncillos debajo de los huevos y las pollas también rígidas. Me paré ante ellos e improvisé un espectáculo agarrándome las tetas y sacudiéndomelas un poco, dándome la vuelta y enseñándoles el culo, moviéndolo a ritmo de twerking, separando las piernas, abriendo y frotándome el coño. Todo esto hizo que ellos retomasen el meneo de pollas con más fruición que antes, incluidos los dos del recodo, que no se si me miraban a mi o a los otros cuatro.
Reconsideré la situación y decidí manejar la situación a mi satisfacción manipulando a aquellos yogurines para que me dieran placer.
-Aquí me tenéis, ahora qué, qué me vais a hacer. Todos callaron.
-Bueno empecemos por vosotros, me dirigí a los dos del recodo.
-Os gustan los chicos ¿no?, no contestaron.
-No hay problema.
Les agarré de los miembros, se los meneé un poco y tirando de las pollas los acerqué hasta la orilla del río junto a los otros cuatro.
Siempre me había excitado la idea de ver a los chicos haciéndolo entre ellos como a ellos les gusta vernos a nosotras dándonos el bollo. Pues era mi oportunidad, así que les dije a los dos gais que se la comieran a dos de los otros. Estos protestaron diciendo que ellos no eran gais.
- ¿Queréis que yo os la chupe?
-Si.
-Pues entonces haced lo que yo os diga.
Aceptaron. Los gais en cuclillas se aplicaron en la mamada y vi como sus miembros se endurecían, así que les ayudé a ponerse de pie y sacarse los gayumbos del todo y con el tronco inclinado sus culos quedaron a mi vista, agarré el gel con el que se estaban bañando y les embadurné el ano metiéndoles un dedo en el mismo. Llamé a los dos que quedaban libres y les mandé que se las metieran por ahí. Estos pusieron cara de circunstancia, pero no protestaron. Los dos enculados hicieron una mueca de dolor cuando recibieron la primera embestida, pero a partir de la segunda les vi como disfrutaban emparedados como estaban con una polla en la boca y otra en el culo. Los otros cuatro por muy heteros que fueran seguían bombeando con los miembros tiesos y gustándoles el juego. Yo, muy excitada, me masturbaba al compás de las arremetidas de los chicos.
A los dos a los que se la estaban mamando los gais, les ordené que se agacharan y ellos se la chuparan a los gais. Hubo resistencia.
-No somos gais.
-No se lo voy a decir a nadie.
Les tuve que ayudar a ponerse en cuclillas, dirigir sus cabezas y abrir sus bocas para que se comieran las pollas de los dos gais que seguían ensartados por detrás por los otros dos.
Cuando consideré oportuno les hice levantar y que se dieran la vuelta, les metí gel en el culo con los dedos y ordené a los gais que se la hincaran. Protestaron de inmediato.
-Somos heteros.
-¿Queréis metérmela a mí?
-Si.
-Pues aguantad.
-Pero te la metemos por el culo.
-Vale.
Hecho el trato, estos dos fueron enculados por los gais, que a su vez eran enculados por los otros dos. Mi chocho estaba por estallar de calentura, así que me puse a chupar las pollas de los dos protestones y así calmarlos un poco.
-Venga ahora os toca a vosotros.
Les tuve que explicar que se dieran la vuelta para que ellos encularan a los gais y a estos se la chuparan los otros dos. A los primeros les gustó la idea de resarcirse y los últimos se miraron, pero no dijeron nada, ya sabían mi respuesta.
Después de cumplir con la mamada les conminé a que se dieran la vuelta, les puse gel en los ojetes y les ordené a los gais que les taladraran los esfínteres. Aceptaron sin rechistar. Por buenos me puse a chuparles la polla mientras eran enculados. Otra vez dos filas de tres chicos, dos con la polla en el culo del de delante y el primero con la polla en mi boca o en mi mano. Los seis desvirgados por boca y culo, mi fantasía cumplida.
Era hora de que me satisficieran a mí, que estaba ardiendo, a punto de correrme, pero no contaba con que ellos también estaban por correrse.
-Aguantad cabrones si queréis follarme. Los cuatro heteros se contuvieron, pero los dos gais no me hicieron caso. Se arrodilló uno para que el otro le echara toda la leche en la boca y después este hizo lo propio en la boca del primero. Los dos se besaron relamiendo la leche y fue un acto reflejo el tirarme sobre ellos y juntar mi boca con las suyas para recibir parte de la leche, saborearla y tragarme una parte. Me corrí sin algaradas para que no se dieran cuenta, de mi chocho resbalaron unas gotitas imperceptibles.
Les di a todos unos minutos de descanso que también me sirvieron a mi para reponerme, pero no tardaron mucho en impacientarse y exigirme que cumpliera con el trato que habíamos hecho.
-Ahora nos toca a nosotros, reclamó uno de los protestones.
-Por supuesto, no me voy a ir sin exprimiros a todos.
Me fui hacia los cuatro y me coloqué en medio ofreciéndoles mi cuerpo. Se pelearon por tocarme mis suculentas tetas, por lo que tuve que organizarles llevándoles las manos también a culo y chocho. Uno a uno, fueron morreándome y metiendo su lengua en mi boca mientras seguían sobándome y yo les agarraba de los miembros y se los meneaba. Tuve que enseñarles que las tetas también se pueden chupar y así se turnaban besando y lamiendo mis pezones mientras algún dedo se me introducía en el coño, otro me frotaba el clítoris y algunas manos me sobaban y palmeaban el culo.
-Ahora comedme el coño, ordené.
No se hicieron esperar. Uno a uno, fueron bajando al pilón estando yo de pie con las piernas abiertas y uno mejor que otro me lamían la raja, el clítoris, los labios, introducían la lengua en la vulva, bastante bien para ser novatos, la verdad.
Satisfecha, me agaché, lavé sus pollas con el gel de baño y me puse a chuparlas. En cuclillas entre los cuatro pares de piernas me agarraba con las manos a dos pollas y chupaba una de las que quedaban libres para después engullir la otra y cambiar de herramientas a continuación. Como no eran muy grandes pude comerme dos a la vez mientras pajeaba a las otras dos con los brazos abiertos mostrando la plenitud de mis tetas.
Así como estaba le indiqué a uno de los protestones que se tumbara boca arriba en el suelo y dándole la espalda me introduje su polla en el coño ya convenientemente mojado, mientras seguía con los brazos abiertos pajeando dos pollas y con una tercera en la boca.
Al que tenía en la boca se le ocurrió colocar su polla entre mis tetas y pajearse con ellas, lo que aprovechó uno al que se la meneaba a metérmela en la boca.
Se estaban portando muy bien los yogurines, le dije a otro que se tumbara y a esté me lo follé de frente sin descuidar pajear con la mano a otros dos y mamársela al cuarto. Antes de dejar libre al que tenía debajo, me senté en su cara y le restregué el coño por la boca. Me puse de pie para que un tercero me la metiera a lo perrito, siempre con una polla en la boca y dos en las manos. El tercero dejó paso al cuarto que me la metió de la misma manera mientras yo me comía los testículos de uno de los calladitos.
Dejé por un momento a estos cuatro y me fui hacia los dos gais, que ya se habían recuperado de su corrida anterior. Por muy gais que fueran no iba a dejar de beneficiármelos. Les comí la polla hasta que se la puse dura y les di a probar mi chocho. Como no se quejaron los tumbé en el suelo y primero me subí encima de uno y después del otro. Sus pollas eran también de tamaño medio y me dio por meterme las dos. Me puse de costado, les tumbé a los dos uno delante y otro detrás de mí y abrí la chucha hasta que tuve dentro las dos pollas de los dos chicos no tan gais porque jadeaban de placer igual que yo.
Volví con lo cuatro que me reclamaban.
- ¿Nos falta darte por culo? Clamaba uno de los protestones.
-Está bien, ya voy.
Tumbé a uno en el suelo. Me senté en su polla y ofrecí el culo a los otros. Rápido uno de los protestones me la enchufó. Mi primera doble penetración en mi primer gangbang. Le hice señas a uno de los calladitos para que me la metiera en la boca, mi primer airtight. Pronto el otro protestón pidió su turno y me enculó, hasta que el que tenía en la boca también quiso probar mi culo y dejó mi boca con la polla de uno de los protestones. Faltaba por darme por el culo el que tenía debajo, así que me di la vuelta y me la introduje por detrás y animé a los otros tres a que se fueran turnando en coño y boca, hasta que me corrí como una loca, pero no dejé que los chicos se corrieran.
-Esperad, grité.
No quise dejar a los gais sin probar mi ano, así que me fui hacia ellos y me encaramé a horcajadas en uno de ellos que me la metió por delante mientras el otro me la metía por atrás. Sin bajar al suelo conseguí dar la vuelta para que ambos cambiaran de agujero.
Ahora si, era hora del bukkake, ya habéis visto como me gusta. De rodillas con los seis pajeándose compulsivamente a mi alrededor esperaba ansiosa, con la boca abierta, las corridas de los yogurines que no tardaron en expulsar casi simultáneamente grandes chorros de abundante leche que como lluvia de mayo fueron cayendo sobre mi cara, mi boca y mi cuerpo. Mi primer bukkake. Me corro nuevamente dejando escapar de mi concha gran cantidad de fluido y recojo en la boca lo que puedo de la lluvia de esperma, pero antes de que me lo pueda tragar los dos gais se me abalanzan chupándome la cara y besándome la boca robándome buena cantidad del espeso líquido.
Yo les desvirgué, pero no fue su única experiencia durante el campamento, ya enseñados practicaron con alguna que otra monitora, por mi parte los evité durante el resto del campamento.
Joder con Marta, una fiera en esto del sexo. Ya lo habíamos comprobado en el chalé. En fin, Martín desde el coche de Enrique siguió con otra historia de principiante que seguramente, según él, no nos íbamos a creer. Esto nos dejó expectantes y en silencio.
-He de decir que ya no era virgen, pero mi experiencia era bastante limitada. A mi madre la enviaron a una oficina bancaria en un pequeño pueblo de la sierra; el caso es que si no aceptaba la despedían, pero bueno eso es otra historia. Con el curso ya empezado me incorporé al nuevo Instituto, el único que había en el pueblo, en primero de bachillerato.
Mi madre se había encargado de todo, había alquilado la casa, había hecho la mudanza, me había apuntado al instituto. Yo me quedé un tiempo con mi padre y viajé un domingo por la noche. Al día siguiente al insti. Me dijo mi madre que cuando volviera que ya estaría ella en casa, que saldría antes ya que no me había hecho llave todavía.
Primer día de cole, presentaciones en todas las clases, este el nuevo, preguntas, de donde eres, porque vienes aquí, etc. Sentía las miradas de toda la clase en el cogote, clase que por cierto era de un ochenta por ciento de chicas.
En un cambio de clases me fui al baño y nada más terminar de mear entró una chica en el servicio y me espetó.
-He sido elegida por mayoría para chupártela. Me quedé estupefacto sin saber que decir.
-Si es la forma en que aquí damos la bienvenida a los chicos, me dijo.
Pues sin esperar más me desabrochó el botón del pantalón, la cremallera todavía no la había subido, me bajó los pantalones, echó mano al paquete y me sacó el miembro, se puso a menearlo y una vez conseguido un cierto tamaño se lo metió en la boca, donde creció hasta su máxima expresión.
La chica hablaba con la boca llena. Decía algo así como que le gustaba mucho mi polla, que era muy mona y que no era la primera vez que daba la bienvenida a un chico, que si me gustaba como me la chupaba. Si me gustaba, lo hacía con ganas, introduciéndola hasta muy dentro de la garganta y apretando con los labios en los movimientos hacia dentro y hacia afuera. A todo esto, casi no reparé en cómo era esta chica, la vi al entrar y me pareció guapa pero ahora solo veía su cabellera larga y rubia subir y bajar al compás de la mamada que me daba. El tratamiento surtió efecto y me vino la corrida. La chica levantó la cabeza y con la mano terminó de darme unos meneos dirigiendo la cabeza del miembro hacia el lavabo, en el cual descargué un montón de leche. Se limpió la mano con papel higiénico, me dio un morreo y se fue. No tuve tiempo de preguntarle ni el nombre. Me llevé la bronca de la profesora de química en la siguiente clase porque llegué tarde ya que tuve que limpiarme y además parte de la leche me manchó la bragueta del pantalón. La chica me guiñó un ojo cuando me vio entrar en la clase.
Llegó el recreo y cuando me iba hacia el patio me agarró del brazo otra chica y tirando de mi me metió en uno de los baños de chicas.
-Te voy a dar la bienvenida.
-Si ya me la ha dado la otra chica, acerté a decir.
-Si, pero esa solo chupa, a mí me la puedes meter por detrás.
Cómo puse cara de extrañeza la chica quiso explicarme el porqué de aquella propuesta.
-Es que en este pueblo las chicas no metemos por delante, hay muy pocos chicos y existe la tradición de casarse virgen, así que nos las apañamos como podemos.
También fue rápida, me dio un morreo con lengua, me bajó pantalones y calzoncillos, me la meneó hasta que se me levantó, se subió la falda hasta la cintura, se bajó las bragas y dejó ver un culo potente, firme y redondo y con una crema que sacó del bolso se untó el ojete y ella misma se introdujo mi miembro por el culo. Era una experta, así de pie, ella se contoneaba y se movía adelante y atrás haciendo que mi polla entrara y saliera de su orificio anal. No tardó mucho en jadear lo que indicaba que se corría y con unos golpes con el culo secos y fuertes me hizo venirme a mí también, eyaculé dentro del recto mientras ella mojaba las bragas con los jugos que le goteaban del coño. Se limpió con papel higiénico, se subió las bragas y se fue, dejándome otra vez con la polla empapada en semen y sin decirme su nombre. Al salir del baño me vieron un par de chicas que me sonrieron pícaramente.
Al terminar las clases se me acercó otra chica, ya creía que esta también me iba a dar otra bienvenida, pero no, me dijo que su madre era la esposa del director de la sucursal donde trabajaba mi madre y que me iba a acompañar a su casa porque mi madre tenía una serie de reuniones y no podía ir a casa y abrirme la puerta, acordaros que no tenía llave. Esta, si me dijo su nombre Rocío. Durante el camino me preguntó por las bienvenidas como si tal cosa y hablamos de la absurda tradición que había en el pueblo.
-Si bueno es una cosa de aquí, muy antigua, muy tonta, pero yo tampoco meto por delante. -Me gusta mucho que me coman el coño. ¿Quieres probar?
No esperó a que contestara. Se sentó en un tocho que había a un lado del camino, se subió la falda, abrió las piernas, apartó el borde inferior de las bragas y mostrándome el sexo me dijo.
-Venga, dale.
Pues le di, chupé su concha, lamí su clítoris, metí la lengua hasta el fondo de la vagina y se corrió, desprendiendo alguna cantidad de líquido.
-Muy bien, muy bien, joder como chupas.
-Vamos, que mi madre nos estará esperando.
Yo alucinaba y mi bragueta se abultaba con mi polla erecta.
-Qué no te vea así mi madre que se va a asustar.
Llegamos a su casa, me presentó a su madre, todavía potable, muy simpática. Rocío comió un sándwich y se fue pues tenía clase de zumba. También a mí me dio algunos sándwiches para comer y enseguida me preguntó.
-¿Te han dado la bienvenida?
-Pues sí, titubeé.
-Así son las chicas aquí. Yo también era virgen al casarme, virgen por delante claro. Me casé pronto porque ya tenía ganas de un buen empotramiento.
-Chico no te ruborices que esto son cosas de la vida. Ven conmigo.
Me llevó a la habitación y me dijo
-Te voy a enseñar una cosa
Se desnudó completamente, dejando ver un buen par de tetas y me preguntó.
-¿Cómo me ves a los cuarenta? Todavía no se me han caído las tetas.
Seguía alucinando y sin saber que hacer; la verdad es que estaba muy buena, todavía firmes sus carnes. Me agarró las manos y me las llevó a sus pechos, me desabrochó el pantalón y sacó mi polla que comenzó a sacudir. Me agarró de la nuca y me hizo besar y lamer sus tetas mientras seguía meneando mi miembro que ya estaba rígido. Se tumbó con el culo en el borde de la cama, levantó las piernas y abriendo su concha con los dedos, me dijo:
-Métemela.
Se la metí, yo de pie, sus piernas sobre mis hombros, sus tetas bamboleándose y yo bombeando a tope. Ella gritaba de placer:
-Si, si, así, así, más, más, más fuerte, ¡ah!, ¡ah!, ¡ahhhh!
Aquellos alaridos, el bamboleo de sus tetas y el ruido que hacía mi escroto al chocar con su culo me excitaban muchísimo. No tardó mucho en llegarme el orgasmo. Al darse ella cuenta extrajo rápidamente la polla de su coño con cierta preocupación.
-No tomo nada, acertó a decir.
Me corrí encima de su vientre en el momento justo que alguien abría la puerta de la casa.
-¡Mi marido! exclamó. Saltó de la cama como un resorte y me empujó a esconderme detrás de las cortinas. El marido, el jefe de mi madre, entró en la habitación mientras ella se limpiaba la leche del vientre con la sábana y yo me subía los pantalones detrás de las cortinas.
-Qué buen recibimiento querida.
-Me iba a dar una ducha.
-Pero primero te voy a follar.
-Si, pero en la ducha.
Ella se mantuvo de espaldas mientras él le agarraba las tetas y se sacaba la polla para restregarla contra el culo de ella. Le tocó el coño y comprobó la humedad del mismo sin sospechar nada.
-Pero si estás mojadita.
-Si es que me pones mucho.
Se la metió sin más dilación y ella se fue andando despacito hacia el baño con la polla de él en el coño y retumbando en la habitación los golpes del vientre de él contra el culo de ella.
Aproveché para salir de la habitación y de la casa y allí les dejé a los dos follando con sus ruidos y alaridos. Llegué a casa, pero no podía entrar al no tener llave. Me quedé en el porche esperando y de la casa de enfrente salió una pareja peleando y tirándose los trastos. La mujer era mi profesora de química, la que me había echado la bronca. El hombre se fue y la profe al verme me saludó. Me llamó, me preguntó porqué estaba allí, le conté y me invitó a esperar a mi madre en su casa.
Era muy joven, no mucho mayor que yo en aquel entonces y muy guapa, no me había fijado en clase, pero si, rubia, ojos azules, delgada, esbelta, muy buen cuerpo, iba con unos shorts ajustados a un culito orondo y una camiseta sin mangas que se ajustaba también a unas tetas prominentes y sin sujetador, bien podía ser modelo.
-Era mi novio, un imbécil, no se porqué estoy con él, o estaba, porque ya no quiero saber nada de él. Bueno no te aburro. ¿Quieres un té?
-¿Y tu que tal? Es tu primer día ¿verdad? ¿Cómo te han tratado las chicas?
Esta última pregunta la hizo con un tono picarón. Le contesté sin darle muchos detalles, pero asegurando que si había tenido algún encuentro sexual. La conversación giró hacia la peculiaridad de las chicas del pueblo.
-Menuda tontería ¿verdad? En los tiempos que corren y que estas chicas no quieran perder el himen, qué bobas, sentenció la profe.
-Pero bueno si ya las has probado, bien por ti.
Me contó que ella llevaba bastante tiempo sin sexo porque su novio estaba fuera y hoy que ha vuelto se ha enterado que la ha engañado, justo le estaba esperando para follárselo, y por eso estaba muy caliente.
-Bueno si quieres me puedes utilizar a mí, me atreví a proponer.
No se lo pensó mucho, me llevó a la habitación, me tumbó en la cama boca arriba y ella se tumbó encima, me besó durante un largo rato y me desnudó, me sacó camiseta, pantalón y calzoncillos y así en pelotas se puso a jugar con mi miembro ya erecto, a tocarlo, masajearlo, lamerlo, chuparlo. Por fin se sacó la ropa y pude ver sus turgentes senos, su cintura de avispa, sus caderas proporcionadas y su coño bien depilado. De rodillas a horcajadas sobre mis piernas, agarraba mi polla, la meneaba y la frotaba contra su vulva. Yo alargué mis manos para tocarle los senos y ella se introdujo mi miembro en la vagina. Saltaba arriba y abajo sobre mi polla apoyando sus brazos sobre mis hombros o se abrazaba a mí, restregándome las tetas por la cara o besándome apasionadamente. Así estuvimos hasta que los dos al unísono nos corrimos descargando yo toda la leche en su coño y ella regándome la polla.
Todavía encima de mi y dándome los últimos besos, desvió por un momento la mirada hacia la ventana, hice lo mismo y allí estaba mi madre observando y con cara de pocos amigos. Golpeó la puerta con furia, nos vestimos a trompicones y salí rápido mientras mi madre gritaba y recriminaba a la profe, un poco avergonzada la pobre.
El jefe de mi madre, el marido de la madre de mi compañera, se había sobrepasado con ella, por lo que mi madre lo denunció, también denunció a la profe. Mi madre renunció al trabajo, al jefe le echaron del banco y le dejó su mujer, a la profe también la echaron del instituto; no se que habrá sido de ella pero yo guardo muy buen recuerdo de ella y de aquella follada que me dio.
Enterré mis uñas en la espalda de Carlos, era increíblemente doloroso. Las dos vergas lograron entrarme en la chucha pero no completamente.
- Aguanta zorra. Aguanta que te las vamos a meter las dos.
- No… me duele.. duele… no.. paren…
Relato erótico enviado por culona69 el 01 de February de 2012 a las 23:57:40 - Relato porno leído 203849 veces
mientras tanto los demás hicieron un circulo en mi con sus vergas y empecé a lamer cada una de ellas, eran muchos pero le di una buena mamada a todas esas vergas, las más ricas eran por supuesto la de mi suegro, el señor de barba larga y la del gordo
Relato erótico enviado por culona69 el 26 de October de 2011 a las 00:00:07 - Relato porno leído 156478 veces
Monté sobre el señor y él empezó a lamerme los pechos con muchas ganas, se veía que le gustaba. Todo el tiempo los señores me estuvieron diciendo cosas como: "Ah que rica jovencita", "Uy hace cuanto que no tocaba una piel así"
Relato erótico enviado por culona69 el 07 de March de 2012 a las 00:00:07 - Relato porno leído 135806 veces