La esposa y la cuñada de Dario

Deseo comprarme una moto y para ello debo trabajar en lo que sea ya que mi familia no es de recursos económicos y todo debemos lograrlo con esfuerzos y bríos.

Por las tarde ayudo a Darío dueño de una panadería. Este tipo es una persona sin respeto a cuanta mujer que se acerque le susurra obscenidades y trata de tocarlas, con varias lo logra otras lo desprecian, lo mas ilógico es que en casa y le ayudan en la atención de las ventas su señora Bárbara y su cuñada Ignacia mujeres mayores de 33 años su señora y 35 su cuñada ambas sin hijos, las cuales casi ni son miradas por este tipo.

Ambas me cuentan que los dos hermanos son por el estilo buscan por fuera y en casa sus mujeres son abandonadas de las caricias y halagos y de cuando en cuando las ocupan como sus mujeres.

Bárbara me dice un día que la encuentro irritada con su marido, si tuviera donde irme me alejaría de esta sabandija, La miré sorprendido y reacciona no vayas con cuentos que este idiota me ridiculiza y como no lo dejo golpearme me desprecia, es una bestia. Dos días esta tensa pensando que la acusaría por esa conversación hasta que asume que soy un buen auditor para sus comentarios por que se callar. Eso la lleva a que se descarga continuamente conversándome sus problemas domésticos.

Nunca me había invitado en estos dos mese que ayudo en la panadería a su casa en el interior de esta, un día indignada con su marido me hace pasar a su casa, la tiene bien arreglada y en la buhardilla ella se ha arreglado su rincón íntimo y secreto, ahí me lleva. Me cuenta tratando de liberarse de sus discernimientos y desconfianzas del bestia de su marido me dice, sabes llevo diez años de casada con esta bestia, lo soporto por que no tengo lugar donde irme y dinero para darme la vida que aquí me doy, nunca le puesto los cuernos ya veces estoy necesitada de caricias y de macho…, no ha sido capaz de embarazarme y se las da de macho potente con las mujeres, en la cama un desperdicio, por lo menos con un hijo valdría la pene mis sacrificios me dice… yo la escuchaba a mis 17 años y callaba. Necesito sentirme mujer, me dice, que hago.

Inconcientemente la abrazo para consolarla y esta mujer se transforma, se enloquece en mis brazos, se aferra a mí y me besa, su cuerpo lo refriega contra el mío, mi pene ante la fricción se potencia y ennoblece excitado…., ella no para de acariciarme y de abrazarme, me empuja contra el diván que tiene en ese cuarto ya la sentarme ella se sienta sofocada sobre mis piernas abriendo las suyas a lo jinete y se deja caer sobre mi pobre miembro que ya en esos instantes solo deseaba penetrarla… quiero sentirme mujer, me susurra, poséeme, hazme tu hembra… quiero sentirme deseada y estimulada por los deseos de un macho… quiero ponerle los cuernos a mi marido, por el no te preocupes anda por la capital… sube sus vestidos mostrándome sus bellas piernas no soporto mas y la levanto sacándole sus calzones la empujo en el diván ubicándome entre sus piernas mi cabeza besando y lamiendo su vagina. Esta mujer esta enardecida brama de pasión, tomándome por el pelo me zarandea, deseaba mas, quería ser penetrada… me ubico sobre su cuerpo a lo misionero.

Para una mujer de 33 años mediana altura unos ciento setenta centímetro, es morena y su figura agradable, lo que hace que sea la envidia de algunas vecinas y la fantasía de muchos vecinos, sus pechos sin llegar a ser grandes son bastante apetecibles.

Desde que era niño siempre me he sentido atraído por las mujeres maduras, y supongo que todo es a raíz de mi referencia mas cercana, mis vecinas, que desde siempre usan vestido de forma muy cortas y coquetas en casa, sin tapujos para mostrar su figura a la gente, a pesar de ser mujeres casadas con hijos. Eso añadido a la explosión de mis hormonas tuve la certeza de que tendría que acabar poniéndolas en cuatro patas y montarlas como las yeguas calientes que descubrí mas adelante que eran.

Hoy tengo entre mis piernas a Bárbara se sentía muy caliente ante la perspectiva de ser poseída… De repente sintió una mano entrar por debajo de su falda y con excesiva facilidad la metió los dedos en su húmeda vagina… Sin perder tiempo se coloco sobre ella, con su pene apuntándola amenazadoramente, ella abrió los brazos dándole la bienvenida y la penetro salvajemente como correspondía a una mujer con ese aspecto. Mi pene salía y entraba con suma facilidad, mientras ella gritaba y gemía sin preocuparse de que los vecinos pudieran oírla… Bárbara clamaba ardiente.

El cuerpo del muchacho se movía de maravilla sobre ella, sus músculos color canela marcado le daba un toque exótico, mientras ella lo insultaba y la morreaba o mordía los hombros… jadeaba y saboreaba el momento… Empezó a contorsionarse y tener espasmos mientras emitía ruidos como si se estuviera asfixiando, el orgasmo no terminaba ya que su vagina seguía siendo taladrada de forma brutal haciéndola gritar como si la estuvieran desgarrando viva. Mientras el seguían empujando ese fabuloso pene en su matriz entre los alaridos de ella y la vagina contrayéndose masajeando mas su pene no pudo evitar vaciar sus fluidos al pene de este muchacho dentro de ella mientras golpeaba su útero el pene que en esos instantes le llenaba de su espeso semen sus entrañas.

Ella sintió perfectamente entre los segundos de intenso placer que le provoco el orgasmo, como cuando se estaba vaciando el semental dentro de sus entrañas, sabia perfectamente que todavía podía quedar embarazada pero no hizo ningún movimiento para detenerlo, esa sensación fue la mejor de todas, que un jovencito, casi desconocido, en la vida la pudiera dejarla embarazada, tendría su hijo y ese chico sería muchas veces mas su amante y de seguro fecundador de su segundo hijo.

Aparece sorpresivamente su cuñada Ignacia y le dice, puta lo querías para ti sola, apártate ya te satisficiste ahora me toca a mi…