La fantasia de maria era tener sexo con la pareja de su amigo, Marcela una bella transexual...
Relato
La fantasía de María II
Me llamo María, y ya creo que se ha escrito algo sobre mí en algún que otro relato. Soy una mujer madura, aunque la edad no considero que sea importante en una persona cuando ésta se siente joven y activa sexualmente.
Me gusta pasear desnuda por la playa exhibiendo mi cuerpo tonificado, al igual que me excita ser seducida por hombres y mujeres como preámbulo de lo que nos conducirá a la consecución del goce infinito.
El sexo oral es mi preferido, tanto dando como recibiendo. Me encanta cuando lo hace mi amante, sea hombre o mujer, y cuando soy yo la que lo hago. Me gusta hacer mucho ruido, grito bastante, eso hace que el placer sea aún mayor.
De todos los compañeros con los que he compartido cama guardo un grato recuerdo. No es que sea una “Mesalina”, pero es que es tan rico el sexo cuando estás con una persona con la que te complementas sin importar que sea hombre o mujer. Es una especie de comunicación sin palabras, basada en respuestas corporales y es lo esencial en una intimidad humana en la que una persona puede expresar y comprender más de lo que la mente pueda concebir. Es el momento en que nos expresamos nosotros mismos plenamente. Derribamos todas las barreras y nos comunicamos de verdad como seres humanos. Por eso todos los hombres y mujeres que han formado parte de mi vida han sido muy significativos para mí.
Los últimos momentos de mi matrimonio se caracterizaron, porque mi ex marido y yo decidimos, con el fin de evitar la rutina cotidiana, dotar a nuestra relación de un carácter más liberal haciendo un trío con mi mejor amigo. Así yo llevaría a cabo una de mis fantasías más deseadas como era la de tener sexo con dos hombres a la vez t mi marido descubriría el lado oculto de su bisexualidad.
Fue algo pactado y llevado a cabo sin ningún prejuicio ni reproche. Posiblemente, porque los dos deseábamos vivir nuevas experiencias, y os juro que para nosotros fue enriquecedor ya que se hizo con respeto y con la persona adecuada.
Cuando me separé la sensación de libertad que en un principio me embargó mermó su rol liberador para adoptar un temor a la soledad. Hasta que conocí a Venus, una chica algo más joven que yo y con la que pude descubrir lo maravilloso que es amar a una mujer.
Muchas veces me ha ocurrido, que inoportunamente me enamoré de una persona en el momento menos adecuado, rompiendo el pacto de amistad establecido con ella. Y a pesar de ser consciente de que mi alma permanecerá herida, como consecuencia de haber roto las reglas, he preferido vivir al máximo el presente de ese momento con la persona que te corresponde. Aunque sea consciente que después de terminado el placer llega el dolor.
Actualmente no tengo pareja estable, pero mantengo relaciones esporádicas con Marcela y Dani una joven pareja de selectivos amigos. Entre ellos existe un “pacto de permisibilidad” en el que ambos, bien de forma individual o conjuntamente pueden mantener relaciones con migo. Son como os digo jóvenes, bellos y sexualmente salvajes. Pero ahora os contaré mi primera historia con Marcela.
Cuando la conocí quedé impresionada por su sensualidad, no pareciera que bajo esos rasgos femeninos se ocultarse el pasado de lo que una vez llegó a ser un chico. Conservando, como más tarde descubrí la belleza de un sexo de varón.
Desde el primer momento no dejamos de intercambiarnos miradas lascivas y pasionales. Me chorreaba ante sus insinuaciones o al imaginármela desnuda. En un principio nuestros primeros contactos fuero telefónicos o a través de internet. Donde me masturbaba manteníamos largas conversaciones cargadas de sexo o bien descargándome las fotografías que ella me enviaba en provocativas poses donde aparecía desnuda o practicando el sexo con Dani.
Una tarde decidimos vernos en mi casa y romper con lo que era un juego, pues ambas sabíamos lo que deseábamos y era absurdo ocultarlo. Pero mi ansiedad aumentaba a medida que Marcela comenzó a demorarse. Me sentí traicionada, rota, frustrada…Incluso mi estado pasional fue sustituido por un enorme sentimiento de odio hacia ella. No me podía imaginar cómo una mujer supuestamente “liberada pudiera actuar así. Sin embargo, cuando ya nada esperaba., llamaron a la puerta. Era Marcela. Te juro lector que me sentí culpable por haberla maldecido. Afortunadamente los únicos testigos fueron las paredes, las cuales incluso deseé que no existieran.
-Lo siento, cielo, dijo totalmente acalorada, pero se me jodió el coche y no pude comunicarme contigo.
- No importa, le dije, pero ya estás aquí y eso es lo que importa. ¿Quieres tomar algo?- Le pregunte. Y Tras mirarla a los ojos la besé en la boca
-¿Pero que es eso niña?
- Marcela, creo que ambas sabemos lo que queremos, ya basta de juegos infantiles, creo que ya somos adultas para que me calientes y después tus juegos no conduzcan a nada, yo quiero algo más...
- y por qué nos demoramos. -dijo con rotundidad.
-Ven –le dije-
Nos dimos cuenta de que ambas teníamos un deseo sexual irresistible la una por la otra y de hacernos el amor de una forma libre y bella
Y tomándola de la mano nos dirigimos hacia mi habitación. Allí destapamos la cama. Había una botella de vino, velas encendidas y música suave. Estábamos completamente vestidas. Ella estaba hermosa con su vestido de temporada estival y la escasa luz de la habitación aumentaba su sensualidad. Yo vestía un top del que sobresalían mis abultados y grandes pechos y una diminuta tanga. En la cama empezamos a besarnos. Mis labios buscaban su lengua succionándola y ambas nos besábamos con un deseo que en ningún momento había sido reprimido., Mientras su lengua recorría mi cuello, yo le susurraba cosas sensuales al ido:
-quiero que me folles toda la noche hasta que saques toda tu leche…
Entonces empezamos a desnudarnos la una a la otra lentamente:
Me gustan tus tetas, María…. – Decía mientras sin pausas mordía y chupaba mis pezones, lo hacía pausadamente, disfrutando y haciéndome disfrutar a mí con cada mamada.
Ven –dije- Y dirigiéndonos al cuarto de baño con la única luz de una vela.
Su cuerpo parecía más seductor sensual a la luz de la vela. Cuando llegamos hice que se introdujera dentro de la bañera y comencé a bañarla. Mis fluidos se deslizaban por mi coño al bajar mis manos por sus pechos redondos y pequeños, pero muy femeninos. Y al sentir como gemía y cerraba los ojos de placer cuando mis manos empezaron a masajear su verga hasta que se corrió a través de un profundo respiro.
- Hay mami, que delicia.
A continuación me bañó ella, cariñosa y lentamente: sus dedos me pellizcaban los pezones, mientras que sensualmente sentí como introducía sus dedos dentro de mi coño follándome con ellos hasta que hizo que me corriera.
- Me gusta follar a una mujer con mis dedos - me dijo- y de esa forma ver como se mueve y se retuerce de placer sintiéndose bien gracias a mí. Vámonos a la cama.
Cuando llegamos a la habitación me arrodillé ante ella, antes de volver a tumbarnos, y me introduje la verga húmeda de mi amante. Hasta el fondo de la garganta. Reteniéndola dentro durante unos segundos hasta que la saqué para lamer el largo hilo de liquido pre seminal que colgaba de su glande. Nos situamos en el centro de la cama y adoptando la postura del 69 me incliné sobre ella moviendo el coño por su cara. Volviendo a chupar nuevamente su gran polla, deslizando mis labios hasta su base, deteniéndome en sus testículos, los cuales lamía y retenía con mis labios. Al mismo tiempo ella me lamía y me penetraba el coño con su lengua y sus dedos mordisqueándome y chupándome los labios vaginales. Estrujándome al mismo tiempo el culo. Tanta excitación hizo que me corriera, lo hice yo primero fue un orgasmo intenso que me gustó sentir junto a ella, por eso permanecimos después una encima de la otra. Después se corrió ella depositando una inmensa cantidad de semen dentro de mi boca. No me importó tragármelo, porque era su leche, la cual eyaculó a través de un fuerte orgasmo cargado de gozo producido por mis intensas mamadas. Después nos tumbamos juntas compartiendo su espeso jugo que aún retenía en mi boca.
Yo estaba tumbada, cuando empecé a sentir como me besaba los hombros, continuando por la espalda hacia abajo. Sentía como sus dedos acariciaban mis labios exteriores, notando como mis jugos corren y humedecen mi vagina.
- Échate mi amor –me susurró-
Y comenzó a ocuparse de mí cuerpo y de mí misma hasta hacerme sentir que me pertenece cada milímetro del mismo. Siento el éxtasis de sus labios sobre mi estómago. Su lengua moviéndose con rapidez por mis muslos. Sus dedos separando mi escaso vello púbico y su lengua que me acaricia el clítoris. Siento el éxtasis cálido y maravilloso de su boca en mi coño, en mi clítoris y dentro de mi sexo hasta que exploto en un orgasmo intenso mientras la abrazo muy fuerte. Me encanta frotar mi clítoris en su boca mientras me lo succiona y frota su lengua alrededor….simplemente mágico.
A continuación me introdujo su gruesa polla, sus penetraciones y acometidas eran muy suaves y continuas y nada aceleradas, Cuando comienzo a reaccionar a gemir él acelera sus acometidas y sus penetraciones eran de un modo más fuerte y excitante.Hasta que acabó corriéndose entre mis tetas.
Fue una tarde hermosa, bella, de continuos e intensos orgasmos, cargada de sentimientos y emociones. Os juro que disfruté
Yadira y yo que me llamo Luis, llevamos varios años de casados, pero no nos consideramos una pareja común y corriente, ya que desde que éramos novios nos dimos cuenta que tanto ella como yo somos personas de mente abierta, ella no se considera dueña de mi cuerpo, ni yo tampoco me considero dueño del suyo, por lo que si nos place en algún momento llegar a tener relaciones con otra persona, las disfrutamos abiertamente, sin que por ello el amor que nos sentimos mutuamente se vea lesionado o disminuido. En ocasiones tanto ella como yo también le damos rienda suelta a nuestras fantasías, con la completa colaboración tanto mía como de parte de ella.
Relato erótico enviado por narrador el 13 de March de 2011 a las 21:45:11 - Relato porno leído 120861 veces