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La historia jamas contada

Relato enviado por : Anonymous el 12/05/2009. Lecturas: 7204

etiquetas relato La historia jamas contada .
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Resumen
un joven descubre en un relato de su abuelo lo magnifico del amor y del sexo


Relato
La historia jamás contada.

-.Apúrate, apúrate, que el abuelo ya compro todo para la parrilla!!! Coño apúrate!!!!, que papá llamó y dijo que se iba directamente del trabajo...
-. Bueno ya voy, ya voy. –dije con mucho desgano. - Carlos tu sabes bien que no me gusta esas reuniones donde los asistentes tienen el mismo apellido. Tu sabes que me fastidio en esas famosas cenas donde todos los hombres de la familia se encuentran para contar las mismas anécdotas año tras año. Esas famosas reuniones familiares donde cada tío se pone a relatar sus hazañas en sus tiempos mozos.- Realmente no me gustan esas reuniones.
-.Pero bueno, si solo es una vez cada seis meses! –dijo Carlos mientras se arreglaba el cinturón frente al espejo.- Además siempre te ríes de las anécdotas del tío Emmanuel.
-. Si, carlos pero aun así no me gusta. No estoy de animo. repuse
-. Bueno apúrate, apúrate, Coño apúrate. - Dijo mi hermano.
Una vez montado en el carro de Carlos y mirando por la ventana de copiloto, totalmente distraído, no llegaba a escuchar y menos entender las palabras de mi hermano, tenia tanta preocupación en mi, que todo al alrededor no era bien percibido. Distraído y sin animo, llego a la casa del abuelo.

Saludos, sonrisas y bendiciones se escuchaban cada vez que llegaban uno a uno los hijos y nietos del abuelo. A las 7:00 p.m. estaban reunidos 18 hombres con el mismo tipo de sangre, el mismo apellido, aunque de caracteres diferentes.
Primero estaba El Abuelo, hombre apacible de buen carácter, generoso, honesto y recto proceder. Ojos verdes y cara de rasgos fuertes y nobles. Luego estaba Emmanuel el primer hijo del abuelo, el chistoso, ocurrente y medio loco, el alma de la fiestas. Tambien estaba presente Carlos, serio, meticuloso y recto igual que el abuelo. Le seguía Fernando Enrique, hombre recio, de mal carácter con los extraños. Gerente de una empresa que hace unos meses estaba casi en la banca rota , pero que gracias a su carácter la ha sacado a flote. En un rincón, fumando un cigarrillo de yerbas, estaba Ricardo. Genio de la música, toca mas de 16 instrumentos. Aunque no sabe bailar, es capaz de acompañar tanto a una orquesta de salsa como a una filarmónica.
Distraído como siempre estaba el hijo mas pequeño del Abuelo. Beltran Tomas, matemático, con muy poco que contar de él. Es el hijo que siempre pasa desapercibido, pero lo único que tiene llamativo en su vida, es su esposa. Ella fue Miss World Venezuela. Siempre me pregunto que le vio ella al tío Beltrán: No lo sé pero tienen mas de 8 años de feliz matrimonio.
Luego en lo que corresponde a los sobrinos están presentes: (por orden de edad) Luis y Luis Raúl, hijos del Tío Emmanuel). Carlitos y Alejandro Hijos de Carlos. Pedro Luis, Antonio, Ricardo Hijos de Fernando Enrique (faltaban Jesús Enrique y Armando). Ricardito Hijo del tío Ricardo. Beltrancito y Tomas Elías hijos de Beltrán Tomas. 18 personas del mismo tipo de sangre.

Eran las 8:15 PM y el tío Emmanuel se prestaba a pedir silencio a todos para contar una de sus anécdotas. Yo estaba sentado en uno de los sillones con los audífonos colocados en mis oídos, escuchando algo de “Stix”. Carlos con una cerveza en la mano me hacia señales para que prestaran atención a la anécdota del tío Emmanuel. Sin embargo yo opinaba que mejor era escuchar la música. El abuelo estaba en la parrillera del patio, asando costillas, chorizos españoles, pollo y chichurrias que le gustan al tío Beltrán tomas. Nadie mas come de esas chinchurrias.
Ya a las 10:00 pm, todos los 18 hombres (incluyendo a Jesús enrique y armando que venían de su juego de bowling), estaban sentados en una improvisada mesa larga. Todos comían con un gusto, algunos tomaban cerveza, otros vino y pocos refresco. El abuelo como siempre tomando su vino portugués. Yo mi cerveza light.
Platos de parrilla pasa de un lado al otro de la mesa. Como es de costumbre, el tío Beltrán Tomas ya ha tumbado dos refrescos sobre la mesa y un tarro de guasacaca. Ya todos lo esperaban, él es muy lento y medio torpe. ¿Será así con su esposa, la Miss?. Bueno no me lo imagino.
Los temas de la velada fueron variados; chistes, economía, deportes acuáticos, fútbol, mujeres etc. De todo se comentaba en la mesa.
Mientras estaba alejado del grupo, pude apreciar al abuelo observando a su prole. Los veía conversar. Veía a sus hijos y nietos en plena tertulia. Era un sueño para el abuelo ver a toda su prole en una misma mesa, todos sanos, rebeldes pero sanos, peleones pero honestos. Era un crisol de personalidades, fisonomías y carisma. Era un sueño hecho realidad para él
Han pasado algunas horas y aun no estoy a gusto. Carlos como siempre haciéndome señales para que colocara una sonrisa en la cara, pero no puedo estoy muy contrariado.
Desde temprano sentía que el abuelo me veía constantemente. Podía notar que estaba preocupado por mi, ya que mi cara expresaba intranquilidad. Me ha mandado a preguntar dos veces que me sucede e insiste en saber que me sucede.
Ya a las 11:30 PM, luego de unos cuantos cigarros y “Frangelicos”, El Abuelo se paró de su sillón y con paso lento, tratando de pasar desapercibido, se dirigió hacia su estudio trancando la puerta a sus espaldas. Luego de unos minutos se abrieron nuevamente las puertas corredizas del estudio. El abuelo llamo al Tío Emmanuel para susurrarle algo al oído. Después de esto vimos al abuelo ingresar nuevamente en el estudio y volvieron a cerrarse las puertas del estudio.
Con bastante parsimonia, El tio Emmanuel alzo sus manos, pidiendo silencio a todos. Cosa que logro en pocos segundos. Con vos pausada dice al Clan.
-El abuelo quiere hablar con algunos de ustedes, y como es tradición ya, no esta demás decirles que lo se hable dentro del estudio. Nunca debe salir del estudio.- El tío tomo una pausa corta intentándole dar cierto aire de misterio a sus palabras.
La bendita “tradición”, dice que tres personas entran a conversar con el abuelo para solucionar sus problemas, pero hasta la fecha y luego de no mas de 12 reuniones, el abuelo nunca me ha mandado a llamar a mi. Creo que soy el único que no ha pasado a conversar con el Viejo al estudio.
-Esta noche el abuelo quiere hablar con Carlitos, Tomas elias y contigo-. Dice el tío señalándome a mi.
Toda la sala continua en silencio y solo se escuchan mis pasos arrastrándose hacia el estudio, mientras delante de mi abrazados y con una gran sonrisa van Carlitos y Tomas Elias.
Al entrar pude ver en el rostro del abuelo una seriedad inquietante. Estaba él sentado en su escritorio. Al vernos entrar, nos indica donde debemos sentarnos cada uno de nosotros.
Esto en verdad parece mas una escena del “El padrino” que a una reunión familiar.
El abuelo con una mirada sagaz nos escudriño por unos cuantos segundos, mientras nosotros tres solo intercambiamos miradas y tímidas sonrisas. El silencio se apodera del estudio y afuera no se escuchaba ningún ruido.
La de este famoso encuentro era que cada uno de nosotros le planteara a él sus inquietudes, mientras solo se limitaría a escuchar. Ya sabíamos que él trataría de arreglar nuestros problemas, así había sucedido con los demás que habían pasado por este famoso ritual.
Luego de varios minutos de exposición y de “jaladera de bolas” por parte de mis primos, el abuelo Se levanta de su silla, camina por el estudio, se detiene ante el retrato del bisabuelo, toma un poco de vino y se voltea para decirle a Carlos que le dará un préstamo de 18 millones de bolívares, para reforzar la empresa de gráficos que tiene.
A Tomas Elías, le indico que llamaría a un amigo en el Seniat para agilizar la salida del puerto de un container de mercancía que esta paralizado desde hace mas de 4 meses. Así su problema quedaba totalmente resuelto.
No puedo negar que la jaladera de bolas le sirvió a mis primos. Aunque la exposición de motivos de cada uno no duro ni 20 minutos, al termino de 5 minutos ya ambos pendejos se retiraban con una mueca de alegría en la cara.
El ultimo, Tomas Elías, me dice al levantarse
- Bueno te toca a ti primito, jajajaja!!-
Le respondí con un cordial
- “Gracias cabeza de huevo” – Mientras el abuelo se sonríe a escondidas...

Quede a solas con el gran viejo del clan. Nos miramos por unos minutos, con el silencio como compañía. Yo no sabia a donde colocar la mirada, así que me dedique ver el humo del puro que tenia el abuelo en la mano derecha. El viejo me miraba a mi sin expresión alguna en el rostro. Para romper el hielo decidí levantarme, mientras le decía al abuelo que iría a la sala a buscar algo. Era mi mejor excusa para romper el tedio de la situación. Ël me da la aprobación, con un gesto.
Salgo del despacho pero dejo la puerta abierta. Todos me miran. Ahora me encontraba en la contrariedad de buscar ese “algo” que le había dicho al abuelo. Con una rápida vista a toda la sala de este a oeste. Pude ver el equipo de sonido y se me ocurrió tomar un Cd de cualquier música. De vuelta al estudio, pude apreciar también como mi papá saludaba y felicitaba a carlitos por la respuesta que el abuelo, sin fijarse de mi salida del estudio. Mas allá brindaban Tomas Elías con mi tío la solución del problema del container en el puerto.
Sin decir palabra, sin mirar a nadie y causando expectativas en algunos, me dirigí al estudio con el Cd en la mano. Al trancar la puerta busco al abuelo en el escritorio, pero no estaba. Miré alrededor del despacho y no lo vi. De pronto suena la puerta del archivo y sale el abuelo con lo que parece un álbum de fotos en sus manos.
No puedo negar que el abuelo tiene clase y estilo. El viejo se ve de los mas bien con el puro en la boca y en la mano derecha un vaso de vino portugués. De verdad tiene estilo, aunque esta muy delgado para ser la parodia de Marlon Brando en el Padrino, pero nada que un mes a puntad de hamburguesas no pueda arreglar. El abuelo se sienta en su sillón y mirándome otra vez, me dice.
-¿Como se llama ella?. Dime ¿como se llama ella?.-
Sin comprender la pregunta le respondo. - ¿quien? No sé de que hablas abuelo ¿quién? ¿No te entiendo?.-
Se levanta de su silla, se dirige al carro de los licores para llenar su vaso con vino portugués y sin mirarme dice.
-¿ como se llama la muchacha que te tiene así?.
Mi asombro es total, es definitivo, tiemblo un poco, me sudan las manos, trago con dificultad al sospechar que el abuelo me estaba leyendo la mente durante toda la noche.
-¿de qué mujer hablas? Abuelo. ¿No entiendo un coño?.
Se voltea, toma un poco de vino. Aspira del puro y me dice, teniendo en cuanta que no esta equivocado.
- Yo sé que no te gusta mucho mi compañía – cosa que de inmediato trato de negar-. Yo sé que es verdad que no nos llevamos bien pero te acepto así como eres. Se que piensas que tengo favoritismo hacia otros nietos...-
Lo interrumpo diciéndole – no hacia algunos abuelo, hacia todos tus nietos, menos a mi, pero yo también te acepto así como eres. Además me agrada tu soberbia.
- Esta bien, esta bien –respondió a mi interrupción- Pero me duele, que uno de mis nietos este tan desajustado, desligado, desconectado de la vida y tan fuera de sí que me hiere. Y sabes por que me duele mas, porque no es un problema económico, judicial el que te acontece, sino un problema del alma y esos me llevan un poco mas de tiempo para resolver.
-Mientras el abuelo me decía esto, solo me limitaba a responder con “aja” con un tono pedantes, hasta que con una expresión de sinceridad me dijo.
- Una vez yo pase por esa situación, una vez yo estuve desencajado en la vida y mi corazón no encontraba tranquilidad. Una vez yo tuve esa mirada, aunque no me creas.
¿ de que mirada Hablas abuelo?. Bueno mejor dicho... ¿Cómo sabes eso de la mirada? Además ¿No puede ser que mi estado de animo, respuesta a una preocupación por los estudios, por el trabajo en la fiscalía. Por la Fatiga, etc.
Algo alterado o asombrado continué diciéndole al viejo - Abuelo, tu no sabes lo que a mí me sucede, bueno si es que me sucede algo. NO creo que comprendas nada y esto lo digo sin intención de ofenderte - Terminando de decir esta ultima palabra, me recosté del asiento tratando de sacarme una molestia que tenia en el pecho. Un extraño dolor, que mas que físico, creo que era del alma.
Le pedí al abuelo un poco de vino para ver si pasaba mi incomodidad. Y para mi asombro y sin percatarme ya tenia frente a mi, en el borde del escritorio, una elegante copa con vino. El viejo me indica con una mueca que beba de la copa. Esto me sorprende pues tenia entendido que el abuelo, nunca pero nunca la deba a nadie de beber de su famoso vino portugués. Además recuerdo al tío Emmanuel diciendo siempre en las tertulias, “que el vino del abuelo es único en el mundo y solo el prueba de sus botellas”. También se ha comentado que hace tres años, el abuelo recibió una carta del príncipe de Inglaterra, a través de la embajada en Venezuela, solicitándole encarecidamente dos botella de su vino; pues él, el príncipe, necesitaba una para su consumo y otra para su bodega.
En unos segundos deje a un lado estos pensamientos.
Mientras tomo de la copa, el abuelo toma un puro de la hermosa caja de marfil que descansa en el escritorio y me ofrece uno, lo cual rechazo de inmediato con un gesto cómico.
El viejo insiste diciendo. – Anda muchacho, esta bien toma uno, son suaves y son sublimes acompañantes de ese vino que estas bebiendo.
A lo que respondo – No gracias abuelo, me honras. Pero volvamos al punto ¿a que te refieres con esa pregunta que me hiciste?. Por que aun no la entiendo.
El abuelo asintiendo me dice – esta bien, pero toma el puro, huélelo, enciéndelo y ve como se eleva el humo: Bebe un poco de vino, saboréalo, intenta mantenerlo en la boca, allí podrás apreciar su real sabor.
Ante la insistencia del viejo, hago todo lo que me dice. Esto me lleva no mas de 4 o 6 minutos.
En este tiempo, el abuelo vuelve a servirse un poco de vino y me dice en un mejor tono.
- Quiero contarte una historia, La Historia Jamás Contada, una historia que tendrás que olvidar justa en el momento que des un paso fuera de estudio. Una historia callada por muchos años. Tantos que posiblemente se me escape algún detalle. Una historia que nadie de esta familia puede saber. Una historia que jamas fue contada ¿ Me entiendes nieto?.- Y aprovecho para tomar algo de vino y del puro.
– Si abuelo, entiendo, entiendo, pero ¿consideras necesario perder tiempo con historias.?– le dije al momento en que el humo del puro cegaba mis ojos.
El viejo nuevamente me pide que fume del puro y que beba un poco mas del vino. Seguidamente me dice – es una historia de amor, de amor a primera vista De amor verdadero pero imposible. Una historia de amor, que es tan fugaz que es capaz de marcar tu corazón, tu mente y tu alma sin quedarse alojadas en ellas. Un tipo de atracción que nunca te explicaras ¿el por que? -.



Interrumpiéndolo le digo, - pero abuelo es un poco cursi esta vaina, realmente yo no tengo problemas de mujeres, de verdad que no!!!-. Me mira fijamente y me invita a probar por tercera vez el puro y el vino portugués. Y ese en ese justo momento que todo a mi alrededor se tranquiliza. Solo puedo escuchar, alejándose cada vez mas, la voz del abuelo. Y cada palabra que dice se empieza de dibujar en mi mente.

El abuelo me cuenta que hace mas de 60 años y antes de estar de novio con mi abuela La vida era tranquila para el. Era una década de prosperidad y hermandad. El abuelo trabajaba en la alcaldía de un municipio Cercano A caracas. Estaba estudiando un postgrado en la universidad Central antes que la cerraran durante el gobierno de Mary pili Hernandez. Él trabajaba y estudiaba. Su vida era sencilla, de su casa al trabajo, del trabajo a la universidad y luego, de vuelta a su casa. Todo estaba normal hasta que...

– hasta que.. ¿qué? Abuelo que paso? - digo yo soltando el humo del puro por la boca.

Me responde el abuelo -Bueno, un día estando en mi oficina llego una dama. Una mujer preciosa, Una mujer encantadora por si sola. Si no mal recuerdo, tenia un pantalón marrón unas bellas sandalias y una blusa que combinaba perfectamente con su pantalón.. El cabello precioso, un marrón, brillante y fuerte. Los ojos oscuros, las cejas negras, es decir, toda una belleza. Su nombre no lo recuerdo. O no lo quiero recordar ahora querido nieto. Yo estaba solo en mi oficina frente a una pila de papeles de poca importancia. LA vi caminar con firmeza y soltura hasta que se sentó frente a mi escritorio. Al verla, quede atónito, no por su belleza, sino por el temple; porque ella emanaba una seguridad de mujer, un porte que pocas mujeres en tienen. Querido nieto, en ese momento no llegue a sospechar que por esa mujer tan exquisita yo perdería mi cabeza y por poco el corazón.

No fue a mi oficina a poner alguna denuncia, o a solicitar alguna colaboración. Solo quería conocerme!!!. Luego de un largo silencio, me dijo que me había visto una veces con anterioridad y quería conocerme. Le encantaron mis ojos y la sencillez de mi carisma. Nuca me dijo donde me vio por primera vez. Es mas casi no habló, solo quería saber como era yo.

- uff abuelo ya esta, me lo creí- , le digo sonriendo.
– Bueno –continua él- No podía creer lo que estaba sucediendo. No podía creer que una mujer bella se sentara en mi oficina solo para saber quien era yo. Eso no le pasa a gente como yo. Fue tanto la sorpresa que me quede sin habla, mente se desconecto y por mas de 5 minutos me fue imposible hablar. Ella pasado este tiempo, solo se limito a levantarse, me dio la mano, dijo su nombre y se marcho por el mismo pasillo donde la había visto entrar.

- Aunque no lo creas, nieto, esa mujer solo entro para verme, conocerme y luego marcharse.
- ¿y eso es todo abuelo? Que historia tan rara, que mensaje me puede dejar esa anécdota?-
- No Nieto, espera deja continuar. Pasaron tres meses y cuando el suceso de la mujer en mi oficina, casi estaba por borrarse de mi mente, paso algo extraño. Cierto día me enviaron un sobre-
- Que raro no un fue un e-mail abuelo. Sobres esa vaina ya no se utiliza – le dije interrumpiéndolo y con algo de desgano.
El abuelo continuo narrando la historia con algo de alegría en su cara. - En el sobre había una hoja perfumada. Era una invitación a almorzar en un lujoso restaurante del centro de Caracas. ¿Sabes el que esta en la parte colonial, que hemos ido con tu abuela?.-
El sobre no tenía nombre, solo era una invitación, indicaba el restaurante y la hora y nada más. Por cierto la invitación era para ese mismo día. Lo pensé varias veces antes de actuar. Llegue a pensar que seria una broma de la gente de la oficina. Pero que mas.. no tenia nada que hacer durante las horas del almuerzo, así que, tome el carro, me fui de la oficina y llegue al restaurante.
Eran las 12:21 p.m., me senté en la mesa que estaba reservada a mi nombre y me dieron un vino portugués sin yo haberlo solicitarlo. Trate de rechazarlo pero el camarero me dijo que ya estaba cancelado, además me señalo que era de un año muy especial y seria una lastima desperdiciarlo. Me colocaron al frente un plato azul decorado a mano, con una rica natilla y acompañada de unas minúsculas arepas como “pasapalo” o entremés. Tome de la copa dos veces y aproveche el tiempo para leer el menú y ver los diferentes platos que servían en ese restarurant, pensando que si todo esto era una triquiñuela, por lo menos me daría el gusto de comer algo distinto.
Tenia la vista y la mente en la carta, hasta que una mano femenina retiro de mi cara el menú. Era la mano de la misma mujer que había ido a mi oficina hace tres meses. Estaba sentada junto frente a mi con una enorme sonrisa.

Nieto, recuerdo que me sentí desconcertado. Mire a todas las mesas de alrededor, mire mi reloj como 3 veces y respire unos 15 veces antes de decir cualquier palabra. Que bromas con mis nervios.
Ese día estaba vestida con una falda amplia pero ceñida a la cintura, una blusa blanca transparente elegante, el cabello liso por los hombros y parte de el estaba recogido. Los labios rojos, los ojos con poca pintura, la tez morena al igual que sus hombros y su pecho. En sus ojos se hallaba una mirada de tranquilidad, pero con cierta picardía. Una tranquilidad que llegaba a la arrogancia. Se notaba segura de sí misma, invulnerable. Nos miramos por mas de 5 minutos sin pronunciar palabra alguna. No era una mirada de desafío y mucho menos de pasión, era una mirada entre dos personas que al parecer tenían años conociéndose y se reencontraban nuevamente.

De pronto, dijo – hola, ¿cómo estas? –.
Aun sorprendido le digo – bien ¿y usted?-.
Estupenda – respondio - y tomando esta linda oportunidad para conocerte un de verdad, pues lo de la oficina resulto.. algo... desconcertante. ¿Sabes? Me resultó muy difícil cuadrar este almuerzo contigo, tu secretaria es muy suspicaz. A ella como que no le encanto la idea del sobre para ti, pero a la final es su trabajo.

El mesonero se acerco a la mesa, me sirvió un poco de vino y ella con mucha gracia le solicito un amaretto o una bebida dulce parecida. Recuerdo que su boca acariciaba el borde de la copa sensualmente y sin ninguna intención me miraba fijamente. Estaba tratando de encontrar algo en mi, algo que ni ella misma sabia que debía ser. Ella realmente tiene una mirada atractiva y una sonrisa única. Era bella no por la belleza femenina en si, sino por lo adorable y armonioso que resultaba encontrar en su rostro, ingenuidad, arrogancia y carisma.
Poco a poco la fui detallando mientras tomábamos cada uno de sus tragos. La mitad de las ideas que expresaba, lo hacia con los gestos de su pequeña linda. Su rostro acompañaba cada unos de sus palabras. Luego de un rato me dije, por dios su boca se mueve de verdad a mil por hora!.

Almorzamos, comida venezolana criolla 100 %, pabellón, asado negro y torta de leche de burra (aun recuerdo el menú). La conversación fue fantástica, sobre las comiquitas que habían en la década de los 70. Sobre los gustos de los hombres y mujeres en general, sobre la vida, hablamos de todo, pero sobre nosotros nada.

Yo, cortando un poco el entusiasmo del abuelo, digo sorprendido – ¿Abuelo no hablaron de ustedes? ¿No le preguntaste nada sobre ella? ¿Por que?-.
A lo que me respondió - Acuérdate nieto que, cuando una mujer no habla mucho de sí misma, mejor es no preguntarle nada. Puedes conversar con una mujer así, de la vida, pero no sobre su vida. Esas mujeres son muy reservadas y es mejor que se queden así.
Prosiguió contando que el tiempo, durante el almuerzo, paso rápido. Conversábamos mas con la vista que con las palabras. No había intención alguna en las miradas, solo nos decíamos y expresábamos el gusto de estar juntos. Ese día caminamos un poco por la parte colonial de Caracas y luego de un rato la llevé a su vehículo, con un beso sencillo en la mejilla, se despidió.
Poco después, como a las tres semanas, me invito a almorzar nuevamente, como en las dos anteriores oportunidades, estaba bellísima, tenia unos pies hermosos, los talones suaves, los dedos bien definidos, sin venas marcadas, Sus pies eran maravillosos, lindos como ella.

Disculpa abuelo, pero ¿ella no era blanca?. Pregunte asombrado.
– Si nieto, era morena. Aunque todos ustedes saben que a mí me gustan las mujeres blancas, ella era y fue la única mujer morena clara que me enloqueció la vida. Toda ella era una mezcla extraordinaria, su piel era como sueva y morena, sus cejas castañas como el roble al igual su cabello. Su pecho estaba bañado de un dulce aroma. Su busto cuando yo la hacia reír o sonrojar se ponía rojo como una fresa. Su piel era alegre como su boca. Tan perfecta era ella, que la confundí con una modelo de una marca de ropa intima de aquellos años. Su cabello, nieto mío, era liso y fuerte y de color ámbar. Su piel, aunque no la había tocado se percibía como una superficie tersa y bronceada con delicados bellos, que te puedo decir, ella era realmente perfecta, toda ella era perfecta, que locura de mujer!!!.

Justamente cuando almorzábamos por segunda vez y ella empezaba a contarme cosas de su no muy lejana niñez, se acerco a la mesa, una mujer algo madura para saludarla. La intrusa dijo su nombre, pero tampoco lo recuerdo, realmente no importaba. La dama, me miró fijamente y luego de una forma inquisidora le pregunto a ella, ¿ cómo esta tu esposo?, luego la intrusa pregunto ¿Este es un almuerzo de negocios ¿no es cierto?.
- Si - con suma tranquilidad respondió ella. Mientras Volteaba su cara apacible hacia mi, diciéndole a la mujer madura - Te presento a...-
Procedí rápidamente a interrumpirla y dije - “Claro bella dama, haga usted el honor de acompañarnos un momento, hablar de tanto trabajo no es bueno para la salud -
A lo que la señora respondió, - no gracias caballero estoy esperando a alguien en aquella mesa, muchas gracias- Al despedirse la señora de nosotros, le dijo a ella - amor me saludas a tu esposo por favor -.

Luego del incidente o la interrupción. Me quede mirando el plato, la mesa, el mantel, la pared, todo menos la bella cara que tenia al frente. Me sentía incomodo con lo sucedido con esa mujer y con su forma inquisidora de hablar. Ella sin más, me tomo de la barbilla, subió mi rostro al nivel del suyo y dijo - corazón, no bajes la mirada, así no puedo ver tu bellos ojos que me enloquecen
Después sonriéndome con la seguridad que siempre expresaba, comento – no te preocupes por esa chismosa, todo esta bien, no te preocupes –
Lo único que me quedo por decir fue – ok confío en ti –.

-Ese día tampoco hablamos de ella. Tenia motivos para hacerlo. Pense que tenia el derecho de preguntarle muchas cosas, pero no lo hice. El resto de la tarde hablamos hasta el cansancio de mi, de política, de la metafísica y la vida después de la vida. En fin, expusimos nuestros puntos en común acuerdo y en desacuerdo. Charlamos de lo que nuestras vidas habían sido hasta ese día. Fue una velada espléndida realmente pues pude sentir que todo lo que yo hablaba era captado enteramente por ella.

En ese momento mi abuelo se queda pensativo y suelta una profunda bocanada de humo, toma un poco mas de vino. Lo note transportado a ese día, para luego continuar diciéndome
- Ella nunca me dio su numero telefónico, pero siempre me llamaba a una hora exacta, siempre me llamaba cuando estaba totalmente desocupado y podíamos hablar hasta mas de 1 hora por teléfono. Habían días en que ella se molestaba cuando me llamaba y no la podía atender. Se notaba que en eso tenia mal genio. Le gustaba ser el centro de todo. Mujeres así hay muy pocas y cuando consigues una, querido nieto, no puedes dejarla ir.

Salimos unas seis o siete veces mas, hasta una cena romántica tuvimos. Poco a poco fui conociendo cosas de ella. Trabajaba era asesor jurídico en una compañía. Como te comente, nunca me dio el teléfono de su oficina, lo que me molesto mucho, pero ella me tranquilizaba diciendo – tranquilo yo aprovecho las oportunidades, solo debes esperar un poco -.
- Pero bueno abuelo ¿ella té tenia como un amante? No te diste cuenta?.
- Escucha nieto, cuando uno esta impactado por una mujer espectacular, mejor es no pensar sino dejarse llevar. Cuando ella me citaba a cualquier sitio, estaba allí media hora antes. Llegaba temprano a nuestros encuentros con tal de verla llegar y poder apreciar como caminaba. Realmente nieto, espero que comprendas que esa dama era una mujer espectacular. Sin par, ni comparación. “Unica” y fuera de cualquier parámetro que yo tuviera establecido.

- Un día, me llevo en su carro hasta un paraje, lo que llamábamos nosotros un “mirador”.
-Un ¿que?, pregunte rápidamente-
-Un Mirador -recalco el abuelo- era una zona donde aparcabas tu vehículo y disfrutabas de la vista del paisaje y de la persona que te acompaña. Esa noche estaba totalmente nervioso. Ella, por su parte, posiblemente lo estaba pero no lo expresaba. Recuerdo que el paisaje no era tan maravilloso como se podía esperar y es mas había una bolsa de escombros al frente del carro. Sin embargo yo lo veía como un paraíso.
Luego de un rato y unas cuantas latas de cervezas light. Luego de una larga conversación, me le quede viendo a los ojos para decirle sencillamente – ¿Te puedo besar?
A lo que ella respondió – si no me lo preguntabas en los dos minutos siguientes, te aseguro que me abalanzaba sobre ti.-

–Coño abuelo luego de cómo 15 citas no le habías dado un beso?, tu como que eras medio “pan frió” para esa época ¿no?.
- JAJAJAJA. - Sonrió el abuelo y dijo luego - no nieto, no era pendejo, solo era respetuoso. Solo moría por verla, por apreciarla, por estar a su lado, era encantador escucharla, ver como su inquieta boca se movía para decir las cosas. Yo era feliz al tenerla a mi lado.

- Fue asi que nos acercamos lentamente y nos besamos. Fue mágico, no sabia si lo estaba haciendo bien, pero ya no importaba solo me deje llevar. Al acercarme a ella, sentí su aroma, aroma de mujer, aroma de princesa, de diosa. Un aroma que solo se puede apreciar si estas a menos de 5 cm de la piel. Es una trampa en la que caen solo los afortunados. Su piel, la de la cara, estaba fría, tersa, limpia y especial. Mas que besarla solo la sentí. Sentía sus labios sobre los míos. Su ternura al besar era inmensa. Nuestros labios no se besaron, solo se acariciaron. Creo o mas bien recuerdo, que no había besado así antes, con tantas ansias y con tanto detalle. No había besado a nadie sintiendo cada rasgo de sus labios. Llego un momento que al besarla abrí mis ojos para verla tan cerca y me lleve una impresión al ver que ella tenia tiempo mirándome, era una mirada tan romántica que solo me quedo sentirla y cerrar nuevamente mis ojos.

La abrase, sin necesidad de ser un abrazo erótico, sensual o carnal. Para eso habría tiempo. En esta primera oportunidad, tenia la necesidad imperiosa de sentir su aroma, su piel y su calor. Nos abrazamos, nos dejamos sentir, fue espectacular para mi. Me sentía como de 15 años, ansioso, egoísta pues quería que ella fuera solo mía. Nos miramos por largo rato, estaba sumamente nervioso, miraba hacia adelante del vehículo pues me daba pena verla... volvi a tener 12 años.

Luego de un rato de tiernos besos, de volar y volar, le dije - “mi amada”, es mejor que nos marchemos.- Sin decir palabra alguna, encendió el carro, le di un beso mas y nos retiramos del lugar. Sin embargo aproveche de colocar mi mano sobre su muslo derecho. Recuerdo que mi mano en su muslo era la forma de sentir que era de ella, de decirle que era suyo, era la forma de indicarle que era feliz. Llego un momento en que ya no la mire, pues estaba en un transe, en una nube volando. Talvez, nieto, no compendió que significaba esa mano en su pierna, talvez ella pensó que era solo un gesto, pero era mas que eso, era una forma de conectarme a ella y decirle “soy feliz”.

Volviendo al estudio del abuelo, ambos nos servimos una copa más de vino, encendimos un nuevo puro y pude ver como mi abuelo trataba de dibujaba la escena, con el humo de su puro. Se le notaba una cara feliz por recordar todo eso.
El abuelo seguía contando. - Pasaron mas de 2 meses sin verla, solo recibía una llamada de ella una o dos veces a la semana. Me estaba muriendo, me estaba desesperando. Tenia una ansiedad en el pecho por el simple hecho de no saber nada de ella. Sus llamadas distantes también se convirtieron en cortas y algunas un poco secas. Pensé que se debía a lo del mirador. No sabia que esperar, solo sabia que me hacia una gran falta.

Luego de una semana desde su ultima llamada (dos meses sin verla), me dijo que estaba muy confundida pero que deseaba verme. Nos citamos en el restaurant de un hermoso hotel que estaba al final de la ya arruinada calle de las mercedes. Cenamos pero casi no hablamos, solo nos mirábamos. Ambos pensábamos bien cada palabra antes de decirla, no queríamos incomodar al otro. Solo nos mirábamos.

Repentinamente me dijo – ¿sabes? Me has hecho mucha falta, he estado pensando mucho en ti. No te olvido ni por un segundo pero estoy confundida y no quiero herir a nadie-

Las palabras me golpearon pero no me hirieron. Notaba un dejo de tristeza en ella, sentía un malestar en ella, la sentía un poco abatida. No era la mujer de siempre en ese momento, lo que si sentía yo era como mi bella mujer se estaba derritiendo y yo no podía hacer nada.

Luego de la cena, me dijo – “bebe” no puedo verte más. Estas causando un daño profundo en mi. No supe controlarme y te metiste muy dentro de mi. Discúlpame pero no puedo con todo esto.

Al escucharla, por segunda vez baje mi cara y por segunda vez volvió a tocar mi barbilla y a levantarla. Dijo – recuerda que no puedo ver mis bellos ojos verdes, si no me ves a la cara. Sonríe que te quiero como no tienes idea. Yo también soy tuya pero no es nuestro momento.

Solo me quedo verla a los ojos, verla y escucharla, querido nieto. Al cabo de unos minutos, se levanto de la mesa y se despidió con un tierno beso en la mejilla acompañada de una muy leve caricia. La vi marcharse sin voltear, la vi tan hermosa como en todas nuestras anteriores citas. Vi su cabello ámbar, acompañando su caminar, un poco mas largo. Vi como su cuerpo, ceñido por el vestido se alejaba de mí, vi sus sandalias moverse mas y más lejos de la mesa, y su típico hilo dental casi ya no lo podía divisar. No dijo adiós, no dijo nada y tampoco yo quería escucharlo. Solo la vi marcharse.

Pero abuelo – dije con un tono de tristeza- como es posible que dejaras ir a una mujer única, tu no dices que no la puedes dejar ir?.
– Si mi querido nieto, pero si ella que debe marcharse no puedes atarla a ti. Ella se quedaría si pudiera y esa no era la ocasión.

Mi abuelo y yo suspiramos . El viejo tenia liquido en sus ojos que nuca antes había visto, no era lagrimas, si no unos ojos llenos de felicidad y nostalgia. El corazón se me puso chiquito. Luego de tomar un poco mas de vino portugués el abuelo seguí contándome mas cosas.

El viejo tomó algo de aire y dijo, mirándome a los ojos.
– Sabes, luego de terminar la copa de vino portugués que ella me había pedido, un mesonero se acerco a la mesa y sin decir palabra alguna, dejo un sobre cerrado cerca de mi mano izquierda. No tenia gana de abrir el sobre pues pensé que el mesonero se había equivocado en su entrega. Sin embargo al pasar 25 minutos, pude leer el mensaje que decía...
– “ te espero en 10 minutos en la habitación 285–B. No tardes por favor, si no subes también te comprenderé. Tuya hoy y siempre... tu mujer unica.”.

Me levante de la mesa corriendo, ya habían pasado mas de 28 minutos desde que el mesonero había colocado el sobre en la mesa. Corrí al ascensor, apreté tres botones equivocados, mi respiración estaba acelerada. Al llegar al piso 2, pensaba en mi torpeza por no abrir el sobre antes, pensaba que ella ya se habría marchado, pensaba que ella había entendido que no deseaba verla más.

Corría, corría por el largo pasillo, maldecía a los minutos y a mi torpeza. Al llegar a la habitación abrí la puerta y no había nadie en la habitación. Todo estaba en su sitio. No había presencia humana en ella. Ya se había marchado me dije. Me preguntaba ¿cómo encontrarla? ¿Cómo, si no se donde?. No tenia su telefono y ella era la que siempre me contactaba. Grite, mucho!. Me senté en el borde de la cama, estaba abatido, cansado y furioso conmigo mismo. Había dejado la puerta abierta, y solo me senté con mi cabeza tomada por las sienes pensando en mil cosas. Nuevamente baje mi cabeza.

Pasaron posiblemente unos 15 minutos y tocaron la puerta que había quedado abierta. Al levantar la vista y tratar de saber quien tocaba la puerta. Mi mayor sorpresa fue ver a mi adorada en la puerta con su vestido ceñido, con un pequeño bolso en la mano y con una enorme sonrisa en su cara diciéndome

- bebe, la habitación 285-B es la siguiente, esta es la 285-C. Jajaja, te equivocaste de habitación por dios!.

Se acerco un poco hacia mi diciéndome de forma conciliatoria
- bebe, pensé que no me querías ver mas, al ver que pasaron los quince minutos del mensaje. Pense que te habías marchado del restaurant. NO sabia que pensar, me puse a llorar un poco y cuando ya me marchaba por el pasillo hacia los ascensores, te veo sentado como un tonto! en la cama de una habitación equivocada jajaja!!!. Tengo cinco minutos viéndote y como tu no levantabas tu hermosa cara, no veías que estaba parada en la puerta. No ves tonto te equivocaste de habitación!!!. No me digas que pensaste que me había marchado tontico, gafito mío? Esto se cuenta y no se cree. Jajajaja.

En la sala de la casa del abuelo, todos quedaron atónitos ante el sonido de dos grandes carcajadas provenientes del estudio del viejo. Todos se miraron a la cara y no podían explicarse ese sonido.

Adentro en el estudio, aproveche la risa y tome un poco mas de vino. Pude ver como la sonrisa de mi abuelo crecía. Me miraba fijamente y sus ojos estallaban de alegría al recordar la escena. De verdad que esa mujer “unica”, debió ser muy especial para el abuelo.

Continua el abuelo contando
– me levante y la abrase y con un dolor fuerte en el pecho le dije, corazón aun estas aquí, estas aqui!!! jajaja no sé que decir. Jajajaa y una lagrima de alegría corrió por mi mejilla. La bese y con mi pie cerré la puerta de la habitación. No podía dejarla de mirar sus ojos que me gritaban -¡¡¡si!!!! Yo también soy tuya-. Dentro de un beso eterno la lleve a la cama, acomode una pequeña almohada en su cuello y me detuve a contemplarla por algunos minutos.
- No hacían falta palabras, solo nuestras miradas dijeron todo. En el ambiente musical de la habitación se escuchaba Turandot de Puccini- y desde ese día tengo grabada esa opera en todos los medios posible (cassette, cd, en vivo, vinil).
Después de vernos a la cara, baje mi mirada, pero esta ves no le molesto, pues lo hice para buscar su cintura, su vientre y sus senos. Le cerré los ojos con mis dedos y con la misma mano, acaricie su cuello. Respirándola constantemente me acerque a su boca y con pequeños besos se la humedecí. Poco a poco mordí sus labios y tiernamente introduje mi lengua en su boca lo cual acogió con todo gusto.

Bese posteriormente sus orejas y su cuello y sentía como poco a poco la respiración de ambos se sincronizaba. Ella no habría los ojos, solo se limitaba a sentir como mi boca la recorría. Desabotone poco a poco la parte superior de su vestido, deje que sus pecas vieran la luz tenue del cuarto. Puccini aun sonaba. Lentamente de su boca salía su rosada lengua para dejar húmedos sus labios. Esto era señal que deseaba otro beso. Cuando llegue al botón que permitió ver por completo sus senos, note que su respiración se había entrecortado. Leves gemidos salían de su boca y aproveché esto para soltar su sostén y acariciar su seno derecho con mi mano. Su pezón estaba totalmente erguido deseando mas caricias de mis dedos.

Era espectacular tenerla. Luego, libere ambos senos de su sostén para que mis ojos los pudieran contemplar. Su vientre terso se podía notar con mayor facilidad. Mi boca olvido la suya, solo se dedico a besar y chupar cada espacio de sus senos. A sentir el tibio de su estomago y los movimientos rápidos de su vientre, el corazón casi me explota y la sangre corría a chorros por mis venas. Me saque rápidamente la camisa y deje mi dorso al aire, lo que ella con rapidez sintió con sus dedos. Pasaba su mano en mi espalda y con la otra peinaba mi cabello con fiereza al sentir como le besaba el vientre. Luego me tumbo sobre mi espalda y sentada sobre mi, vi como su bella cara la tapaba un pequeño mechón de cabello. Al igual que yo, ella cerro mis ojos para que sintiera cada beso de su boca por todo mi pecho, por mi cuello, mis orejas y mi cansada boca.

En sudor se hizo presente en mi, cada poro rápidamente soltó una dosis sutil de sudor el cual ella sintió tanto con sus manos como con su boca. Despacio mientras sentía sus movimientos de cadera sombre mi, para estimularse, levante la parte inferior de su vestido y acaricie largo rato sus glúteos, apreciando y estirando de ves en cuando su pequeño hilo dental blanco.

Poco a poco se acomodo para que su vagina se encontrara, con la ropa de por medio, con mi miembro. Los movimientos eran rítmicos, su cintura un tornado y mi sangre estaba a punto de estallar. La tumbe en la cama y con suma rapidez le quite el vestido. Deje al descubierto una espléndida figura, una figura que no demostraba haber cansancio, un vientre perfecto, un ombligo soñado, una piel realmente brillante y tersa, unas cadera alineada, unos muslos delicados pero fuertes y un hilo dental que poco escondía su bien delineado vello pubico negro. Lentamente le sople dentro de las piernas y la reacción de los muslos fue erizarse, abriéndose cual flor prohibida. Me levante de la cama para retirar mis arrugados pantalones para luego caer encantado sobre su vientre. La despoje del hilo dental y pude notar como estaba totalmente húmedos sus labios y su clítoris. Con los cuales jugué por largo rato con mis dedos y mi lengua. Total satisfacción se podía apreciar en su cara, una sonrisa picara y mil gestos se notaban en su boca. Los ojos se abrían totalmente y cuando se cerraban lo hacían con tal fuerza para poder sentir toda la pasión.

Me exigió que me subiera mas en la cama, para luego perder su cara dentro de mis muslos. Al mismo tiempo coloco su vagina en mi cara y nos probamos mutuamente. Podía sentir como yo entraba en su boca, como su lengua jugaba con mi pene, lo mordía, lo lamía y lo apretaba con los labios. Parecía una loquita, estaba feliz, disfrutando de mi. Yo mientras, aproveche para lamerla sin parar, bajaba desde su clítoris hasta su ano, el cual apretaba por las cosquillas. Movía mis caderas para poder apreciar su rostro, sus ojos cerrados. El pequeño hilo de sudor en la frente que se mezclaba con los cabellos de su pollina. Mis manos bajaban y subían por su espalda, sintiendo como contorsionaba sus caderas al ritmo de mi cuerpo.

Luego de unos 10 minutos, luego de besos, caricias, abrazos y locuras, me retire de su cuerpo, la coloque sobre su espalda y sin dejarnos de ver, la penetre con lentos movimientos de cintura. Podía sentir y ver como sus piernas se habrían de par en par, como sus caderas rápidamente bajaron para acoplarse a mi abdomen y como sin mayor contratiempo mi cuerpo estaba sobre el de ella. Me arqueaba para besar sus pechos, con mi mano derecha tenia apretado su cabello y por la pasión tiraba de él haciendo que su cuello se estiraba para poderla besar.

Luego de un rato de ricos movimientos, voltee su cuerpo y la coloque boca abajo. Bese su espalda, su cintura, tanto con mis labios como con mi lengua. Podía sentir los pequeños vellitos negros, delgaditos y divinos que hacían una carrera desde su cuello hasta la cintura baja. Entre con mi boca y mis dientes, entre sus glúteos. Realmente estaba enloquecido de todo lo que estaba haciendo y más aun cuando al verla a la cara tenia una leve sonrisa de satisfacción. La tome por la cintura levante su cadera para dejar al descubierto su flor.

Estaba frente al abuelo sorprendido por lo que escuchaba de sus labios. Tomé casi de inmediato todo un vaso de vino, respire dos veces el humo del puro y veía la seriedad de mi abuelo al contar su historia. No estaba excitado, solo entendía la pasión que un hombre puede tener por una mujer.

El abuelo soltó una gran bocanada de humo lo que me permitió continuar viendo la escena. - Ya sudaba mucho, podía ver como su mano derecha se posaba sobre mi glúteo para hacer mayor presión en la penetración. En algunos momentos se levantaba sobre sus brazos, para luego caer con su pecho sobre la cama. En ese momento ella se separa de mí y viéndome con una cara retadora, me “obligo” a postrarme sobre mi espalda. Luego como tigresa, se lanzo sobre mi y con su mano, me ayudo a penetrarla. Deje que ella mi hiciera el amor, con sus movimientos, con su pasión, con su piel húmeda, con sus cabellos alborotados con sus labios siempre húmedos, con sus pezones rígidos, con su cintura loca... fue espectacular. Yo con mis manos acariciaba sus nalgas y esto la llevo rápidamente a un orgasmo intenso, lo que me llevo a llegar junto con ella.

Del cansancio cayo sobre mi. Realmente no sé si por cansancio o por intensidad, pero nuestras respiraciones estaban totalmente aceleradas aunque nuestros cuerpos no se movían. Tal fue la explosión de nuestro clímax que estabamos totalmente abatidos, sin tocarnos, sin movernos y sin reaccionar. Luego de unos pocos minutos, cargando su peso, la acosté de lado en la cama. El hilo de sudor en su espalda era un poco más intenso y se podía apreciar el pequeño rocío de sudor en sus nalgas y sus brazos. Yo por mi parte estaba totalmente bañado en sudor, gruesas gotas rodaban por mi frente, espalda y muslos. En ese momento pude apreciar lo hermoso de su cuerpo. Pude apreciarla dentro de la tranquilidad que produce hacer bien el amor..., bajo la tranquilidad del infinito, bajo la tranquilidad de mi propia serenidad. Mis ojos recorrían su cuerpo, desde sus cabellos alborotados, hasta la tersura de sus talones. Desde sus lunares y pecas en la espalda, hasta la línea blanca del traje de baño en su “derrier”.

Me coloque de lado, puse mi cabeza sobre mi brazo derecho y aprecie su bella cara, su sonrisa placida, sus ojos adormitados, para luego caer yo en un profundo sueño. Solo recuerdo que coloque mi mano sobre su hombro y le di un beso en la mejilla. Ella no respondió pues del cansancio también dormida quedo.
Mi abuelo tomó un sorbo de vino, de la tercera botella mágica que consumimos. El humo de su puro esta vez no-tenia la rapidez de la escena de él con su adorada en la cama, sino que tenia la tranquilidad de la bruma del mar. Luego se levanto de su sillón, camino hacia la ventada que colinda con el equipo de sonido, donde Janos nagy (tenor) cantaba el Nesssun dorma. en Turandot. Su mirada se volvía a perder, su cabeza bajó hacia un lugar perdido cercano a sus pies... suspiro y dijo – Nieto, después al levantarme, ella ya no estaba... no estaba mi adorada. No estaba la ternura hecha piel, no estaba mis pecas ni mis lunares... se había marchado.

-No me despertó, no se despidió, solo me dejo un pañuelo, un pañuelo de seda azul con un toque de su aroma y su perfume, eso fue todo lo que quedo de ella... nada mas.

Me levante y me aproxime a donde estaba el viejo, brindé con su copa y le dije
– ¿nunca abuelo, nunca mas la vistes? ¿La dejaste ir?.
A lo que respondió
- no nieto, no la deje ir, solo se marcho. Me dejo lo mejor de ella, es decir todo, pero no podía estar a mi lado... Solo se marchó.

Mi abuelo tenia la mirada perdida, como recapitulando todo lo que contó. Luego se volteo hacia mi y me pregunto
-¿ como se llama ella? ¿ como se llama la mujer que te tiene así, nieto?. Le dije el nombre... No hubo necesidad de explicar por lo que yo estaba pasando, no hubo necesidad alguna. Solo mi abuelo me miro y entendí lo que tenia que hacer... “amarla mientras este a mi lado, solo amarla y apreciar todo su esencia para nunca olvidarla, aunque se marche de mi lado”. Porque , tal ves ya lo sepa mi abuelo, yo nunca la dejare ir, solo se ira si ella lo desea.

Me sentí mas aliviado, toda la presión se desapareció, veía a mi abuelo totalmente diferente, al apreciar que tras sus ojos verdes, su rostro fuerte y su temple, existía un hombre capaz de amar con tal intensidad a una mujer que nunca la olvido y es capaz de amar con tal intensidad a mi abuela, sentimiento que aun mantiene a flor de piel.

Luego de un largo silencio, me dispongo a retirarme del despacho del abuelo. Debieron haber pasado mas de tres horas de conversación. Me imagino que mis tíos y mis primos estarán rascados o se fueron.... Camine hacia la puerta del despacho y mi abuelo me dice antes de abrirla.
-hey nieto ... apaga bien el puro, bebe la ultima gota del vino. En seguida, voltea la copa sobre el escritorio, luego te podrás ir.-
Riendo como un chiquillo, realizo los pasos que me dijo el viejo y tras darle un fuerte abrazo y hasta un beso, abrí la puerta y para salir a la sala.

Carlos se me acerca y me dice.
-Pero bueno eso fue todo, tanta parsimonia para nada? ¿y la risa? y ¿esa risa a que se debió?
-Como que para nada – le respondi - si tarde casi tres horas allí adentro con el abuelo-
Carlos me responde – tres horas guevon si no han pasado ni 8 minutos!!! ¿Para que le llevaste el disco al abuelo? ¿ No le pediste nada? ¿Para que coño quería conversar contigo de ultimo?... no entiendo nada?. Háblame maricon háblame vale...!!!

Con muchas ideas en la cabeza camine un poco por la sala diciéndome -5 minutos... !!!!-, medite un momento, quede en total silencio y pensé... - De verdad que fue todo mágico. El vino si es mágico... Justo con ese pensamiento, se abría la puerta del despacho, el abuelo salió con su copa y mis tíos se le acercaron para conversar, se lo llevaron de inmediato, dentro de risas y carcajeas, a jugar domino en le patio de la sala.

Aun me preguntaba - ¿de verdad solo pasaron 5 minutos?, claro para ellos, porque para mi abuelo y para mi fueron mas de 3 horas de escuchar una agradable historia.

Estando conversando con mi primos y tíos, el abuelo me llama y me dice.
- nieto sírveme un poco mas de vino, el que te gusto.-

Todos quedaron en silencio, admirados porque yo habia probado del vino del abuelo, al que ningun mortal el abuelo le había ofrecido, ni si quiera a su hijo predilecto Emmanuel.
Fui al despacho, tome la botella le serví al tope la copa y al retirarme, vi en el escritorio el álbum con que el abuelo, habia salido del archivo. Al abrirlo todas las paginas estaban sin fotos excepto una, donde una linda mujer, hermosa mujer, de bellas facciones, cabello ambar, y infinita sonrisa salir fotografiada.

En el lado inferior derecho de la foto, escritas a mano habian las siguientes palabras...

“ Eternamente tuya y por siempre te amará... firma... “tu mujer unica”.

El abuelo entro repentinamente al estudio, cerro la puerta a sus espaldas y me preguntó sonriendo ¿donde esta mi vino carajito?.
Al levantar mi cabeza, luego de estar viendo la foto, le digo abuelo
- ¿quien ese esta mujer tan hermosa...?
él al acercarse al escritorio me pregunta
- ¿que mujer nieto?
Y yo respondiéndole rápidamente digo, - esta, la de la fot...!!!!
para mi asombro, la foto ya no estaba en la pagina, todo el álbum estaba en blanco... a lo que mi abuelo respondió...
“nadie, no era nadie, solo un eterno recuerdo, solo eso un recuerdo.”
A partir de ese momento juro que no recuerdo que converse con mi abuelo en el despacho... absolutamente nada. Cuándo le pregunto, solo me dice
¿ no recuerdas?, hablamos de la vida solo de la vida mi querido nieto
fin

esta es mi primera aventura escribiendo por favor agradesco su comentario al mail
alejandrovera_@hotmail.com

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 19:20) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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