La madre de mis vecinas

Al lado de mi recinto donde guardo mi camioneta, es un garaje que ocupo por más de dos años como resguardo del vehículo y como bodega de sacos de papas, a veces de zapallos.

La madre Chabela de 42 años me tiene como su regalón y me acaricia las veces que me encuentra en este lugar, un día me cuenta que me parezco mucho a un pretendiente que ella tuvo en su juventud y por eso me adora, cuando sus hijas de 14 y 10 años, están en el colegio le encanta ofrecerme sus brazos para que descanse en ellos, le digo que tiene que tener cuidado por que algún día le puedo faltar el respeto con tantos abrazos, me dice que vas a tocar que otro hombre no haya tocado y ríe…, su marido es un trabajador de la gasolinera de la plaza cercana y tiene turnos a veces de mañana otras de tarde y una vez al mes turno de noche como cuidador ya que en la noche no atiende después de las diez de la noche esta gasolinera y al día siguiente abre a las siete de la mañana.

Una noche llegué tarde eso de medianoche a guardar mi camioneta cargada con tomates que traía del sur y ella me golpea por detrás de mi recinto y abro una pequeña ventana que se abre a su patio lateral, ayúdame me dice, no me puedo dormir por que tuve una pelea con mi marido y estoy tan nerviosa, angustiada y erótica que tu no sabes, antes que te vayas ábreme la puerta de salida que tienes, esa pequeña, pero entro.

Llega a mi lado y me dice vengo irritada, fogosa y lastimada… mi marido me retó por que le solicité antes de irse unos arrumacos y quería ver su me consolaba con sexo, el maniático se enfadó y casi me pega…, imagínate como me dejó de lastimada y herida no encontraba con quien descargarme y te sentí llegar y aquí me tienes…, así que me vas a escuchar, en broma le digo te escucharé pero primero subimos a la camioneta que esta a una buena temperatura, recostamos los asientos, te hago unos arrumacos para calmarte y luego te escucho…, me contesta excitada desatándose del abrigo que traía…, estaba cubierta solo con una camiseta corta que casi no cubría su entrepiernas, sin nada que sujetara sus senos libres en la camiseta, si me tocas con los arrumacos crees que vamos a poder conversar cuando estoy sedienta de ser consolada y mi desequilibrado marido ni me tocó…, caliente crees que te dejaré tocarme y abrazarme… mientras ella hablaba me acerque, la cogí entre mis brazos la introduje en la camioneta, la recosté en los reclinables asientos y separando su abrigo a un lado la acaricie, déjame me dice que si no me vas a disfrutar y seré tuya por culpa del maniático de mi marido…estoy ardiente de fogosidad… la tengo recostada en los asientos y bajo mis ropas de mi cintura para abajo, sale a su encuentro un miembro excitado y tieso, duro, hinchado, grueso con deseos de poseerla…, lo mira lo palpa y me mira a mis ojos, luego cierra sus ojos y guía mi pene a su entrepiernas… como se queja cuando este comienza a ensanchar su vagina y comienza lentamente a resbalarse hacia las profundidades de su matriz…, tuya me dice… cuidado…¡ah! con dejarme… caliente, estoy…¡oh, ah! avivada como hembra… poséeme…, ¡ah, oh, hmm… tuya! Y me abraza con desesperación moviendo su cintura y trasero con picardía y destemplanza gimiendo y llorando de placer… entre sus balbuceos le escucho … soy tu mujer…, hazme tu hembra…, ah, oh, que placer.., cinco minutos estuvimos destrozándonos el uno al otro, movía con gran destreza su culo dándome gran goce y casi juntos nos abrazamos gritamos y descargamos ella sus fluidos de los orgasmos y yo la regaba con mi leche su matriz… una vez que nos calmados, agotados nos abrazamos y relajamos en los sillones del vehículo.

Al descansar me dice mira lo que se perdió el poco inteligente de mi marido, pero he ganado un amante y que amante casi me rompe apareándose con mi cuerpo, cuando quieras soy tuya nuevamente y cuando yo quiera te aviso. Luego me aparta y escapa a su casa.

Pasan dos días antes que nos crucemos al entrar al garaje, entro el vehículo y la invito a pasar, cierra la puerta y me dice esta falda es nueva sacándosela no deseo destrozarla me dice recostando el sillín del vehículo para luego sin calzones relajarse en el. La veo dispuesta a saciarme de mis anhelos de posesión de carnal, la abrazo, me acomodo sobre ella galanteándole, mientras tomo posesión de ella que mujer, eres muy joven para mí, me dice al tiempo que le introduzco mi mano por su pierna hacia su vagina… se retuerce y me mira con unos ojos de mujer enajenada por un coito, diciéndome seré siempre tuya, pero debes guardarme silencio y me prometes privacidad, seré yo, solo yo tu hembra en celo.

Manoseo ese bosque de pelos que cubre su vagina oculta entre sus piernas, las bellas piernas que tiene se retuerce, excitado su cuerpo al calor ante una profanación de infidelidad incestuosa con su vecino, sabe que este macho la tiene en esos momentos bajo su poder y que la hará su mujer, que será penetrada por ese miembro que ella busca desesperadamente en los pantalones de su vecino, al encontrarlo se sorprende es un pene majestuoso, duro como un tronco, grueso como el miembro de un anima, largo más que el de su marido y lo mejor está ardiente y deseando penetrarla con desfachatez, indisciplina y sin piedad, su vagina era un charco ante la próxima entrada de este macho en sus cuerpo.

Al fin siente la penetración de ese abusivo y dominante pene en sus entrañas vaginales grita y gime desesperada, al tiempo que siente a su cuerpo sacudirse gustosa al ser expandida su vagina hasta casi romperse, mientras sus dedos se enmarañan en el cuero cabelludo del macho que la está bárbaramente insertando en sus paredes vaginales, años que no sentía esa sensación de persuasión al apareamiento demoledor, al sentirse así se entrega totalmente a este macho su vecino violador, incestuoso y ejecutante de las delicias del coito. La camioneta crujía y ella se aferraba al respaldo de la puerta Pronto las embestidas eran mas fuertes sentía el placer y con los orgasmos que comenzaba a sentir, ¡era fantástico!, pensaba que se había olvidado de esos orgasmos luego de meses sin uso, ahora sentía que la poseían con pasión y eso la excitaba, llegando a un soberbio orgasmo y gritaba de rabia de sentirme saciada por un vecino y no por su marido, lo apretaba en contra de su cuerpo atándolo con sus piernas por detrás de los riñones, cuando este evacua su semen mojándome todas las entrañas de su vientre, dejando que todas las emisiones de su miembro escaparan dentro de su útero, al no poder despejarse ya que lo tenía atrapado con mis piernas y junto con llegada de los jugos a sus entrañas , le llega un colosal orgasmo, que me hizo olvidar que podría quedar preñada…. Dios mío… que rico y apretaba aún más al amante contra su cuerpo…, sorprendida exclama al recordar de pronto que esos días eran sus días de máxima fecundidad, he quedado embarazada por culpa tu semen… ¡que haré ahora¡ Cálmate, me contestó mi vecino amante, mientras me cortejaba y adulaba amablemente, déjame preñarte tengo ese derecho y vuelve nuevamente a llenarme mi vientre de semen… Si, si le digo, pero tengo 42 años y tú apenas 19.

Esa semana Chabela se acostó conmigo en mi lecho matrimonial aprovechando que mi marido estaba en el trabajo y mis hijas en el colegio, otra más fue su gozadora ntrega a ese macho y como se retorcía gozosa de saberse fecundada por su amante y satisfecha de ser acariciada y fertilizada por Leo su joven amante, ¡que haría ahora!... no lo sabía Chabela, solo sabía que desde ahora pertenecía a dos machos.