La mamá de Ernesto

Matilde la madre de Ernesto.



Me encuentro con Matilde en una farándula callejera, ella me dice acompáñame Lean que aquí hay varios frescos que se apegan a ti para manosearte, le susurro al oído es que tu tienes un maravilloso y excitante cuerpo que cualquiera quisiera ser tu hombre y estar pegadito a tu generoso cuerpo… ¿si? Me dice excepto mi marido que ni se inmuta… ¡ah! Le contesto, es que él cree que te tiene dominada y no sabe la fiera que se esconde en ti y no ve la bestialidad que tu cuerpo ambiciona y no ha sido solucionado, me gustaría ser el macho que lo consuele… “oye me dice eres un niño además amigo de mi hijo”…, y por ser amigo de tu hijo debo restar mis deseos de aparearme y satisfacer a la mamá de este amigo que demanda a gritos ayuda meneándose y pidiendo poséanme. ¡ah! Y lo de niño cuidado, hay varias mamás que te podrían dar fe de lo bien que pasaron esos momentos del apareamiento compartiendo la cama conmigo le susurro en su oído… en eso nos empujan y debo abrazarme a ella por detrás apegándome a su trasero para no ser separados y mi miembro que estaba excitándose termino por levantarse a su expresión máxima al sentirse entre sus nalgas que a pesar de la ropa lo apreciaba maravilloso y anhelante de deseos carnales, ella al sentirme pegado a su trasero y sentir la dureza entre sus glúteos movió su trasero acomodando a este para que se ubicara bien entre sus muslos y sentirse pretendida y deseada… mirándome por sobre sus hombros me pregunta…, “¿es verdad lo de varias mamas?. Debes contármelo ahora”… aquí no le digo. Reacciona tomándome de una mano y me saca del tumulto y dice, “iremos a la casa de una tía que vive cerca y es sorda hay que gritarle para que te escuche”.

Llegamos a la casa y ella a gritos la saluda para luego decirle que subirá al segundo piso conmigo por que tiene que estudiar unos documentos. Subimos por la escala es un poco movediza esta por lo que la afirmo de sus caderas y ella al sentirse apresada por su trasero lo mueve en un delicioso vaivén que desespera a mi miembro que se empalma a este y continuamos subiendo entrelazados… arriba ella me mira y dice “parece que en vez de contármelo deseas demostrármelo”… arrimándose a un sofá que estaba cerca.

Sobre ese sofá levanto sus vestimentas y mis manos cobran vida al igual que mis dedos acariciando con delicadeza a esas piernas a la vez que susurraba en su oído palabras de exaltación, entusiasmo y ardientes galanterías que al escucharlas sonríe excitándose y meneando tiernamente sus caderas a un ritmo suave, cinco minutos y la tengo sin vestidos y sin calzones solo con sus sujetadores que no duran mucho tiempo cubriendo sus senos, me desnudo de mi cintura hacia abajo y mi pene se ubica inmediatamente tieso, duro, arqueado mirando el cielo entre sus piernas y como ella estaba húmeda en su vulva este resbala ingresando en su vagina hasta mas allá de la mitad, sacándole gemidos y gruñidos de excitación… colgándose de mi cuello me entrega su cuerpo… soy tuya dice, demuéstrame como chillan las otras mamas con tu pene mas grueso que el de mi marido en sus entrañas… hazlo suave que me tienes mi vagina dilatada hasta casi descomponérmela, ah… suave, oh soy tu hembra… excítame hazme tuya…, ah… oh…, ahora dámela toda… ah, que rico…, ah…ah… ahora se como gritan tus mujeres ah que bien lo haces ah… eres un semental en potencia muchacho gozoso, eres mi macho…ah aquí llegan seré tuya llegan … oh Lean soy tuya ahí mis orgasmos oh…ah…tuya…ahg. Siento como moja mi miembro sus emisiones que llegan con sus orgasmos mientras sus dedos verdaderas garras se entierran en mis carnes. Descontrolada movía locamente sus caderas, su cabeza se meneaba de un lado a otro, saltaba en la cama introduciéndose más profundamente mi pene en sus entrañas, estaba desquiciaba, descontrolada en su excitación con la llegada de sus orgasmos. Luego calma y soltando su cuerpo a las duras arremetidas de mí culminación apasionada que finaliza cuando arrojo en su matriz torrentes de espermas que inundan su vientre… me abraza y susurra a mis oídos “entiendo a las otras madres en verdad eres un macho potente y sabes satisfacer a una hembra ardiente”, “cuando podamos lo repetiremos…, mi cuerpo te pertenece, soy tu esclava ardiente de pasión y necesito de tu pene en mi vagina para calmarme. Antes prométeme que Ernesto y mi marido nada sabrán de que comparto cama contigo, de que soy tu amante”. Sé callar le digo así que tranquila.

Cinco meses después finalizamos el año escolar y debemos separarnos con mis amigos de enseñanza media superior, pero no me separo de sus madres que en este tiempo he seguido conviviendo en el lecho matrimonial, ahora si conmigo como su potencial macho. Matilde es una mujer ardiente y casi todas las semanas me busca para saciarse, tantas veces he vaciado mis espermas en su matriz que ella está embarazada de dos meses de mí. Pobre Ernesto no sabe que tendrá un hermano fecundado en el vientre de su madre por su amigo Lean.

No creo que sea el único que fecundaré en ese vientre ya que Matilde esta desesperadamente aferrada a mi cuerpo y ya no se conforma con una vez a la semana a veces nos apareamos hasta tres veces en la semana con triunfantes culminaciones.