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La Mamá De Mi Amigo ( CON fotos)

SebasBric87 Relato enviado por : SebasBric87 el 27/04/2023. Lecturas: 22723

etiquetas relato La Mamá De Mi Amigo  ( CON fotos)   Amor filial .
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Resumen
Les contarte lo que me ocurrió con la madre de mi amigo.


Relato

Les contarte lo que me ocurrió con la madre de mi amigo. Es una mujer blanca, de cabello castaño, alta, buena figura para su edad. Una madurita en toda la extensión de la palabra. Siempre la he considerado uno de mis iconos sexuales respecto a la madurez. Ella siempre se ha mostrado amable conmigo (más de lo normal) que con cualquier otro amigo de su hijo. Todo comenzó una tarde en que mi amigo festejo su cumpleaños con una fiesta en su casa así que no tuve objeción alguna en echarle una manó y ya de paso echarme la tarde en su casa y ver a su mama que siempre me había gustado. Me dijo por teléfono que me llagara temprano que estaba solamente él y su madre. Su padre trabajaba y su hermana llegaría tarde. Yo tenía casi 19 y puede decirse que soy una persona sana, que se dedicaba a su trabajo y a sus estudios, pero con una ansiedad sexual. Con un pene de 18 cm., y comparándolo con él de otros amigos de mi edad siempre me he sentido a gusto y satisfecho. Al menos con mi pene. 1.70m, 74kg, más bien delgado. El caso es que llegue como a las 3 p.m., toque el timbre y me abrió mi amigo. Entre a su casa. Pasamos a una salita, al fondo de la casa. Para llegar tenía que pasar por el comedor, nada nuevo. Entré en el comedor y salude a su madre: -Hola- dije. -¡Hombre! ¡Cuánto tiempo que no venías! ¿Como estás? - Bien, bien. - Y usted... Se me corto la respiración un instante. Lo único que pude hacer fue sonreír y continuar hasta la salita. Con mi amigo. Le saludé como de costumbre y empezamos a hablar de nuestras cosas. Olvide lo ocurrido anteriormente. Pasamos un largo rato platicando hasta que la puerta de la salita se abrió y entro la mama de mi amigo, que dijo: -Vas a tener que ir a la panadería, porque han llegado tus los titos y primos. La panadería estaba algo lejos, así que él contesto: -¿No puedes ir tú?, es que estamos algo ocupados... -¡Ay! como te trata eh! - me dijo en broma -. -No, esta bien- dije cortado y en voz baja. Me daba pena mirarla porque solo al verla me hacía contemplar esa silueta tan atractiva para mi y empezaba a imaginarme una situación distinta que nunca ocurriría. Entonces pensaba solo en eso, por lo que procuraba mirar a otro sitio. Dios mío que nalgas, que tetas. Un día la vi en bata por pura casualidad estando en su casa y desde entonces no borré la imagen de ella, con esos senos tan grandes que ocupaban todo su pecho y con unas nalgas tan firmes. Daban ganas de cogerla, de llevarla al límite, pero solo en sueños. Que pezones. - Bueno - se sonrió compadeciéndose y a la vez se puso seria con él, así que mi amigo se vio obligado a ir. - De acuerdo. - Yo me quedo- dije. Su madre se fue a la cocina. Me quedé en la salita escuchando como le daba dinero y también le llamaba la atención por contestarle, pero suave. Era una mujer permisiva y moderna. Su ropa lo decía todo, pero falta un poco todavía para eso. Mi amigo salió. Me quedé en la salita y al cabo de pocos minutos su madre dijo en voz alta desde la cocina: - ¿Quieres algo de tomar? - No, No. Me espero a que regrese y tomo algo con el - No, si quieres preparo algo - Gracias - dije un poco siguiendo la corriente, ya que sabía que me lo iba a hacer, quisiera o no. Al cabo de 5 minutos me llamó. Fui a la cocina, me senté ella siempre sonriente, Me la dio una cerveza al sentir como estaba a menos distancia cada vez de mí, otra vez se me cortó la respiración. Ella no hizo nada especial, tan solo eran mis nervios. Me preguntó si quería ver la t.v. Le dije que si ella amablemente me acerco y encendió el televisor. Se marchó hasta, momento en que aproveche para contemplar su culo. No se por qué razón vestiría así para estar en su casa, el caso es que llevaba un pantalón negro apretadísimo que le marcaba toda su figura. Yo tan solo me sentía afortunado de vivir aquel momento. En la parte de arriba llevaba una camisa y un suéter. Nada en especial, solamente esas tetas que siempre figuraban, estaba sentado pero podía contemplar con todo el descaro que quisiera aquel cuerpo que tanto deseaba penetrar. Ella estaba haciendo sus cosas y yo no dejaba de mirar aquellas nalgas, aquellas tetas, en aquellos labios que tanto deseaba que acariciaran mi pene. Seguro que era una fiera en la cama, seguro que siempre pedía algo más. Mi pene se fue poniendo cada vez mas duro tranquilamente dejé que se inflara hasta el tope. Estaba disfrutando de aquella situación. Termine mi cerveza y me puse a pensar: (Ahora podría ir al baño y masturbarme). Decidí ir al baño. No había peligro, entonces me planteé la decisión que cambió el rumbo de esta historia: Puedo masturbarme aquí y perder todo el deseo por ella, hasta otro día, o puedo continuar cachondo perdido para que mi corazón siga bombeando adrenalina y pasar un rato más cachondo, que siempre gusta más. No pensé en intentar seducirla. Salí del baño, lo mas discreto posible. Llegué a la cocina, la observé, estuve un rato así hasta que ella termino sus labores y se santo a descansar un poco también. Mi corazón estaba desbocado y mi pene también. Creo que tuve la erección más grande de mi vida. Yo estaba nerviosismo pero intenté llevar la situación con calma para que no sospechara: -¡Que te cuentas Carlitos! Has cambio mucho eh! - Si... si - Dije con risa floja. - ¿Qué?, ¿estas vacaciones irán a la playa también no? - Si...creo que si no hemos platicado con Arturo... - Muy bien, a pasar unos días con tus amigos y alguna que otra niña... ¿Qué, cómo van los amores? - No si no hay ninguno, a ver si este verano... - Pero bueno, con lo guapo que te estás poniendo y que ninguna se fije en ti... tontas que están las niñas de hoy - Bueno... - Yo si tuviera tu edad te vería muy guapo, pero es seguro que hay alguna. - Ya ya... - aquello iba por buen camino. - Si estas en la edad de eso... - No, pero para eso hay que saber un poco.... - ¿Para qué? ¡No hombre no! Solo tienes que preocuparte por la vergüenza, pero vamos - ... - ¿Tú no eres asi? - ¿De qué? - Glup - Aquello iba bastante a mejor -No se, normal... - No, bueno... – La platica se fue poniendo interesante llegamos a tocar el tema del sexo y me confeso algunas cosas - Esto es un secreto eh: mi marido no le medirá más de 13 cm. - Glup - -Imagínate - A ver... - Yo de joven siempre salía con chicos que tenia un buen pene. Pero encontré a mi marido y me deje de hacer muchas cosas - .... - Oye... ¿a ti te molestaría mucho si me enseñaras el pene? - ... pero- - ¡¡Lo siento lo siento!! ¡Por dios que estúpida he sido! ¡Como he podido decirte eso! perdón, perdón. Es que hace tiempo que estoy sola -... - Pero me lo enseñarías, solo para verlo, no me moveré de aquí. - ... - no dije nada, tan solo pensaba quién de los dos era más caliente-. En aquel momento, estaba viviendo algo tan increíble que simplemente me dejé llevar por la situación. mi pene de 18 cm. se mostró firme y recto. Yo no sabía bien que hacer, estaba sentado, como siempre, pero con el pene al aire. Ella al verlo se le pusieron los ojos como dos tomates y abrió la boca de sorpresa. - Dios mío...- susurró ella- es bonito - Gracias...- veía el sexo cerca así que me lancé un poco tartamudeando- La verdad es que eres muy guapa. - ¿Eso crees?- no dejaba de mirarme el pene- - Pues sí, con ese cuerpo estás tremenda. Ya sabes de quien es la culpa de que esté así de dura. - Vaya gracias- - Se acercó un poco más a mí y deslizó su mano por el pantalón. Yo veía el sexo a la vuelta de la esquina.- ¿Te la puedo tocar? Es solo para recordar viejos tiempos. - Estaba deseando que lo dijeras. Deslizó su mano por el pantalón hasta llegar a la base. Lo agarró con su mano y me empezó a masturbarme lentamente. Yo estaba quieto, inmóvil: -¿Te gusta? - Me siento como en un sueño. - Bueno, pues si los dos estamos tan a gusto, ¿por que no te vas quitando la camisa y los pantalones, y yo voy quitando haciendo lo mismo? - Ok... Nos y empezamos a quitarnos la ropa. Ella no dejaba de mirarme el pene. Terminamos de desnudarnos y de repente se marchó: - Voy a echar llave. Falta rato para que llegue pero quiero estar segura. El verla desnuda por su casa y yo con mi instrumento en aquel sofá era totalmente idéntico a lo que había visto en mis pelis porno. Nos fuimos a la salita se sentó tranquilamente. Se echó la melena hacia atrás y comenzó a masturbarme como antes. Me dijo: -No te importa que me la meta en la boca, solo para probarla un poco. - No... Acerco sus labios lentamente y comenzó a mamar. Era mi primera mamada. No tenía mucha experiencia pero aquello era divino. La chupaba con tanta fuerza. Aquello era el paraíso: - ¿Es tu primera mamada no? - Si... - ¿Y te ha gustado como te la mamo? -La verdad es que sí. Sonrió y siguió mamando. Sus labios se deslizaban por todo mi pene de arriba a abajo, todas las mamadas acababan en un beso en la punta de mi pene. También me chupaba los huevos. Me susurró: - Espero que seas lo suficientemente listo para elegir si cuentas esto o no. - Tranquila. El secreto estará bien guardado. Sonrió nuevamente y emprendió la mamada con más fuerza como una especie de recompensa. Más sensual, más rápido, más fuerte. Aquello era un mamadón. Yo tocaba sus nalgas y sus tetas. Pellizcaba sus pezones y de vez en cuando le metía el dedo por su depilada concha. Los dos teníamos ganas de seguir. Así que le solté la indirecta: -¿Tienes preservativos? -Para ti... que preservativo ni que mierda. Quiero sentir como ese pene entra por mi verija y la hace más grande. Quiero que me hagas llorar de placer. Así lo hacía cuando era joven. Se levantó rápido, se puso de cuatro en el sofá. La seguí y metí mi pene por su concha. Aquello era lo mejor de mi vida pero estaba algo asustado. Y si me venia dentro. Le pregunte: - ¿Y si me vengo? - Tranquilo, tú termina dentro, ya después me tomaré lo que me tenga que tomar. Ahora quiero que me cojas todo lo que puedas. - Esta bien... Cogí y me puse lo más cómodo posible para penetrarla. Empecé lento y cada vez más rápido. Me sentía como uno de esos actores porno de las películas que lo hace a la velocidad del rayo. No sabía como lo había conseguido. Quizá el momento, pero el caso es que no dejaba de penetrarla como. - Ah así, mmm. No pares, quiero llorar... La cogí con toda mis fuerzas para que gritara lo más posible. Al principio esos gemidos eran de dolor. Los gemidos se transformaron en gritos. Luego esos gritos normales se convirtieron en un grito como si se estuviera muriendo. Pero yo no paraba. Aquellos gritos en vez de preocuparme lo que me daban eran más ganas de seguir penetrándola. Yo no paraba. Ella gritaba, como si le estuviera haciendo daño o algo así. Y aquello era un no parar. Al final aquellos gritos de desesperación se convirtieron en un llanto. Ya no gritaba. Ahora lloraba. Era como si de repente ya no sintiera nada. Solo lloraba. Pero yo no paraba, seguía sus órdenes: - Para por favor para... - ¡No, un poco mas! - ¡Para por dios que me ya no siento nada! - No... - Paara (llanto) Paara (gemido y lágrimas) ¡¡Ese pene me está matando!! Decidí parar, darle un respiro y preguntarle cómo lo había hecho. -¿Lo he hecho bien? - ¿Que si lo has hecho bien?- gimiendo, sin voz- Eres un carbón. Vaya pene que tienes. Es lo más grande que me he comido en mi vida. Ah si...., me he quedado a gusto... ¿Tú te has venido? Porque yo no senti nada. Creo que he tenido por los menos 4 orgasmos... - No he terminado todavía... pero ¿hemos terminado ya? porque yo... -Eres insaciable eh... Bueno, si quieres madurita la tendrás. Elige ahora que quieres hacerme... - No se si querrás... es... sexo anal.... -..Mmm... Ok. Lo he probado así que tranquilo. Aquí lo tienes. Empieza despacio... Puso su trasero y allí estaba: preparada para ser reventada. Mi sueño. Sexo anal. Empecé tal y como ella me dijo: despacio. Mi pene, que quería más guerra, se introdujo en su ano lentamente y fui abriéndolo muy muy despacio. Ella soltaba de vez en cuando un gemido, pero me indicaba que continuara. La empecé a penetrar, su ano relucía de lo limpio que estaba. Estuvimos así largo rato: escuchando sus gemidos y llantos, mis pelotas chocando en sus nalgas... Al acostumbrarme más a la situación, decidí tomarla por el cabello y jalarla hacia atrás. De repente soltó un gemido y dijo: "OH si, métela, métela más". La verdad es que el sexo anal era distinto al normal, pero yo siempre había tenido predilección por él, así que estuve un buen rato más dándole por culo. Al terminar, nos sentamos los dos en el sofá y ella, al ver que mi pene seguía erecto me dijo: - ¡Como puedes tenerla todavía así!, Dijo sorprendida y riéndose a la vez. - No sé, ahora tu has lo que quieras...- - Te la voy a mamar hasta que termines Sabía por certeza que si me descargaba sería algo espectacular. Así que me dejé llevar. Ella se puso de rodillas delante de mi y empezó a mamar, pero cada vez más y mas fuerte. Aquello era salvaje. Lo único que pude hacer fue mirar hacia el techo mientras se avecinaba aquella venida. Aquello iba por buen camino. Ahora si que llegaba! Antes de terminar dije: -Ya llegaa... El semen salió disparado hacia su cara. El primer chorro se estampo en su nariz. El segundo, igual de fuerte, se pegó en su mejilla. Hasta ahí normal. Ella continuó mamándomela y salieron 3 chorros más. Igual de intensos. Esos tres fueron a la boca. Yo ya estaba en la gloria. Me había venido todo lo que tenía dentro de mí. Ella se lo frotaba y saboreaba. Yo disfrutaba viendo como mi leche se deslizaba por toda su cara, por sus pezones, por todos lados. Aquello había llegado a su fin. Me había brindado algo que jamás olvidaría, y que de ser posible repetiría más de una vez. Le pregunté: -¿ahora que? - Tú vístete - Ok... ¿y tu?- dije mirándola -Voy a darme un baño. A mi sinceramente me ha encanado coger contigo. ¡Dios mío como coges! ¡No te creas que te vas a librar de otra, otro día! cuando puedas vienes y me penetras de nuevo... - ¿OK pero, cómo sé cuándo? -Mira, haremos una cosa. Yo llamaré a tu casa como señal para que vengas. Indiferentemente si llamo para una cosa u otra. Tú si escuchas una llamada mía, te vienes y nos la pasmos bien - De acuerdo- Dije - ¿Ok? - Sí Nos levantamos. Le acaricié una teta y le froté mi pene, ya más flácido, por toda su nalga. Me agarraba los huevos con una mano y con la otra me acariciaba el pecho. ¿Era aquello una despedida? No. Pero debía serlo en aquel momento. Sonó el timbre. Ella corrió hasta el baño, cerró la puerta y se comenzó a bañar sin tener si quiera la ropa dentro. A mi me toco abrir la puerta, allí estaba mi amigo. Traía su pan y otros encargos. Pasó totalmente inocente de lo que había ocurrido allí. No era para menos: no había ni un solo índice de lo que allí había ocurrido. Me preguntó: - ¿Y mi madre? - Ah pues... no si estará en el baño. Al tocar y ver que no te abría nadie es que fui. - Ah OK. Bueno. La tarde continuó. Ella salió del baño. Yo continué con mi amigo platicando. Me levante y le dije a mi amigo que tenía que ir al baño, se quedó en la salita. Al llegar a la cocina allí estaba. Con su ropa, más discreta ya. Me acerque y ella aprovecho para tocar mi pene con la manó entera. Aquello era lujuria en el disimulo. Era tan suave y discreto que no se notaba. Yo miré hacia el pasillo de la salita y dije a mi amigo: - ¡Voy al baño! -ok Fui al baño, cerré la puerta y me quedé fuera. Regresé a la cocina y me abalancé sobre ella, levantando su blusa y chupando sus pezones. Ella miraba al techo de placer. Aquello fue lo último que hicimos ese día. Regresé a la salita. Me despedí de mi amigo, llegué a la cocina a "beber un vaso de agua". Ella, cómplice, me lo ofreció sin reparo alguno. Mientras bebía me acariciaba el pene. Aquello fue breve. Me despedí de ella como un chico normal, con un "Ya me voy, adiós", a lo que ella contesto "¿Ya te vas? Bueno a ver si vienes otro día. Adiós".


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Comentarios enviados para este relato
JaimeHoyos (4 de August de 2023 a las 05:54) dice: Excelente relato. Muy exitante No hay segunda parte? La espero.


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