La mamá de Nacho

Un muchacho de 13 años recompensaba a la madre de su amigo y compañero Nacho...
! ¡Ah, ah, ah! ella se menea con sus caderas y permite que mi pene entra hasta más allá de la mitad, se quejaba y meneaba exquisita sus caderas estaba ardiente, gozadora y las meneaba escandalosamente al tiempo que gemía y lloraba de pasión, tenía que afirmarme de sus nalgas para no salir despedido por sus movimientos, ella me cruza sus piernas por detrás de mi trasero... Gritando y gimiéndome sigue... así... sigue, voy hacer tuya, sigue, métemelo con fuerza, tuya, ¡ah!, ¡oh!, ¡AH! ¡TUYA! Clavándome sus dedos en mi espalda me entrega sus fluidos que le llegan con su monumental orgasmo, tan fuerte fue este que queda agotada y desmayada en mis brazos,...

Hubo reunión de apoderados en el colegio, ayer, donde estudio en jornada vespertina, ya que en el día ayudo a mi abuelo en sus negocios, tiene en casa una venta de verduras y frutas, pero en verdad donde tiene buenas ventas es en la feria libre en la que tiene un puesto de venta de verduras y frutas , le ayudo a acarrear sus sacos de papas, zapallos y cajones de frutas por ser ya muy viejo no puede cargar, eso me a ayudado en mi físico soy un muchacho de 13 años, pero todos dicen que tengo mas por mi desarrollado y musculoso cuerpo que tengo debido a mis maniobras con estas cajas, sacos etc., ayudando en la cargas de mercaderías. Aquí en la feria tengo un amigo Nacho un chico de mi edad, hijo de don Juan un señor que vende huevos, fruta seca y otros productos de condimentos para la cocina en compañía de su hermano y ambos llevan el negocio por lo que Nacho va a conversar conmigo cuando ayudo al abuelo...
No conocía a la mamá de Nacho, esa noche que venía preocupado por la reunión de apoderados vi a una pareja que estaban en la oscuridad de un rincón de un pasaje abrazándose y besándose, además el macho metía por donde podía sus manos hurgando en el cuerpo de la mujer. Pasé a su lado y la mujer se asustó y se fueron tomando ella un camino y él otro me sorprendió por que estaban tan entusiasmado el alejarse así cada uno por su lado, la mujer llevaba casi mi mismo camino así que la pude ver bien cuando pasaba por las luces de las farolas callejeras.
Este día acompaño a Nacho a su casa por que las cajas sin ser pesadas eran muchas y se le caían al inexperto amigo mío en cargarlas, él se trajo dos cajas y yo me traje tres al hombro. Llegamos a su casa y pasamos a descargar en el patio, al entrar una mujer nos abrió al tiempo que le decía a Nacho menos mal que llegaste por mi madre te necesita para unas compras... miro a la mamá de Nacho y veo a la mujer que estaban abrazando y manoseando en la oscuridad del pasaje. Nacho me dice voy donde mi abuela aquí en la otra calle así que gracias por la ayuda, anda tranquilo le digo y me quedo mirando a la mamá, esta se mordía el labio por que sabía que la había reconocido y me hace una seña que me quede, yo le pido un vaso de agua mientras Nacho sale... la mujer me trae el agua y me dice tengo que hablar contigo... si le digo, habla..., respira profundo y me dice... tu me viste anoche, no quiero que pienses mal ese era mi ex novio y ahora ambos estamos casados, pero paso lo que paso me abrazo y beso, me dice ... y algo mas le agrego... metió sus manos en su cuerpo por donde él quiso sin oposición suya. La mamá de mi amigo estaba pálida mordiéndose los labios y dice..., quiero que calles, que nada cuentes a mi hijo y menos a mi marido... cuanto me cobras por tu silencio..., has de saber que pasó esto por que mi marido es enfermo de los riñones, y hace mas de tres meses que no me toma en cuenta como mujer, no pasa nada en la cama y uno es hembra caliente y necesita de un macho para calmarse en sus excitaciones matrimoniales.... Si le digo, pero anoche no te calmaron por que se asustaron y sigues igual de caliente y necesitada de macho..., sabes yo nunca he manoseado a una mujer y tú eres una hembra de buen cuerpo, bonitos senos, parado tu trasero y me encantaría ser yo quien te calme las excitaciones matrimoniales y la abrazo, este es el pago que cobro le digo...me mira asustada y me dice entre aquí afuera nos pueden ver... me lleva a su pieza de planchado pienso, por la tabla de planchado y unos colchones tirados en un rincón. Ahí ella me deja subirle los vestidos como se los tenía ese ex novio y recorro sus piernas..., oye por ahí no que estoy caliente y tu me vas a desesperar más, y comienza a respirar entre cortado, meto mis manos entre sus piernas y toco su calzón este estaba mojadísimo si me mojo la mano al tocarlo y ella se dobló, gimiéndome... no toques ahí si nada va a pasar..., eres un chico, crees le digo y saco el calzón mojado metiendo mis dedos en su vagina sin darme cuenta de lo mojada que estaba, chilla y cae sobre el montón de colchones contorneándose y abrumándose mientras me besaba ardiente por ser calmada de sus pasiones... seré inexperto, pero no necio, sabía que esa mujer necesitaba ser penetrad..., yo nunca lo había logrado hacer con mis novias y ahora era mi oportunidad, solté mis pantalones y calzoncillos hasta el suelo y me monte sobre la madre de Nacho tratando de clavarle mi pene dilatado, rígido y su cabezote glande hinchado tenía el tamaño de una pelota de billar con todas sus venas hincadas y sus músculos tensos tratando de ingresar a su vagina... inexperto no le localizaba su acceso, ella me ayuda tomándolo en su mano y lo lleva a su destino, me dice que colosal cabeza tienes, me vas a partir, hazlo despacio que me va a doler..., despacio que duele ¡Ah!..., ¡Oh! ...,¡Ah!..., ya entro ahora despacio ... así.... despacio ¡duele! ¡Ah, ah, ah! ella se menea con sus caderas y permite que mi pene entra hasta más allá de la mitad, se quejaba y meneaba exquisita sus caderas estaba ardiente, gozadora y las meneaba escandalosamente al tiempo que gemía y lloraba de pasión, tenía que afirmarme de sus nalgas para no salir despedido por sus movimientos ella me cruza sus piernas por detrás de mi trasero y me aprieta contra ella clavándose mi pene hasta el fondo de sus entrañas gritando y gimiéndome sigue... así... sigue, voy hacer tuya , sigue, métemelo con fuerza, tuya, ¡ah!, ¡oh!, ¡AH! ¡TUYA! Clavándome sus dedos en mi espalda me entrega sus fluidos que le llegan con su monumental orgasmo, tan fuerte fue este que queda agotada y desmayada en mis brazos, lo que aprovecho para introducir fieramente un par de veces mas mi pene, clavándola hasta el fondo agarrado de sus trasero y riego mis leches, semen y espermas en su matriz, ¡oh! como me riegas me dice, abundante leche tibia en mis entrañas, suspirando agotada entrecortada, eres un delicioso y atrevido macho, llegaste y me lo metiste satisfaciéndome..., eso querías ¿no? Gime y me responde si eso quería, lo necesitaba, me estaba enloqueciendo necesitándolo y tú me lo diste, mi machito regalón desde ahora ¿Cuántos años tienes? Eres potente y fiero me gusto haberme entregado a ti..., lo repetiremos entonces le digo..., bueno me dice, pero ¿Cuántos años tienes?, 13 le digo pero bien potentes 13 años... Me mira sorprendida diciéndome igual que mi hijo, pero tú eres más robusto y más macho que él, te necesito serás mío y de nadie más, ¿verdad? Si, le digo vendré todas las semanas a descargarte y te haré mi mujer, para siempre..., me separa un poco y me dice tres condiciones... habla le digo..., primero a callar, nadie debe saber que soy tu mujer y menos mi hijo..., segundo, solo lo haremos si estamos seguros que nadie nos verá ni nos escuchara, por que soy, tu viste, muy caliente... y tercero, tú serás para mí y solo para mí, nada de andar de vagina en vagina y si te sale alguna al camino, me preguntaras si puedes y lo harás si te doy permiso, ¿de acuerdo?..., si le digo. Ahora sale de encima vamos asearnos y te vas no quiero que nos pillen..., nos levantamos me abraza y me dice eres como un macho de 18 años y no 13, me vuelve abrazar y me besa recuerda el acuerdo te espero pasado mañana van a la feria y estaremos solos. Ven temprano..., es que le ayudo al abuelo en la feria, vendré apenas lo deje instalado y después regreso en la tarde otra vez, para que copulemos dos veces. Me mira y me dice te la podrás dos veces...
Dos días después llego apenas vi llegar a su familia a la feria..., para que les cuento como nos fue, me esperaba en bata y nada debajo..., desnudos los dos nos apareamos por mas de veinte minutos clavándole su matriz, como gemía y sollozaba compensándose de sus pasiones matrimoniales insatisfechas.
Pobre Nacho, su madre es ahora mi mujer, llevamos ya un mes que ella es empotrada por mi pene y sus entrañas reciben mis leches llenas de semen. Don Juan ni se entera que su esposa es mi adorada mujer que me ubico de rodillas en la cama, tomo las piernas a la hembra y la alzo a la altura de mi vientre para perforar con todas mis fuerzas a esta mujer que me brindaba su intimidad, la sensación de sentirla mía y que la compartía con él fue lo mejor del momento; Mireya como se llamaba sentía que sus entrañas eran invadidas por el mástil y no quería que el intruso se le escapara, por lo que apretaba las piernas para aprisionar al miembro y contraía su interior y el masaje me brindaba un placer indescriptible, a pesar que ella me decía que al hacerlo con tal vehemencia, que parecía que la partiría en dos, literalmente la estaba descuartizando su matriz con mi glande ; con los ojos cerrados y alzando la vista hacia la fotografía en donde salían ambos contrayendo matrimonio, atraje las nalgas de la mujer y mi pene alcanzaba lo más recóndito de la intimidad femenina, la que a su vez sentía como su cabeza apenas rozaba la cama y con las manos trataba de dar estabilidad a su cuerpo, sintiendo como las penetraciones le daban un gozo de proporciones inimaginables, un poco de dolor mezclado con un cosquilleo placentero le anunciaba un cercano acto de clausura, la sangre se calentaba al compás de las embestidas entregándome sus orgasmos
El chapoteo que se escuchaba con cardíaco ritmo, aumentaba la sensación de placer; los cuerpos se tensaban y sus piernas temblaban, la fuerza con que yo apretaba las nalgas de la mujer, hizo que el tronco de la hembra se incorporara y la ayudé con una mano en la espalda, al momento que las piernas femeninas abrazaban mi cintura y nuestras bocas se fundían en un húmedo beso, las tetas comprimían su volumen en mi pecho y se producía la inevitable descarga de semen. Una corriente eléctrica recorría ambos cuerpos y el efecto me obligó a doblar las piernas y caer en la cama mientras la hembra caía agotada a mi lado, sin soltar al prisionero mástil, completamente envainado en su vagina. En esta deliciosa copula ni ella ni yo sabíamos que estábamos fecundándole un hermano a Nacho en el vientre de su madre y ella gemía placentera de haber saciados sus ansias carnales.
Nos quedaban dos años con Nacho antes de finalizar nuestros estudios medios, dos años que estaría saciándole a su madre de sus anhelos vaginales, mientras el papá de Nacho penas la copulaba una o dos veces al mes, yo la saciaba dos veces por semanas y ahora la había fecundado, sin ambos enterarnos, que seríamos padre de un ovulo fecundado en su matriz por mis espermios.