- Que pasa no puedes cerrarlo. Haber déjame a mí, pero no te cierra por que te creció el pitito, eres un pícaro. Miguelito ya eres todo un hombrecito, ¿vos te tocas?
- Si dije, bajando la cabeza.
- ¿Noté preocupes, yo ya sabia eso, y té tocas para que sé té baje, también por que te da mucho gustito no?
- Si, y como sabe usted.
- Las madres sabemos muchas cosas sabes, ven siéntate acá cerca.
Me senté al lado de ella y cruzo una pierna debajo de la otra, permitiéndome volver a ver su bombachita.
Si quieres te hago un masajito, en la pijita, para que se te baje, ¿sabes?, así te calmas mi amor. Haber muéstrame, como te haces vos.
- Me da vergüenza.
- No mi amor, yo no se lo voy a decir a nadie, dale muéstrame como te gusta tocarte.
- Entonces, me la tomé, con una mano y comencé tímidamente a moverla.
Relato
La mamá de Carlos (I) Nueva versión:
Capitulo Primero:
Los secretos placeres de la vida diaria, que tienen algunas madres. .
1-
Debe ser estos días nublados, que no te permiten hacer muchas cosas. Y por esto mismo, los días llevan en su esencia aflorar los recuerdos. Hoy me viene a la memoria, cuando tenia años de edad y me lleva a mi inseparable amigo Carlos. El contaba para ese entonces, con un año menos que yo, en realidad eran meses, pero a la hora de las preguntas de edad y me sentía estúpido, si explicaba lo de los meses. Para ese tiempo a mi ya me había comenzado a interesar las mujeres, verlas y saber mas de ellas.
Siempre iba a jugar a la casa de Carlos. Su madre fue una de las madres de mis amiguitos, que llevo mas grabada en mi mente y mi piel.
La verdad, la mama de Carlos me fascinaba y me atraía cómo ninguna otra mujer, en esa época. Con ella descubrí los secretos placeres ocultos de la vida diaria, que tienen algunas madres. Ya que con ella supe de otras mujeres de la misma edad de mi mama, tenían los mismos gustos que ella.
De todo este mundo me fui enterando, con el correr del tiempo y para mi fue a una temprana edad. Yo solamente lo disfrutaba, no pensaba mucho en todo esto.
Ella siempre me trataba amablemente, siempre me abrazaba y me estrujaba contra su cuerpo, cuando llegaba a su casa. Mis fantasías se fueron incrementando por mi poca experiencia, yo diría casi nula.
Los hechos eran, la forma que me abrazaba y me estrujaba contra su cuerpo, siempre con mas detenimiento si no había nadie presente, eso sin contar con Carlos, que siempre para esas cosas estaba en babia. Como ya comprenderán por mi altura, mi cara quedaba entre sus pechos, esto ocurría sin variaciones al saludarme y al marcharme.
Siempre la volvía a recordar después, (las despedidas que me daba) por las noches. En mi casa nadie tenia que insistirme en que me vaya temprano a dormir, pues me apuraba a estar entre las sabanas y recordar esos pechos cerca de mi boca, sus piernas y lo que dejaban entrever sus vestidos o faldas. Con el transcurrir de los días fui notando que sus abrazos duraban mas de lo común y ello pasaba sin que Carlos se diera cuenta, de los movimientos de su madre, como ya dije anteriormente. Unos segundos antes de abrazarme y besarme, ella soltaba disimuladamente, como al descuido los primeros botones de su blusa dejándome ver su corpiño y sentir su piel, vamos era como estar entre sus tetas. Y en mis noches entre esa ensoñación, de sabanas blancas y de mis primeras pajas, despertaba al otro día con las sabanas manchadas y mas feliz que nunca.
En ese mismo año, la mama de Carlos modifico su trato para conmigo, el cambio fue aproximadamente al cuarto mes de su embarazo, se torno más afectiva que de costumbre, lo cual a mí me encantaba, así que prácticamente pasaba todo el día en la casa de Carlos, no solamente por eso, sino que eran épocas cercanas a las vacaciones escolares y yo no desperdiciaba oportunidad de estar cerca de ella.
Yo jugaba con Carlos, pero también a la vez trataba de no perderle pisada, a cada uno de sus movimientos. Trataba de seguirla con la mirada, y cuando se daba la ocasión de ser amable con ella. En un momento dado Carlos se puso un tanto celoso, pero yo trate de que se le pasara, tal sentimiento.
Como todas las embarazadas la mama de Carlos, al sentarse abren las piernas por demás para estar mas cómoda, lo cual no era nada raro que no se cuidase al sentarse pues estaba en su casa. Por lo tanto, por comodidad de estar en su casa, no reprimía ningún movimiento, y ese era mi placer por las noches e incluso había días que, al estar jugando con Carlos, gracias a la vista que me ofrecía su madre, no podía aguantarme de esperar y le pedía de ir al baño y me hacia una paja allí en su propio baño.
Cierto día, esto de desear verla y esperar el momento preciso ya se me había hecho costumbre, solo que esta vez me descubrió mirándola, vio que yo no estaba prestando atención al juego en que estábamos, jugando con Carlos. Al darse cuenta de que mi mirada se centraba en sus piernas sobretodo la parte alta en la cual yo podía ver una bombachita rosa, que para mi era la mas hermosa que había visto en mi vida, lo cual no eran muchas, (salvo las de mi propia madre y maestra, pero ese es otro tema al cual ya llegare). Las bragas de esta mujer eran el motivo de mis mejores pajas… la mujer, la verdadera mujer…… La mama de Carlos.
2-
Poco a poco fui notando que, desde ese día, me fue más fácil verle sus ropas intimas. Día tras día me deleitaba con las diferentes prendas que en mi imaginación ella lucia para mi. La confirmación de mis dudas llego una tarde jugando con unos autitos eléctricos, uno fue se salió de la pista rodando hasta, quedar debajo de la mesa donde ella estaba sentada bordando y al ir a buscarlo.
- A donde vas Miguelito. Yo me puse de todos colores.
- Sé me cayo en el autito, debajo de la mesa.
- Mira que eres pícaro Miguel.
- Por que.
- Vos sabes por que, ¿yo no soy tonta sabes?
- ¿Puedo?
- Claro que podes.
Pero escúchame bien esto que te voy a decir: Si vos vas a ser discreto y tratas de que Carlos, no se vuelva a poner celoso. Tu y yo, nos Podemos llevar, muy bien sabes.
- Si dije. Sin entender demasiado, lo que acababa de asentir.
- Bueno, vos a confiar en vos sabes…
Mira le vamos a jugarle una bromita a Carlos. Vos te escondes debajo de la mesa y como el mantel es bastante grande no te va a ver.
Yo me di vueltas y Carlos no estaba en la pista de autitos…
Cuando venga Carlos yo le digo que te escondiste y que te salga a buscar, te parece. Mientras tanto yo te dejo estar un ratito debajo de la mesa, mientras Carlos te busca y después me decís si te gusto el juego.
- Bueno.
- Entonces, dale metete.
Estando debajo de la mesa, pude vele que llevaba una bombachita blanca, me quede helado y mis labios se me secaron por que, en ese instante, ella abrió mas las piernas. Mi pija se comenzó a parar de inmediato, en el mismo momento que siento su voz.
Quédate quieto Miguelito que viene Carlos.
- Mama y Miguel.
- Me parece que se escondió y me dijo que lo vayas a buscar mi amor…
El pobre Carlos salió corriendo del cuarto de estar a buscarme.
Cuando la mama de Carlitos se agacho para decirme algo, vio que yo me había bajado el cierre del pantalón y me estaba tocando mi pequeña pijita.
Eres un pícaro Miguelito ya lo decía yo. Que eras como a mi me gustan los nenes. Pero ten cuidado de que Carlos, jamás te vea así… ¿entiendes no? Por mi no te preocupes. Yo te entiendo además me gusta ver así, tano como a vos te gusta verme mis bombachas. Yo no me voy a enojar por nada que estés haciendo, debajo de la mesa. Pero no quiero que Carlos, te vea haciendo eso con su madre, ¿sabes?
Ahora ponte mas cerca de mí, así cuando Carlos vuelva a pasar no te pueda ver.
Dicho esto, me acerque un poco mas, al tiempo que ella abrió mucho mas las piernas, quedando yo entre medio de ellas. Podía ver su bombachita blanca y ahora notaba que era casi transparente, no podía sacarle los ojos de encima, mientras que con la mano me seguía tocando la puntilla de mi pija.
Podía verle los pelitos que eran abundantes y algunos sobresalían de los costados del elástico, en el medio se le formaba una hendidura como un pequeño tajo y tenia la prenda algo mojada, por aquel entonces creía que era pis y que la mama de Carlitos no se había secado bien al salir del baño.
Sentía su olorcito, era algo especial que todavía llevo en mi mente, el primer olor de una concha no se olvida. No pude mas y me animé a pasarle un dedo por el lugar que estaba mojado. Al sentirlo ella cerro un poco las piernas. Que atrevido que eres Miguelito… dijo con un tono alegre y no de reproche. En eso se oye la voz de Miguel.
- ¡Mama! No lo encuentro.
Ella paso su mano debajo de la mesa, mientras conversaba con su hijo y pasándomela por la nuca me la acerca a su entrepierna tanto que me recosté mi cara entre sus piernas, pero cómo ella me dijo que no sea atrevido… Estaba algo confundido, de alguna manera por su reacción.
Y como ya dije, parecía que no se había enojado, sino que le divertía, mi osadía. Entonces mientras ella hablaba con su hijo volvía a pasarle los dedos por su conchita y volvió a apretarme con sus piernas no retirándome sino todo lo contrario.
- Hijito creo que Miguelito fue para el jardín de atrás de la piscina, seguro esta escondido allá mi amor.
Volvía a sentir los pasos de Carlos alejándose hacia el jardín, en ese momento sentí que estaba perdiendo mi inocencia.
Mientras, su mama se queda quieta con las piernas bien abiertas, esperando ver lo que yo hacia... Cómo no recibí ningún reto, volví a pasarle la mano por la conchita. Ella pego como un saltito en su silla. Bueno Miguelito por hoy ya jugamos bastante, espero que te haya gustado.
- Sí.
Si veo que si… Pero ciérrate la cremallera antes que llegué Carlitos y no le digas nada… Si tu no dices nada… Ya jugaremos otra vez, si te gusto.
- Sí. (estaba tan nervioso y excitado, que no podía cerrar el cierre relámpago).
- Veo que te gusto Miguelito.
- Si.
- Que pasa no puedes cerrarlo. Haber déjame a mí, pero no te cierra por que te creció el pitito, eres un pícaro. Miguelito ya eres todo un hombrecito, ¿vos te tocas?
- Si dije, bajando la cabeza.
- ¿Noté preocupes, yo ya sabia eso, y té tocas para que sé té baje, también por que te da mucho gustito no?
- Si, y como sabe usted.
- Las madres sabemos muchas cosas sabes, ven siéntate acá cerca.
Me senté al lado de ella y cruzo una pierna debajo de la otra, permitiéndome volver a ver su bombachita.
Si quieres te hago un masajito, en la pijita, para que se te baje, ¿sabes?, así te calmas mi amor. Haber muéstrame, como te haces vos.
- Me da vergüenza.
- No mi amor, yo no se lo voy a decir a nadie, dale muéstrame como te gusta tocarte.
- Entonces, me la tomé, con una mano y comencé tímidamente a moverla.
- Ya se no me digas nada… Creo que esto te podrá ayudar, ¿te gustaría, ver de nuevamente mis bombachitas que tanto te gustan no? (dicho esto, solamente tuvo que subir un poco mas la pollera que ya la tenia por la mitad del muslo, la cual quedo, enrollada casi en su cintura). Viendo seguramente mi calentura al mover mi mano ya frenéticamente.
- Me dijo: No tan rápido, mi amor así despacito te va gustar mucho mas sabes, ahora déjame a mi, mi amor.
Metió una mano por el pantalón y tomo mis huevitos y los acaricio suavemente con los dedos, mientras que con la palma los sostenía y con su otra mano, desplazo la mía y comenzó a bajar y subir la pielcita de mi pija.
- Decime Miguelito, tienes lechita ya.
- Sí.
- Que lindo, me encantan los nenes que ya tienen leche, te gusta lo que té estoy haciendo Miguelito.
- Sí.
- Sabes como se llama, lo que te estoy haciendo.
Sin esperar a que contestara, ella seguía hablando… Era como si hablara para sí misma. (Lo cual después se transformo en una constante.)
Sabes mi amor se llama… Paja… Sabes Miguelito… y los nenes se hacen mucho la paja a tu edad… las buenas mamitas sabemos eso…
Que bonita la tienes sabes… Hay muchas madres que nos gusta ayudar a los chicos a hacerse la paja, sobretodo si son tan lindos como vos… ¿sabes?
- Y ahora, Yo la mama de tu amiguito te estoy haciendo, una paja… Y me encanta… Té estoy haciendo una paja Miguelito. Y sabes me gusta tanto que te guste… mi amorcito.
Si… por que se que té gusta… mírame como té pajeo. (creo ahora que la repetición de sus palabras y la acción que estaba realizando la excitaba muchísimo, pues sus palabras temblaban en sus labios)
Perdóname, lindo se que te gusta mirarme debajo de la pollera, corrió un poco la falda hacia arriba, que por el movimiento que realizaba se había bajado. Mírame… Mírame… Así la bombachita mi amor… que yo sé que a vos te gusta.
- Que mientras mi hijo te busca, por toda la casa. Yo la mama de tu amiguito… Estoy aquí pajeandote de lo lindo, aquí en la cocina de mi casa donde comemos todos los días… Si el papa de Carlitos… Supiera que su mujercita le encanta pajear a los amiguitos de su hijo, te imaginas…
- Mírame como yo te pajeo… Dale mi amorcito muéstrame la leche, si tu leche…. si dame tu lechita en mis manos.
Mientras mi excitación llegaba a su punto máximo, y no pude mas, mi leche cayo en el suelo y el resto se derramaba sobre su mano.
- Perdóneme la manche.
- No te preocupes lindo, acá tengo un pañuelito, y termino la acción con un rápido movimiento, ahora guardamos esto antes de que venga mi hijo.
- Te gusto.
- Sí.
- Si no decís nada a nadie, y menos a Miguelito, otro día te la vuelvo hacer.
Esas palabras quedaron retumbando en mi cabeza, todo mi mundo era ella en ese momento. Pero todo volvió a tomar su dimensión, al sentir la vos de Carlos.
- Te encontré Miguel, ahora voy a esconderme yo y vos me buscas.
- Dale.
3-
Tiempo después:
- Bueno chicos, pero jueguen en el fondo, sin hacer mucho ruido, que yo me voy a recostar un rato, después los llamo para tomar la leche.
Dicho esto, la mama de Carlitos me sonrío, y en vos baja me dijo.
- Pícaro.
Los días siguientes se sucedieron de esta forma, yo siempre buscaba ponerme en el lugar justo, cómo para poder verle a la perfección su ropa interior.
Con el correr de los días, también después me fui dando cuenta que si no lo hacia, era ella quien se encargaba, de alguna manera de mostrármelas disimuladamente, los días que yo no podía ocultar el bulto que se me formaba en el pantalón ella buscaba una excusa con Carlos yo le pedía a ella…
- ¿Puedo ir al baño?
- Sí Miguelito pasa al baño.
Carlos por que no me vas a buscar pan, antes de que Miguelito se vaya a su casa vamos a tomar la leche.
- Voy con él.
- Él va al baño, anda vos solo, pero vuelve enseguida, así después toman la leche juntos y te podres quedar un rato mas en su casa, hasta la hora de la cena.
- ¿Me puedo quedar hasta la noche?
- Bueno esta bien, si la mama de Miguel quiere. Pero me avisas primero. Toma la plata y vuelve pronto, ten cuidado con el vuelto, no lo vayas a perder como la otra vez.
Una vez que, se sentía el cerrar de la puerta de calle.
-Permiso, me dejas pasar Miguelito.
-Sí.
- No té preocupes, sabes que no te puedo dejar ir así… ¡Si tu mama te viera ahora!, tal vez te rete y no te deje venir mas.
Quédate sentado en inodoro que yo te hago los masajes que a vos te gustan tanto, mi amor.
- Que linda que la tienes hoy, te gusta mas cuando te la hago yo o cuando te la haces vos solo en tu cama.
- Como, sabes que me la hago, en mi cama.
- Por que tu mama, me conto de que algunas mañanas, ve las manchas de tu lechita en las sabanas.
- Voy a tener que cuidarme.
- No mi amor, no lo hagas ni te preocupes, Miguelito. No lo hagas, si ella ve que no te manchas mas, se va a dar cuenta que yo te lo dije sabes, así que vas a tener que seguir manchándolas, con tu leche sabes.
- Ok.
- Te digo un secreto… Tu mama es una mujer y las mujeres nos gusta ver que nuestros hijos van creciendo, y que vos te manches a ella seguro le gusta mucho… Por eso las lava y no te dice nada, ni a tu padre. Sabes, esos son secretos de las madres.
Me quede pensando.
- Y no me dijiste, te gusta cuando yo te la hago o no. Decime mi amor.
- Me gusta mucho más cuando me la hace usted.
- Que rico y vos por las noches te la haces pensando en mi y en mis bombachas no.
- Sí.
- Que lindo mi amor, sabes que eso a mi me gusta mucho… Bueno entonces, te la voy a mostrar, pero un poquito, antes que regrese Carlitos, te gusta así mi amor.
- ¿No le contaste a nadie de esto no? Mira que si le llegas a contar a alguien no te dejo que me veas mas debajo de mis polleras, ¿como vos sabrás y como yo se que eso te gusta?
- No, a nadie.
- Sabes yo antes era más flaca pero ahora estoy embarazada y estoy, esperando un nene o nena, ya se vera.
- Pero todavía tengo cola linda… no te parece. Mientras mamita te la muestra, podes seguir tocándote vos sabes a mí me gusta ver cómo té pajeas frente a mi, por mi y mis bragas.
- Ahora, levantamos despacito poco a poco, ves hoy tengo un color crema te gusta como me queda, apretadita a mi cola. Despacito, no te vayas a lastimar Miguelito además que quiero ser yo quien te saque la lechita…
Pero veo que ya no vas aguantar, bueno mira mientras yo te hago la pajita despacito así disfrutas mas y así te sale mas leche, como a mi me gusta sabes.
- Si mi amor… yo te voy a dejar que me toques la cola, siempre que quieras y mientras tanto que mi hijo no se de cuenta.
- Sabes que tengo una amiga, que también le gusta que los nenes del barrio le toquen la cola… ella me enseño muchas cosas sabes…
- Así mi amor pásale a mamita, tu manito por todos lados, no te quedes con ganas de tocar nada manoséame toda… mientras yo te pajeo cómo a vos te gusta Miguelito…
- Así miguel, méteme mano por todos lados… Que yo me dejo manosear como la mama de Robertito… y soy mas putita que ella… sabes…
- Ella nos cuenta, casas y nosotros nos cuesta creerle… pero es verdad, no hay algo mas lindo que pajear a alguien como vos, mi amor.
- Yo se que te encanta estar manoseando a la mama de tu amiguito, mientras él sale a comprar… Que pícaro y que lindo eres… Y te tengo todito para mi… y me estas tocando tan lindo la conchita… así… Así.
- Carlos fue a comprar, mientras su mama le hace una pajita a su vecinito del alma. Sabes a mi también me gustaría, que todos los nenes lindos como vos me toquen toda… desde que la mama de Robertito, me conto lo que se deja hacer, me la paso soñando.
- Yo también soñaba con estar haciéndote la paja y deseaba estar en este instante a la espera que me salpiques con tu leche… Mira cuanta leche que tenias esta ves.
- Con mi mano, le quise correr la bombacha.
- No Miguel debajo de la bombacha no. Todavía eres muy chico para eso, para eso sabes tendrás que esperar…
- Me avergoncé…
- No te pongas mal, en otro momento lo vamos a hablar. Solo espera, un poquito mas… y ya veremos.
- Vístete que ya están llamando a la puerta debe ser Carlitos con el pan.
Relato erótico enviado por Anonymous el 14 de December de 2007 a las 13:35:08 - Relato porno leído 783706 veces
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Comentarios enviados para este relato
Bankcock
(2 de April de 2022 a las 03:27) dice:
Disculpa la molestia estaba buscando el capitulo 2 pero no lo encuentro katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:48) dice:
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