La mejor amante

Sara había organizado minuciosamente la velada cuidando hasta el más ínfimo detalle; llevó una bolsa con ropa de las niñas a casa de su madre que las recogería a la salida del colegio y pasarían el fin de semana a su casa, algo que para ellas siempre resulta una fiesta; había comprado fresas para tomarlas con cava como le gustan a Marc; había tomado un baño añadiendo aceites perfumados al agua.

Después de secarse y perfumarse estaba sobre la cama con los ojos cerrados jugando con su botoncito hasta quedar satisfecha; estaba lista para Marc; se cubrió con una vaporosa bata y cuando faltaban apenas 5 minutos para la llegada de su hombre descorchó una botella de cava y tomando una copa se sentó a esperarle; una de las cosas que más le gustan a él es cuando ella está un poco bebida y parece que pierde los papeles aunque eso no ha sucedido nunca, es como tantas otras una ilusión que ella mantiene para regocijo de ambos.

Oyó el ascensor y fue a la puerta para recibirle con una sonrisa  y una copa de cava; de inmediato él supo que se trataba de uno de esos días y a pesar de que había pasado una tarde de lo más irritante todas las preocupaciones se habían disipado, ella le soltó la corbata y le ayudo a sacarse la chaqueta, se besaron casi como cada día pero estaba claro que sería un día especial.  

Sara apagó las luces principales dejando solo las lámparas de pie que proporcionan una claridad difusa creando un ambiente de lo más acogedor y entonces ¡Sí!, tiró de su hombre besándolo con toda la pasión acumulada durante las horas de preparación y de inmediato se sumergieron es esa otra faceta de su vida de la que solo pueden gozar en algunas ocasiones. No se trata solo de sexo, es SEXO con mayúsculas y como tal lo entienden y disfrutan.

Las manos de ambos se afanaban sobre el cuerpo del otro y la ropa se abría o apartaba para dejar paso a las fogosas caricias que ambos se proporcionaban; Marc fue reculando hacia la habitación empujado por ella, que no cesaba de acosarlo mientras tocaba besaba y apoyaba su cuerpo ardiente contra él de él; se dejó caer sobre la cama con las piernas colgando y ella terminó de quitarle el pantalón y a horcajadas sobre el comenzó a acariciar su pecho con los pezones sin dejar de mirarle a los ojos.

Marc sabía que lo mejor era que ella siguiera dirigiendo el juego y se limitó a dejarse hacer; con un violento movimiento se ensartó en la verga que estaba dura como una estaca y que le llegó al cérvix por la violencia con que lo hizo.

Una mueca de dolor cruzo su rostro unos instantes pero se disipó en cuanto comenzó el espectáculo. Se movía lentamente captando todas las sensaciones que le proporcionaba, acompañó las manos de él a sus pechos y se apoyó en ellas notando esa presión que le encanta; algo más que una caricia cercana al dolor y es que Sara es un poco peculiar en sus gustos aunque nunca se lo ha planteado directamente, le gusta ese puntito de dolor que la mantiene alerta.

Como siempre; mucho antes de lo común  Sara alcanzó ese primer orgasmo que la enloquece, la lleva a ese punto en que ya no hay vuelta atrás y mientras se abrazaba al hombre convulsionándose por los espasmos respiraba trabajosamente y trataba de seguir en movimiento, Marc por su parte sabía que era el momento de actuar; con energía giró sobre la cama y quedó sobre ella, se irguió separando sus torsos y comenzó una salvaje cabalgada que le hizo vaciarse en ella de forma exagerada, esa primer asalto se había resuelto a favor de él ya que ella se quedó inmóvil como si no pudiera moverse.

Poco después él la ayudó a levantarse y fueron junto a la mesa donde les esperaban las fresas y el cava en un cubo con hielo; él sirvió dos copas y mojando una fresa se la ofreció, ella la lamió antes de mordisquearla y cuando terminó con esa continuaron con otra y otra, de modo que media hora después ella parecía totalmente pedo aunque apenas había ingerido alcohol pero Marc si había tomado varias copas para “refrescarse” pues la temperatura subía por momentos.

Sara entornó los ojos y comenzó a mirarlo de forma diferente a como solía y él percibió ese cambio y espero para ver donde les conducía, ella tomo entonces una botella de cava que estaba media y una de las ultimas fresas; mordiendo la punta y comenzó a pasarla por sus pezones, caminó de espaldas hasta llegar a la cama; se los ofreció a Marc que sin dudarlo lamió y besó excitándose más de lo que ya estaba, entonces ella lo apartó un poco y tumbándolo bocarriba comenzó a pasar esa fresa por su cuerpo.

Empezó por los pezones que también besó y lamió, poco después vertió algo de cava desde en medio del pecho hasta el ombligo lo fue sorbiendo y recogiendo con su ágil lengua y poco después siguió mojando con cava la pelvis de su amado así como la verga que momentáneamente se arrugó pero que reacciono de golpe al primer contacto de los carnosos labios de Sara, que fingiendo un total desconocimiento improvisó una mamada que sorprendió a Marc gratamente.

Desde que se conocieron era algo que ansiaba pero que nunca se atrevió a sugerir pensando que una mujer “decente” se enfadaría solo por comentarlo, pero está sucediendo y como Sara hacia continuos altos para tomar aire, se le ocurrió tomar algunas fotos para verlas juntos después si lo consideraba factible o para verlas el solo en caso de que ella se hiciera la ofendida u olvidadiza.

Cuando Sara le vio alargar la mano para tomar el móvil que estaba sobre la mesita, sonrió pensando que esas fotos con las que seguramente la “chantajearía” más adelante, serian la mejor justificación para vivir de una vez ese tipo de sexo que le gusta pero que jamás hay que pedirle al hombre que te considera la esposa perfecta.

Esa “torpe mamada” fue la primera de las gratas experiencias que vivieron juntos, unas semanas después le tocó el turno al sexo anal y por fin durante un fin de semana en una escapada romántica, ella fue atada a la cama y Marc le hacia el mejor sexo oral que podía recordar. Desde entonces aprendieron a jugar en casa sofocando los gritos y jadeos que invariablemente acompañaban tales manifestaciones de pasión.

Seguro que muchas mujeres se identificarán con Sara.

Cuando tuvo la primera regla su mamá le dio la charla sobre la higiene y también con aquello de que no debía dejar que los chicos vieran o jugaran con “eso”; la muchacha comprendió a que se refería cuando en la escuela dieron algunas clases de educación sexual durante la pubertad.

En la adolescencia y en virtud de un desarrollo temprano unido a una gran simpatía, tuvo la oportunidad de disfrutar de los primeros escarceos sexuales en forma de besos y magreos, no permitiendo en ningún caso que la cosa fuera más allá y es que se dio cuenta enseguida de lo poco maduros que eran los chicos a los que frecuentaba; con 17 conoció a Marcos, un chico algo más serio que los demás y comenzaron a salir de forma continuada y una tarde su tía Lola; una entrometida amargada los vio en el cine dándose un buen homenaje y cuando llego a casa ya estaban enterados.

Él padre fue muy expeditivo gritándole. –– ¡Procura no venir a casa con una barriga como esas golfas que tú ya sabes! Y sin añadir nada más continuó mirando el partido en la televisión; su mamá la llevó aparte y le dijo muy seria. –– Tienes que entender que esto te lo decimos por tu bien, tu padre te quiere pero es muy bruto; eres muy joven y también yo lo era cuando comencé con él y como sabes me quedé embarazada a los 19 sin tenerlo planeado, por eso sé que prohibirte ir con chicos es una tontería.

— Procura ser quien controla que hacer en cada momento y si el chico realmente te gusta y quieres conservarlo, además de dejarlo jugar con sus manos donde le apetezca, si pretende ir a mayores y tu estas dispuesta, ofrécele la puerta trasera pero guárdate bien para evitar un embarazo no deseado, y piensa que existe la posibilidad que el primero no sea el definitivo y por eso te recomiendo que guardes algo para cuando formalices tu relación con el afortunado que te merezca.

De ese modo, Sara se inició en el sexo anal y la felación, ambas cosas del todo inocuas respecto al embarazo y aunque Marcos insistió en emplear condones para tener sexo vaginal ella se negó en redondo en dos ocasiones y la tercera vez que volvió sobre el tema le dio un ultimátum. –– ¡He dicho que no! No me hagas plantearme buscar a alguien que aprecie lo bien que hago las mamadas o lo mucho que disfruto cuando me das por el culo.

Estaba claro que la relación no duraría y unos meses después lo dejaron correr y llegó a oídos de Juan lo que Marcos comentaba respecto a ella; Juan era chico que estaba enamorado de Sara desde párvulos y buscó una confrontación por un tema de porros; se pelearon en un descampado sin testigos y le dio una soberna paliza, cuando estaba sangrando como un cerdo le dijo. –– Imagino que sabrás que esto no es por los porros; si me entero que vuelves a nombrar siquiera a Sara esto te parecerá un regalo, es más, si oyes a alguien hablando mal de ella procura acallarlo o te haré responsable.

Unas semanas después Juan era el acompañante de Sara que nunca supo lo que había hecho por ella aunque los rumores ya no se extendieron más; pasaron un verano juntos, iban a una playa nudista donde él era la envidia de muchos ya que Sara se había convertido en una mujer exuberante y muy liberal, a la que no le importaba pasear junto a él aunque mostrara una tremenda erección todo el tiempo que pasaban juntos en esa playa; en setiembre, él marcho a una universidad en Estados Unidos y ella se quedó en la de su ciudad donde conoció a Marc.

Pronto tomó la costumbre de ir al piso que Marc compartía con otros dos compañeros de la Univ para pasar un rato en su habitación; ella compró los primeros condones y el sexo era maravilloso entre ellos, hasta tal punto les relajaba que Sara comenzó a mejorar las notas al contrario de lo que muchos opinan; la falsa creencia de que tener pareja es la mejor forma de perder interés por el estudio y afecta negativamente la carrera.

Poco después de terminar la carrera se fueron a vivir juntos para decepción del padre que soñaba con una suntuosa boda y alegría de la madre que se alegraba de que “la niña” no se atara definitivamente como había hecho ella y eso que no podía quejarse, pero viendo cómo evolucionan muchas parejas le pareció lo mejor. Un tiempo después tuvieron dos hijas y por fin más adelante Sara supo encarrilar la vida de pareja para que resultara mucho más agradable.

Agradecería todo tipo de comentarios tanto aquí como en mi correo pobrecain@gmail.com

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