La mejor fiesta de mi vida

Mi nombre es Javier, esto que les voy a contar es totalmente verídico
Cuando tenía 16 años, yo era un chavo delgado, de estatura promedio, no muy marcado, soy güero y blanquito. No socializaba mucho, ya que, mientras todos los de mi edad ya chupaban y cogían a cada rato con viejas, yo nunca lo había hecho, sin embargo, mis amigas, siempre me invitaban a sus fiestas, ya que era de los únicos que sabían bailar. Sin embargo, normalmente íba a las fiestas por compromiso, ya que no quería hacerlas sentir mal, y normalmente me aburría, pues no tenía con quién platicar.
Llegó Noviembre y me invitaron a una fiesta a la que íba a acudir toda la generación, porque era de una amiga muy popular. Como era mi costumbre convencí a mis padres y fuí a sentarme a cualquier mesa que tuviera un espacio libre.

Eran cerca de las 12 de la noche cuando Edgardo, un chico muy bien parecido de ojos azules que traía a sus pies a todas las chavas, se acercó a mi mesa y se sentó en la silla de al lado.
-Vaya fiestecita- dijo el
-Porqué lo dices?
- No me siento a gusto en medio de tantas personas y que todas las chavas se me arrimen
- Porqué?, si yo daría lo que fuera, porque se me acercara alguna a ofrecer lo que tuviera
- Mmm... esque tu no sabes como me siento
- Podría intentar saberlo si me lo dice
Se quedó callado como pensando en sus opciónes.
- No se si decirte, no se lo he dicho ni siquiera a Carlos (quien es su mejor amigo)
- No creo que sea tan dificil, ¿o si?
Después de pensárselo un rato, volteó y me dijo
- Esque... no soy tan normal como todos creen, no me gustan las chicas
Estuve a punto de carcajearme, pero me aguanté las ganas y le pregunté
- Entonces qué ¿te gustan los hombres?
Lo miré y me dí cuenta de que estaba muy serio y contestó
-Si
Yo no podía creerlo y le pregunté
-Pero ¿porqué? ¿Qué les ves?
- Esque un hombre me puede dar mas que una mujer
yo seguía sin creerlo
- Y, ¿te gusta alguien?
- Si, pero tengo miedo de que si le digo, se aleje de mi
- No creo que se alejen de tí, solo por esto
- ah no?
- de verdad, yo creo que sería mejor si se lo dices
En ese momento, me dijo
-Ven, te quiero mostrar una cosa
Yo lo seguí, cruzamos el salón, la pista de baile, un jardin gigantesco y llegamos hasta una parte plana donde había puro pasto bien cuidado y un farol, que alumbraba vagamente, solo lo suficiente para que pudiera ver su hermoso rostro.
El agarró mi mano y me hizo tocar su pantalón. Sentí un bulto palpitante que se ensanchaba cada vez mas y más y me dijo
- Tu me gustas, desde hace tiempo sueño con esto
Habíamos estado tan ocupados hablando que no nos dimos cuenta de que Carlos, un jóven muy bien formado, de cabellos obscuros y ojos cafés nos había seguido y había estado escuchándonos.
-¿Edgardo?- preguntó Carlos
Edgardo se quedó perplejo al ver a su mejor amigo en ese lugar y apenas logró articular palabras para decir
- ¿Qué haces aquí?
- Te había estado buscando y cuando cruzaste la pista de baile los vi y los seguí. ¿Qué hacen?
Yo estaba muerto de pena, pues no quería que me tacharan de gay, pero, en ese momento, estaba tan caliente por lo que acababan de decir, que me invadieron unas ganas inmensas de contemplarlos a los dos desnudos.
- Perdon que no te lo hubiera dicho antes, soy gay- y en ese momento, Edgardo besó fuertemente a Carlos, eso me prendió aún más.
Después, se volteó hacia mi y se bajó los pantalones, dejando a la vista su enorme miembro, que se inclinaba ligeramente a la derecha, se acercó hacia mi y me quitó la camisa, mientras me besaba a mi también.
Carlos, quién se había quedado perplejo, se quitó la camisa, sacó su miembro largo y recto y me bajó los pantalones. Empezó a sobarme mi ano con un dedo, después con dos, y lentamente, sentía como los íba metiendo, mientras que Edgardo, me había hecho incarme y me susurró
- Cómetelo
-No- dije yo, que no me imaginaba haciendo eso- solo te voy a masturbar- y empecé a menear su trozo de carne hacia adelante y hacia atrás viendo como su glande entraba y salía de su prepucio.
Después de dos minutos, y mientras Carlos seguía intentando abrir mi ano, y chupándomelo con grán fervor, Edgardo me agarró desprevenido, me acercó su pija y me la hizo lamer.
Eso me prendió impresionantemente, y empecé a mamár y a succionar su pedazo como si fuera una vaca, cosa que le exitó demasiado, ya que también, había empezado a agarrar sus nalgas y a manosearlo.
Mientras estaba concentrado en eso, sentí que algo más grande se clavaba en mi ano y oí un gran y largo gemido
- ah! si, dámelo Javi, todo, déjamelo para mi.
Y al mismo tiempo, mi otro compañero soltó un líquido caliente sobre mi boca gritando.
- Eso era todo, así te quería, venga, trágatelo todo, linda perrita, todo
yo me sentía glorioso, teniendo a los dos galanes más cotizados de la generación viniéndose sobre mi.
una vez que hubo terminado de descargar su semilla en mi, edgardo sacó su pene y se tiró en el pasto, cosa que Carlos y yo, aún penetrados, imitamos, mientras que Edgardo, nos abrazaba y toqueteaba al tiempo que me besaba.
En ese momento, sentí un líquido caliente derramándose en mi culo, y una mano que se agazapaba de mi pene.
Gemí, pues no pude contener la exitación y el placer que me daban esos dos galanes.
Mientras Carlos salió de mi, y me tomó entre sus largos y musculosos brazos. me besó de una forma increíble y se unio a edgardo para masturbarme.

-Te gustó?- Me preguntaron
- Si, mucho
- No se lo digas a nadie y nos tendrás cuando necesites, si quieres... qué te parece si lo hacemos en la escuela el miércoles?
- claro, ustedes díganme como y cuando y ahí estaré con ustedes...

Así fue mi primera vez, después les