La muñeca entre las sábanas

Don Joaquín es muy cariñoso pero al mismo tiempo muy exigente en sus gustos sexuales. No le gusta que yo haya tenido relaciones sexuales antes que él con ningún otro hombre ese mismo día, me hace asegurarle que ese día “estoy virgen para él”. Casi siempre le digo la verdad porque me cita a eso de las 2 o 3 de la tarde para que lo acompañe una o dos horas y a esas horas aun no he tenido más sexo, aunque algunas veces que amanecí con un hombre y tuve sexo al amanecer (el polvo mañanero, como algunos le dicen) siempre se lo oculté y además le he dicho que vivo con mi familia y eso a él lo excita porque siempre me pregunta por mi familia y me pregunta si saben que me encuentro con él. Siempre le digo que no y noto que eso lo excita, especialmente porque le digo que a mi familia le hablo de que voy a algún Centro Comercial a mirar vitrinas o a encontrarme con alguna amiga, aunque eso es mentira porque en realidad vivo sola. A algunos hombres les he dicho que trabajo en una empresa de secretaria y a ellos les excita eso porque cuando ellos salen de sus oficinas se encuentran conmigo y noto que les gusta tener sexo con una secretaria.

Cuando recibí su llamada aproximadamente a las 2 de la tarde:
- Hola mi amor… cómo estás?
- Bien Don Joaquín y usted?
- Jejejeje… muñeca te he dicho que no me digas Don Joaquín… solo Joaquín o mejor… papito… suena mejor y me gusta más… ya lo sabes.
- Jejejeje… claro papito…
- Estás virgencita hoy?
- Sí papito…
- Segura?… No me digas mentiras muñeca…
- Seguro papito, es verdad.
- Entonces no me hagas sufrir más, mi amor, estoy que reviento en deseos de verte y tenerte entre mis sábanas para consentirte mi bella muñequita.
- Claro papito… en una hora estaré allá.
- Te espero bella muñequita.

Me duché y me hice un buen aseo vaginal y anal porque a Don Joaquín le gusta chuparme mucho mi cosita y mi ano, además que le gusta el sexo anal. Ropa interior limpia, para no despertar la menor sospecha, lencería con bordados de color negro que es el que le gusta, porque no le gustan las tangas hilo porque dice que son las que usan las putas. Una hora después estuve allí, llegué en taxi, lloviendo.

Esa tarde que estaba con Don Joaquín sonó mi teléfono y aunque yo siempre lo apago cuando estoy con algún hombre, esa vez se me olvidó y justo era mi madre. No quería contestar pero Don Joaquín insistió en que contestara delante de él. Mi madre insistió en la llamada. Me alcanzó el teléfono que sacó de mi bolso que había dejado sobre la cama a un lado de donde él estaba sentado, desnudo, en el borde de la cama y yo estaba arrodillada, desnuda, en medio de sus piernas dándole una rica mamada sin condón, pues a Don Joaquín no le gustaba usar el condón para las mamadas.

Contesté sin ponerme de pies.
- Hola mamita como estás?
- Bien hijita y tu.
- Bien mamita…
- Estas ocupada?
- … No mamita… dime…
- Es que tu padre quiere que vengas el sábado a almorzar, recuerda que es el cumpleaños de tu hermana y se lo vamos a celebrar aquí.
- Ah, sí… mamita… claro… si…
- Qué le vas a dar de regalo?
- Le llevo una blusa que le pienso comprar.
- Bueno hijita… y… en dónde estás ahora?
- … con una amiga en su apartamento… te llamo más tarde mamita…
- Ah… bueno hijita… cuídate mucho entonces…
- Chao mamita…
- Espero tu llamada hijita. Chao.

Don Joaquín me miraba sonriente mientras hablaba con mi madre, en algún momento me guiñó un par de veces un ojo, mientras me acariciaba la cabeza con una mano, la izquierda, y con la otra se masturbaba para no perder la erección. Pensé que fui afortunada en que fuera mi madre quien llamó y no algún otro hombre pues no sé que hubiera dicho y con lo celoso que es Don Joaquín quizás se hubiera molestado cuando mirara al celular con un nombre distinto al de mi madre. Apagué mi teléfono y lo guardé en mi bolso.

- Que bien que contestaste mi amor… a tu madre siempre hay que contestarle… hay que ser buena hija…
- Jejejeje, si tienes razón. Le guiñé un ojo.

Don Joaquín dejó de masturbarse cuando le agarré las bolas con una mano y con la otra agarré su verga para seguírsela mamando. Pensé en el escándalo que se formaría si mi madre se enterara que no estaba con ninguna amiga y más si supiera lo que estaba haciendo. Pero de alguna forma eso me excitaba y a Don Joaquín más porque sentí mucho más dura su verga cuando la agarré de nuevo y le hice varias gargantas profundas que lo excitaban bastante hasta que me hizo dejar de mamar varios minutos después. A Don Joaquín le encantaban mis gargantas profundas y yo no sufría mucho en hacerlas pues su verga no en muy larga y es un poco puntuda.

- Suficiente muñeca… lo haces muuuuy bien mi amor, pero ahora acuéstate porque quiero chupar tu rica cosita… esa cosita tan bella que me sueño con ella muchas noches y sin poderte tener acá en mis sábanas…
- Claro papito… me gustan tus caricias…
- Muchas veces me masturbo en tu nombre muñeca… pensando en tí… deseándote…
- Huy que rico… papito…

Me acosté en la mitad de su cama sobre su sábana y abrí mis piernas agarrándome por las rodillas para mostrarle mi vagina. Don Joaquín se agachó, me dio varios besos en mís nalgas y me acarició con mucha ricura mi vagina y mi ano y jugaba con su lengua dentro de mi vagina y poco a poco metía uno de sus dedos por mi ano y yo gemía cada vez más por mi excitación, porque me gustaban esas lujuriosas caricias de Don Joaquín. Me escupía el ano y metía su dedo, a veces creo que eran dos dedos. Varios minutos después de gemidos, caricias con lengua y dedos, y besos y chupadas en mis tetas, Don Joaquín se puso un condón sin permitir que me moviera, quería que recibiera su penetración en esa pose. Naturalmente le di gusto, porque Don Joaquín se lo merece, siempre es cariñoso y generoso.

- Muñeca… mi amor… uuuuuhhhhh que delicia… uuuuuhhhhh… que ricura de cosita… ooooohhhh… ooooohhhhh…

Don Joaquín se movía sin parar y cada vez más fuerte. Sentía su peso sobre mí, su verga entraba rico, me gustaba, pero sabía que pronto me penetraría analmente pues resistía bastante el sexo oral pero para sexo vaginal y anal no resistía mucho. A Don Joaquín le gustaba que me quedara quieta, pues si me movía decía que parecía puta y se enojaba. Don Joaquín se movía muy fuerte y rápido siempre y yo no paraba de gemir a su ritmo, a la velocidad de sus caderas.

- Ponte en cuatro muñeca… voy a probar ese delicioso culo, mi amor…
- Claro papito… es tuyo…
- Muñeca… mi amor… uuuuuhhhhh que delicia… que ricura de culoooo… ooooohhhh…

No fue difícil su penetración. Sosteniéndome por las caderas se movía golpeando sus caderas contra mis nalgas y el ruido que se escuchaba me excitaba y yo gemía sin parar y cada vez mas fuerte.

- ooooohhhh… ooooohhhh… ooooohhhh… ooooohhhh… Don Joaquín estaba eyaculando unos minutos después.
- Que rico papito… me gusta verte disfrutando…
- Como no voy a disfrutar con una muñequita como tu… mi amor.

Don Joaquín se acostó a un lado de mí.
- Quítame el condón y mámalo mi amor…
Siempre había que hacerle lo mismo. Me excitaba quitarle el condón porque mientras lo hacia, Don Joaquín respiraba con mucha agitación y veía su voluminoso estómago peludo moverse rápido. Aunque él siempre era muy cariñoso y decente conmigo, en ese momento me sentía muy puta. Le sacaba con cuidado el condón teniendo cuidado de que la mayoría de su semen quedará en ese caucho. Envolvía el condón en papel higiénico que ya estaba listo en la mesita de noche y lo dejaba en el suelo, porque cuando yo saliera de la cama para ir al baño debía llevar el condón envuelto y botarlo en el sanitario. Don Joaquín me enseñó a hacer eso desde el primer día en que estuve con él. Me dijo esa vez que había que hacer las cosas completas.

Empecé a lamer su verga aun dura y erecta y con sabor a semen. A Don Joaquín es a uno de los pocos hombres que le saboreo el semen. Quizá porque cuando un amigo suyo me lo presentó y me propuso ir a su cama me dijo que una condición que el obligaba era mamar sin condón y limpiar su verga después de copular, sin asco, así lo dijo. Si yo aceptaba sería su “muñeca”. Desde esa vez soy su “muñeca” y él es muy generoso y cariñoso conmigo. El amigo que me presentó a Don Joaquín tiene un gusto mas fuerte. Le gusta que me coma su semen y lo complazco cada vez que quiere terminar de copular. Aunque nunca les he preguntado nada a ninguno de los dos, estoy segura que el amigo de Don Joaquín ya le había dicho que yo saboreaba semen. Mamé su verga y sin que perdiera su erección me hizo volver a acostar boca arriba para recibir su penetración varios minutos después. Se puso otro condón. Luego de muchos movimientos sobre mí, de nuevo en cuatro lo recibí analmente y de nuevo gemidos fuertes y golpes de sus caderas en mis nalgas hasta que de nuevo eyaculó. Otra vez le quité el condón y le chupé su verga que poco a poco perdió erección y tamaño.

Me levanté de la cama y llevé los dos condones con semen para botarlos en el baño. Me dí una rápida ducha y al salir Don Joaquín me dijo que esta vez me iba a dar un obsequio especial, aun desnudos los dos.

- Mi amor, toma este dinero extra para que le compres la blusa a tu hermanita y le lleves algunos chocolates a tu madre, por haber parido tan rica muñequita que me hace tan feliz con su boquita, su cosita y su culito…
- Huy gracias papito… tu siempre tan lindo conmigo.

Le di un beso en la boca y guardé el dinero junto a mi teléfono en mi bolso. Me vestí delante de Don Joaquín. Me acompañó a la puerta, desnudo, dijo que se ducharía cuando me fuera. Salí de allí, encendí mi teléfono y como aun era temprano, aun de día pero ya no llovía, y muy cerca había un Centro Comercial fui caminando a comprar la blusa para mi hermana y los chocolates marca Ferrero que a mi madre tanto le gustan. Llamé a mi madre y le dije que ya tenía el regalo para mi hermana y una sorpresita para ella. Ella se puso feliz y me dijo que mi padre me enviaba un beso y que me recomendaba cuidarme de los hombres, y se reía porque ella sabe que mi padre no es fiel, por eso han tenido muchos problemas.

Al salir del Centro Comercial esperaba un taxi para ir a mi casa y mientras tanto llegaban al Centro Comercial Don Joaquín y sus hijas. Ellas no me conocen y Don Joaquín y yo nos cruzamos las miradas pero ocultando la lujuria. Don Joaquín miró a otro lado y entraron. Yo tomé un taxi y me fui de allí.

FIN

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