Soy Antonio, Ingeniero Civil, 37 años, casado, recién había sido designado como Vicepresidente
Relato
Soy Antonio, Ingeniero Civil, 37 años, casado, recién había sido designado como Vicepresidente de la Constructora Transnacional en la que laboro. Esta ubicada en Manzanillo, México, la matriz se encuentra en Houston, Tx. Se había decido crear esta vicepresidencia ya que esta por realizarse un proyecto llamado portuario, de muchos millones de dólares.
Me faltaba una asistente personal, por lo que comentando con mi esposa, me dijo que acababa de hablar con Mariel y le había comentado que a su marido lo habían despedido de su trabajo, él Raúl, era abogado de mi edad, no había forma de darle cabida en la empresa pues lo jurídico lo manejaba un despacho de Houston y uno de la ciudad de México, sin embargo, pensé, Mariel podría ser mi asistente.
Mariel debería tener 31 o 32 años se casó muy joven tienen 2 hijas de 8 y 14 años, ella es de estatura aproximada de 1.60, morena, de cabello lacio, cara redonda pero muy bonita, tiene un espectacular culo, que hace que uno se fije en ella inmediatamente, no fue muy agraciada en sus pechos, pero con ese trasero para que, además de ese trasero sus piernas estaban fenomenal. Siempre fue muy trabajadora, ayudaba a su marido vendiendo pasteles y toda clase de postres, no vivían mal, aunque sencillos, en ocasiones nos invitaban a su casa y alguna vez nos devolvían la visita, a mí me gustaba su compañía, pues era muy agradable ver ese culo, además que siempre usaba pantalones.
Al día siguiente Mariel, estaba en mi oficina a las 9 de la mañana en punto, la salude de un beso en la mejilla, y la hice pasar a mi oficina.
- Vaya Mariel veo que madrugaste para llegar puntual a la cita, le dije.
- Si no podía llegar tarde a mi primer día de trabajo.
Ese día llevaba el pelo suelto, un pantalón color gris y una blusa blanca semitransparente que hacía resaltar su brassier, el pantalón aunque no era entallado a su trasero poco le importaba, pues era magnifico.
Le explique en que consistía el trabajo y cuando le dije lo que iba a ganar, se quedó sería y luego echó a llorar, no lo podía creer.
- ¿Pues cuanto crees que puede ganar la asistente de un vicepresidente?, le dije en tono de broma.
- Hay, Toño, perdón Ingeniero Antonio, no pensé que fuera tanto.
- Me acerque le tomé la mano y le di un abrazo, diciéndole te va a ir bien, Mariel, además me puedes decir Toño, siempre que quieras.
- Pero bueno es hora de trabajar, pues mañana salimos para la ciudad de México, temprano, ve a este Hotel ahí te quedara en lo que ven lo de la mudanza y busca tu maridito casa por acá.
A la mañana siguiente pasé por ella al Hotel y bajo con traje sastre color rojo y blusa blanca, era la primera vez que la veía con falda, se veía buenísima, nos saludamos y enfilamos al aeropuerto, durante el camino íbamos callados en el trayecto.
- ¿Qué tienes?, te noto serio, ¿ya te arrepentiste de mí?, me dijo.
- Ja, Ja, no para nada, aunque ahora que lo dices tal vez Mariel.
- ¿Porqué?
- Pues es que es la primera vez que te veo de falda y estoy en shock, le dije.
Ella rió y me preguntó:
- ¿Me veo mejor en falda o en pantalón?
- De las dos formas, aunque creo que te verías mejor sin ellos.
Echó una enorme carcajada y me dio una palma en la pierna, yo mostraba una enorme erección.
- Hay, Toño, va a ser divertido este trabajo, con tan buenas charlas.
- Claro Mariel, vas a ver como nos vamos a divertir, y puse mi mano sobre su pierna.
Ella volvió a sonreír y me echó una mirada coqueta.
Cerca de las 4 de la tarde, ya en la ciudad de México, terminamos la junta, no habíamos desayunado ni almorzado, por lo que fuimos a comer a un Restaurante especializado en costillas tipo americanas.
Durante la comida seguimos comentando los pormenores de la junta que habían sido un éxito, le dije que nos merecíamos quedarnos por cuenta de la empresa y salir a un bar a tomar unas copas y regresar mañana. Salimos del restaurante y le pedí que hablara a mi casa con mi esposa, desde mi teléfono celular, avisándole que llegaría hasta mañana. Ella habló con su esposo, le estaba dando los pormenores, mientras hablaba con él me paré detrás de ella y le empecé a darle un ligero masaje en los hombros y le dije al oído que no colgara que siguiera hablando. Estábamos en el estacionamiento techado del centro comercial, justo enfrente de la miniván que se había alquilado.
Continué con el masaje, pero ya me había pegado completamente a ella, por lo que el masaje era en sus piernas y culo, mientras le besaba el cuello, y le subía y baja mis manos por sus piernas y le restregaba la verga en su trasero ella cerraba los ojos mientras hablaba, le decía que no colgara, poco a poco las caricias empezaron a reaccionar a mi verga y ella lo sintió, pues puso una de sus manos en mi paquete.
Abrí la puerta lateral de la miniván y me subí primero y luego ella, quien cerró la puerta, estábamos en los asientos traseros, me bajó el cierre de mi pantalón y salió mi pene ella empezó a masturbarme y de vez en cuando daba una mamada, aún alcanzaba a escuchar la voz de Raúl por el teléfono, ella sólo decía palabras como AJA, MMMM, AHA, disfrazándolas entre mamada y mamada, mientras con su otra mano se subía la falda dejándome ver esas bien torneadas piernas, movió su tanga (también roja) apreciando un triangulo bien cortado con vellos oscuros y se clavaba mi completamente erecta y mojada verga que entró con facilidad pues su chocha ya contenía líquidos vaginales, emitió un leve gemido. . .
- Humm, ya tengo, que colgar, pues no tarda en venirse Toño... de la junta, sonrió.
Pues no, no tardaba en venirme, todavía aguantaba más.
Una vez hubo apagado el teléfono, empezó a gemir con más ganas mientras cabalgaba, yo le agarraba sus nalgas y se las magreaba.
- Vaya señor vicepresidente, así que se esta cogiendo a su asistente.
- De ninguna manera, contesté, me estoy cogiendo a la esposa de Raúl.
- ¿Eso te gusta más, eh?, cogerte a la esposa de un amigo, lo quieres hacer cornudo al pobre de Raúl.
Realmente quién le ponía los cuernos era ella, pero oírla hablar en esa forma me calentaba, más.
Mientras continuaba la embestida a su caliente cueva y mis manos sobre sus nalgas, ella se levantó y arqueó la espalda, y de quito el saco y le desabotoné la blusa para poder chuparle sus tetas, que si bien eran pequeñas, de igual forma eran firmes y duras.
Ambos estábamos gozando, eso era indudable, los movimientos de ella eran parejos a los míos, íbamos bien sincronizados, ella tuvo un fuerte orgasmo pues sentí sus uñas sobre mi pecho, ella no dejaba de menearse, ahora comenzó a moverse más lento.
Por mi parte no dejaba de agarrarle sus nalgas e inicié un movimiento hacía su ano con mi dedo de en medio, aprovechando sus líquidos vaginales, empecé a introducirlo poco a poco, ella gemía más y se excitaba,
- Oh, Toño, que rico, sigue por favor, sigue, cariño, dame, dame.
Las expresiones de su rostro eran divinas, ya no abrió los ojos estaba concentrada en su papel.
Continué bombeándole, se la saqué pues deseaba ese hermoso culo, le di la vuelta y se la volvía a meter por la vagina en posición de perrito, me di cuenta que el ano estaba listo y que ya había sido usado por lo que no tuve contemplación y de golpe se la clave, sólo dejó escapar una bocanada de aire.
- Así cabrón, vamos, dame, ahhh, sii, me encanta por ahí, OH, Toño, sigue, sigue no pareees
No alcanzaba a decir, nada, estaba super excitado, que ni cuenta me daba que la camioneta se movía, estaba por terminar y la visión de esas suculentas nalgas y su cara sobre el asiento era algo menos que morboso, esa rica mujer le estaba dando por el culo, y estaba ya por venirme, por lo que con una de mis manos le empecé a jugar su clítoris, eso le produjo otro orgasmo, y yo estallé dentro de ella, caímos los dos sobre el asiento, agotados y completamente sudados, le besé el cuello y le quite por completo la blusa y la falda, continué besándole la espalda y sus nalgas, que ricas, las trataba como un trofeo, observé como le salía mi semen recién regado de su culo, le di vuelta y comencé una mamada a sus panocha que estaba muy mojada, ella puso sus manos en mi cabeza y la movía como si con ella se masturbara, acompañaba la mamada con unos besos a sus muslos, a sus piernas, era Mariel, una mujer bastante sabrosa, se me volvió a parar y sabía que me vendría rápido, por lo que inmediatamente le introducía el pene en su vagina, ella con sus piernas me ató a su cuerpo y mientras se la metía nos fundíamos en un beso completamente cachondo, tenía, ella, una lengua magnifica, sabía que no tardaría en venirme, por lo que traté de aminorar los movimientos, pero ella lo impedía quería que fuera rápido.
No me importara que de vez en vez escuchara voces cerca de la camioneta, ahora lo único importante era que estaba dando uno de los palos más sabrosos que había tenido, Mariel, comenzó a agitarse, sabía que estaba teniendo un orgasmo, una vez más me vine, dentro de ella.
Me separé, verla con las piernas abiertas, su concha con semen, el tanga a un lado y la falda roja en el suelo, el pelo alborotado y excitadísima, y sabiendo que es la esposa de tu amigo, bien hubiera valido otro polvo.
- ¿Qué te parece si continuamos en el hotel?, me dijo sonriéndome.
- Vale, pero le marcas a Raúl llegando, le dije.
Se acomodó y me limpió la verga con una soberbia mamada, que si no es por las ganas de tirarme a Mariel en la cama, nos hubiéramos echado uno más.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513554 veces