La neta si le saqué a la verga

Hola comenzaré por decirles que soy una jotita muy cachonda y muy briosa, me gusta incinuámeles a los hombres y algunos de ellos también hacen lo mismo. En mi basta carrera por el mundo el pito me encontré con este espécimen de particulares caracteristicas que ahora les comento.

Resulta que en ese tiempo trabajaba en un ferretaria, los dueños eran foráneos y solo veían por los cortes cada fin de semana, yo vendía, facturaba y hacía más cosas, uno de esos días, llegó por ahí un plomero y me pidió algo de material, lo atendí normalmente, pero le presté atención ya que a la media hora regresó porque le faltó algo.

Me gustó lo reconozco, tenía una bocota bien rica, roja roja, un buen cuerpo y no le calculé más de 22 años, al rato comencé de puta con él, y me siguió la corriente más tarde al regreso de concluír el trabajo en la zona. Recuerdo que me le quedaba viendo en el paquete, qué no se notaba bien, pero para pedírsela, al poco rato le dije abiertamente, viéndo como se comenzó a tocar la macana.

¿ Me gustaría mucho probar ese trozo que tienes me das poquito ? se quedo pensativo y le volví a decir entonces me dijo ¡ cierra ¡ cerré la tienda y entonces fuimos a la parte de atrás donde había más material tipo bodega, entonces con una gula casi infinita, ví como se desabrochaba el pantalón y como se bajo el boxer, yo dispuesta a mamar, esperaba la ñongaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa ¡ madre santa ¡ que pìnche pitotonón, ¡ nunca en mi vida de golfa ¡ Ví tremenda verga, era como de burro, ya se que les causará risa, pero era una mega-verga. No se cuanto mediría, sólo les puedo decir que pendejamente intenté metermela en la boca y apenas me cupo el glande.

Todo el demás pitote apenas lo tocaba, y mi culo que tenía muchas ganas de verga, en ese momento, comenzó a chilllar retrayéndose, al ver ese enorme pitote, se me quitaron las ganas de coger, la verdad pensé que no me entraría, si en el ocico no me entraba, en el culo menos, y dije ¡ más vale aquí corrió, qué aquí murió ¡ Ni la leche le saqué, qué susto ¡