Un encuentro erótico de alto voltaje en la fiesta de las Llamadas en Montevideo
Relato
La multitud se apretujaba en las veredas, entre las paredes de las casas y las hileras de sillas que bordeando el cordón delimitaban el desfile de llamadas en aquella noche mágica de febrero. Yo estaba solo y me entretenía mirando a la gente entre comparsa y comparsa. En un momento, cuando miraba a la derecha, mis ojos se tropezaron con los de él que me miraba fijamente. Dejé deslizar la mirada hacia el mismo lado pero el regresar, su mirada continuaba clavada en mí y me pareció entrever una discreta sonrisa en su rostro. Lo ignoré y continué girando el cuello hacia el otro lado pero la curiosidad pudo más y volví a buscarlo con la mirada y allí estaba, si, y también sonreía. Entonces yo también me sonreí e hice un gesto con la mano como acariciándome el cabello sobre la oreja. El asunto se estaba poniendo bueno y traté de disimular mi entusiasmo tratando de ver el desfile pero en ese momento había un intervalo. A los pocos segundos no lo soporté más y volvía buscarlo con la mirada y cuando lo encontré me hizo un gesto con las cejas que nos sé lo que quiso decir pero para mí era una señal de entendimiento. Era un hombre de unos cuarenta años, prolijamente vestido con jeans y los brazos cubiertos por abundante vello negro. Advertí que estaba muy bien afeitado, al parecer solo y obviamente me cortejaba, así que lo animé con una sonrisa. Él comenzó a desplazarse para acercarse a mí mientras que yo, al advertirlo comencé a pensar aceleradamente que contestarle si me dirigía la palabra o que decirle yo si él no lo hacía cuando estuviera cerca. Él se la ingenió, en el apretujamiento de la multitud para instalarse detrás de mí, exactamente detrás de tal forma que el bulto entre sus piernas lo sentí apoyado sobre mi cola. Ya está, pensé, acá sobran las palabras y efectivamente me apoyé con fuerza hacia atrás moviéndome despacito a derecha e izquierda. Sentí su mano que se apoyaba en mi cintura y me atraía hacia él y entonces puse un abrigo que llevaba sobre mi hombro derecho para que cubriera mi
brazo y me puse un poco de costado así poder deslizar mi mano escondida a lo largo de su pantalón para aprisionar aquél bulto atrevido que me provocaba. Levanté la mano, la metí por debajo de su cinturón y llegué al calzoncillo, lo hice a un lado y atrapé su miembro húmedo y palpitante en la palma de la mano.
--Salgamos de aquí –susurró en mi oído. Asentí y saqué la mano de su encierro, él me tomó de la cintura y comenzamos a movernos para salir de allí y tomándonos de las manos nos internamos en la callejuela oscura donde todo el mundo venía contra nosotros . Todos iban a ver el desfile y nosotros queríamos alejarnos. A poco de andar encontramos una obra en construcción, un lugar oscuro y fresco a resguardo de la gente y apenas entramos me di vuelta, lo enfrenté y le abrí la bragueta de su pantalón mientras él apoyando sus manos en mis hombros y me sugería, empujando suavemente que me agachara. En un instante ya tenía la pija en la boca. Era gruesa, de considerables dimensiones, palpitante y jugosa. La cabeza parecía una apetitosa ciruela. Yo sentía como se iba poniendo más y más dura, mientras lograba succionar gotas y más gotas de un fluido exquisito que brotaba por el orificio. Él no hablaba, solo gemía de placer y yo me bajé el pantalón, me di vuelta, me mojé el culo con mi propia saliva y me la fui metiendo de a poquito hasta que la tuve toda adentro. Entonces comencé a cogerlo frotando mi culo contra su vientre, a un lado y a otro apretando los glúteos cuando la tenía bien adentro, apretando y apretando como para sacarle hasta la última gota. Él me aprisionaba con sus brazos por la cintura y así lo acabé sintiendo como el culo se me llenaba de leche. Él no había concluido con el espasmo de su eyaculación cuando me di vuelta nuevamente y volví a chuparla hasta sacarle las últimas gotas de semen que aún quedaban. La saqué de mi boca cuando estaba bien fláccida y él me pidió que me quedara con él porque le había encantado coger conmigo. Así que lo invité a irnos a un amueblado y allí culminamos aquella noche mágica.
Entramos al cuarto y empezó todo, él me tomó por detrás y empezó a tocar mis nalgas y me susurraba cosas al oído: ¡eres una puta q aprenderá de mí!, ¡eres mi perra! Y yo se lo confirmaba le dije q seria su perra, el me volteo y quedamos frente a frente, y acercó su boca a la mía, pero mas q besarme su lengua paseaba por mi boca.
Relato erótico enviado por Putitacachonda el 29 de December de 2009 a las 23:34:17 - Relato porno leído 140391 veces
Aventuras en Paris
Jesús y Pablo marcharon a Paris para poder vender el video. Dejaron a sus tres amigos en una casa que habían alquilado en un pueblo muy pequeño en Huesca. Los dos habían quedado con Pierre, un ejecutivo muy interesado en esta clase de material.
Relato erótico enviado por mena55 el 24 de August de 2008 a las 13:55:00 - Relato porno leído 114054 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:43) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:22) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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