Cuando tienes a una PRIMA con buen cuerpo, pero menor de edad, ¿qué haces?
Simplemente...esperas.
Relato
**Este relato NO FICTICIO estará comprendido en dos partes.**
PARTE 1
Hola! Soy un adolescente de 16 años, vivo la capital de mi país. Tengo un primo con el que nos vemos asiduamente desde que teníamos 4 años. Visitarlo no es tan difícil dado que él vive a unos 20 minutos de mi casa, así que cada domingo o voy a su casa o él viene a la mía.
Claro! Hace unos años, nos pasábamos toda la tarde jugando al Playstation, y nada más nos importaba. Pero ahora que ya estoy relativamente crecido, me estoy dando cuenta de cuán buena se está poniendo mi prima, con unos pechos que parecen crecen cada semana, y unas nalgas perfectas a mi gusto.
Cuando yo tenía aproximadamente 9 años, y ella 7, nos encerramos en el cuarto de mi madre para saber cómo era besar. Claro que yo ya tenía mi primer beso, pero no había durado tanto. Nos besamos por un buen rato, hasta que nos descubrió mi primo, quien le dijo a su mamá lo que pasó. Por suerte no le tomó mucha importancia.
PARTE 2
Ahora ya tengo 19 años, casi 20. Por suerte, sigo visitando a mi primo, y de paso, a mi prima. Ahora ella tiene 18, pues acaba de cumplirlo la semana pasada. Sus senos están perfectos, no muy grandes, no muy pequeños, no están caídos y con un pezón de un color entre rosado y marrón. Soy muy exigente hablando de los senos.
Llegué a su casa, toqué la puerta y nadie contestaba. Como somos familia cercana, puedo entrar a su casa sin permiso previo, así que empujé la pequeña ventanita cercana a la puerta y jalé del pestillo. La puerta se abrió, y se me mostró la casa sola, sin mis tíos. Decidí esperarlos en la sala, pues como la puerta no tenía cerrojo puesto, seguro habían salido a comprar a una tienda cercana y pronto regresarían. Cogí un periódico, y me disponía a leerlo cuando escucho un ruido proveniente de la habitación de uno(a) de mis primos. Para mi sorpresa, mi prima estaba sentada, frente a su computadora, escuchando música en sus audífonos, lo que explica que no escuchó la puerta.
Todos los años anteriores, en los que estaba en la "dulce espera" (para que mi prima llegue a los 18), fui acomodando la relación de mi prima a mi gusto. Cada semana los besos en la mejilla se hacían más largos y se acercaban más a los labios. Pasamos del pellizco en el abdomen, a la caricia en la otra mejilla y luego al roce de la zona que está entre las nalgas y la cintura. Todas esas cosas me ponían excitado, pensando en que algún día podría pasar algo con mi prima.
Pues esa ocasión se me presentó ese día, así que sin dudarlo la saludé, pasé a su cuarto y cerré la puerta. Luego de una breve conversación, me dijo:
"No me vas a dar mi beso en la mejilla? Sólo me has saludado desde la puerta"
Cada vez me ponía más nervioso. Accedí a darle el beso a la mejilla, y jugándome el todo por el todo, le acaricié la cara al mismo tiempo en que mis labios se encontraron tímidamente con los suyos por voluntad mía.
"Qué haces?", me dijo en voz baja, a lo que le respondí con otro beso, uno más largo.
Le agarré de la cintura, le agarré de la mano y la jalé hacia la cama, donde me había sentado.
La seguí besando y besando, cuando pasé al siguiente paso y le besé el cuello, a lo que me respondió con pequeños gemidos, los cuales se hicieron más fuertes mientras mi mano rozaba sus senos. Le agarré por la cintura y la recosté en la cama, mientras la seguía besando. Luego, mis dos manos se dedicaron enteramente a acariciarle los senos. Empezó a gemir con más fuerza, y ella cogió mi mano y se la metió debajo de su blusa. Pude sentir su sostén, pero no estaba interesado en él y lo hice a un lado para coger el pezón. Sus pezones eran perfectos, no muy rosados, no muy marrones, y se pusieron rígidos cuando los toqué.
Estaba en el paraíso. Le quité la blusa, luego el sostén y pude ver los maravillosos senos de mi prima. Estábamos en un momento de éxtasis. Empecé a introducirle la lengua a la oreja (un buen punto erógeno) mientras con mis dos manos acariciaba sus pezones. Ella puso su mano en mi pantalón y me lo quitó. Hice lo mismo yo. La puse boca abajo, y le empecé a lamer el sexo por encima de su ropa interior. Su calzón se puso inmediatamente mojado, y se humedeció tanto que se adhirió al sexo de mi prima.
Di el gran paso. Le quité el calzón y pude ver su majestuoso sexo. Por suerte, se lo había depilado, pues el vello púbico no me parece nada atractivo. Sin pensarlo dos veces, le introduje la lengua en su sexo, mientras que con mi mano jugaba con su clítoris. Gimió y gimió, su cuerpo se estremeció y deliciosos líquidos brotaron de su interior. Había tenido su orgasmo. Ella alzó la cabeza y sonriendo me gritó:
"Qué buen orgasmo, sigue por favor!"
Sin esperar detalles, introduje dos dedos en su sexo y empecé a moverlos. Hubo cierta resistencia, por lo que me di cuenta que era aún virgen. Yo también lo era, pero sabía relativamente bastante del sexo gracias a la pornografía, así que esa primera vez no fue traumatizante, sino fue una sesión acogedora, hardcore, e inolvidable.
Para eso, ya habían pasado 20 minutos y mis tíos no aparecían aún. Cuando me di cuenta de esto, empecé a sudar frío, pues escuché que la puerta principal se abría. Yo no quería malograr ese momento, así que sin preguntarle, la cogí del brazo, y la llevé al closet. Mi tío entró a su habitación, vio su ropa interior (por suerte no vio la mía), y algo dubitativo, se fue.
Ya empezaba yo a volver a la acción, cuando entró mi tía, a inspeccionar su habitación. Lamentablemente, encontró una revista de chismes, y se quedó sentada en la cama de mi prima, leyendo acerca de los artistas ebrios o algo así.
Yo ya no pensaba con la cabeza de arriba, sino con la de abajo, así que sin pensarlo, introduje mi sexo en el suyo, y así, entre la ropa de fiestas y su pijama, tuve relaciones con mi prima. Yo mordía la ropa para no gritar del placer, y mi prima se limitaba a babear sin expresar ningún sonido. Éramos casi de la misma estatura, así que le di vuelta, le moví las nalgas, y empecé a introducir mi sexo en su culo. Ella me decía que no, porque le dolería y seguro haría ruido. Pero a mí no me importó, y le dije que mordiera algo.
Cinco minutos después, ya le temblaban las piernas a mi prima, y yo estaba por caer rendido al suelo por el cansancio físico. El placer fue interminable e indescriptible. El sexo anal siempre fue mi afición. Me corrí dos veces, mientras mi prima tuve 3 ó 4 orgasmos.
A partir de esa semana, ya no visito a mi primo, sino a mi prima =).
" "