La pastilla anticonceptiva...

Al siguiente día ya después de que nos habíamos levantado, y con la mente mucho más clara, pensé que todo lo que me había contado Marina, era a consecuencia del mucho ron que habíamos bebido. Ya que si la mitad de lo que me había dicho fuera cierto, por lo menos debía haber quedado preñada un sin número de veces. Ya que aunque a mi se me para, y hasta me puedo venir como cualquier otro tipo, lo cierto es que mi esperma es totalmente esteril, razón por la que jamás podré preñar a una mujer, y me divorcié de mis primera dos esposas.
Pero como a la semana, Marina y yo nos volvimos a emborrachar, y nuevamente mi mujer me comenzó a contar, las muchas barbaridades que ha hecho, incluso con mis mejores amigos, vecinos, y hasta parientes. Como la vez en que yo me encontraba arreglando el motor de la lancha, y mientras yo le metía mano al motor, mi mujer le metía mano a uno de mis amigos. Si en nuetra propia casa, y para colmo en nuetra propia cama. Claro que cuando comenzó a contarmelo, yo estaba super excitado, ya que me dijo que en esa ocasión, yo y el resto de los presentes en casa, estabamos tan concentrados en el motor de la lancha, que no nos dimos cuenta de que ella andaba sin bragas, y usando unos super ajustado pantalones cortos, de color rojo, que hacen que sus nalgas se vean más apetitosas. Además que tampoco estaba usando sostén alguno, llevaba puesta una ajustada blusa semitransparente, por lo que sus hermosos senos, y parados pezones se le veían con suma facilidad. Aparte de que andaba con el cabello suelto, y descalza. Yo la verdad es que no me acuerdo, como Marina se encontraba vestida ese día, y al parecer el resto de mis amigos tampoco se dio cuenta de eso, ecepto Pedro, el hijo de mi vecino. Del que tampoco me acordaba yo que estuviera, o no presente en los momentos en que arreglabamos el motor. La cosa es que por lo que me dijo mi mujer, cuando notó que el chico le ponía más atención a ella, que a lo que mis amigos, y yo hacíamos con el motor de la lancha. Lo llamó para pedirle que le hiciera un favor, y el chico como hijo de buen vecino, de inmediato al ver que mi mujer contoneando sus caderas, entró a la casa, él simplemente la siguió, pensando que quizás lo que mi mujer quería era que le moviera un mueble, o algo parecido. La cosa es que apenas el chico entró a la casa, ella cerró la puerta, y tomandolo de la mano, lo condujo a nuestra propia habitación. Donde apenas llegaron, Marina se le tiró en los brazos, y le plantó un tremendo beso en la boca, lo que al principio el chico trató de resistirse, no porque, no le gustasen las mujeres, o porque fuera gay. Sinoi más bien por lo confundido que estaba ante la conducta de mi mujer, pero apenas ella lo convenció de que se podía caer el mundo, y que no yo ni mis amigos nos daríamos cuenta de lo que sucedía en la nuetra habitación, el chico comenzó a besarla como un desesperado. Al poco rato Marina se desprendió de su corto pantalón así como de la ajustada blusa, quedando compoletamente desnuda, en los brazos de Pedro, luego se recostó sobre la cama, y separando sus bien formadas piernas, le pidió que le mamase el coño. Cosa que el chico, seguramente ni lo pensó dos veces. Así que tras comenzar a darle una tremenda mamada al depilado coño de mi mujer, donde le fue lamiendo, mordisqueando, y chupando, tanto los labios de su lujuriosa vulva, así como su ya inflamado clítoris, Marina disfrutó de un ardiente, y humedo orgasmo. Tras el cual separando sus piernas nuevamente, invitó a Pedro que la penetrase, justo en los momentos en que mis amigos, y yo compartíamos unas cervezas. Que como se eso, bueno Marina me dijo que me escuchó, que yo estaba invitando a todos a beber cerveza en ese preciso momento, en que Pedro la estaba penetrando con su parada verga. No contenta con haber estado follando por un largo rato, después se dedicó a mamar la verga de Pedro, para premiarlo finalmente con dejar que él le diera por el culo. Tal y como yo lo estaba haciendo en el momento en que me estaba contado lo sucedido con Pedro.
Después de su relación con Pedro, me contó como se acostó con mi cuñado, o sea el esposo de mi hermana, en una ocasión en que fuimos a visitarlos a su hacienda. Yo salí a montar a caballo, mi hermana que estaba con siete o ocho meses de embarazo, se quedó pasando la mala barriga en la cama, mientras que Ernesto mi cuñado, se quedó acompañando a Marina que estaba tomando el sol en la pisicina. Bueno, según Marina, ella le pidió que le pasara un poco de bronceador, y a medida que él le fue pasando el bronceador, ella fue dejando escapar uno que otro gemido de placer, cada vez que él pasaba sus manos entre los muslos y nalgas de Marina. Así que de eso a que ambos se quitasen los trajes de baños, no pasó mucho. Y finalmente mi cuñado le enterró su verga. Lo que a mi mujer le encantó al parecer, fue que despues de haber estado follando por un buen rato, ambos se metieron a la piscina, donde mi cuñado se dedicó a mamar su coño bajo del agua, para luego volver a clavarse a mi mujer, a todas estas sin que ni mi hermana, ni yo nos enterasemos, por lo menos hasta el momento en que me lo contó.
Creo que fue en medio de esa segunda borrachera, que le pregunté, si me había sido infiel tantas veces, como es posible que jamás saliera preñada. A lo que con una sonrisa de puta, pervertida, Marina sacó de su mesa de noche unas pastillas, y entregandomelas me dijo. Gracias a esto no saldré preñada mientras las siga tomando. Lo cierto es que después de pensarlo por un rato, se las devolví, y le dije. Buenas que son, así que no dejes de tomarla, y si quieres seguir acostandote con otros, no hay problema, siempre y cuando me lo cuentes todo, con lujo de detalles, como hasta ahora, y por lo que más quieras, no salgas preñada...