Sobre la cama, un joven rubio, bronceado estaba apoyado en el respaldo con sus manos detrás de la nuca. Su única vestimenta era un pequeño slip, que se veía bien lleno. Cuando la imagen se aclaró vio que no tenía una pizca de grasa abdominal. Su cuerpo parecía tallado. No debía tener más de 25 años. Podría ser su hijo, pero por suerte no lo era.
Relato
LA PULSERA (2DA PARTE)
Despertó al día siguiente. Hacía tiempo que no descansaba tan bien. Después de cenar, subieron con su esposo a su cuarto y el cayó rendido, seguramente por el ejercicio de la tarde. Cuando ella se acostó el ya roncaba. Fue lo último que recordó. Despertó a la mañana siguiente, con el sol entrando por la ventana.
Su marido estaba radiante. Toda la mañana le contó lo bien que la había pasado con sus nuevos amigos. De a ratos le daba pena saber que lo iba a convertir en cornudo con cada uno de ellos, y que a la vez, ellos se rieran de él de esa manera. No eran sus amigos. En realidad querían aprovecharse de la puta de su esposa. Por momentos pensaba en dejar el plan, pero después se convencía de que allí nadie la conocía, y que tenía una oportunidad única de probar lo prohibido y luego volver sin marcas a su rutina de todos los días. No tendría muchas más oportunidades como ésta.
Su amiga la llamó al hotel sobre el mediodía.
- Hola Raquel, ¿ Cómo anda todo?
- Bien Patri, nos están tocando unos días magníficos
- ¿ Y la gente?
- Muy atenta.
- Sabes a que me refiero
- Como eres. Mira he venido a descansar junto a mi marido y no tengo tiempo para otras cosas.
- No seas tonta, Aprovecha que los años pasan
- No te preocupes que estoy aprovechando mis vacaciones
- Mas te vale que a la vuelta tengas algo para contar, sentenció su amiga.
- Cuando vuelva hablamos.
La conversación siguió unos minutos de manera intrascendente, pero Raquel se quedó pensando si podría contar lo que había vivido. y concluyó que no. Tenía una imagen frente a los demás y debía preservarla. Se sorprendió. Le preocupaba ocultarlo, pero no le preocupaba haberlo hecho. Ni tampoco seguirlo haciendo, descubrió. Con esta convicción, su conducta de los próximos días estaba finalmente resuelta. Tomaría lo que la oportunidad le daba, y después que se abra el infierno. No iba a llegar a los 50 sin disfrutar plenamente de los placeres que encontrara a su paso.
Por la tarde, luego de almorzar, Gustavo tomó una siesta para estar en mejores condiciones para el deporte. Despertó a las 4 impaciente por llegar a la playa y dedicarse a jugar.Ella también. Por primera vez, cuando su esposo despertó y dijo de salir, ella hacía rato que estaba lista esperándolo. Apenas pisaron la arena el comenzó a buscar a sus nuevos amigos con la vista. Al rato Néstor se acercó.
- Hey, amigo, como estás
- Hola Néstor, aquí estoy esperando la práctica de esta tarde.
- Si, me imagino que todos estamos impacientes, dijo mirándola, ¿ Como está Sra. Raquel?, preguntó muy formal.
- Vamos Néstor no la hagas sentir vieja, tutéala nomás, dijo Gustavo, el esposo, sin notar la química que existía entre los dos. Si no fuera tan confiado, hubiera sospechado de los gestos y las miradas. Néstor tenía un extraño brillo en los ojos cuando se dirigía a su mujer, y ella mostraba un leve rubor que afortunadamente se confundía con un exceso de sol, producto de su falta de experiencia en engañar a su marido. Él no notó nada. ¿ Y si lo hubiera hecho? ¿ Habría cambiado algo?. Nunca lo sabremos. Dicen que el cornudo es siempre el último en enterarse.
Cerca de ellos una mujer de unos 60 años, estaba leyendo bajo su sombrilla. Siempre la veían en la playa, y ella simulando leer, aprovechaba para seguir las actividades de los demás, y a sus dotes de buena observadora de acciones y de gestos, unía una habilidad innata para sacar conclusiones.
El día siguiente había seguido con disimulada atención el acercamiento de Néstor a esa mujer que evidentemente estaba con su esposo. Dedujo lo que después ocurrió, y a partir de allí se propuso no perderle pisada a sus vecinos.
- Perdón, es que no quisiera faltarle el respeto, dijo con su rostro serio, el muy hipócrita.
Por la mente de Raquel pasaron como una ráfaga las escenas de la tarde anterior, cuando el la tenía empalada sobre la cama. Realmente no le había faltado el respeto, simplemente le había echado un buen polvo.
- Mira Néstor, puedes tutearme, no hay problema, Yo se que jamás me faltarías el respeto, contestó como una señora
- Te agradezco la confianza. Bueno Gustavo, el tema es que hoy voy a jugar con Uds. porque uno de los chicos va a llegar más tarde.
- Quien falta? , preguntó Gustavo
- Ricky, contestó Néstor
- Seguramente tiene un encuentro con algunas de las jovencitas que lo miraban ayer, Es realmente de muy buena estampa, dijo Ricardo.
- Cuando venga le preguntas, seguramente te contará con pelos y señales, aunque es muy discreto para los nombres, dijo Néstor mirándome de reojo.
- Bueno, vamos entonces, dijo Gustavo, poniéndose de pie, querida, espero que no te aburras
- No tengas miedo que yo la pasaré bien, traje algo para leer, contestó muy modosita.
Y se fueron.
Ella los vio alejarse, y como una adicta, se levantó y disimulando su impaciencia, se dirigió hacia el balneario. ¿ Con qué se encontraría?. Pasó al lado de la Sra. que leía.
- ten cuidado nena, le dijo la dama sin levantar la vista del libro
- ¿ perdón? preguntó Raquel sorprendida
- Que te cuides de no quemarte por exceso de confianza, aclaró la dama mirándola con picardía.
- Gracias por el consejo, le dijo confusa, siguió caminando e ingresó al balneario.
Enfiló hacia la habitación de planta alta. Se paró un segundo frente a la puerta. Un espejo en la pared al lado de la puerta le devolvió su imagen. Bien peinada, bronceada, anteojos oscuros, una bikini turquesa pegada a su cuerpo, un pareo corto al tono que llegaba apenas a cubrir sus muslos. Respiró hondo, satisfecha de lo que vio, e ingresó.
La habitación estaba en penumbras con los postigos cerrados. Le llevó unos segundos adaptarse a la luz. De a poco, lo objetos comenzaron a delinearse.
Sobre la cama, un joven rubio, bronceado estaba apoyado en el respaldo con sus manos detrás de la nuca. Su única vestimenta era un pequeño slip, que se veía bien lleno. Cuando la imagen se aclaró vio que no tenía una pizca de grasa abdominal. Su cuerpo parecía tallado. No debía tener más de 25 años. Podría ser su hijo, pero por suerte no lo era.
- Pasa. Es un gusto conocerte, dijo sin cambiar de posición.
- Hola. Vine para aclarar algunas cosas. Uds. se equivocan conmigo.
Mira, Raquel, ¿ ese es tu nombre, no?, Bueno, nada pasará que no quieras. No necesito aprovecharme de nadie, así que si no estás conforme, allí esta la puerta. Puedes irte y todos contentos, dijo sin mostrar ningún sentimiento en su voz.
Ella quedó parada en el medio de la habitación , sin moverse. Ni intentó ir hacia la puerta. La situación la estaba excitando notoriamente. Ese macho era el sueño de cualquier mujer, y era, por un rato, todo para ella.
Luego de unos segundos, Ricky bajó sus manos y despacio deslizó su slip hacia abajo hasta quedar totalmente desnudo.
- Bueno, si no vas a irte, ¿ A qué esperamos?, Desnúdate que quiero disfrutar de un buen strip tease. Seguro tienes experiencia, dijo retomando la posición inicial, con sus manos detrás de la nuca, sus piernas cruzadas, y su verga que lentamente comenzaba a endurecerse.
Ella lo miró, y lentamente desató su pareo el cual cayó al suelo. Se sacó sus sandalias, y sin dejar de observarlo, desabrochó la parte superior de su bikini, dejando sus pechos al aire. Cuando los liberó se bambolearon, para quedar firmes hacia adelante. Un buen observador hubiera notado sus pezones duros. Si el los notó, nada dijo, se limitaba a disfrutar del espectáculo, el cual evidentemente era de su agrado a la luz de la reacción que mostraba su lanza.
Metió sus pulgares dentro de la parte inferior de su bikini y dándose vuelta la bajo despacio, dejando su apetitoso trasero a la vista de su pareja. Sacó sus pies de dentro y se dio vuelta mostrando su cuerpo en toda su plenitud.
- Como distribuyeron los turnos?, preguntó ella con curiosidad
- Tu esposo los distribuyó, contestó el. Es el orden en que fue dándonos los pases cuando comenzó a jugar, agregó sonriente. Con alguna pequeña modificación estratégica, agregó
Se quedó un segundo parada allí, y lentamente se acercó a la cama. Se arrodilló sobre ella y así, de rodillas se acercó a su nuevo amante.
Acarició sus cabellos largos y rubios, desteñidos también por el sol, bajó su mano por su mejilla y su cuello, para detenerse en su pecho, jugando con su vello.
- Eres toda una mujer, y estás aquí para disfrutar de lo prohibido y para darnos placer. Que esto te quede claro, y no te sorprendas.
- ¿ A que viene este discurso? preguntó ella sorprendida.
- Te diré. tengo todas las jovencitas que quiero para coger, pero cuando tropiezo con una mujer con algunos añitos más, con experiencia y ganas de probar otras cosas, no me dedico a penetrarlas y llenarlas como a las chiquilinas. Tu quieres otra cosa, y yo también, le dijo con los ojos brillosos de deseo
El, dejó su posición contemplativa y una de sus manos la tomó del cuello, acercándola a su boca. Sus labios tomaron posesión de la boca de la hembra, y un beso húmedo marcó claramente quien dominaba la situación. Sus besos se sucedieron a cual más posesivo. Ella iba perdiendo el contnrol y la noción de donde estaba a cada paso que esa boca marcaba en su cuerpo. Sus orejas, sus mejillas, su frente , sus ojos, su cuello, y sobre todo su boca fueron invadidos por esa boca que succionaba y lamía sin descanso. Nunca se sintió tan poseída por nadie. Ese macho era su dueño y se lo hacía notar a cada paso. Su entrepierna se mojaba en forma abundante, y la excitación la hacía moverse como si tuviera hormigas en su cuerpo.
La tomó del pelo y la obligó a bajar su cabeza hacia su entrepierna. Obligarla es un poco exagerado. Simplemente le indicó el camino que ella estaba deseosa de seguir. Cuando llegó al lugar se encontró con un bastón rígido que latía al ritmo de la excitación de su dueño. Jugueteó con su lengua en la punta de la verga y despacio fue engulléndola. La absorbía, y la soltaba, haciendo que cada vez, mas de ella entrar en su boca, hasta que por fin, notó el vello púbico de él contra su nariz. La tenía toda. En ese momento el empezó a tirar de su cabello para que saliera y a empujar para que volviera a tragarla. Se estaba haciendo una paja en su boca. Sus suspiros invadían la habitación. Ella , que nunca había sido fanática del sexo oral estaba disfrutando como una perra. Pero no estaba preparada para lo que sucedió.
Despacio, con experiencia el jugueteaba con su mano libre, primero por sus pechos, luego por su cuerpo, para terminar tomando posesion de su sexo e introduciendo su dedo corazón en su agujero, simulando una penetración.
- perra, que mojada que estás, dijo entre dientes. Su pulgar acariciaba su ano, terminando de descontrolarla. El dedo salía de su nido y forzaba su entrada posterior, aprovechando la lubricación. Cuando tomo posesión definitiva de su ano, ella notó que sus pezones se pusieron duros como piedras, y se concentró en la vara que tenía en su boca tratando de satisfacer a ese macho que le daba tanto placer.
El manejo de su cabeza se fue haciendo cada vez más rápido, sentía como la verga se endurecía cada vez más.
¡¡¡ Ahh perra!!!, chupa, chupa, decía Ricky ¡ Ahí te va!, y acompañó estas frases con un chorro caliente que pegó en el fondo de su garganta y que casi la ahoga por lo inesperado. Al mismo tiempo su dedo se introdujo hasta el fondo en su ano. A ese primer chorro le siguieron tres mas igualmente violentos y generosos, que llenaron su boca. Quedó allí sin saber que hacer. Ese animal se había corrido en su bocda sin avisarle y sin que ella lo autorizara. No era una puta de esquina para soportar eso
- Traga, querida es lo más fácil, dijo el con los ojos cerrados completando su climax. Ella optó por hacerle caso, pero con la intención de luego de terminar de mamar, decirlo todo lo quepensaba de su actitud , sin embargo, no pudo hacerlo. Apenas tragó el primer sorbo,le llegó desde el fondo de su mente un orgasmo inesperado y arrasador. En la desesperación comenzó a chupar como una posesa, se tragó todo lo que tenía en la boca y succionaba la verga en su boca para sacarle todo el jugo que pudiera. Comenzó a llorar de placer mientras terminaba de gozar.
- Bueno perrita, ahora sigue chupando hasta que se levante de nuevo. Es rápido, no te preocupes, y ella obediente y resignada a ser un objeto sexual, pero a la vez, disfrutar como nunca, siguió con la pija en su boca. Unos minutos después ya notó como empezaba a expandirse nuevamente. Cuando estuvo nuevamente rígida, la soltó.
- Bien, ahora te quiero en cuatro patas sobre la cama, le ordenó, y ella tomó de inmediato esa posición.
El se colocó detrás de ella y comenzó a refregar su verga por su culo y su vagina, embarrándola con sus propios jugos y con los de él. Mientras sus dedos seguían jugando con su trasero. Entraban y salían simulando una penetración
- Así, putita, le decía al oído, mientras uno de sus dedos volvía a penetrar en su culo y jugueteaba con el.
- Sigue, por favor, sigue, suplicaba ella, fuera de sí. Su excitación no le permitió discernir que ahora ya no era un dedo sino dos los que ingresaban en su culo, y fue acercándose a un nuevo climax . El macho , todo un experto, esperó hasta que ella estuvo al borde del paroxismo y entonces se retiró.
- ¡ No, por favor! sigue que llego, suplicó ella.
- Mira mamita, ya te he dado para que tomes mi leche, y lo has disfrutado, ahora que estamos en onda, voy a hacer contigo lo que solo puedo hacer con una mujer con experiencia y que se las aguanta,, dijo él, acercando su verga a su entrada trasera.
- ¡ No, por allí, no! gritó, pero el le tapó la boca con una mano y con la otra dirigió su herramienta introduciendo la punta en su ano.
Ella intentó gritar pero con su boca tapada era imposible. Sus ojos se abrieron como platos ante la sodomización. Sentía como centímetro a centimetro el intruso iba tomando posesión de su trasero. Suave, pero firme, con maestría, la estaban sometiendo por el culo por primera vez. Se aflojó y comenzó a disfrutar, y el orgasmo que había quedado suspendido comenzó a crecer con mas fuerza que nunca. Se hizo incontrolable, y ya no le importó sentir los huevos de su macho contra su cuerpo, señal inequívoca que había entrado toda su verga por atrás.
Despacio comenzó un lento mete y saca mientras ella comenzaba a acabar.
- Pero que puta que sos, le decía él, ¿ Siempre te dan por el culo ?, le preguntó y esto en lugar de ofenderla y humillarla la calentaba aún mas.
- Nunca dejé que me penetraran por ahí, y si, soy tu puta, Partime en cuatro mi amor, contestaba ella saliendo en busca de su macho para que la penetración fuera más profunda si ello fuera posible, mientras un orgasmo interminable la arrastraba.
- te voy a regar bien el culo perra, le dijo él y el final del orgasmo de ella fue acompañado por un líquido caliente que quemaba sus intestinos, y que hizo que su orgasmo se extendiera.
Quedaron unos sobre el otro. Ella aflojó sus rodillas y quedó acostada y él, aún dentro de su cuerpo, cayó sobre ella. El olor a macho satisfecho era agradable, y ella se sintió mujer como nunca se había sentido.
- Estas son las cosas a las que las jovencitas le tienen miedo, le dijo, vienen con muchas ganas pero apenas uno le dice de tragarse el semen o de dejar que les rompan el culo, se asustan. Solo una veterana como tú es capáz de aguantar y disfrutar esto. Sabes hacer gozar a un macho, le dijo como agradecimiento.
- Yo también gocé con esto. Nunca lo había hecho, pero realmente valió la pena, debio reconocer Raquel en un rapto de sinceridad. Espero que seas reservado con estas cosas, le dijo, recordando el comentario de Néstor.
Luego de besarse un rato más, salieron separados del balneario. Ella volvió a su lugar en la playa, bajo la atenta mirada de la dama lectora, y él salió por otra puerta y se dirigió a la cancha de voley.
- Te conviene repetir el baño de mar de ayer, le dijo la anciana al pasar.
Se dio vuelta para contestarle, pero comprendió que la vieja tenía razón. Estaba rezumando semen y olor a sexo por todos sus poros. Siguió caminando y se zambulló en el oceano.
Su esposo regresó tarde, y no hizo ningún comentario. Se lo veía serio y concentrado. Aunque ella quiso sacarle algún comentario nada dijo.
Fueron a cenar. Luego de la cena volvieron al hotel, y apenas entraron a la habitación, su marido comenzó a besarla y acariciarla en forma salvaje. Prácticamente le arrancó la ropa, la tiró sobre la cama y la penetró como un animal. Ella temió por un momento que se hubiera enterado de todo. Tanta furia no era normal en él. En cuestión de segundos acabó dentro de ella gritando como nunca lo había hecho, y se quedó allí praticamente desmayado., boqueando por falta de aire. Ella se limitó a acariciar su cabeza, dejandolo que se recuperara. Cuando lo hizo recién pudo preguntar.
- ¿ Qué te pasó mi amor?
- Perdona, pero estaba muy caliente, por las cosas que contaron hoy los muchachos en el partido.
- ¿ Y que te contaron?, preguntó con curiosidad
- Primero Néstor, nos contó que no fue a jugar ayer porque tuvo una cita con una mujer casada de esas histéricas que vienen de vacaciones buscando una buena verga para meterle los cuernos a su esposo. Le hizo de todo. Inclusive se la cogió mientras ella miraba a su esposo, sin que él pudiera verla. Eso da mucho morbo, uno no puede menos que tenerle lástima a ese cornudo, dijo con suficiencia.
- Y después?, preguntó ella disimulando su curiosidad y excitación mientras recordaba los sucesos
- Después llegó Ricky. El muy hijo de puta levantó en la playa una madurita. ¿ Quieres creer que el muy cabrón le acabó en la boca y le hizo tragar toda la leche y después la enculó y le lleno el trasero de semen?, dijo con los ojos brillosos, y para sorpresa de Raquel, notó que su verga comenzaba a endurecerse de nuevo.
- Querido, no creas todos los cuentos de playa. Estos chiquilines siempren inventan historias. Pero si las historias te ponen asi, bienvenidas sean, dijo ella, comenzando a masturbar a su esposo.
- Sigue, por favor, sigue, decía el con los ojos cerrados.
- Te voy a mostrar que hay cosas que yo también puedo hacer, dijo Raquel comenzando a chuparle la verga. la sorpresa lo dejó helado, pero el placer que sentía era inenarrable. Despacio, ella aprovechando los conocimientos adquiridos lo fue llevando hasta que consiguió que se corriera ruidosamente en su boca, y ni lerda ni perezosa se tragó su semen sin rechistar.
- ¡ Mi amor!, ¡ Qué placer! ¡ traga, traga! gritaba el mientras vaciaba sus huevos en su boca.
Cuando hubo terminado ella tragó todo y luego lo limpió meticulosamente con su lengua.
- Ahora, mi amor, vamos a dormir, que mañana nos espera un día largo, dijo ella besándolo en la mejilla y dándose vuelta para dormir.
El quedó un rato respirando agitado y luego, casi de inmediato se durmió profundamente.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513578 veces