Hace un tiempo la esposa de un amigo tuvo que ser operada debido a un accidente que tuvo. Debido a la preocupación, y para no dejar solo a mi amigo, decidí acompañarlo después de la operación.
Llegué cuando la esposa de mi amigo estaba durmiendo, por los efectos de la anestesia. Se veía tan dulce, como siempre ha sido. Hermosa. La suerte y alegría de mi amigo.
- ¿Cómo salió todo? – le dije a mi amigo
- Salió todo bien. La operación excelente. Ya no va a tener ningún problema. Pero yo estoy molido. ¡Qué cansancio!
- Bueno, al menos están las enfermeras, así que puedes ir a descansar y volver cuando tu esposa despierte.
- Las enfermeras están en su descanso, así que vuelven en una hora. Y a mí me acaban de llamar del trabajo a atender algo urgente. Así que puedo ir olvidándome del descanso. ¿Me podrás ayudar con eso?
- ¿Qué me quede? No hay problema.
- Si ocurre cualquier cosa rara, llamas a una enfermera. Alguna debe haber por allí.
-No te preocupes, amigo, yo me quedo. Al menos hasta que vuelvan las enfermeras.
- Te lo agradezco en el alma, amigo. Yo voy y vuelvo en unas dos horas.
Así que allí me quedé. La esposa de mi amigo dormía placidamente, mientras yo miraba la televisión de la habitación. Algunas veces, ella se movía un poco, levantando ligeramente la fina sábana que la cubría. Usaba un babydoll rosa, que la hacía ver muy linda. Como siempre. No hubieron pasado unos diez minutos, cuando se movió un poco más brusco, pero sin percibirlo, debido a los efectos de la anestesia. Ahora si levantó la sábana lo suficiente, como para que yo viera sus piernas. La prenda que llevaba apenas tapaba un poco más debajo de su pubis.
Al principio no le di importancia, y seguí mirando la TV. Pero empezaron a pasar mil pensamientos morbosos por mi mente. La seguí mirando, mientras, comencé a acariciar mi pene por encima del pantalón. Completamente ensimismado, y aprovechando que la circunstancia estaba a mi favor, comencé a subir la sábana. ¡Qué delicia! ¡Qué piernas! Me asomé por la puerta, a ver si no había nadie por el pasillo y volví a lo que estaba. Ya con total descaro, saqué mi miembro y empecé a masturbarme. Mientras miraba sus piernas, descubrí con asombro que ¡no tenía ropa interior! Se veía su hermoso vello púbico apenas cubierto por su babydoll rosa. No pude aguantar y comencé a acariciar sus vellitos mientras me masturbaba.
- ¿Amor? – me dijo entredormida. Quedé helado. Por suerte, suspiró como lo hacen los que están dormidos.
-¿Amor? Mmmm…- repitió. Pero esta vez se abrió de piernas. ¡Maldición! Se notaba que, aún con los efectos de la anestesia, debía estar soñando con que yo era su marido.
Salí a mirar de nuevo, a ver si no había nadie y volví. Me arrojé delante de su vagina y se la empecé a chupar.
- Mmmmsí, mmmmsí, mi amor – me decía ella, dormida.
Estuve allí hasta cansarme. Cada cierto rato iba a mirar si no había nadie y volvía. En un momento tomé mi pene y se lo restregué en la cara. Instintivamente, ella sacó su lengua, lo que me produjo un enorme placer. Cuando no aguantaba más la calentura, salí a mirar al pasillo para asegurarme, me puse un preservativo, de los que siempre traía en el caso de alguna “emergencia”, me subí a la cama, y allí con sus piernitas abiertas, se la enterré hasta el fondo, hasta que mis testículos golpearon sus nalgas.
- Mmmmmm, mi amor, oooohhhhh – suspiraba.
Me la estuve cogiendo un buen rato, hasta que sonó mi teléfono celular. Era mi amigo. Sin la mínima intención de dejar de ensartar a su esposa, le contesté.
- ¿Está todo bien? – me dijo
- De maravilla – le dije – no sabes cómo duerme – mientras pensaba que él ni se imaginaba como tenía ensartada a su esposa contra la cama del hospital.
- ¡Qué bueno que fuiste a ayudarme, amigo! En mejores manos no la pude dejar. Gracias. Hablamos
- Adiós.
Conversar con mi amigo, mientras se la metía hasta el fondo a su esposa me recalentó, así que empecé a acabar litros y litros de leche. Me hubiese gustado acabarle sin condón, pero no sabía si se cuidaba para no quedar embarazada. Me salí de ella, mientras me decía:
- Mmmqué rico, amor… mmmm
Salí a mirar si no había nadie. Y las enfermeras recién empezaban a llegar. Corrí a cubrir a la esposa de mi amigo con la fina sábana de antes, mientras ella seguía durmiendo como si nada. Entró la enfermera. Me presenté como un amigo de la familia y me preguntó si estaba todo bien.
- Bien – le dije yo, mientras le miraba el escote a la hermosa enfermera. – Ni se despertó.
- Sí – responde la enfermera – duerme como un angelito.
Mi Madre, a sus 42 años, es una hembra que está rebuena. Mi Padre, un pobre idiota. Así que una noche decidí darle marcha a ella con mis amigos, mientras mi padre miraba..........
Relato erótico enviado por domo54 el 12 de December de 2008 a las 11:35:56 - Relato porno leído 312203 veces
Era un día normal, común y corriente, yo regresaba de la prepa, yo soy un chavo moreno, alto, con buen cuerpo, bien dotado y muy atrevido, no tengo novia y ese día fue uno de los mejores en mi vida
Relato erótico enviado por Anonymous el 29 de August de 2008 a las 13:06:42 - Relato porno leído 212264 veces
Mi nombre es Alicia, y hasta no hace mucho mi familia, y yo desde luego vivíamos en un retirado pueblo, en el que apenas y nos enterábamos de las noticias, ya que ni tan siquiera llegaba la señal de la Tele. Por lo que cuando nos mudamos a la ciudad, lo que más me impresionó fue el baile del perreo
Relato erótico enviado por Narrador el 04 de June de 2012 a las 23:00:35 - Relato porno leído 149875 veces
Si te ha gustado La recién operada esposa de mi amigo vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar La recién operada esposa de mi amigo.
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
soloyo69
(25 de September de 2010 a las 02:23) dice:
que paso despues?? se dio cuenta ?? paso algo mas despues?? katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:55) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF toro8
(17 de October de 2010 a las 08:17) dice:
BUENISIMO
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