Una tarde estoy bajo un automóvil reparando la luz de marcha atrás y siento que alguien me golpea una de mis piernas diciéndome necesito sus servicios, me vuelven a golpear y enfadado saco la cabeza y ¡caramba! Al sacar mi cabeza quedo entre sus piernas y al mirar hacia arriba veo unas deliciosas y bien formadas piernas hasta su entrepiernas cubierto por una celeste y diminutas bragas, exquisita visión y me entero que no es la hija sino la madre quien esta ahí... todavía alterado por ese delicioso panorama que vi desde el suelo, pregunto a esta dama que desea...
Relato
En mi nuevo trabajo a mis 20 años, me encuentro con un señor huraño y prepotente dueño de esta empresa, unos 65 años y una hija de unos 25 años por el estilo en lo prepotente y gusta que los hombres alaben su físico, su manera de comportarse no me gusta y no congeniamos del primer día.
La esposa de este magnate es una mujer muy atractiva y para ser más conforme con mi descripción.... Diré que está muy buena, está bien deseable. Tiene unos pechos bastante grandes redonditos, muy bien puestos ya que no los tiene caídos ni nada por el estilo a pesar de su edad y de haber alimentado con ellos a una beba, además tiene una caderas que saltan a la vista de inmediato, eso fue lo primero que a uno le gusta, en verdad me encanto. Y a esto le acompaña un trasero muy parado y firme, con una carita de angelical inocencia, ha hecho que muchos hombres caigamos a sus pies. A pesar de tener calculo unos 45 a 50 años. Es al igual que su hija provocadora con su cuerpo y gusta lucirlo. Eso si es mas simpática.
Llevo tres días y he resuelto dos maquinarias dañadas que han vuelto a trabajar eso me hace mas agradable al dueño de la empresa.
Los mas antiguos en la empresa me dicen que tenga cuidado con la hija que estuvo casada tres años con el anterior ingeniero que estaba en mi puesto y por celos por ambos lados, se termino el matrimonio con alboroto y cachetadas, por supuesto quien perdió el ingeniero.
Una tarde estoy bajo un automóvil reparando la luz de marcha atrás y siento que alguien me golpea una de mis piernas diciéndome necesito sus servicios, por la voz pensé es la niña malcriada... le digo que estoy ocupado y vuelva después, me vuelven a golpear y enfadado saco la cabeza y ¡caramba! Al sacar mi cabeza quedo entre sus piernas y al mirar hacia arriba veo unas deliciosas y bien formadas piernas hasta su entrepiernas cubierto por una celeste y diminutas bragas, exquisita visión y me entero que no es la hija sino la madre quien esta ahí... todavía alterado por ese delicioso panorama que vi desde el suelo, pregunto a esta dama que desea... muy fácil me dice este es mi coche y lo necesito cuanto mas debo esperar..., déme diez minutos y esta listo digo, ella me dice... , puedo sentarme en él y lo hace sin gran cuidado al hacerlo y nuevamente me muestra sus calzones. Estaba excitadísimo. Termino la reparación y me levanto, ella me dice si está listo, limpio lo que ensucié y esta listo digo, hágalo me dice, necesito limpiar la palanca de cambio, esperando que ella salga, pero solo se corre un poco en el asiento y me dice límpiela... me siento a su lado y limpio todo, pero sin querer le ensucio la media de una pierna, con un paño limpio arreglo el daño , pero al hacerlo toco sus piernas por sobre la rodilla y cerca de sus muslos, me mira al hacerlo y cuando mi mano está entre sus dos rodillas me cierra las piernas atrapándome mi mano, la miro y para sacar mi mano debo subirla hacia sus muslos, lo hago suavemente acariciando estos, nada dice de mi movimiento, eso si me dice, ¿ cuando bebé nunca te amarraron las manos?, no le digo siempre fueron libres y gustan de acariciar y mimar lo que tocan..., ya lo he comprobado me dice, y se agacha mostrándome su hermoso valle entre sus senos, lee en mi mirada que me gusto la vista y me dice... si te agrada la visión por que no los mimas, sonríe, casi inconciente meto una de mis manos entre ese valle y adulo sus senos acariciándolos, oye me dice no seas mano larga... luego me pregunta son duros ¿verdad? Y eso que mamó un bebé de ellos... a mi me gustaría mamarlos digo..., sonríe y mira para todos lados y me dice sacándose un pecho, hazlo...y espera, miro sus ojos y veo que lo desea entonces me agacho y con mi mano extraigo el otro y succiono sus pezones, suspira alborotada y ardiente de desear mas caricias .en sus senos. No me atrevo por que hay gente trabajando en el patio, se escuchaban sus voces que se acercaban.
Ella comienza a mover su vehículo diciéndome luego nos veremos deja tu camerino sin llave en la noche... en verdad no comprendí por que me lo decía, pero esa noche pasada la media noche, en mis sueños siento que alguien abre mi puerta, medio dormido miro y veo una sombra que me dice, hazme un espacio en la cama... era la voz de ella de doña Débora...
Leo le hace el espacio en su cama y pregunta un poco incómodo ¿y tu marido?, duerme con las pastillas que toma para dormir y hoy le di doble ración para que no despierte hasta mañana... Leo mas tranquilo la abraza y acaricia sus senos y sus muslos... Débora estaba ardiente por este macho, todo el día había soñado con este pene metido entre sus piernas y ahora lo iba a lograr, sentía al macho sobando sus senos, babeando sus pezones, acariciándole sus muslos y nalgas y lo tenía preparándose para montarla y que ella sintiera entrando en su vagina a su erguido y tieso pene con esa cabezota que parecía pelota de tenis, esta la perforaba aguijoneándole sus paredes vaginales, sentía un dolor, pero ese dolor la complacía y deseaba que entrara mas profundo para comenzar a recompensarse de estos meses sin sexo debido a que su marido enfermo padecía de diabetes y su pirulín no lograba mantenerse erguido durante el acto sexual, estaba ahora excitada al sentir que su vagina se dilataba y pronto siente que el macho comienza un entra y sale en su conducto marital, de tal manera cada vez mas delicioso, sentía el meneo que la lleva a quejarse con indiscretos gemidos de pasión y suspiros de placer..., estaba siendo empotrada por un joven macho que la enloquecía con sus meneos respondiendo ella al mover sus caderas indiscretamente y se estremecía con placer entregándose a este macho , las caderas tenían vida propia meneándose descaradamente y vigorosamente estaba loca de placer, gemía y gritaba, le acariciaba, le besaba, su entrega era total ante tan delicado y un macho que sabía llevarla al pináculo de los orgasmos sensuales y entre besos y rasguñotes le entrega a este semental sus orgasmos por meses acumulados y no fue uno sino dos con los orgasmos que obsequia a su profanador de sus virtudes de esposa fiel. Durante una hora están ambos amantes de arrumacos, halagos y caricias antes de poder ella a la cama al lado de su marido que no se entera de nada durmiendo.
Pasa una semana que no ve a la señora Débora , cuando logra divisarla la saluda disimuladamente, esta lo mira y no hace gesto alguno... después se acerca con el coche que algo andaba mal que lo viera le dice, y con disimulo a baja voz dice, puerta abierta a la noche ahí conversamos....
Leo queda excitado con la cita y esperará la noche con ansias... al anochecer deja su puerta sin cerrojo, despierto espera impaciente las doce y nada, la una y siente su puerta abrirse entra una sombra, se acerca a su cama, ¿estas despierto? le dice la voz femenina,
Este toma a la hembra y la acomoda en su cama... oye con cuidado reclama la dama, siente que las manos le acarician sus nalgas bajando por sus muslos desnudos, levanta sacando su camisola y denuda la pone en posición de perrito y comienza a penetrarla con su pene por su vagina, la hembra siente las arremetidas en contra de sus entrañas y excitada caliente comienza a suspirar y gemir apasionada en la entrega de sus carnes, sabe que él no se detendrá hasta sentirla llorisquear de gusto y llenar su matriz de su leche con semen
Esta señora Débora fue mi mujer por los nueve meses que duro mi empleo en esa empresa, después la venden por enfermedad del dueño y aprovecho que me cancelan todo por fin de empresa de tomarme dos meses de vacaciones, para luego ingresar a una empresa minera en el norte
¡Ah! se me olvidaba, el segundo mes de vacaciones estuve en la capital gozando de un departamento en el centro de la ciudad, estuve en las mañanas siempre acompañado por la dueña del departamento..., doña Débora.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513555 veces