Cuando mi madre contrató a Josefina, como sirvienta, la verdad es que me pareció, que se veía muy bien, como para ser sirvienta. A pesar de que ella tenía más de cincuenta años, ya que fue uno de los requisitos, que exigía mi madre, para asegurarse que mi padrastro, no le diera por acostarse con ella. Ya que a las últimas sirvientas, las despidieron porque aparte de ser jóvenes, según mi mamá eran putas, esperando el momento preciso, para meterse en la cama, con su marido. Como si él, no fuera el responsable de todo.
Relato
Pero desde que mi padrastro la vio, con desagrado me comentó. Felipe, esa sirvienta me recuerda a tu abuela, la madre de tu madre. Y por lo visto, eso bastó para que no se interesara en Josefina. Yo por mi parte, seguía pensando que se veía muy bien, para ser sirvienta, ya que aparte de ser muy jovial, y trabajadora, tiene un porte bien elegante, de cabello castaño claro, alta, y dueña de un buen cuerpo, en el que se destacan sus grandes senos. Aunque siempre procuraba no darle ningún tipo de confianza, manteniendo el menor contacto con esa señora, quedándome en mi dormitorio. Lugar en que cuando estaba seguro, que mi madre, y su marido, no se encontraban en casa, o salían de noche para alguna actividad, yo aprovechaba y manteniéndome encerrado en mi cuarto, divirtiéndome a solas, ya fuera en el ordenador, viendo páginas de chicas transexuales, o vistiéndome, y hasta maquillándome, como una nena, con todo y ropa íntima, para luego ingresar en alguno de los chat del ambiente trans, y presentarme como Yadira. Por lo que le montaba guardia a Josefina, y me aseguraba que ya se había marchado a dormir su cuarto, después de que estaba bien seguro que no había nadie despierto en casa, me atrevía a salir a la cocina, completamente vestido como una chica, y cuando se me antojaba, salía únicamente con pantis y sostén, ya fuera para buscar un refresco, o algo de comer. No sé qué me pasó esa noche, quizás por lo emocionado que estaba, por probarme un lindo conjunto de ropa íntima, color caramelo, me debí descuidar. Luego de ponerme aquel lindo set de ropa íntima, me puse un vestidito floreado de falda corta, peiné mí abundante cabello, me maquillé, y le tomé prestados unos zapatos a mí mamá, claro sin que ella se enterase. Pensando que estaba solo en casa, salí de mi dormitorio así vestido. Fui a la cocina, y cuando regresaba a mi cuarto, con las manos ocupadas, me encuentro de frente con Josefina. Que viéndome de pies a cabeza, se quedó sorprendida, con la boca abierta. Yo me quedé paralizado, sin saber ni que decirle, y mucho menos que hacer. De momento la sirvienta se sonrió conmigo, y agarrando lo que yo llevaba en mis manos, me dijo. Deja que te ayude, es que te ves tan linda así vestidita, que me recuerdas a una sobrina mía. Yo aún sin poder pronunciar palabra, le entregué el plato con el sándwich, y el refresco. Mientras que ella, se dirigía a mi dormitorio. Ya dentro, en la pantalla del ordenador, había dejado una foto, de una chica chico, que estaba siendo penetrado por el culo, por un negro bien grandote. Al Josefina fijarse en aquella foto, yo me moría de la vergüenza, fue cuando después de colocar el plato y el refresco, en la mesa de noche, me dijo. Puedes estar tranquila, tú secreto está a salvo conmigo. El escuchar su melosa voz, decirme eso, hizo que me volviera el alma al cuerpo. En ese instante, me abrazó diciéndome. Aunque no lo creas, yo te entiendo. Y cuentas con todo mi apoyo. Lo que hizo, que se ganara de inmediato, toda mi confianza. Por lo que cuando finalmente pude articular algunas palabras, de manera espontánea, mi voz fue totalmente femenina. Esa noche, ella se retiró y me dejó sola. Pero antes de salir de la habitación, sonriendo me preguntó, con que nombre prefería yo, que ella se dirigiera a mí, en momentos como este. Dándole las gracias, le dije que Yadira. Y así comenzó a llamarme, cuando estábamos solas, y yo vestidita de nena. Ya que en lugar de ir a la cocina, Josefina misma me convenció, que por seguridad, permaneciera en mi dormitorio, no fuera que una noche, mis madre, y su marido regresaran antes de tiempo, y me descubriesen. Además de eso, Josefina se convirtió en mi confidente, y en ocasiones mientras me peinaba, yo le contaba, una que otra de las travesuras que hacía en la red, como Yadira. Yo voluntariamente, comencé a modelarle algunas de las prendas que usualmente me ponía, mientras que ella, me daba consejos de maquillaje. Pero una de esas noches en que estábamos solas, mientras me peinaba, me preguntó si ya había tenido alguna experiencia sexual. Y cuando le dije que a lo máximo que me había atrevido a llegar, era a introducirme algún envase plástico, dentro de mis nalgas, mientras me masturbaba viéndome en el espejo, o siendo vista por algún contacto en el chat. Ella, ella se sorprendió. Para luego decirme, mientras me acariciaba suavemente los hombros, si en algún momento, quieres ir un poco más haya, cuenta conmigo. Yo la verdad es que de primera mano, no la entendí, o no me imaginaba como ella podría ayudarme. Por lo que después de que salió de mi cuarto, durante el resto de la noche, no hice otra cosa que pensar en sus palabras. Diciéndome a mí misma, que de seguro era para presentarme algún tipo, que no le importaría que yo realmente no fuera una chica. Y la verdad es que eso era algo, que yo deseaba intensamente, pero que por miedo a ser descubierto, por mi madre, mi padrastro, o mis amigos. No me atrevía a dar ese paso. Así que la siguiente noche, en que Josefina entró a mi habitación, lo primero que hice fue preguntarle, como me podría ayudar, a ir un poco más haya. Sonriendo, Josefina me tomó por los hombros, acercó su boca a la mía, y me plantó tremendo beso. No sé si fue que me agarró completamente desprevenido, pero al sentirme entre sus brazos, y como mientras introducía su lengua dentro de mi boca, me acariciaba las nalgas, yo no hice esfuerzo alguno por hacer que me soltase. Es más me dejé llevar por ella, hasta mi cama, y tras acostarme bocabajo, salió de mi habitación y de inmediato regresó. Tomó asiento a mi lado sobre la cama, y tras comenzar acariciar de nuevo mis nalgas, me fue bajando las bragas. Dejando mi culito al aire, mientras que ella no dejaba de acariciármelo. Sentí como separó mis nalgas, y como me fue penetrando con sus ensalivados dedos, al principio uno, luego dos, y así sucesivamente hasta que después de un buen rato, pienso que me tenía casi toda su mano dentro de mi culo. Yo que por primera vez, tenía semejante experiencia, gemía de placer, y movía mis caderas, al tiempo que ella seguía empujándome una y otra vez, su mano entre mis nalgas. Yo estaba embriagada de felicidad, cuando de momento sentí que sacó todos sus dedos de mi apretado culo, y casi de inmediato, comencé a sentir una cosa dura, que me estaba penetrando nuevamente, a la vez que sentía el cuerpo de Josefina sobre el mío. Yo por unos momentos me quedé paralizado, sin una clara idea de lo que estaba sucediendo, solo sabía que ella estaba sobre mí, y esa cosa dura seguía entrándome por el culo, y podía sentir sus grandes tetas pegadas a mí espalda. Lo primero que me vino a la mente fue, que Josefina, en realidad no era lo que aparentaba ser, sino un lindo y maduro transexual, que en esos momentos me estaba haciendo sumamente feliz. Yo seguí moviendo mi culo, con mucho gusto, de lado a lado, mientras que ella me seguía empujando sin descanso, una y otra vez, toda aquella magnifica verga. No sé por cuanto tiempo, Josefina me estuvo penetrando, pero después de un largo rato, mientras me mordisqueaba las orejas, y mi nuca, con esa sensual voz suya, me dijo. Ahora querida, quiero que me la mames. Yo estaba emocionadísimo, aunque deseosos de que continuase enterrándome todo aquello, cuando sentí que lo sacó de mi culo. Yo de inmediato me di vuelta, para llevarme una gran sorpresa, Josefina estaba completamente desnuda frente a mí, lo primero que vi fueron sus grandes tetas, pero al dirigir la mirada a su verga, me encontré con una de goma, adosada a su cuerpo por unas finas correas, la que retiró de inmediato, y sentada con sus piernas bien abiertas al otro extremo de mi cama, mostrándome su peludo coño. Yo me quedé nuevamente, sin tan siquiera saber qué hacer, cuando ella acercándose a mí, colocando una de sus manos sobre mi nuca, sin mucho esfuerzo de su parte, hizo que yo enterrase mi cara sobre su coño. Sin quitar sus manos de mi cabeza, me fue diciendo. Chúpamela, lamela, pasa tu lengua sobre mi clítoris. Cosa que aunque ignoraba como hacerlo, comencé a hacerlo. Y a medida que yo seguía chupando, lamiendo, y mordisqueando todo lo que estaba al alcance de mi boca, ella continuaba restregando mi rostro, contra su peludo coño, sin descanso. Hasta que del mismo coño de Josefina, salió un potente chorro, en el momento que ella alcanzó a disfrutar de un orgasmo, como luego me dijo. Las dos nos quedamos agotadas, aunque yo bastante confundida, hasta que ella misma me dijo, que en realidad era lesbiana, y ese era uno de sus juguetes. Solo que cuando me vio así vestida de nena, saliendo de la cocina tan linda y bella, y a la vez temerosa y asustada, a su manera se enamoró de mí. Josefina no tan solo siguió dándome sabrosa y salvajemente por el culo, en un sin número de ocasiones, sino que también además me ponía a mamar su coño, aunque en ciertas ocasiones ella me mama mí miembro, además también hace que yo la penetré, y aunque eso me gusta, mucho más me gusta el que ella me penetre por el culo, con sus alguno de sus juguetes. Además de eso, Josefina es la que sin que nadie se enteré, me proporciona las pastillas anticonceptivas, ya sé que es imposible, que yo resulte embarazada, pero por medio de esas pastillas, consumo hormonas femeninas, y poco a poco han ido dándome resultado. Mis planos y pequeños pechos, ahora son unas hermosas y paradas tetitas, mi piel es más tersa y suave, así como mi cabello más abundante y sedoso. Además pronto cuando mi mamá, y mi padrastro se vayan de viaje, Josefina me prometió que me llevaría a un Pub del ambiente, y me presentarían varios chicos, que gustosamente me harían tan feliz, como lo hace ella. Sin contar que me ofreció irse a vivir conmigo, apenas termine mis estudios, ya que sin haber terminado la universidad, hay varias empresas en comunicaciones, que me están ofreciendo empleo.
Yadira y yo que me llamo Luis, llevamos varios años de casados, pero no nos consideramos una pareja común y corriente, ya que desde que éramos novios nos dimos cuenta que tanto ella como yo somos personas de mente abierta, ella no se considera dueña de mi cuerpo, ni yo tampoco me considero dueño del suyo, por lo que si nos place en algún momento llegar a tener relaciones con otra persona, las disfrutamos abiertamente, sin que por ello el amor que nos sentimos mutuamente se vea lesionado o disminuido. En ocasiones tanto ella como yo también le damos rienda suelta a nuestras fantasías, con la completa colaboración tanto mía como de parte de ella.
Relato erótico enviado por narrador el 13 de March de 2011 a las 21:45:11 - Relato porno leído 121138 veces
es rico usar hilos mas si te ven y te tocan mas si te miran y luego no te quieren dejar de coger lee mi relado
Relato erótico enviado por Anonymous el 02 de June de 2012 a las 22:38:28 - Relato porno leído 89835 veces
Si te ha gustado La sirvienta descubrió mi gran secreto… vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar La sirvienta descubrió mi gran secreto….
narrador
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:22) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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