La Tía Mary

Esta historia es completamente real, me llamo Tony, de 39 años, soy de Cuernavaca, en México. Les cuento ella es la tía de mi esposa y es bastante guapa, de estatura bajita, con un trasero rico y unas tetas grandes y firmes, a pesar de sus 50 años.

Me encantaba ir a los desayunos que ella organizaba para convivir con sus hermanos, sólo para verla y saludarla de abrazo y sentir sus pechos apretarse contra el mío, sólo mi esposa y yo éramos invitados de todos los sobrinos. Un día organizamos una comida para mi suegra en mi casa, invitamos a todos sus hermanos y sus familias y claro, ahí estaba ella pero sin su marido, quien se había ido al D. F., a ver un partido de fútbol.

Todos estuvimos bebiendo, bailando y cantando a gusto, por lo que la tertulia se prolongó hasta que se iban retirando todos, solo quedaba mi suegra, mi tía, mi esposa con mi hijo de dos años que ya dormía y yo, así que le pedimos a mi tía que se quedara porque ya era muy tarde; sin embargo, ella se negó argumentando que llegaría su marido y sus hijas, entonces mi esposa me pidió que la llevara a ella y a mi suegra, que me esperaba en casa, ya que yo no había bebido, por haber tomado un medicamento que si bebía, se convertiría en veneno, es decir, metronidasol, así que emprendí el viaje.

A la primera que dejé fue a mi suegra, ya que su casa era la más cercana y después, a la tía y llegando a su casa, noté que ella ya dormía y la desperté para que se bajara, a su casa pero no podía caminar sola, por su estado de embriaguez y le tuve que ayudar a bajar y a caminar, tomándola por la cintura, repegándomela por la espalda, para que no me fuera más fácil; de esa forma, sentí sus nalgas por primera vez. Como pude, la metí hasta su habitación y la acosté, luego le dije que pasaría al baño y de ahí, me retiraría a descansar, entonces me tardé unos 10 minutos en el baño y cuando salí, me asomé a su cuarto, a ver cómo estaba pero ya dormía, estaba de lado pero lo que vi me dejó helado, después algo caliente recorrió mi cuerpo, ya que estaba sólo en ropa interior. Yo estaba sumamente excitado y más porque lo que traía de calzón era una tanga que dejaba ver sus hermosas nalgas, enseguida pasaron mil cosas por mi cabeza hasta que decidí salirme a la calle pero sólo para cerrar el auto y volver a la casa.

Aprovechando que ella estaba sola, me nació el plan de cogérmela, pensando que si no era hoy, ya nunca más sería, así que luego de hacerlo, entré a su recámara, que sólo estaba iluminada con una lámpara de buró. Al momento, me desnudé y ya con mi pene a punto de reventar, me subí a la cama y me acosté al lado de ella, también de lado y comencé mi plan, bajándole lentamente su tanga, poco a poco hasta llegar a sus rodillas y por su estado, ni lo sintió. Así como ella estaba, me giré y puse mi cara en su culo, separándole sus nalgas con las manos y poder lamerle su vagina, que al parecer, estaba depilada, era algo delicioso, por lo tanto que la había deseado. Continué y como al principio ni sintió, luego de un rato me volví a acomodar de lado, entonces le desabroché su bra y se lo quité de un brazo solamente, después me agarré mi dura verga hasta que le acomodé la punta en la entrada de su vagina y se la empujé poco a poco hasta que le entró toda, de solo recordarlo me pongo a mil porque era riquísimo.

En esa posición, seguí bombeándola un rato y le agarraba las tetas con la mano derecha hasta que empezó a moverse pero estaba tan caliente que no me importó y seguí con la maldad hasta que escuché que empezó a gemir con voz muy baja. Después, volteó a verme entre dormida y me preguntó “¿qué haces?” pero no le respondí, continuando con lo mío, entonces se talló los ojos y comenzó a gemir un poco más fuerte y a moverse a mi ritmo, yo creo que le gustó y conforme la iba embistiendo, aumentaban sus gemidos. Luego de unos minutos, le comenté "no lo puedo creer"; y cada vez, gemía más fuerte, sin decir algo hasta que pasado un rato, sólo me dijo “acuéstate” y le obedecí, quedando con mi pito apuntando hacia arriba. A continuación, ella me lo empezó a mamar un poco hasta que se me montó de un salto y empezó a follarme de una forma muy experimentada, al tiempo que yo la besaba y le tocaba sus senos, luego se los chupé, agarrándola de las nalgas y la empecé a menear hacia mí, dándole un beso muy apasionado. Pasados varios minutos así, me preguntó gimiendo “¿te gusto, mi vida?”, le contesté “sí”, cuestionándome “¿cuánto?”, respondiéndole “como no tienes una jodida idea”, pues me estaba volviendo loco, incluso perdí la noción del tiempo. En eso, ella me advirtió “me voy a venir”, dándose un último sentón y sentía claramente las contracciones de su panocha en mi verga hasta que dio un grito ahogado por las contracciones. Aún con mi pene erecto, le pedí “ponte a gatas, mi amor, que ahora voy yo”, ese momento fue glorioso porque pude ver perfectamente cómo su culo se abría y su cadera se amplió. Sin pensarlo más, la agarré de la cintura y me puse a penetrarla de una forma más bestial, ella sólo gemía más fuerte y más rápido hasta que volvió a tener un orgasmo.

Después de un rato de estarla follando, sentí la sensación de venirme y se lo dije, contestándome “me los quiero comer, por favor, vente en mi boca”. Al instante, hice un movimiento rápido y me la comencé a follar por la boca hasta que me vine completamente en su garganta mientras ella me la chupaba, sin dejar caer algo. Ya que terminé, caí rendido para tomar aire y se acostó a mi lado, diciéndome “eso estuvo genial, tenía muchos años que no sentía dos orgasmos tan seguidos y tan fuertes pero no quiero que se repita más.

Posteriormente, me vestí, me fui de ahí y al llegar a mi casa, mi esposa ya se encontraba durmiendo y se me ocurrió follármela igual que a la tía Mary mientras dormía pero lo que siguió será otra historia. Déjenme decirles que se siguió repitiendo esto con mi tía hasta la fecha, luego de dos años pero ahora con su consentimiento y en sus cinco sentidos, ha sido la mejor amante en mi vida.