LA VECINA QUERENDONA

Con Mirtha fue todo rápido y salvaje, pese a que desde siempre nuestra relación había sido poco menos que la de madre e hijo. La mejor amiga de mi madre me hizo pasar la mejor noche de sexo total que hasta ese momento había experimentado. Esa noche se encontraba sola, su marido estaba de viaje de trabajo, mientras que su hijo se quedaba a dormir en la casa de su novia. De pendejo siempre había soñado con llevarla a la cama, ya casi la relación afectiva había llegado a un punto tal que ni se me pasaba por la cabeza poder cogérmela como lo hice esa vez. Fui a su casa a pasar un mail en la computadora de Juan(su hijo), al golpear me atiende en camisón : “Martín como andás, pasa tranquilo, yo estaba acostada ya viendo un poco de tele, anda y hace tranquilo”. Yo hice lo que tenía que hacer y al terminar voy a su cuarto y sin saberlo veo que su postura en la cama dejaba ver parte de su entrepierna, a lo que enseguida pidió disculpa. Mientras yo le decía que no pasaba nada no paraba de pensar en lo que había visto y le dije: “no pasa nada che, zafaste que era yo, otro te habría hecho seguir con las piernas abiertas y la seguían hasta mas no poder, jeje”. “Hay que bobo, mira si con la edad que tengo me van a pedir para tener sexo, ya estoy fuera de servicio nene” a lo que le dije que no se la creyese, “hace de nuevo lo que hiciste, y te muestro de lo que soy capaz de hacerle a una veterana prolija, ya no te doy ni chance Mirthita”.
Bromeando lo hizo a lo que sin más me senté en la cama y sin darle chance a decir nada, le metía una mano entre sus piernas mientras la otra buscaba su pecho, le empecé a comer la boca en forma desesperada, bajé su camisón y con sus senos al aire, empecé a chupárselos mientras no paraba de pedir por favor que parase, mis dedos ya habían empezado a escarbarle la zanja. Seguí sin darle corte, sus tetas se metían enteras en mi boca, entre gemidos ella susurraba: “hay por favor, ya se que está mal pero ahora no pares mas”. Seguí bajando por su cuerpo, le comí la concha, mis dedos abriendo sus labios vaginales, mientras mi lengua recorría cada parte de su agujero. Me paré, bajé el cierre y con la pija dura, le pedí una mamada. No se animaba a chuparla, “hace mucho que no lo hago, no se si me voy a animar, no me gusta hacerlo con mi marido”, si bien no la metía en su boca, dejaba recorrer su cuerpo y su cara con la punta de mi miembro. Lo puse entre sus pechos y apretándola con ellos froté un rato largo. “Dale Mirtha, metelo un rato nomás, quiero ver como te ves con mi pene en tu boquita, una mamada chiquita”; entonces lo hizo, de a poco fue rodeando la pija con su boca, una vez adentro de a poco comenzó a succionarlo, tomado de sus pelos la ayudaba en el movimiento mientras le decía: “ay Mirtha que rico, desde los 12 años deseándote y cuando todo parecía que ya era, te tengo acá en la cama sentada haciéndame un rico tete”, ella en tanto mientras chupaba fijaba sus ojos en los míos. Su lengua comenzó un lento y agradable recorrido, con la punta acarició desde la cabeza misma del miembro hasta el final, para posteriormente comerme los huevos, me miró picaronamente y con una sonrisa dijo: “pensé que no me acordaba pero lo hice muy bien no papito?”.
Me dijo por donde seguíamos, le pedí la cola, “esta bien, pero si la metes y duele la sacás enseguida, hace mucho que no me la cogen”. Se puso en cuatro y parado entre sus piernas luego de bajarle la bombacha primero abrí sus carnosas nalgas, que primero recorrí comiéndomelas despacito, con la punta del miembro rozaba su ano provocando en Mirtha un delicado gemido, lo mismo hacía con su concha y ella hacía fuerza para metérmela; “por ahí te voy a coger mas tarde, primero te voy a coger la cola, no sabés cuanto soñé este momento, lo voy a disfrutar al máximo”. Su ano no cedía por lo que traté de meterlo despacio, tampoco a lo que, yendo al baño conseguí una crema, “como sea pero te voy a hacer el culo Mirthita”. Ya con el culo encremado empezó a ceder, hasta que por fin, la pija se metió entera provocando un gemido de la señora, tomado de sus caderas empecé a moverme despacio mientras ella gozaba cada penetración. “Hay como coges nene, hacía mucho que no me llenaban la cola con pija y la verdad que me había olvidado lo rico que era, metela toda por amor de dios”. Entonces empecé a enterrársela con más ganas a lo que empezó a gemir cada vez más y más fuerte por lo que, con miedo a que la escucharan quiso parar, yo seguía serruchando y sin hacerle caso alguno, fue que sin más la pija me explotó en semen, dejando su culo lleno a lo que me dijo: “me rompiste la cola bebe, y encima me la llenaste de leche”.
En el baño mientras me estaba lavando la cabeza de la pija, ella se limpiaba el resto de semen que había quedado alrededor de su orificio anal me confesó: “mil veces intenté tener sexo extramatrimonial pero nunca me animaba, estoy segura que aquel si estuvo con alguna que otra mujer, así que ahora me voy a sacar las ganas contigo, ahora vamos a la cama que me voy a hacer coger hasta que te quedes seco”. Ya en el cuarto me empezó a comer la boca, la lengua la movía muy bien, con una mano me tenía sujeto de la nuca mientras la otra sobaba sin parar mi pija que de a poco se estaba poniendo caliente de nuevo. Yo no paraba de besarle y masajearle las tetas a la vez que de tanto en tanto se las lamía un rato. “Te haría el culo de nuevo, no se me pasaron las ganas de habértelo cogido de la forma que te lo cogí”, ella dijo que “por ahora no” y tirándose en la cama boca arriba, dejó sus piernas abierta y metiendo sus dedos en su vagina dijo, “ahora le toca a ella, esta desesperada por que se la cojan”. Primero se la hice chupar de nuevo, sin las manos, se dejaba pasar la pija por toda la cara, mientras que cada vez que la pasaba por su boca la chupaba entera o apretándome los huevos con sus labios dejaba que su lengua hiciese el resto del trabajo, en tanto yo con mis dedos le calentaba aún mas su caliente concha.”Cogeme por favor, no doy más de calentura”, dijo, sobre ella dejé que me rodease con sus piernas y sin más enterré mi pija en su vagina mojada provocándole un gemido placentero. La empecé a coger sin asco, ella gemía sin parar y no paraba de pedir pija y más pija, “así Martín por favor, metela toda y no pares”. Su lengua cada vez que podía me la metía en la boca o me comía el cuello en tanto yo solo me limitaba a fornicarla sin parar. “Te gustó que te coja Mirtha?, así mami, suave, tenés la concha bien mojada y caliente linda”; ella con sus dedos rasgaba mi espalda mientras al oído me susurraba “si bebe, me encanta que me cojas, dejame la leche adentro por favor”. Esa noche siguió de largo hasta la madrugada, nunca pensé en coger como cogí con mi vecina de 53 años