La verdad es que no se cual es el padre… ( CON fotos)

Lo tres ahora somos, lo que se dice, amigos con derecho. Todo comenzó una noche, en que nos habíamos puesto de acuerdo para salir, cada uno con su correspondiente pareja, pero lo cierto es que a los tres nos embarcaron. Así que a medida que fuimos bebiendo, nos pusimos charlar, hasta que Leonardo nos invitó a su apartamento, a pasar el resto de la noche, y seguir ahogando nuestras penas.

Ya en el apartamento de Leonardo, él de inmediato nos sirvió un trago, tanto a Isaías como a mí. Seguimos conversando, y en cierto momento ya la verdad es que me sentía sumamente aburrida. Por lo que se me ocurrió que nos pusiéramos a jugar la botella. Cosa que tanto Leo como Isaías, aceptaron de buen agrado. Así que tras poner las reglas del juego, que incluían, penitencia, trago, o prenda. Comenzamos a jugar, por lo que yo rápidamente, tras no haber querido cumplir con las penitencias, como en cuatro ocasiones, me había dado ya tres tragos, hasta que dándome cuenta de que había bebido demasiado, decidí entregar mi vestido, quedándome en pantis y sostén. Por su parte mis amigos, la botella les apuntó muchas más veces que a mí, así que al no quererse besar entre ellos, y darse no sé cuantos tragos, comenzaron a perder sus prendas, por lo que de momento ya ellos nada más estaban en interiores, y medias.

Ya a esa altura del juego, las penitencias dejaron de ser cosas exageradamente estúpidas, y por lo menos a mi me pusieron a que me dejase besar por ellos en varias ocasiones. Cosa que gustosa acepté, y así seguimos jugando la botella, yo dejándome besar, y tocar cada vez que la botella me apuntaba a mí. Mientras que yo en cierto momento, cuando la botella le apuntó a uno de ellos dos, le pedí que se quitase los interiores. Y así seguimos jugando, bebiendo, besándonos, y quitándonos la poca ropa que aun teníamos puesta, hasta que los tres nos quedamos del todo desnudos.

En ese momento las penitencias, aparte de dejarme tocar, comenzaron a incluir que yo les agarrase sus miembros, luego que los masturbase, e incluso que se los mamase. Yo en el estado en que me encontraba, realmente no vi nada malo en ello, para mí eso era parte del juego. De igual forma, cuando la botella le apuntaba a uno de ellos, yo pedía que me acariciaran los senos, el coño, y hasta que también me lo mamasen. Por lo que de momento ya los tres habíamos dejado de jugar, y nos dedicamos simple y llanamente a disfrutar de una especie de orgía entre los tres. Yo esa primera noche, hice y deje que me hicieran de todo.

A la mañana siguiente, al despertarme y encontrarme en la cama con mis dos amigos, estaba que me moría de vergüenza. Preocupada preguntándome ¿qué era lo que iban a pensar de mi? ellos dos. Bueno Leonardo e Isaías se despertaron, casi al mismo tiempo que yo. Fue cuando me di cuenta de que ellos también estaban preocupados, no sé por qué exactamente, pero así me lo hicieron saber, a medida que yo me aseaba, y ellos se vestían. Quedamos en que no íbamos a contarle a nadie lo sucedido, que fue cosa de lo mucho que bebimos. Durante el resto de la semana, por mi parte yo solo pensaba, y recordaba lo mucho que había disfrutado, el estar entre los brazos de Leo, y de Isaías, y de cómo cuando ya fuera que me enterrasen sus vergas, o me mamasen el coño, yo chillaba de placer.

Por lo que cuando recibí una llamada de Leonardo invitándome a que nos volviéramos a reunir en su apartamento, creo que se me escapo decirle, que me agradaría también que estuviera Isaías. La cosa es que los tres nos volvimos a reunir, no una, sino un sin número de veces, nos volvimos a encontrar los tres, en el apartamento de Leo. Bueno en una de esas ocasiones, fue en que yo debí salir preñada. Lo que en realidad no ha sido impedimento para que los tres sigamos disfrutando de nuestra mutua compañía. Ya tengo un avanzado estado de embarazó, y aun y así gozo más que nunca, cada vez que mis dos amigos y yo nos reunimos. Ya que todavía disfruto un mundo, cuando alguno de ellos me entierra toda su verga, mientras se la mamo al otro. O ya sea que Leo o Isaías, me maman el coño, y hasta el culo divinamente.
Aunque mi novio, Carlos Juan, el muy inocente piensa que es de él, yo sé muy bien que no. Pero quién soy yo, para romperle la ilusión de que va a ser el papá de mi bebe.