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La verdad, es que tú eres el único responsable, de todo lo que ha pasado lo eres

Relato enviado por : narrador el 09/02/2018. Lecturas: 9291

etiquetas relato La verdad, es que tú eres el único responsable, de todo lo que ha pasado lo eres   gangbang .
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Resumen

Esas fueron mis palabras, cuando mi esposo comenzó a recriminarme, que me había comportado como una puta, en la fiesta de la compañía en la que él trabaja.



Relato
Como todos los años, para la navidad, en la empresa donde Rodrigo trabaja, realizan una aburrida actividad navideña, a la que por compromiso debo asistir. Como mi estado de ánimo no estaba como para celebrar, me vestí con un encubridor traje de noche negro, pero apenas Rodrigo me vio, me dijo que íbamos a un festejo navideño, no para un funeral. De mala gana acepté cambiarme de ropa, y él mismo se encargó de sacar una minifalda roja, y una alegre blusa verde, algo transparente. Diciéndome, estos si son colores navideños, aunque me parece, que sin darse cuenta de otros detalles. Por complacerlo, y por fastidiarlo, me cambié de ropa, incluso hasta me puse unas pantis, tipo tanga, de esas que parece que no cargaras nada, además que tampoco me puse sostén, ya que los que tengo ninguno combina con la blusa. Como él me esperaba en el auto, se vino a dar cuenta de como andaba vestida, y de cómo mis senos se veían, a través de la vaporosa blusa. Cuando me senté a su lado, aunque protestó, le dije. Acuérdate querido, que tú mismo escogiste esta ropa, por los colores navideños. Pero si quieres que lleguemos tarde, espera que nuevamente me cambie de ropa. Lo que por lo visto a mi esposo no le hizo la menor gracia, arrancando de inmediato, pero advirtiéndome durante todo el camino, que estuviera bien pendiente, ya que se me veía hasta el alma. Lo que me causa gracia, ya que ignoraba que mi alma, se encontrase entre mis piernas. No se lo dije, por no cabrearlo. Apenas entramos a la casona del presidente de la empresa, a él lo saludo una joven con pinta de ser secretaria, y cuando le pregunté quién era. Rodrigo cambió la conversación, me quitó mis lentes, diciéndome que me veía más bonita sin ellos puestos, lo que es cierto, pero me deja prácticamente ciega, ya que sin ellos, lo mismo da que sea de cerca o de lejos, veo todo sumamente borroso, tanto que no puedo ni tan siquiera identificar a una persona, por su cara. Desde luego desde que llegamos a la mansión, mi navideño atuendo, llamó la atención a todas las personas, mientras que yo haciéndome la desentendida, procuraba pasarla bien, picando aquí y haya, alguno de los entremeses que sirvieron. Pero sin darme un solo trago, ya que desde bien jovencita, sé que tengo muy mala bebida. Por lo que en muchas ocasiones, terminaba completamente borracha, desnuda, y siendo follada, por quien sabe quién. Cosa que Rodrigo no ignora, ya que siendo novios, en más de una ocasión, me emborrachó, y aparte de que hacía lo que le daba la gana conmigo, permitía que varios de sus amigos, me vieran mamando su verga, y dejándome dar por el culo, por él. Razón por la cual, evito beber en público, para no dar un vergonzoso espectáculo. Pero no sé en qué estaba pensando mi esposo, cuando después de que ya llevábamos como una hora, en esa aburridísima fiesta, le dio por hacer que me diera un trago. Sabiendo de sobra que una vez que comienzo a beber, no puedo parar de hacerlo, con todo lo que eso implica, pero al decirme. Después de que me despida de los demás, nos marchamos a casa, a seguir la fiesta nosotros dos solos. Confiada en su palabra, le hice caso. Pero ya al rato, mientras él charlaba con algunos de sus compañeros de trabajo, yo seguí bebiendo sola. Sin que nadie se fijaba en mí, o por lo menos eso yo creía, hasta que un grupo de varios jóvenes, como estaba bebiendo sola, se sentaron a nuestra mesa. A todas estas, a Rodrigo no lo veía, o mejor dicho no lo sentía cerca de mí. Por lo que cuando uno de aquellos chicos, me sacó a bailar, no dudé en decirle que sí. Y así seguí bailando, con varios ellos, sin preocuparme mucho por mi marido, que a todas estas, no aparecía por ningún lado. Pero a medida que seguí, bebiendo, y bailando. Algunos de aquellos chicos, comenzaron a tomarse ciertas libertades, tales como acariciar mis nalgas, mientras bailaba, ya fuera con uno o con otro, además de sin que yo se los impidiera, también algunos de ellos, me besaban por el cuello, y de manera bien descarada varios de ellos me dijeron, que deseaban acostarse conmigo. En fin yo que me encontraba bastante bebida, por lo que en ningún momento, les impedí que continuaran, ya que se sentía tan, y tan bien, que aquella partida de chicos, me estuvieran acariciando, y desando acostarse conmigo, que lejos de incomodarme, con algo de morbo, me agradaba todo lo que me hacían, y me pedían. A todas estas, el hijo de puta de mi marido, nada que aparecía por ningún lado, o por lo menos yo no alcanzaba a verlo, por no estar usando mis lentes. Al regresar a la mesa, después de estar bailando, y recibiendo tantas caricias, y atenciones de mis acompañantes. Que cuando uno de ellos, propuso que fuéramos a una apartada glorieta, retirada de donde se daba la fiesta, y oculta entre lo que me parecieron unos arbustos. No dudé ni un instante en decirles que sí, pero con la condición de que discretamente también se trajeran algunas botellas, para seguir bebiendo. En un momento, pensé que eran como tres o cuatro, cuando nos dirigíamos a la retirada glorieta. En donde seguí bailando, bebiendo, y dejando que todos ellos continuaran tocando todo mi cuerpo. Uno de ellos, diciéndome que yo tenía un hermoso cuerpo, me pidió que me quitase toda la ropa, para que ellos me pudieran poder admirar. Yo me sentí bien orgullosa de mi figura, que sin pensarlo mucho, y riéndome como una tonta, lo complací. Moviendo mis nalgas, comencé por quitarme la pequeña mini falda roja, que cargaba puesta, luego retiré la verde blusa semitransparente, quedando con mis senos al aire, ya que no se me ocurrió ponerme sostén esa noche. La tanga me la dejé por unos breves segundos, pero decidí quitármela, dejando mi depilado coño completamente expuesto ante todos ellos, porque era tan poco lo que ese hilo dental ocultaba, que me di cuenta que no valía la pena, que la usara. Por lo que al compás de la lejana música, nada más me quedé con mis zapatos de tacón alto, puestos. En todo momento, en que me fui quitando la ropa, todos ellos no paraban de decirme cosas, algunas inocentes, otras picantes, y desde luego que otras, bien vulgares, que en realidad fueron las que más me encantó escuchar. Hasta que me quedé, completamente desnuda ante todos ellos. Yo nada más de pensar en lo excitados, que se encontrarían ellos, estaba deseosa de que al menos uno, tuviera el valor de atreverse a follarme, frente a sus amigos, como lo hacía mi esposo cuando éramos novios. Como además, que sin mis lentes veo muy borroso, y en la glorieta en que nos encontrábamos, no había luz, además de lo mucho que seguía bebiendo, me sentía sumamente excitada, y deseosa de tener sexo, cosa que normalmente me pasa cuando bebo. Ya varios de aquellos jóvenes, me seguían besando, y agarrando deliciosamente mi coño, cuando uno de ellos tomándome por las caderas, mientras estaba recostado en el piso de la glorieta, comenzó a penetrarme por el culo, casi de inmediato, otro se colocó sobre mí, dirigiendo su miembro a mi coño. Y un tercero me colocaba su borrosa verga, frente a mi boca. En ese instante, fue que me di cuenta, que esos no eran ningunos chicos, precisamente. Por las dimensiones de aquellas tres cosas, que a un mismo tiempo me penetraban, y la manera en que lo hacían, entendí que realmente se trataba de varios hombres, hechos y con sus vergas bien derechas. De no ser por la verga, que estaba mamando, me hubiera muerto de la risa, ya que en esos momentos me di cuenta que la que estaba en un gracioso error, debido a mi falta de visión, era yo. Pero la verdad es que no me importó, y seguí disfrutando de lo que ellos tres me estaban haciendo, mientras que otros tipos, esperando su turno, nos observaban seguramente. Yo mamaba, culeaba, y sabrosamente disfrutaba de lo que entraba dentro de mi coño. Algunas manos, me acariciaban las tetas, otras el culo, y los muslos. El placer que sentía era algo tremendo, fue cuando me acordé de Rodrigo, pero como él se desapareció, seguí moviendo mis caderas, y mamando como una loca. Hasta que disfruté de una sucesión de múltiples orgasmos, al tiempo que sentía como aquellos tres tipos, se corrían en mi coño, mi culo, y mi boca. Uno de los que se encontraba esperando su turno, no sé de dónde sacó una manguera, y a los pocos momentos, frente a todos ellos, agachada con mis piernas bien abiertas estaba lavando mi coño, culo, y boca, deseosa de seguir recibiendo todas las vergas, que me quisieran dar. En la oscuridad de la glorieta, seguí bebiendo, follando, y mamando. Prácticamente sin detenerme, hasta que finalmente quedé bien agotada, llena de leche por todo mi cuerpo, pero increíblemente satisfecha. A todas estas Rodrigo, mi marido no aparecía, como pude me volví a vestir, y dando tumbos me fui directo a nuestro auto, sin pasar por la fiesta, para no llamar la atención. Y cuál no sería mi sorpresa al encontrar a Rodrigo, mamando el coño de aquella tipa que nos recibió cuando llegamos. Por no ser aguafiestas, esperé a que terminasen, además ya yo estaba más que satisfecha. Por lo que si decir nada, apenas salieron de nuestro auto, tras darme un trago a pico de botella, los saludé a los dos sonriéndome. Para Rodrigo por la facha que yo cargaba era más que evidente que me había estado divirtiendo. Ya que aparte de tener puesta la blusa al revés, toda sucia se encontraba abierta mostrando mis tetas, y la falda me la había puesto excesivamente arriba, mostrando desfachatadamente mis nalgas, y mi chorreado coño, mi cabello se encontraba completamente alborotado, y despeinado, con gran parte de mi maquillaje corrido. Y Como si fuera poco además de estar hedionda a sexo, y sudor, toda yo olía a alcohol. Por lo que de inmediato comenzó a decirme lo puta que yo era. Fue cuando sin dejar de sonreírme, le recordé que el responsable de todo lo era él, por dejarme abandonada, y borracha, en medio de esa fiesta. Por lo que él ya sabía lo que me podía suceder, y me sucedió. Rodrigo se quedó callado, mientras que su acompañante, al escucharme decir todo eso, salió corriendo en dirección a la fiesta. Yo me metí en nuestro auto, y le pedí mis lentes, diciéndole. Da gracias, que no veo nada sin ellos, porque si no todavía estaría bebiendo y divirtiéndome. Rodrigo permaneció en silencio, y cuando se terminó de meter en el auto, lo primero que me dijo en un tono de voz amoroso, fue. En casa me cuentas todo….




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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:20) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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