¡Hola a todos! Soy Marisela, tengo 34 años. Soy de 1.70, delgada y tez blanca, tengo esposo e hijos. La verdad mi primer gran error fue serle infiel a mi esposo por primera vez, yo soy supervisora de sector en una fábrica textil, mi trabajo consiste en llevar cuenta de toda la producción de la fabrica. Por mi trabajo tengo contacto directo con muchos hombres en su mayoría, la verdad siempre había sido algo hostil con ellos por pensar que por ser mujer no me obedecerían sino me imponía con ellos, a algunos que no me caían del todo bien les descontaba su salario y por esto muchos de ellos me odiaban pero algunos otros al parecer les atraía de alguna manera, cada que iba a supervisar sus trabajos y me paseaba por la zona con falda corta o jeans apretados, ellos casi me desnudaban con la mirada pero sabían bien que si se atrevían a decirme algo grosero les podía costar su empleo. Yo tenía el control y me gustaba imponerme a ellos.
Pero quien logro más allá de todos fue el maldito de Roberto, un obrero de unos 45 años, algo gordo y desagradable, él algunas veces anteriores ya se había pasado de la raya. Decía cosas sucias de mí y me dejaba notas en mi oficina, yo queriendo desquitarme hice que no le descontaran su sueldo un mes completo y además lo reporte por acoso. Esta por demás decir que su odio hacia mí era intenso y no tenia limites pero es que ese maldito no hubiera logrado jamás lo que me hizo de no ser por un maldito video. La verdad me involucre en un desliz con Carlos otro supervisor de la empresa, un hombre guapo que me gusto mucho, en esos días tenía una relación oculta con él. Creíamos que nadie lo sabia pero Roberto me espiaba sin saberlo, él nos tomo cientos de fotos besándonos o tocándonos pero nada fue tan vergonzoso como el feo día en que llego a sus manos un video donde yo aparecía acostándome con Carlos. En el video se veía mi rostro, desnuda y siendo penetrada, a Carlos le gustaba filmar nuestros encuentros íntimos, a mí me parecía excitante y todas las veces deje que filmara todo, no tengo idea de cómo llego a sus manos uno de esos videos pero una tarde encontré un sobre con aquel video y una nota que decía que si no accedía a entregármele él iba a mostrar ese video a mi esposo, familia y toda la empresa, yo sentí que todo mi mundo se caía.
De llegar a manos de mi familia ese video me costaría mi matrimonio o mi trabajo en la empresa. Aunque me aborrecía la idea no tenia salida, el maldito de Roberto me fue a ver a mi oficina, me exigió tajantemente que accediera esa misma noche, no tuve cara para enfrentarlo, estaba llena de pena y él tenía ahora el control. Roberto me cito en un corriente motel de la ciudad, tan pronto salí del trabajo fui al lugar, él me esperaba dentro.
Al pasar lo encontré descansando en la cama y comiendo palomitas el cretino. Me miro desde la puerta con ojos de rencor, él me dijo lleno de sarcasmo, malicia y lujuria: – ¡A mire quien la viera supervisora, usted tan digna e imponente y no es más que una ramera, ahora serás mía maldita, te voy hacer pagar todo maldita puta!–
–Imbécil, ¿Qué te hace pensar que dejaría que un cerdo como tú me tocara? si ni puedes pagar un hotel a mi altura naco de mierda–
El furioso se levanto, me dio una bofetada y me dijo gritando. –Acaso piensas que aun puedes imponerte zorra, mira bien, tengo tu lindo video porno, que pensaría tu esposo si supiera que andas abriendo las piernas con él presumido de Carlitos, ahora serás mí o veras las consecuencias puta–
Enrique me ordeno imperativamente –Súbete la falda putita– Pero yo queriendo prolongar las cosas me hice la desentendida, nuevamente volvió a ordenarme –Vamos piruja, no te hagas la santa conmigo si sé lo puta que eres así que sube la falda y quítate los malditos calzones– Yo con rabia y aberración me levante la falda y baje mis calzones hasta mis pies. Me ordeno que bailara para él, era una total humillación pero no tenia alternativa, así con la falda subida y sin calzones inicie a danzar para él. Enrique se lleno de morbo al verme bailar sensualmente sólo para él, sin palabras se acerco a mí y violentamente comenzó a apretarme mi intimidad, me jalaba mi vello púbico con rabia, sentía sus dedos entrar en mi raja y en mi culo, lamia mis pechos, me los apretaba. Para esos momentos era su cualquiera… Enrique se saco la pija, sin lubricarme al instante me la clavo por el culo, un dolor intenso me golpeo al sentirme penetrada, grite de dolor pero pareció gustarle. Comenzó a penetrarme como si estuviera taladrando un piso.
Mi dolor le causaba placer, me golpeaba tan fuerte que casi podía sentir mi culo destrozarse. En unos momentos más me volteo con fuerza y ahora me la metió por la vagina. –Así, si ahora eres mía maldita, mira como te follo–Repetía sin parar y continuaba penetrándome. Me llevo a la cama del motel, separo mis piernas y continuo haciéndome suya, al besarme percibía su aliento repugnante. Pero para esos momentos ya estaba tan excitada como él, ahora empecé a gritar pero de placer y sentía culpa por estar sintiendo placer en aquel abuso. Su vigor era tan que mi vagina ya no daba para más, parecía querer romperme la concha. Una y mil veces me entraba y salía su cosa de mi raja, mis gritos podían oírse a distancia, él aumento la velocidad y en pocos minutos se vació dentro de mí. Enrique se aparto de mí, yo estaba muy confundida, me sentía una mujer complacida pero también destrozada por haber sido un abuso de tal forma.
Sin embargo aun no terminaba, Enrique me obligo a hacerle oral. Controlando mi asco tuve que lamer su miembro mojado se esperma, lo hacía sin saber cómo porque ni a mi esposo se lo hacía jamás. El maldito me agarro del cabello como a una yegua salvaje y casi me ahoga con su miembro, en segundos sentí que recobraba vigor hasta que finalmente estuvo a su máximo esplendor, se la chupaba lo mejor que podía aunque no lo hice nunca antes, él grito y se vació en mi boca. Yo asqueada al sentir todo dentro mi boca, corrí al baño para vomitar, estaba destrozada por dentro, humillada y cansada de ser suya, aun estaba recuperándome de todo cuando el maldito volvió a tomarme.
Llego detrás de mí y me alzo la falda de nuevo, me puso a gatas, me la metió por el culo, mis nalgas volvieron abrirse para darle paso a su cosa una vez más, ahora me golpeaba con más furia –Si, si maldita, que rico culo tienes amor, se que te gusta zorra de mierda– Me decía mil veces, no demoro ni cinco minutos en volverse a vaciar en mi culo. Me dejo adolorida, enojada y bien mojada me limpie mis zonas intimas, estaban escurriendo de semen, todavía tuve que soportar sus cumplidos de mal gusto. Hui despavorida del motel antes que volviera a tener ganas de poseerme. Si fue desagradable pero igual supe que lo disfrute bien como mujer, días después de lo ocurrido me vengue e hice que lo despidieran, fue un abuso si pero por alguna razón lo recuerdo placenteramente.
...Hermanito, ya no sigas. No sabes lo que haces”.-Me decía llorando Astrid.
Yo, cegado me dije a mí mismo que si ya había llegado hasta ahí, no podía irme sin meterle el polvo...
Relato erótico enviado por charly_bo el 11 de June de 2012 a las 00:00:02 - Relato porno leído 247236 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:43) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:22) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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