Mis padres compraron una casa grande y preciosa a un precio muy asequible. Así que nos mudamos a nuestra nueva casa.
La casa era enorme y como había un montón de cosas que los antiguos dueños habían dejado allí.
Una de las puertas estaba cerrada, la cerradura estaba rota y había que romperla para poder entrar. A los pocos días de estar viviendo allí, mi padre por fin se trajo herramientas para poder abrirla.
Todos estábamos expectantes por saber que había el otro lado. Mi padre consiguió abrir la puerta y todos entramos en aquella habitación. Era una especie de trastero, había un montón de chatarra, ropa vieja y juguetes.
Miramos todas las cosas por si acaso hubiese algo que nos gustase. Entre los juguetes había una caja de cartón. Mi padre la abrió y puso su contenido sobre el suelo. Era una especie de juego de mesa. El tablero era cuadrado, había un montón de casillas, todas de color marrón y sin nada escrito ni dibujado. En el centro del tablero un círculo de cristal y cuatro fichas de plata en la casilla de salida.
_que raro, parece que están pegadas al tablero –dijo mi padre intentando coger una de las fichas
Sin embargo lo que no estaba pegado era el dado. Mi padre cogió el dado en la mano, lo miró y lo dejó caer sobre el tablero. Le tocó el número 6, y como por arte de magia, una de las fichas se desplazó a la casilla número 6 y en el cristal apareció el siguiente mensaje:
“Bienvenidos a INCESTI, tócale las tetas a tu hija”
Relato
El comienzo
Mi núcleo familiar se compone de cuatro miembros.
Por un lado están mis padres. Mi padre Juan y tiene 53 años. Mide 1,75, su piel es morena, sus ojos marrones, su pelo es corto y completamente blanco. La cara tiene las arrugas de una persona de su edad, no es una persona especialmente guapa y de cuerpo es delgadito aunque tiene una barriga que parece no parar de crecer.
Mi madre se llama María y tiene 45 años. Parece ser que mi madre siempre fue una mujer muy atractiva y lo sigue siendo. Mide alrededor de 1,65. Su pelo es castaño, sus ojos de un marrón precioso, su cara es muy expresiva y siempre con una gran sonrisa. Y de cuerpo se mantiene genial, se le notan los años pero su figura sigue siendo envidiable pero la diferencia la marcan sus pechos de la talla 100.
Por otro lado estamos mi hermano y yo. Mi hermano se llama Miguel, tiene 22 años y es guapísimo. Es moreno, ojos marrones, pelo negro peinado de lado pero sobre todo tiene un cuerpazo de gimnasio.
Y finalmente estoy yo, la joya de la corona, yo me llamo Paula y tengo 17 años. Me considero una chica tremendamente guapa y sexy. Mido casi 1,65, mi pelo es negro, largo y liso, mis ojos son marrones casi negros y tengo carita de ángel. Y mi cuerpo levanta pasiones, mis piernas son preciosas, mi vientre plano y mis pechos necesitan de una talla 95 para sujetarlos.
Mi padre es contable en una empresa y mi madre trabaja en una agencia de viajes. No somos ricos pero tampoco vivimos mal. Toda nuestra vida hemos vivido en un piso y el sueño de mis padres era comprarse una casa con un gran jardín. Hasta que ese sueño se hizo realidad.
Mis padres compraron una casa grande y preciosa a un precio muy asequible. Así que nos mudamos a nuestra nueva casa.
La casa era enorme y como había un montón de cosas que los antiguos dueños habían dejado allí.
Una de las puertas estaba cerrada, la cerradura estaba rota y había que romperla para poder entrar. A los pocos días de estar viviendo allí, mi padre por fin se trajo herramientas para poder abrirla.
Todos estábamos expectantes por saber que había el otro lado. Mi padre consiguió abrir la puerta y todos entramos en aquella habitación. Era una especie de trastero, había un montón de chatarra, ropa vieja y juguetes.
Miramos todas las cosas por si acaso hubiese algo que nos gustase. Entre los juguetes había una caja de cartón. Mi padre la abrió y puso su contenido sobre el suelo. Era una especie de juego de mesa. El tablero era cuadrado, había un montón de casillas, todas de color marrón y sin nada escrito ni dibujado. En el centro del tablero un círculo de cristal y cuatro fichas de plata en la casilla de salida.
_que raro, parece que están pegadas al tablero –dijo mi padre intentando coger una de las fichas
Sin embargo lo que no estaba pegado era el dado. Mi padre cogió el dado en la mano, lo miró y lo dejó caer sobre el tablero. Le tocó el número 6, y como por arte de magia, una de las fichas se desplazó a la casilla número 6 y en el cristal apareció el siguiente mensaje:
“Bienvenidos a INCESTI, tócale las tetas a tu hija”
Todos nos quedamos callados, mirándonos unos a los otros hasta que mi madre rompió el silencio.
_es hora de irnos a la cama –dijo mientras el resto seguíamos perplejos
_ya habéis oído a vuestra made, ir a vuestros cuartos
No se habló mas, todos nos fuimos para nuestros cuartos. Yo estrenaba colchón, era muy cómodo y me quedé dormida enseguida. Pero en un par de horas me desperté con unos ruidos. Se escuchaban unos gemidos muy fuertes. Al principio decidí no moverme de mi cuarto, pero los gemidos eran cada vez más fuertes.
Salí de mi cuarto, los gemidos venían de aquella habitación. Me dirigí hacia allí y en ella ya estaban el resto de miembros de mi familia mirando hacia el tablero, en cuyo cristal ponía“Si no acabáis el juego, las consecuencias serán terribles”
Mi padre cogió aquel tablero, lo volvió a meter en su caja y salió a la calle para tirarlo al basurero.
Al día siguiente…
Yo había ido al colegio y había sido un día horrible. Me habían expulsado durante una semana y yo no entendía el motivo, decían que había robado un examen pero eso era mentira.
Llegué a casa, mis padres ya sabían que me habían expulsado porque los habían llamado del colegio. Pero en mi casa ya había otros problemas. Esa misma mañana habían despedido a mi padre y la agencia donde trabajaba mi madre había sido embargada por impagos.
Aquello era un drama pero de repente llegó mi hermano de la universidad con un brazo roto y un golpe en la cabeza. Se había caído por unas escaleras.
Aquello era muy raro pero mas raro fue cuando empezamos a escuchar gemidos, parecía que estaban haciendo una orgía en el salón y al llegar allí, el tablero de la noche pasada estaba colocado en medio del salón.
Mis padres empezaron a asustarse y decidieron que abandonásemos esa casa. Nos volvimos a nuestro antiguo piso y pusimos la casa en venta.
Pero aquello no había acabado. Era fin de semana y habíamos ido los cuatro al cine y al regresar a casa… ¡Nuestro piso estaba en llamas! mientras un equipo de bomberos intentaba apagar el fuego.
Nuestro piso quedó totalmente calcinado y según los bomberos, el foco del incendio fue un cigarrillo mal apagado. Lo raro es que en mi casa nadie fuma.
Todos estábamos muy asustados y no nos quedaba mas remedio que regresar a la nueva casa. Al llegar allí mi padre y mi madre se metieron en su cuarto y estuvieron hablando durante horas.
Luego nos citaron a mi hermano y a mí en el salón.
_Ya se que esto es extraño pero vuestra madre y yo creemos que este juego está embrujado –dijo mi padre nervioso y preocupado
_hemos empezado una partida y creemos que tenemos que terminarla para que nos dejen de suceder cosas malas –interrumpió mi madre
Tras hablarlo durante unos minutos, todos estábamos de acuerdo en lo mismo así que decidimos jugar esa partida.
Nos sentamos de rodillas alrededor del tablero y el mensaje que había en el era el mismo que la primera vez.
“Tócale las tetas a tu hija”
Mi padre se acercó a mi nervioso y puso sus manos sobre mis pechos. Pero el tablero cambió su mensaje
“Por dentro de la ropa”
Mi padre suspiró, seguía nervioso. Metió sus manos por dentro de mi camiseta. Sus manos estaban muy frías y al tocar mis pechos, los pezones se pusieron muy duros. Sus manos estuvieron sobre mis pechos unos pocos segundos hasta que el tablero cambió su mensaje. “Siguiente turno”
Mi madre tiró el dado, le tocó el número 3.
“Durante 10 segundos bésate con lengua con tu hijo”
Allí nadie decía ni una palabra. Mi madre se acercó Miguel, sus labios entraron en contacto y empezaron a besarse. Desde mi posición podía ver la cara de mi hermano y durante un momento cerró los ojos. Me dio la sensación de que le había gustado aquel beso.
Ahora era el turno de mi hermano. Sacó un uno.
“Sácate toda la ropa excepto la ropa interior”
Mi hermano se levantó y sacó toda la ropa hasta quedarse solo con el slip. Y en ese momento no pude evitar fijarme en lo abultaba su flácida polla.
Era mi turno, tiré el dado y saqué otro 6.
“hasta tu próximo turno tendrás que sobar el paquete de tu padre con tu pié”
_esto empieza a pasarse –dijo mi madre mientras se levantaba
_¡siéntate cariño! –le ordenó mi padre- esto nos va arruinar la vida, hay que terminar el juego y volver a nuestra vida normal
Yo mientras me quité mi zapato derecho y puse mi pié sobre el paquete de mi padre mientras lo movía despacio.
La partida tenía que seguir. Mi padre volvía a coger el dado y sacó un 1.
“elige una persona de tu familia y dile que prenda quieres que quite”
_cariño, quítate la blusa –le dijo a mi madre
Mi madre empezó a desabrocharse la blusa mientras yo seguía sobando con mi pié el paquete de mi padre que cada vez lo notaba mas duro.
Mi madre se sacó la blusa quedándose en sujetador. Un sujetador rojo de encaje que remarcaba sus enormes pechos.
Ahora era el turno de mi madre. Sacó un 2.
“durante 30 segundos, lame el pene de tu hijo sobre el slip”
Mi madre se quedó pensándolo mirando a mi padre. La cara de mi padre era de aceptación y mi madre se agachó delante de Miguel. Sacó su lengua y empezó a pasarla sobre la superficie del pene de mi hermano.
Mientras mi padre no perdía ojo de la escena. Empezó a desabrochar los botones del pantalón y agarró mi pié con su mano para colocarlo directamente sobre su boxer. Evidentemente se estaba poniendo cachondo.
Mi hermano también, ahora se notaba que su polla estaba totalmente dura y parecía enorme. Aunque yo, tenía bajo mi pié una polla que no tenía nada que envidiarla.
Pasaron 30 segundos y era el turno de mi hermano. Le volvió a tocar un 1.
“vamos a jugar a verdad o muerte. Te pediré que cuentes un episodio de tu vida. Si te niegas a contarlo o mientes, alguien de tu familia morirá”
“verdad o muerte, cuenta que hiciste con el regalo que te hicieron tus amigos por tu último cumpleaños”
Durante un minuto mi hermano se quedó callado hasta que por fin se arrancó a hablar.
_Mi amigos me regalaron una muñeca hinchable, solo la use una vez. No había nadie en casa y me dirigí al cuarto de mamá. Y allí la vestí con su ropa. La vestí con uno de los trajes con los que vas a trabajar y yo me vestí con uno de los trajes de papá. Y simulé que era papá e iba a verte al trabajo y te follaba en el baño. Lo siento mamá.
Allí se hizo un profundo silencio. Mi madre miraba al suelo sin decir nada pero papá agarraba mi pié y lo presionaba con su polla.
Agarré rápido los dados para cambiar de tema. Me tocó un 5.
“Suerte, pasas el turno al de tu derecha”
Así que le tocaba a mi padre. Tiró el dado y le tocó un 4.
“haz lo que se te estaba pasando por la cabeza mientras tu hija te sobaba la polla”
Y mi padre ni se lo pensó. Se puso de pié, dejó caer sus pantalones, bajó sus boxers y empezó a masturbarse. Durante dos minutos se meneó la polla muy rápido hasta que puso aquel enorme miembro a unos centímetros de mi cara y empezó a correrse. Su semen caía sobre mi cara y durante unos segundos abrí la boca inconscientemente para que algo de su corrida entrase en mi boca. Había sido una corrida enorme. Al terminar mi padre se subió los pantalones y se volvió a sentar.
Mi madre agarró el dado, lo tiró y le tocó un 2.
“Verdad o muerte, cuenta que pasó la primera tarde que pasaste en esta casa”
_hacía sol, todos estabais fuera de casa y yo salí al jardín para tomar el sol. Me había puesto un bikini y estaba tumbada en una tumbona cuando me fijé que el hijo del vecino estaba en su jardín. Yo llevaba las gafas de sol, así que el no sabía que lo estaba mirando pero veía perfectamente como el no paraba de mirarme. Ver a un adolescente fijarse en mi a mi edad me gustó. –mi madre hizo una larga pausa- y me excitó. Me excitaba pensar que el se estaba excitando conmigo y quería que se excitara aun mas. Así que me quité la parte de arriba del bikini para que me viese las tetas. Y eso fue lo que pasó. Lo siento mi amor
_no pasa nada –respondió mi padre mientras se incorporaba y le daba un beso en la boca
Le tocaba jugar a mi hermano pero antes de que tirase los dados, el tablero mostró otro mensaje.
“Por hoy es suficiente, hasta mañana”
Durante la cena nadie dijo ni una palabra y todos nos fuimos a la cama al terminar la cena.
A la mañana siguiente, tras desayunar empezamos a escuchar otra vez gemidos en el salón, era el tablero que nos estaba llamando. Nos sentamos a su alrededor y seguimos jugando.
Era el turno de mi hermano, tiró el dado y sacó un 3.
“abofetea 4 veces con tu polla en la cara de tu hermana”
Mi hermano se levantó y se bajó los pantalones del pijama. Se sacó su polla flácida y totalmente depilada y me golpeó con ella en la cara en cuatro ocasiones. Luego se puso sus pantalones y volvió a sentarse.
Me volvía a tocar a mí. Me tocó un 4.
“Coge una botella de agua y déjala caer sobre tu cuerpo”
Fui a la cocina a por la botella de agua. Vuelta al salón, abrí la botella, levanté el brazo en la que la tenía agarrada y dejé caer su contenido por todo mi cuerpo. Llevaba puesto el pijama, por el que corría el agua y eso hacía que sobre todo se marcasen mis pechos porque no llevaba sujetador. En ese momento noté las miradas de mi padre y mi hermano clavándose sobre mí.
Turno de mi padre y le tocó un 6.
“Verdad o muerte, cuenta el mas grande de tus secretos”
En ese momento mi padre empezó a llorar.
_¿que pasa cariño? –le preguntó mi madre preocupada
_me vas a oidar
_tranquilo, lo malo está echo, tenemos que avanzar en esto y luego ya discutiremos todo lo que aquí pase –dijo mi madre
_tengo una hija –dijo mi padre
_¿QUE? –dijimos todos al unísono
_hace 19 años, ¿recuerdas que estuvimos a punto de divorciarnos? –le dijo mi padre directamente a mi madre
_claro, pero luego lo solucionamos
_el día que me enviaste los papeles del divorcio, bebí mucho y volvía a casa andando cuando me crucé por una zona donde había prostitutas. Y me acosté con una y durante un tiempo volví para acostarme con ella más veces hasta que tu y yo volvimos a juntarnos. Pero a los 4 meses me llamó diciéndome que estaba embarazada. Yo me negaba a aceptar que era mío pero me amenazó con contártelo a no ser que hiciese una prueba de ADN para saber si era el padre o no. Y al nacer la niña, hice la prueba y resulté ser su padre. Para solucionarle, le dí a la madre un millón de pesetas a cambio de que ella nunca me hiciese responsable de nuestra hija.
_Ya hablaremos de esto cuando acabemos de jugar a esta mierda –dijo mi madre enfadada mientras cogía el dado y lo dejaba caer
“lava el coche de la forma mas sexy posible para excitar al hijo de tus vecinos que ahora está cortando el césped”
Mi madre se levantó y se fue a su cuarto. Lo siguiente que escuchamos fue abrir y cerrar la puerta.
Habían pasado 10 minutos y no sabíamos nada de mamá hasta que en el tablero apareció otro mensaje.
“sentaros en el sofá”
Eso hicimos y de repente la televisión se encendió sola. Y en la tele podíamos ver lo que pasaba fuera de la casa como si hubiese alguien grabándolo. Se veía a mi madre con un top rojo y unos shorts vaqueros.
_es como si alguien la estuviese grabando –dijo mi hermano
Mi padre se levantó corriendo y se dirigió a la cocina, cuya ventana daba a donde estaba mi madre, para comprobar que no había nadie grabando por si todo esto se trataba de una broma pesada. Pero volvió al instante al comprobar que no había nadie grabando.
En la pantalla, mi madre con un cubo de agua y frotando el coche con una esponja. Tras frotar el capó del coche, mi madre frotó el cuerpo sobre el mismo quedándose bastante mojada. La pantalla cambió y ahora veíamos como el hijo de los vecinos empezaba a mirarla.
Yo nunca había visto al hijo de los vecinos, tendría algo más de veinte años. Era moreno, alto, guapo y se veía bastante fuerte. Llevaba puesto un una camiseta de tirantes blanca y un pantalón vaquero. Aparte estaba bastante sucio, había un montón de tierra por su cuerpo y estaba muy sudado.
Ahora mi madre se sentaba sobre el capó y apretaba la esponja para que el agua cayese por su cuerpo.
Me fijé en mi hermano y su mano se perdía dentro del pantalón del pijama.
Cada vez el hijo de los vecinos se acercaba mas a la posición de mi madre que ahora estaba limpiando una de las ruedas con la espalda totalmente arqueada y moviendo el culo hasta que el chico la interrumpió.
_Hola –dijo el chico sin cortarse por la situación
_Hola –respondió mi madre incorporándose
_¿parece que aprovechas que lavas el coche para lavarte también a ti? –le dijo clavando su mirada en el top mojado de mi madre
_tu también estás bastante sucio
En ese momento mi madre pasó la esponja por uno de los brazos de aquel chico. El la agarró por la cintura y se la acercó. Mientras mi madre frotaba la esponja por el cuerpo de aquel chico. Al rato mi madre soltó la esponja y pasó su mano sobre el paquete del chico. Mi madre sintió que el chico estaba totalmente erecto, así que pensó que ya había cumplido.
_parece que ya estás suficientemente limpio –le dijo mientras se soltaba y se volvía para la casa
El chico se quedó con cara de tonto pero la cosa no quedaría así. Mi madre estaba a punto de abrir la puerta de casa cuando el chico se lo impidió.
_te has dejado aquí las llaves del coche –dijo el chico que estaba al lado del coche
Mi madre se acercó a cogerlas y cuando estaba llegando el chico abrió una de las puertas delanteras del coche y tiró las llaves al asiento de atrás. Mi madre lo miró con mala cara. El coche de mi madre es un tres puertas, así que mi madre tubo que meterse dentro del coche para acceder a la parte de atrás por las llaves. El chico entró inmediatamente detrás de mi madre y cerró la puerta.
Era increíble, ahora teníamos una visión perfecta del interior del coche.
_¿que haces? –dijo mi madre cuando el chico cerró la puerta
_todavía no estoy totalmente limpio –dijo mientras se bajaba los pantalones hasta mostrar su erecta polla
_pues tengo que salir en busca de mi esponja –dijo mi madre intentando escaparse del coche
_esta parte es muy sensible, no puede lavarse con una esponja
_tengo que irme, mi marido me está esperando –dijo mi madre intentando salir del coche
_de aquí no te vas hasta que limpies todo –dijo agarrando a mamá del brazo para interrumpir su salida
_límpiatelo tu –parecía que mamá empezaba a enfadarse
_pues eso voy a hacer… pero con tu boca
En ese momento el chico agarró a mi madre por los pelos y puso su cabeza sobre la polla.
_¡vamos chupa! Te va gustar
Mi madre se resistía. Yo pensaba que papá saldría de casa a rescatarla pero me equivocaba. Sobre el pijama de papá se notaba una fuerte erección, igual que mi hermano pero este seguía con su mano dentro del pantalón.
_¡papá! Hay que ayudar a mamá –dije yo
_tranquila hija, no pasa nada
_¿como que no? Está intentando forzarla
_hay que cumplir el juego –intentó justificar mi padre
_el juego solo dijo que lo excitara, nada mas, y ahora está sufriendo
_pues yo no veo que sufra mucho –interrumpió mi hermano haciendo que mi padre y yo volviésemos a mirar la pantalla
Mi madre ya no se estaba resistiendo. Sus labios envolvían la polla de aquel chico y la chupaba despacio.
El chico agarró el top de mi madre y se lo arrancó dejando que cayeran las enormes tetas de mamá. Con una mano sobaba las tetas de mamá mientras la otra acariciaba su pelo.
_ufff, que tetones tienes
_gluppss, glupsss –chupaba mi madre
_si vamos, déjala muy limpia putita
_gluppp shiiii glupppsss si
Durante un rato mi madre le chupó la polla muy despacio hasta que se incorporó y empezó a sacarse el short y su tanga.
_yo también tengo una parte sucia, y también es muy sensible
El chico no tardó en entender la intención de mi madre. Se recostó a lo largo de la parte de atrás del coche. Y mi madre puso su coño sobre su cara.
_vamos, límpialo bien
_lappsss, lapssss, lo dejaré impecable
El le comía el coño pero parecía que mi madre no quería dejar de lado sus obligaciones de limpieza. Así que arqueó su espalda hasta llegar a la polla del chico. Y empezaron a hacer un 69.
_OHHH SII gluppsss ufffff glupppsss –gemía y chupaba mi madre
_lapppss, uffff, lapssss
_ohh siii, que bien, me encanta
_llevo deseando esto desde el primer día que me enseñaste tus tetas
_gluppps gluppps, menos hablar y mas chuparme el coño
Durante cinco minutos estuvieron así, hasta que los gemidos del chico se hicieron las fuertes. Se notaba que el chico se estaba corriendo pero nosotros no podíamos verlo porque su polla se perdía en la boca de mamá.
_parece que está muy limpia –dijo mi madre
_si, limpias muy bien las pollas
_gracias, ¿Dónde está mi top?
_se ha roto cuando te lo arranqué
_volveré a casa con mis tetones al aire –dijo mi madre cogiendo una de sus tetas con la mano y acercándola a la boca para darle un beso
_¿y si te ve tu marido? –preguntó preocupado
_le diré a mi marido que me has lavado el coño –dijo mi madre disfrutando de aquella situación
Mi madre se puso el tanga, salió del coche y volvió a casa. Entró en el salón con tan solo el tanga puesto y se sentó en su sitio sin decir nada.
Todos nos levantamos del sofá y nos volvimos a colocar alrededor del tablero.
Turno de mi hermano. Le tocó otro 1.
“tienes derecho a preguntarme lo que quieras acerca del juego”
_pregúntale que pasará si abandonamos el juego para siempre –dijo mi madre
_¿que pasará si abandonamos el juego para siempre? –preguntó mi hermano
“Ducharos, vestiros y dirigíos a la siguiente dirección C/-------- y en esa calle buscar una vivienda roja”
Tras prepararnos nos dirigimos a esa calle. Una vez allí no encontrábamos ninguna vivienda roja. Tras un buen rato buscando, mi hermano la encontró.
_creo que la he encontrado –gritó desde el otro lado de la carretera
Nos acercamos a su posición. Estaba al lado de un viejo coche rojo. Dentro del coche había un señor con pinta de vagabundo sentado en el asiento del copiloto. Tenía los ojos cerrados pero no estaba durmiendo, era de placer. A la altura de su pene había una toalla y se notaba que bajo la toalla había alguien haciéndole una mamada.
_¿que miráis? –gritó el señor al abrir los ojos y percatarse de nuestra presencia
_Perdona, ¿ha usted vivido en la casa de la calle -------?
El señor abrió la puerta. Se sacó la toalla y vimos que la chica que se la chupaba era una niña de unos 20 años con pinta de ser también vagabunda.
_deja de chupar hija –dijo el vagabundo
_¿es tu hija? –preguntó mi padre
_supongo que estáis aquí porque habéis empezado el juego –dijo mientras bajaba del coche y se subía los pantalones
_si, ¿lo terminaste?
_no, por desgracia
_¿y que pasó? –pregunto mi padre
_empezamos a jugar por casualidad, cuando vimos de que iba el juego, lo dejamos y a mi me despidieron y también a mi mujer. Ella se negaba aceptar que era culpa del juego. Yo la insistía para continuar pero ella no quiso. Al poco tiempo tuvo un accidente de tráfico y se murió. Mi hija y yo intentamos seguir la partida pero cuando llegó el turno de ella no pudimos continuar. Y luego no volví a encontrar trabajo y perdí todo por culpa de las deudas. Y ahora vivo en un coche con mi hija.
_lo siento mucho –dijo mi madre
_Tenéis que terminar el juego –dijo aquel vagabundo