¡¡QUE LES CUENTO!! Soy un chico por fuera, pero una zorra por dentro. Me describiré, tengo 21 años, mido 1.65, tez clara y delgado de cuerpo pero con unas nalgas respingadas y muy pero muy tersas
Relato
¡¡QUE LES CUENTO!! Soy un chico por fuera, pero una zorra por dentro. Me describiré, tengo 21 años, mido 1.65, tez clara y delgado de cuerpo pero con unas nalgas respingadas y muy pero muy tersas, soy lampiño. Si me ves en la calle soy un chico normal, de facciones finas, pero como me gusta vestirme de mujer en la intimidad… pues es un cambio radical… muy femenina me veo.
Lo del gusto por los hombres comenzó después de los 16 años, poco me atraían las mujeres, pero la espinita me quedó en una ocasión que vi una peli en internet en donde un tipo gordo y de unos 60 años le daba una mamada de hoyito a un jovencito como de 20 años y después lo ensartaba una y otra vez hasta que se venía bien rico. Y pues como era virgen a esa edad y con un montón de dudas en cuanto a la sexualidad, pues de ahí que quería experimentar, aparte de atraerme la idea de ser tratada como una putita lo cual yo creo ya lo traía de nacimiento.
Mi primera vez en la intimidad fue a los 17 años y fue con un tipo moreno como de 40 años que me abordó cuando yo iba caminando por la calle después de haber salido de ver una peli en un ciber, este tipo iba en su carro, me preguntó que si conocía un hotel cercano pues me dijo que ahí se iba a quedar unos días pues había tenido un malentendido con su mujer. Lo llevé a uno que había visto al paso y en el transcurso me iba platicando que su bronca con su mujer fue que porque él era muy cachondo y le gustaba andar cogiendo con quien se dejara. A lo cual yo me reí como no creyéndole mucho, pues muy agraciado no era. Me dijo que su nombre era Heriberto y también que en más de una ocasión hasta con algún putito se había metido. Ahí es donde yo le presté más atención y hasta una vista de reojo le eche a su entrepierna y pues me imagino que se dio cuenta porque luego luego me soltó la pregunta:
Heriberto: No me digas que eres virgen, pero si te gustan las mujeres o estas abierto a cosas nuevas.- yo tartamudeé, pero aquí estaba mi oportunidad para saber que se sentía ser cogido por un hombre.
Después de un ratito de silencio, le dije - no estoy muy seguro de querer probarlo, pues con eso de las enfermedades pues uno no sabe.
Él me dijo- no te apures, una vez que lo pruebes, vas a querer más y más. Y de eso me encargo yo.
Yo: podría ser, una vez vi una peli en la que un tipo vestía a otro joven de mujer y pues lo trataba como toda una dama y muchas cosas más.
Heriberto: ahhh ya sé por dónde vas. Lo que quieres, es vestirte cómo vieja y que te trate como toda una putita. Bien no te apures, vamos a dar una vuelta por el mercado y deja compro lo necesario, ¿Cómo ves?
Yo: no se, me da cosa, pero va, al fin que de esta zona no conozco a nadie y no se ni cuando pueda tener esta oportunidad.
Estacionó el coche y me dijo que lo esperará un momento en lo que iba a comprar algunas cosas. Al cabo de una media hora regresó con unas bolsas y me dijo-listo, vámonos que ahora vas a probar el sabor de un macho.
Heriberto: en lugar de un hotel, te voy a llevar a conocer un baño de vapor para asearnos y pues sirve que ahí probamos algo.
Yo: ok, tu sabes.
Tomó la calzada México-Tacuba con dirección a San Cosme, y luego de buscar estacionamiento, nos bajamos y caminamos como 50 metros, las piernas me temblaban, quería retractarme, pero esta experiencia no podía dejarla pasar. Llegamos a los Baños Finiesterre, pidió un turco VIP, jabón y papel higiénico. Yo solo mantuve la cabeza agachada, me daba pena. Nos indicaron por donde pasar y luego al final del pasillo estaba un Don gordo como entre 50 y 60 años y nos preguntó que que iba a ser.
Heriberto: un turco VIP.
Don: está bien. Le indicó a un chavo que estaba sentado en una silla que un VIP, y el chavo nos dijo que lo siguiéramos. Yo seguía con la cabeza abajo y al pasar cerca del viejo, se sonrió conmigo, como diciendo por dentro: Pinche putito, ahorita te van a coger y barriéndome con la mirada mi trasero sin siquiera disimular.
Entramos y nos preguntaron que si se nos ofrecía algo de beber, Heriberto pidió una limonada y yo igual.
Apenas se fue el chavo que nos acompañó a la habitación, Heriberto me tomó de la mano y me volteo y me repegó a la puerta para restregarme su miembro en mis nalgas, era la primera vez que sentía algo así. Instintivamente arquee la espalda y paré las nalgas, que delicioso se sentía y que duro, parecía que quería atravesarme por sobre la ropa.
Heriberto: que rica zorrita, así putita, para más esas nalgas.
Yo: ahhhhh, mmmmmm.
Me volteó y me tomo de la cintura y me dio un beso en todo el cuello, mientras me apretujaba las nalgas, luego me dio un beso en la boca, que me pareció fuera de lugar, pues eso de besar a un hombre no es cosa común y yo menos que haya besado a algún hombre antes. No se había rasurado como en dos días y eso me excitó más, era mi hombre, mi macho. Se comenzó a desvestir y se quedó únicamente en bóxer, luego luego mi mirada se fue a su bulto y su mano tomó la mía para guiarla a su miembro. Era súper raro agarrar una verga que no fuera la tuya. La metió adentro del bóxer y mi mano quedó manchada por su líquido seminal que ya comenzaba a brotar. Yo me quedé viendo mi mano y Heriberto me dijo-pruébala, te va a gustar.- así lo hice y me lleve los dedos a la boca y esa fue la primera vez que sentí el sabor de un macho.
Heriberto: ven, vamos a ducharnos.
Yo: si, voy, deja me quito la ropa.- me quedé también en bóxer.
Sacó jabón y un rastrillo de la bolsa y nos dirigimos al baño. Abrió la regadera y comenzó a caer el agua tibia, nos mojamos y me empezó a enjabonar, me pasaba su mano por mis nalgas y le daba unos pellizquitos, luego me bajo el bóxer y me dijo que nunca se había cogido a algún jovencito y que estaba muy linda, que ni pelos tenía, pues mis vellos púbicos eran bien delgados y muy pocos, aun así me los rasuró y me dejó bien depilada, él se sacó su bóxer y ahí es donde pude ver esa vergota que no iba a olvidar en toda mi vida. Era una bellísima verga morena, con un glande enrojecido, sin nada de vellos, con unas venas que se resaltaban enormes. La verdad me dio pena, pues mi miembro aún no se había desarrollado tan bien. Me tomo del cuello y me agacho y me dijo:
Heriberto: hoy vas a aprender también a mamar vergas.
Yo: si papi. Mmhhhhhmmm- que deliciosa se sentía. Ni siquiera dude en llevármelo a la boca-.
Fue la primera vez que hice sexo oral y que rico se sintió. Ese sabor salado, con un poco de aroma penetrante, que delicia. Después de 10 minutos de estar mamando rico, me dijo que esperará que casi lo hacía venir.
Después de que el me bañó, pues literalmente me lavó perfectamente mi hoyito, me metió los dedos llenos de jabón y todo, nos secamos con las toallas y salimos al pequeño cuartito donde estaba la cama, forrada de vinil y con una sábana blanca tendida. Me dijo, tengo una sorpresa para ti mami. Y de la bolsa sacó un vestido entre amarillo con unas rayas verdes de tirantitos, bien cortito, una tanguita negra con encaje y un liguero negro que me llegaba casi hasta donde inician las nalgas. Me dijo que me vistiera entre tanto él se sentaba a la orilla de la cama y me observaba como me transformaba. Luego que me cambié, me dio una cosmetiquera donde venían labiales, sombra de ojos, rímel y polvo para la cara, me dijo que me maquillara, pues que hoy era su mujercita y la quería ver bien linda. Después de 20 minutos de nervios y de sentirme observada, al fin terminé, ese vestido se ajustaba completamente a mi cuerpo, me veía bien sexi y Heriberto sacando de otra bolsita un perfume de no sé qué marca, me lo dio para que me lo rociara, me puse en el cuello, espalda, piernas y sobre el vestido, luego mi hombre me dijo:
Heriberto: Ven para acá putita. -Me acerqué, me empezó a olfatear, a besar la boca, el cuello, me bajo un tirante del vestido y me empezó a mamar mis tetitas, yo solo cerraba los ojos y arqueaba las nalgas. Que delicioso era todo aquello. Me volteó y se quitó la toalla, me restregaba su miembro deliciosamente y cuando me puso de rodillas en la orilla de la cama, que tocan a la puerta para entregarnos las limonadas. Heriberto me dijo, abre mija, quiero que deseen a mi putita. Yo abrí y sentí que me sonrojaba por todas partes. El chavo se rio y me entregó las bebidas. Me dijo que si se me ofrecía algo más ahí estaba él, dispuesto a lo que fuera. Yo le dije que por el momento no, que gracias y cerré la puerta. Heriberto bebió parte de su limonada y yo también. Que experiencia aquella. Luego se levantó y me dijo:
Heriberto: en que estábamos. Ahhh sí.
Me puso a gatas en la orilla de la cama y me comenzó a besar la espalda, me alzó hasta la cintura el vestido y me bajó la tanguita a media pierna y ahí en mis nalgas comenzó mi perdición, me metió su lengua en medio de ellas, dándome una mamada en mi culito que aún no dejo de recordar, pues nadie me ha mamado como él. Me pasaba su lengua de arriba abajo, de un lado al otro, en círculos, la quería meter en mi hoyito, yo solo alcanzaba a arquear la espalda. Tanto era el placer que me estaba dando que involuntariamente comencé a tener mi primer orgasmo. Me deje caer completamente en la cama y solo levante las nalguitas. Que mamada de hoyo me estaba dando. Así estuvo como 15 minutos. Yo solo le pedía que ya me la metiera que ya quería sentir ese fierro, mi culito ya lo pedía inmediatamente.
Heriberto: tranquila pequeña, ven, chupa tu caramelo. Quiero sentir esa lengua tuya recorrer mi fierro y mis bolas.
Yo: lo que tú quieras papi. Mmmmhh, me limpie discretamente para que no se diera cuenta que ya me había venido y comencé a mamar ese enorme trozo de carne. Después de unos minutos en los que mamé como nunca lo he hecho, recorrí todo ese miembro que estaba durísimo, y ese par de testículos negros, ummm que delicia. Me levantó y me colocó nuevamente en la orilla de la cama, me dio otra leve mamada de hoyito y me comenzó a restregar su miembro entre mis nalgas. Que caliente y duro se sentía. Yo más arqueaba la espalda. Me puso un poco de aceite en mi hoyito y comenzó a meter su dedo de en medio, que rica dedeada me estaba propinando, pero lo que yo ya quería era que me penetrara con su vergota. Me comenzó a presionar con su glande en la entrada de mi orificio y que delicia sentía, más movía mi colita. Solo atine a decirle que se pusiera el condón, sin mucha convicción, a lo que él me dijo que esta estrenada no debería de ser con gorrito, que me iba a dar piel a piel, que no me preocupara que él no tenía alguna enfermedad, yo le dije haz lo que quieras amor.
Me tomó por las caderas y se comenzó a repegar más, sentía su aliento en mi nuca y su lengua recorrer mi espalda, cuando de pronto sentí que me entró un poco de su glande y ahí sentí ese dolor indescriptible, me hice hacia adelante, sacando su pene, Heriberto me dijo tranquila nena, poco a poco para que te vayas acostumbrando, se roció su verga con más aceite y me dijo relájate que ahí te voy otra vez, me abrió las nalgas y comenzó nuevamente a presionar, me quise hacer nuevamente hacia adelante, pero me sostuvo con fuerza y comenzó a entrar nuevamente, con una mano me agarraba de la cadera y con la otra dirigía su miembro en mi hoyito. Sentía un dolor insoportable, claramente sentía como me rompia mi culito, empujaba un poco y luego la sacaba un poquito, me decía, ya te vas a ir acostumbrando, esa primera penetración duró mas de siete interminables minutos, pero cuando yo sentía que ya no podía más.
Me dijo mi tranquila putita, ya casi entra toda y en eso que me la empuja toda y yo solo puje y sentí la mas indescriptible mezcla de dolor y placer, las piernas se me aguadaron y todo mi cuerpo convulsiono de placer, me estaba viniendo increíblemente con esa barra de carne en mi interior. Me dio un chupetón en mi espalda y me dijo –listo putita, ya te entró toda. Veo que ya te veniste. No te preocupes que esto esta iniciando, ahora solo disfrutala.
Comenzó un mete y saca increíble, yo me fui recuperando y sentía todas las embestidas que me daba, ese par de bolas golpeando mis nalgas, me nalgueaba una y otra vez, me lamia el cuello, espalda me acostó completamente boca abajo en la cama, unió mis piernas y él encima de mí me bombeaba increíblemente fuerte pero riquisimo. Me decía- que rico culito tienes, es lo más apretadito que he sentido en toda mi vida. Eres mi putita de ahora en adelante.- Me besaba el cuello al mismo tiempo que me bombeaba y buscaba mi boca, yo estaba extasiada. Increíblemente me volví a venir intensamente, ahhhhhhhggg, Heriberto se dejó de mover al sentir las contracciones de mi hoyito. Me dijo al oído –eres y vas a ser una gran zorra y comenzó a bombearme más y más rápido hasta que sentí esa enorme explosión en mi interior. Era delicioso sentir como disparaba su esperma en mi culito. Entonces se desplomó cayendo completamente en mi cuerpo. Que experiencia esa mi primera vez.
Luego de que terminó me mantuvo empalada como diez minutos más, hasta que poco a poco sentí como se iba saliendo de mi hoyito. Al momento de que salió la cabeza de su verga, sentí otro pequeño dolorcito, pero al sacarla toda, sentí un vacio enorme, el cual necesitaría que me llenaran cada vez que se pudiera. Heriberto se levantó y me dijo que se iba a ir a lavar, que me esperaba en la regadera. Yo me voltee y le dije que ahorita lo alcanzaba. Me puse de lado y mire mis piernas, con las medias y la tanguita a media pierna, me roce mis nalgas y mis manos se dirigieron a mi culito, me toqué y sentí como estaba de dilatado mi hoyito, me introduje mis dedos con muchísima facilidad, me decía a mi mismo, este hombre si que me rompió y agrando mi culito, espero no se de cuenta alguien de lo que acabo de hacer. Sentí algo viscoso en mis dedos y pues era el semen de mi hombre. Me limpie la mano en la sabana y me incorporé para irme a la regadera. Me quite la tanguita, las medias, el vestido y me dirigí al baño. Ahí estaba ese hombre, el que me hizo sentir mujer y aparte me desvirginó, me metí al chorro de agua y el me enjabonó todo mi cuerpo, dándome unas nalgaditas de ves en cuando. Sentí que se ponía duro otra vez y ahí me repego a la pared de la regadera me inclinó un poco hacia adelante y me penetró nuevamente. Ahora sin ninguna dificultad. Que riquísimo era ser tratada como mujer, como una putita. Ahora entendí porque algunas mujeres se volvían locas por un hombre y más si se las cogen bien rico. Hizo que me viniera nuevamente y el también se vino otra vez y dentro de mi. Luego nos salimos de bañar. Se comenzó a vestir, me dio su número para que lo llamara cuando quisiera pasar otro momento de placer. Agarró su cartera, sacó quinientos pesos y me los dio para que me comprara algo de comer. Me dio un beso y se fue. Yo me quedé pensando y sintiéndome una prostituta al recibir los quinientos pesos, cosa que no era necesario, yo no le pedí nada, solo placer.
Me volví a recostar y al cabo de unos minutos, encendí la televisión y sorpresa, había un canal porno en donde un negro se cogia a una rubia jovencita. Me puse cachonda, me volví a vestir y me comencé a masturbar, en eso tocan la puerta y la voz era diferente a la del muchacho que nos llevó las bebidas así que así como estaba, no importándome nada (que más daba si nadie me conocían), abri la puerta y era un Don como de 60 años que me preguntaba que si no me interesaba un masaje, pues el trabajaba ahí y pues ya casi iba de salida y no le había salido trabajo ese día. Le pregunté que cuanto cobraba el masaje y el me dijo que doscientos pesos, que era un masaje relajante. Yo accedí y le dijé que sí, pero que si era necesario que me desnudara, el me dijo que no y entonces pasó, me dijo que iba a preparar el recipiente con agua y que se iba a poner una toalla para no mojar su ropa. Yo lo que quería era que otras manos de hombre me acariciaran aunque fuera la espalda y lo que se pudiera. Me recostó en la cama boca arriba, me comenzó a masajear todas las piernas y de vez en cuando sentía el roce de sus antebrazos en mi entrepierna. Se pasó al abdomen, pecho, brazos y luego me dijo que me volteara y ahí es cuando comenzó a masajearme deliciosamente las piernas y las nalgas, yo paré el culito y me dijo que si me gustaba. Le dije estoy apenas probando. Siguio con el masaje y me preguntó que si no le gustaría que me cogiera un tipo como él, yo voltee y le dije y cuanto me vas a cobrar. El me respondió que solo lo del masaje. Pensé apoco de veras si estaré acogible. Me incorporó y se quitó la toalla. Ya su miembro estaba erecto. Yo en la película había visto a un viejito cogiendo pero pensé que se tomaba viagra o algo o que solo por ser la película estaban así de erectos, pero no, este Don si estaba duro, aunque era delgado el Don, se me antojó. Me quiso besar y yo me voltee. Pero luego accedí. Este me volteo y me puso igual a gatas en la orilla de la cama y también me comenzó a mamar mi culito. Que rico se sentía. Estuvo como tres minutos haciendo esto y luego me hizo que se la mamara como dos minutos, me imagino que le estaba gustando porque hasta los ojos cerraba y me empujaba más hacia su pelvis. Me apartó y se puso un preservativo. Me colocó a gatas y me comenzó a penetrar bien rápido, esta vez no sentí nada de dolor, ya mi hoyito estaba dilatado. Así estuvo como cinco minutos y se vino. Yo no alcance a venirme esta vez, yo creo porque ya me había venido tres veces antes, solo tuve una erección leve. Me dijo que lo perdonará que le habían ganado las ganas, que estaba bien rica. Se quitó el condón y se limpió. Me dijo que no me preocupará que ahorita mandaba a un cuate a terminar lo que había empezado. Yo le dije que no se preocupara, le di los doscientos pesos y se retiró. Volví a cerrar. Ya estaba a punto de quitarme toda la ropita cuando escucho que tocan la puerta. Abro y mi sorpresa fue que era el tipo regordete de la entrada al que le dimos los boletos. Me dijo puedo pasar y yo le asentí con la cabeza. Su rostro fue completamente de morbo, ven putita, date una vuelta, quiero ver esa colita, a ver enseñala, es lo que me decía, mientras me tomaba de la mano y me daba una vuelta. Me repegó su miembro en mis nalgas, pero lo más que sentí fue solo la puntita, luego su panza en mi espalda, bueno el tipo estaba más alto que yo. Me abrazó fuerte y me sentí indefensa. Me metía sus manos por debajo del vestido y me pellizcaba las tetitas. Yo solo gemía, ahhhmmmhhhmm, me estaba excitando muchísimo. Ya no esperé más y me voltee y yo le busque sus labios. Me dio un beso que me supo a cigarrillo, eso me excito más. Luego mis manos buscaron su pene por debajo del pantalón, se sentía pequeño, pero daba igual. Se lo acaricie y le fui soltando el cinturón. El no dejaba de mamarme fuertemente las tetillas, mas mordía, hacía que arqueara la espalda. Por fin le solté el cinturón y le baje el pantalón con todo y bóxer, al voltear a ver abajo, no lo podía creer, media como 15 centímetros (el de Heriberto media como 21 cm y el del viejito anterior si acaso unos 15 o 16, si había diferencias), pero lo que le faltaba a este hombre de largo, lo compensaba con lo grueso, estaba gruesísimo, con la de Heriberto pues casi por dos o tres centímetros no la abarcaba con una mano, pero la de este hombre me faltaban como 7 u ocho centímetros más para abarcarla. Estaba guuaaauuu. Se la comencé a mamar y pues no me entraba toda en mi boca, este si olía a que había, yo creo que a orinar y no se había lavado bien, pero eso no me importó. Se la mame bien rico. Luego ni siquiera me mamo la cola, se puso un condón estirándolo al máximo, pues le costó ponérselo. Me puso a gatas, me alzo el vestido, me bajo la tanga hasta las rodillas y que empieza a tratar de penetrarme. Aunque ya estaba dilatado mi culito desde hacía rato, con este hombre sentí que me partía en dos. Luego que metió un poquito, yo me hice completamente hacia adelante pues no pude aguantar tanto dolor. Yo le dije que mejor lo hacía venir con la boca porque no iba a poder. Me dijo relajate, vas a ver que si la vas a aguantar toda. Me volvió a poner a gatas y esta vez tomándome de la cadera y nalgas se empujó con toda la fuerza que tenía, yo estaba a su merced, me la dejo ir hasta el fondo, ahora por más que quería zafarme, no podía, de ese dolor tan enorme hizo que me viniera de inmediato, él ni cuenta se dio. Siguió bombeando duro y hasta el fondo, después de un par de minutos me acostumbre a lo enorme de esa verga y me siguió cogiendo en esa posición cerca de 15 minutos, luego dejo caer todo su cuerpo sobre mí y siguió y siguió como si no hubiera cogido en años, me decía- ya ves putita, si era lo que querías, ya tenía muchos años que no me cogía a un putito con el culito así de joven y apretadito como el tuyo. Luego de estar cogiendo por más de media hora, aceleró el paso y me comenzó a morder mi espaldita, yo comencé nuevamente a excitarme y justo en el momento que él se estaba viniendo yo comencé a venirme nuevamente. Se desparramo sobre mí y yo relaje más las nalgas. Después de cinco minutos me la saco y se quitó el condón, me dijo que se la mamara y que la quería reluciente de limpia. Ahí también es cuando probé el semen de un hombre, me relamía de gusto, ya era una puta hecha y derecha. Se puso el pantalón y se fue, no sin antes cobrarme por su trabajo y vaya que lo disfruto y disfrute y decirme que podía quedarme otro par de horas más para que me recuperara. Me puse nuevamente boca abajo y me quede dormida, luego de media hora me levante, me duche y me retiré del lugar. Al salir voltee a todas partes, esperando que no me fuera a ver algún conocido, sentía aguadas las piernas y adolorido mi trasero, tarde varios días en poder recuperarme. Esa fue mi primera experiencia gay en mi vida. Espero les haya gustado, y aunque no me crean, fue cien por ciento real.
Entramos al cuarto y empezó todo, él me tomó por detrás y empezó a tocar mis nalgas y me susurraba cosas al oído: ¡eres una puta q aprenderá de mí!, ¡eres mi perra! Y yo se lo confirmaba le dije q seria su perra, el me volteo y quedamos frente a frente, y acercó su boca a la mía, pero mas q besarme su lengua paseaba por mi boca.
Relato erótico enviado por Putitacachonda el 29 de December de 2009 a las 23:34:17 - Relato porno leído 140474 veces
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fanylu23
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:36) dice:
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