Empiezo a servir como esclavo de Lea, su madre y su hermana. Las tres quieren lo mismo: que les meta mi manguera y las llene de leche caliente.
Relato
Eran las 11 de la noche. Me presenté en casa de Lea como me había ordenado. Me abrió ella misma. Llevaba un pantaloncito corto de pijama y nada por arriba.
- Pasa, Agustín. Ven conmigo, que te vas a instalar en mi cuarto.
Tenía un dormitorio muy bonito y ordenado, y la cama parecía confortable.
- No mires tanto la cama que tú dormirás en el suelo. A la cama vendrás sólo para follarme. Ahora desnúdate. Dentro de casa permanecerás siempre desnudo excepto cuando venga alguna visita no prevista.
Me quité la ropa y me fui con Lea. Me presentó a su madre, que estaba en su habitación. Se llamaba Amanda. Era una mujer joven y muy atractiva. Llevaba tan solo unas braguitas. Tenía el pelo rubio y unas tetas preciosas con unos pezones riquísimos.
- ¡Qué buen ejemplar te has apañado como esclavo, hija! -exclamó la madre-. Parece un buen semental.
- Cuando quieras te demuestro lo bien que fornico -le dije entusiasmado.
Amanda me abofeteó.
- Hablarás cuando se te mande, mientras tanto estarás calladito. Y ahora, si a Lea le parece bien, te vas quedar un ratito conmigo. Luego vuelves con ella.
Lea salió de la habitación. Amanda se quitó las braguitas y me ordenó:
- Ahora me vas a penetrar y vamos a follar hasta que yo te diga. Tú no vayas a correrte que estoy recién duchada.
Se puso a cuatro patas encima de la cama. Se la metí y estuvimos fornicando un buen rato. Se corrió varias veces. Luego me echó de espaldas y se colocó encima. Tenía el coñito depilado con una rajita muy señalada y el clítoris pequeño. Con tanto movimiento y excitación y la visión de sus preciosas tetas no pude evitar correrme. Le llené el chocho de leche.
- ¡Desgraciado, maldito cabrón, te has corrido! ¡Me has puesto percudida de semen! ¡Leaaaaaaaa!
Lea acudió al instante. Su madre le contó el infortunio.
- Lo siento, Agustín, pero hay que castigarte, no podemos permitir lo que has hecho -dijo Lea.
Me sujetaron a unas argollas ancladas en la pared ofreciendo mi parte de atrás. Cogieron un látigo cada una y se liaron a darme golpes por toda la espalda y el culo. Menos mal que no daban fuerte, y más que dolor me causaba placer. Luego me soltaron y me fui con Lea a su cuarto.
- Ahora me vas a echar un polvo antes de dormir. Yo sí quiero que me llenes de leche. Ya sabes que me encanta.
Se quitó el pantaloncito y me ofreció su tierno coñito para que lo penetrara. Me puse cachondo con solo ver cómo me abría los labios para que yo introdujera mi falo. Cinco minutos fueron suficientes para corrernos de forma brutal. Luego se metió en la boca mi verga para chuparla. Le dio varios pases con su lengua, hasta dejarla bien limpita. Entonces me explicó lo que tenía que hacer después:
- Yo ya me voy a dormir. Tú vas a esperar a mi hermana Melani en la entradita, que llegará en unos minutos. Como vendrá cansada porque ha estado en una fiesta de cumpleaños, la vas a ayudar a desvestirse, en las tareas del baño y luego a acostarse y dormirse. Haz todo lo que te diga, excepto follarla. Es muy jovencita y permanece virgen. Como se te ocurra metérsela voy a hacer lo que intentaron aquellas chicas de la playa.
- Como mandes, ama Lea.
Efectivamente, en unos minutos llegó Melani. Era una niña guapísima, de unos trece o catorce años, morenita, aún en desarrollo pero con un tipito para poner cachondo a cualquiera.
- Hola, tú debes de ser el esclavo de mi hermana. ¿Te ha dicho lo que tienes que hacer?
- Sí, Melani. Te acompaño a tu cuarto.
Una vez dentro de su habitación me pidió que la desnudase. Le quité primero las zapatillas y después su camiseta. Tenía unas tetas pequeñitas pero con unos pezones infladitos. Luego le desabroché el pantaloncito corto que llevaba, le bajé la cremallera y lo deslicé por sus esbeltas y suavísimas piernas hasta sacarlo por los pies. Finalmente le quité unas minúsculas braguitas que llevaba y contemplé ensimismado la preciosidad de coñito que tenía, con pelitos de no haberse depilado todavía nunca y el clítoris asomando sensualmente.
- Ven al cuarto de baño conmigo.
Después de orinar me ordenó:
- Límpiame el chochito con tu lengua.
Así hice, lamiendo las gotitas que le quedaban. Luego volvimos al cuarto y se acostó desnudita.
- Échate aquí conmigo y acaríciame todo el cuerpo hasta que me duerma.
Me acosté a su lado y empecé por acariciarle el pelo, una preciosa melena rubia con rizos, luego el cuello, los hombros... y los pechos. Cuando le acariciaba los pezones, estos se ponían tiesecitos. No pude evitar llevar mi boca a sus pequeños senos y chupetearlos. Subí entonces mi boca hacia la suya para besarla. El cuerpo de la niña olía a colonia fresca y su boquita se abrió para dejar entrar mi lengua, que al contactar con la suya comenzaron a frotarse frenéticamente. En ese preciso instante mi pene, que ya estaba completamente tieso, contactó con su cuerpo desnudo y no pude evitar que un poco de líquido seminal manchase su carne tersa y suave. Siguiendo con el juego erótico, le acaricié su culito respingón y le metí un dedo por el ano para comprobar si dilataba. No estaba seguro si la orden de la hermana se refería a no penetrarla por delante o si también se refería por detrás. Ante la duda decidí no penetrarla por ninguno de los dos lados. Lo que sí hice fue acariciarle sus maravillosas piernas y subiendo un poco, apliqué mi mano con todos sus dedos en su excitante coñito, que ya estaba chorreando de tanta excitación. Ella no decía nada, tan solo daba pequeños gemidos, pero yo creo que se había corrido ya y varias veces.
- Muy bien, esclavo. Ahora necesito meterme algo en la boca para dormirme. Méteme tu polla.
Acerqué mi verga a su boca y se la metí. Melani la chupeteaba con los labios y le daba suavemente con su lengua. Así estuvimos un rato, hasta que no pude evitar que un chorro de semen caliente saliera de mi manguera y llenara su boca. Se la tragó toda y se relamió:
- ¡Qué rica! Nada mejor que un poco de leche caliente para dormir como una niña...
Es la historia de como mi suegro poco a poco me fue seduciendo y como termine en brazos de el hasta que me enamore y tuve que terminar con el y de como despues de 4 años nos volvimos a encontrar ayudandome en una situación.
Relato erótico enviado por Anonymous el 31 de August de 2010 a las 00:12:22 - Relato porno leído 123133 veces
Quinto relato de la saga, continuación del relato “Follando con dos compañeras de trabajo”. Estoy de nuevo aquí para seguir relatando las peripecias sexuales que tuvieron lugar después de la gran follada en el despacho de Debla. La siguiente historia se desarrolla en una pequeña habitación de un local de intercambios de parejas.
Relato erótico enviado por ELMORROCHO el 06 de July de 2009 a las 14:00:24 - Relato porno leído 47222 veces
Le pregunte a mi esposa cuando tenia sexo con ella que sentia cuando la cojia por......y para algo me sirvio la pregunta.
Relato erótico enviado por Anonymous el 24 de October de 2008 a las 23:50:00 - Relato porno leído 46301 veces
Si te ha gustado Las aventuras porno de Agustín: El esclavo de Lea 2ª parte vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
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Recaredo Rey
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:53) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:18) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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