Las mujeres me encuentran guapo

Tengo 18 años, mido 1,74, tengo un cuerpo atlético, debido a que juego diferentes deportes (fútbol, básquetbol, voleibol) y suelo hacer ejercicio en casa cortando leña y arando una pequeña huera de mi madre diariamente, tengo ojos marrones, pelo castaño y larguito. Según me dicen las mujeres mayores casada del barrio, amigas de mis padres que soy guapo, aunque yo no me lo creo.
Un día estaba en casa de una amiga y otra pareja más, estábamos tranquilamente jugando a las cartas, cuando a mi amiga se le ocurrió que nos quedáramos allí todos a dormir, debido a que su marido estaba fuera de la ciudad, a todos les pareció buena idea, así que eso hicimos, pedimos algo para cenar y seguimos jugando y hablando.
El juego del momento era quien perdía entregaba una prenda de vestir que llevara, cuando me di cuenta estaba sentada a mi lado esta amiga, estaba perdiendo y ya había entregado su pantalón y los zapatos, siento que ella estaba pasándome la mano por mi pierna sin que nadie viera nada, y rozándonos las piernas, que ella llevaba al aire, ya que tenía puesto solo un diminuto calzón. Ella mide más o menos lo mismo que yo tiene 25 años, el pelo negro, unas abultadas mamas más que normal de tamaño, redonditas y bien puestas, su cara no es gran cosa aunque tiene algo que recuerda a un adorable conejito por sus dientes. La otra pareja se sentía cansada y se retira al aposento designado. Seguimos el juego y ella perdió su corpiño y me dijo me retiro si no voy a queda desnuda, una más y terminamos le digo, tira las cartas y nuevamente pierde… que quieres que te dé mi camisa no puedo, pero si, me dice, mientras acariciaba mi pierna hasta mi sexo el cual estaba alborotado y en posición de mástil afirmando la carpa de circo en mi pantalón, estaba excitado y ella seguía su manoseo medio desnuda, mis hormonas circulaban agresivas y deseando sexo.
Nos trasladamos a su pieza y una vez tumbado esperé hasta que dejé de escuchar movimiento fuera. Una vez que todo estaba en la más absoluta calma de la noche, me levanté, y viendo que la mujer estaba despierta, sin duda esperándome. Me volví a subir al borde de la cama y comencé otra vez a besarla, y ya con una mano apoyándome para no caerme, la otra comencé a sobarle sus senos por encima de la camisa que llevaba para dormir, y sin el sujetador. Empecé a apretarle un poco fuerte.
Le dije que se quitara la camisa, y así lo hizo. Y allí estábamos liándonos, y yo comencé a masajear una de sus voluminosas mamas y luego la otra, pellizcándole pezones, apretando, pasando las yemas de los dedos en círculo.
Ya cuando saciado estaba de su boca, comencé a bajar poco a poco, primero la barbilla, la mejilla, el cuello, ahí me entretuve un poco y después empecé por la garganta y bajé hasta sus pechos, suaves y comencé a acercarme despacito, besando y pasando la lengua, llegué a el seno y comencé a acercarme al pezón haciendo círculos, despacito pasando la lengua y besando, hasta llegar al pezón que comencé a presionar con la lengua y mover, a darle pequeños mordisquitos, ella ya respiraba pesadamente, aunque sin decir palabras.
Mi mano que ya no tenía trabajo, comenzó a ir bajando, mientras mi boca se entretenía con esas suaves mamas, la mano fue yendo por el abdomen, la cintura y debajo del pantalón y las bragas, hasta que llegué a la zona peluda, juguetee un poco con los pelos y seguí bajando, hasta llegar a su rajita. Comencé a pasar los dedos por fuera, por los labios, despacio, despacio, y luego como siempre, más rápido, hasta que estaba bastante lubricado uno de mis dedos se deslizó dentro de su rajita y comencé a moverlo dentro y fuera rápidamente, mientras mi boca se seguía divirtiendo con sus senos.
Yo ya tenía el pene duro como una roca. Y ella movía su cintura, adelante y atrás, sin duda disfrutando de mi dedo dentro de ella, al poco comencé a meterle un segundo dedo, ella abrió un poco más las piernas y para mi sorpresa sentí una de sus manos que me palpaba la barriga, y bajaba, y se colaba por debajo del pantalón y de los calzoncillos, buscando mi duro pene, me puse un poco de lado para que le fuera más fácil alcanzarla, y la agarró con fuerza y comenzó a meneármela, sin mucho arte tengo que decir, pero el hecho de que su mano estuviera meneando mi miembro, me ponía a cien.
Comencé a meterle los dedos más rápido en su vagina y a darle algunos mordiscos a sus senos y pasaba también por su boca, las iba turnando. De pronto ella gimió un poco y empezó a respirar muy fuerte y moviéndose más rápido, haciendo un pequeño ruido con la cama, yo estaba disfrutando, pero temiendo que alguien entrara, disfrutando muchísimo con la situación, el riesgo me ponía aún más. Ella comenzó a relajarse hasta que empezó a respirar más pausadamente y dejó de mover la cadera, e incluso soltó mi pene. Yo saqué mis dedos, llenos de sus jugos y dejé de besarla.
Me acomodé sobre ella y la penetre, como vocifero, no se si de dolor o placer, luego sus caderas y trasero adquirieron un aparatoso movimiento, sentía mi pene ser absorbido por esas carnes vaginales y luego lo soltaba, así por varios minutos yo trataba de penetrarla lo más adentro posible en su túnel del deseo, ambos murmurábamos y clamábamos apasionados con el apareamiento, este enlace dura unos diez minutos de locos movimientos de su pelvis y duras penetradas de la mía en sus carnes voluptuosas tratando de que ella llegara a su orgasmo y poder vaciar mis efluvios en su vientre, que placer y gozo por ambas partes, la cama chirriaba y gemía, pero no parábamos en nuestros empeños de ser el uno del otro, mojando la sexualidad del otro de pronto ella clava sus uñas en mis hombros me abraza con desesperación y en un ronco gemido me entrega su pasión del encuentro carnal gimiendo sus orgasmos y besándome con agrado y placer, me decía soy tuya me estas regando mi matriz con tu semen, en verdad con tanta pasión en su entrega salían de mi pene chorros de semen en verdaderos ríos de agrado inundándole su matriz. Era en esos instantes mi mujer y yo su enloquecido amante…, descansamos y nos acomodamos durmiéndonos entrelazados por nuestros brazos.
Al otro día despertamos por los ruidos que realizaban la otra pareja en su dormitorio y el catre era descalabrado contra la pared en sus empeños de satisfacerse de sus apareamientos carnales, como gritaba esa mujer con el pene del macho en su matriz le exigía mas, quiero más leche, dame más no me dejes ardiente…, dame mas placer, pero el macho no se la podía y cesaron los movimientos en contra de la pared, sentimos al macho salir al baño mientras ella reclamaba que quería más…, parece que quedo insatisfecha me dice mi pareja, anda ahora que esta sola y satisfácela como sabes hacerlo que es delicioso tu meneo sexual…, así ella quedara remediadamente descalabrada y campante de sentirse repleta de semen. Me levanto y hago mías sus palabras entrando en la pieza vecina y sin permitirle reclamo alguno cojo a la mujer, la acomodo en la alfombra apoyada con su vientre contra la cama, a lo perrito le penetro su vagina llegando con mi pene hasta las profundidades de su matriz, no grita de dolor, sino que gruñe de placer y menea su culo desesperada ambicionando ser satisfecha y recompensada de este acto carnal apasionado amoroso…, gime golosa al sentirse maltratada en su meno sexual, pero no reclama sino que menea mas desvergonzado su cuerpo y en su meneo grita y gime mientras siente que en su vientre se prepara un orgasmo que es gritado y arañadas las sabanas de placer, entrega sus fluidos a este pene que la destroza y abre lo más que puede su matriz para recibir los litros de semen depositados en ella compensada en sus maniobras amorosas.., miro a la puerta y sorprendido esta su novio viendo como a gozado bien penetrada su pareja y lo satisfecha que esta después de haber sido bien penetrada.
Desayunamos y me retiro a mi casa no sin antes de haberme citado para otro día, que su marido no está, mi amiga y ahora amante.