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Las putas cobran, yo no…

Relato enviado por : narrador el 24/01/2011. Lecturas: 11013

etiquetas relato Las putas cobran, yo no…   Infidelidades .
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Resumen

Eso fue lo que le dije a mi marido, cuando me reclamó, que yo me había acostado con uno de sus amigos.



Relato

Mi nombre es Graciela y todo comenzó cuando mi esposo, como de costumbre invitó a varios de sus amigos a ver un juego de futbol en casa, con la consabida bebedera de cervezas, y la más pendeja cocinando para todos ellos.

Yo realmente nunca pensé que las cosas terminasen como terminaron, ya que a eso de las siete de la noche, todos los vagos amigos de mi esposo comenzaron a llegar a casa. Casi de inmediato sentí que me iban a gastar el nombre, Graciela has esto, Graciela dame aquello, Graciela cuando van a estar listos los entremeses, y no paren de contar.

Yo realmente no estaba molesta, pero si muy ajetreada, con tantas cosas que estaba haciendo y las que me estaban pidiendo, hasta que comenzó el juego, y finalmente pude descansar un poco, salí y me quedé sentada en la tumbona que se encuentra en el patio trasero de casa. Como estaba a oscuras, no me di cuenta de inmediato, pero Antonio uno de los amigotes de mi esposo, estaba de pie a mi lado, observándome.

Cuando finalmente lo vi, me sentí rara, estaba tan despeinada, olorosa a comida, con toda la ropa desarreglada, y sudada, que me sentí avergonzada por la facha que tenía. Antonio tomó asiento a mi lado, y cuando le dije que estaba hecha un desastre, él se me quedó viendo, al tiempo que retiró un mechón de mi cabello que me caía sobre la frente, diciéndome. Para mi estás preciosa, y si yo fuera tu marido, mandaría a todos esos pendejos para su casa, y me concentraría en ti.

Sus palabras me dejaron desarmada, no supe ni que decirle, cosa rara en mí. Finalmente le respondí que estaba hecha toda una porquería, sudada, olorosa a ajo y cebolla frita. Y de repente, que Antonio me toma entre sus brazos, al tiempo que me comenzó a besar ardientemente, introduciendo su lengua dentro de mi boca.

Yo me quedé sin ofrecerle resistencia alguna y sin saber qué hacer nuevamente, hasta que él dejó de besarme, pero diciéndome. Hueles divinamente, y si me dejas soy capaz de besar y lamer todo tu cuerpo. Yo me quedé como si estuviera mareada, de momento sentí dentro de mí, un deseo tremendo de que Antonio me continuase besando y acariciándome por todas partes.

Por lo que cuando nuevamente pegó su boca a la mía, a diferencia de la primera vez, yo respondí apasionadamente de la misma manera que él, besando y acariciando todo su cuerpo. Estaba más que consciente de lo que estaba haciendo, lo cierto es que nunca Antonio me llamó la atención, pero en esos momentos no era que lo amase, simple y llanamente deseaba acostarme con él.

Por lo que cuando sentí que una de sus manos la metió bajo mi falda y sin pérdida de tiempo me agarró mi coño divinamente, yo automáticamente abrí mis piernas, al tiempo que él, con su otra mano comenzó a soltar los botones de mi vestido. En cosa de pocos segundos, prácticamente estaba semidesnuda entre sus brazos.

Sin dejar de besarnos, Antonio me recostó sobre la tumbona, y como por arte de magia me quitó las pantis, yo sin dejar de besarlo ardientemente, separé mis piernas, deseando sentir dentro de mí, su caliente y duro miembro.

A medida que su verga se fue deslizando dentro de mi húmedo coño, el placer que disfruté fue algo del otro mundo, sabía de sobra que le estaba siendo infiel a mi marido, pero realmente poco o mejor dicho, nada me importó eso. Lo que deseaba era seguir sintiendo su cuerpo sobre el mío, su lengua dentro de mi boca, sus manos apretándome sabrosamente mis tetas, y su verga entrando y saliendo de mi lubricado coño.

Antonio a diferencia de mi marido, si sabe como complacer a una mujer como yo, ya que sin decirme nada, de momento sacó su miembro de mi cuerpo, y de manera bien rápida, colocó su boca sobre mi coño, al tiempo que sus manos mantenían separadas mis piernas. En mi vida mi marido me había hecho, lo que su amigo de manera tan sabrosa me estaba haciendo.

Yo coloqué mis manos sobre su cabeza, al tiempo que mi amante me comenzó a mordisquear y chupar mi clítoris, arrancándome gemidos y hasta gritos de placer, como nunca antes los había sentido. Yo restregaba su cara contra mi coño, mientras que sin detenerme movía con fuerza mis caderas, hasta que disfruté de un orgasmo como nunca antes lo había disfrutado.

Me quedé completamente espatarrada, sobre la tumbona, pero por tan solo un corto instante, ya que Antonio, tras retirar su rostro de mi coño, nuevamente dirigió su verga a mi vulva. Yo estaba más que extasiada, cuando abrí mis ojos y vi pegado a la pared, a mi marido que con rostro desencajado nos observaba.

Por mi mente pasó el detenerme para de inmediato comenzar a tratar de explicar lo inexplicable a mi marido, que nos observaba atentamente pegado a la pared. Pero ya les dije eso nada más pasó por mi mente, era tanto y tanto el placer que sentía a medida que Antonio, una y otra vez, metía y sacaba casi por completo, su caliente y dura verga de mi coño. Que no me importó para nada, la presencia de mi marido en el patio trasero de casa, observándonos atentamente. En su rostro se reflejaban toda una variada gama de emociones, lo que hizo que me sintiera mucho más excitada, al ver cómo me observaba, en ocasiones con excitación, en otras como con rabia, y en otros momentos me veía boquiabierto, como si estuviera hipnotizado.

Antonio y yo no le prestamos mayor atención a mí esposo, seguimos moviéndonos frenéticamente, hasta que ambos disfrutamos de un extraordinario y salvaje clímax. Cuando volví a cerrar y posteriormente abrir mis ojos, mi esposo había desaparecido. Todo mi coño se encontraba chorreando el semen de Antonio, quien se puso de pie y de inmediato se arregló el pantalón, mientras que yo me quedé en la tumbona con mis piernas completamente abiertas, hasta que él se retiró, a la sala para seguir viendo el partido de futbol.

Yo finalmente me levanté, agarré la manguera del jardín, y sin vergüenza alguna me dediqué asear todo mi coño y mis muslos, me acomode la falda, me sequé con mis pantis de algodón y las dejé tiradas al lado de la tumbona. Cuando regresé a la sala, continué de lo más tranquila, sirviéndoles a los amigos de mi esposo, hasta que finalmente todos ellos se marcharon.

Cuando finalmente quedamos solos, mi marido, en un arranqué de celos seguramente. Me dijo que yo era una puta, casi de inmediato, le respondí, diciéndole. Las putas cobran, yo lo hago porque me gusta hacerlo. Además si yo soy puta, tú eres un infeliz cabrón. Mi esposo sumamente avergonzado, no supo que responderme. Casi llorando se quedó callado, y aunque no lo crean me dio lástima el verlo así tan sentido.

Después de darme un buen baño, al momento de acostarme me quedé completamente desnuda sobre la cama. Cuando él se fue a acostar a mi lado, comenzamos hablar de lo sucedido, él se disculpó conmigo por llamarme puta y yo le pedí disculpas por llamarlo cabrón. Entre las mutuas disculpas, y auto recriminaciones de parte y parte, no sé cómo tuve el valor de comenzar a contarle todo lo sucedido.

Pero a medida que lo iba haciendo, mi marido se fue poniendo realmente excitado, como nunca antes lo había visto. De momento saltó sobre mí, y de manera bestial me penetró, y a diferencia de otras muchas ocasiones en que habíamos tenido un corto ratito de sexo, hasta que él rápidamente se venía dejándome con las ganas de continuar, esa noche se lució.

Curiosamente yo pensé que no volvería a invitar a más nadie a casa, pero me equivoqué, no ha dejado de invitar a sus amigotes a continuar viendo los partidos de futbol, en casa. Momento que yo he aprovechado, para ir conociendo íntimamente a todos y cada uno de sus amigotes, sin el menor reparo de parte de mi esposo.

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Comentarios enviados para este relato
jelipz (25 de January de 2011 a las 19:37) dice: asu q goloza pero seria mejor si dejas tu msn pz perrita come vergas

Nora Elia Garcia (24 de January de 2011 a las 19:51) dice: Que barbara eres de las mias,tu si sabes gozar

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:17) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

corneador severo (13 de February de 2011 a las 22:45) dice: Exelente , simple y sencillo, bien narrado y explicado el espiritu de la puta y el cornudo, eres casada? me gustaria tenerte de contacto


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