Le baje los calzones a mi cuñada

Mi deseada cuñada Mayra, una mujer de treinta y seis años, sabrosona y muy ardiente. Desde ya hacía tiempo que la había venido deseando hasta que llego el momento en que pude hacerla mía. Mayra es atractiva, blanca, pelo color chocolate rizado, ojos negros hermosos, pestañas remangadas y unos labios bien carnosos. A su edad se cuida muy bien y goza de un cuerpo sensual, es delgada, senos hermosos, piernas bien torneadas y sensuales, además de tener unas nalgas de puta. Ella es profesora, de clases de redacción en un bachillerato público del Distrito Federal, México. Está casada con mi hermano menor quien es dos años menor que yo, la verdad es que mi hermano si puedo superarse, ahora es un abogado exitoso y bueno yo a pesar de ser el mayor no pude ser más que un obrero, trabajo en una fábrica, además de que mi hermanito siempre ha tenido pegue con las mujeres, algo que nunca he tenido yo, tal vez porque soy algo gordo y no soy guapo lo reconozco. En mi vida nunca he tenido una novia formal y pues siempre que necesito de sexo tengo que pagar por ese servicio pese a que las mujeres nunca llegan a mí pero bueno la verdad es que ya me acostumbre a ser lo que soy, además de estar viviendo en casa de mi hermano. Ellos tienen un niño de seis años, me gusta mucho la cerveza y la música ranchera.
En fin… Creo que mi hermano nunca se dio cuenta que desde hace tiempo había venido viendo a su esposa con ojos de deseo, la verdad es que ella también ocasiono ese sentimiento en mi, en muchas veces estando yo en casa mi cuñada se paseaba casi desnuda, sólo con una pijama transparente que dejaba ver bien su cuerpo de mujer y sus nalgas de puta, en más de una ocasión la espié al bañarse, cada que se desnudaba aprovechaba la oportunidad para verla sin que se diera cuenta, en fin mi cuñada ya era un objeto de mi deseo, todas las noches me la jalaba pensando en ella y cuando tenía dinero e iba a cogerme a una buena puta siempre pensaba en que era mi cuñada a quien penetraba. Estos deseos ocultos los tuve que guardar durante más de cinco años, pero en las últimas fechas sentía que mi deseo ya era incontenible, ella se había vuelto más sensual y provocadora que antes, aunque si se portaba algo fría conmigo y no me extraña pues era un mantenido de su esposo. Pero sin duda mis deseos jamás se hubieran vuelto realidad sino se hubieran peleado ellos, en esos días tuvieron un disgusto matrimonial, pensé que era algo simple pero cada día su relación empeoraba, al parecer mi cuñada estaba celosa y pensando que mi hermano le podía hacer infiel, algo que dudo pero el punto es que ya no estaban bien, sin duda fue un arranque de rabia de Mayra lo que ocasiono que se entregara a mí.
Fue un martes por la noche, yo estaba viendo la tv en la sala disfrutando de una cerveza, mientras mi cuñada tomaba un baño, la verdad aquella noche lo último que pensé es que eso sucedería, ya que estaba cansado y somnoliento. Mi cuñada llego a la sala envuelta solamente en una sabana, se sentó en el sofá a mi lado muy naturalmente, la verdad si me extraño ya que nunca había hecho eso, era la primera vez, ella se sentó y cruzo las piernas dándome una muy buena vista de sus deliciosos y carnosos muslos, sin duda al ver esto se me fue quitando el sueño y mi verga comenzó a pararse, ella disimulaba naturalidad viendo la tv, pero me daba miradas muy coquetas, lo mejor fue cuando se acerco a mí y me dijo ¡Hazme el amor! No podía creer lo que había escuchado, creía que estaba soñando pero era realidad, ella se puso de pie y dejo caer la sabana quedando totalmente desnuda ante mí. En ese momento ya no pensaba, me puse de pie besándola en la boca directamente mientras con mis manos tocaba su intimidad, no podía creer que esa noche le estaba tocando la vagina a mi cuñada a mi antojo, le metía dedos como loco, esa era la primera vez en toda mi vida que una mujer se me ofrecía voluntariamente y sin pagar un centavo, lo mejor es que era mi propia cuñada, la recosté en el sofá continuando tocándola todo su cuerpo, estaba como loco, la puse detrás y justo cuando iba a disponerme a hacerla mía escuchamos el auto de mi hermano llegar, de inmediato ella se quito, se vistió y se fue a prisa a su recamara sin decirme una palabra, aquella noche sin duda fue la mejor de mi vida y nunca lo olvidaré, toda esa noche me la pase masturbándome en nombre de ella. A la mañana siguiente no la vi pues se fue pronto al trabajo, durante el transcurso del día mientras me encontraba en el trabajo me llego un sms a mi teléfono de mi cuñada diciéndome que deseaba hablar conmigo y quedamos de vernos a las 8:00 p.m en una cafetería.
Al llegar ella se disculpo conmigo, dijo que olvidara yo lo que había pasado entre nosotros ayer, que había estado tomando y además deseaba desquitarse de mi hermano y que me utilizo a mí para ello, yo no aguante más y en ese instante le confesé que desde hace la había deseado como mujer, ella solo escucho sin decir nada, hasta que minutos después ambos nos besamos nuevamente, ella me miro pícaramente y nos fuimos rumbo a su auto. Durante el camino no hablamos pero estábamos nerviosos de pensar lo que estaba a punto de pasar entre los dos. Ella vestía un saco café, una falda corta color beige y portaba unas zapatillas doradas. Llegamos a un hotel, tan pronto entramos a la habitación ella tomo la iniciativa, me dijo – ¡Bien, hagamos esto rápido!- Me bajo el cierre y ella misma tomo mi pene en sus manos, lentamente fue tomando fuerza hasta que se puso bien duro, lo introdujo en su boca e inicio a darme una profesional mamada, no podía creer lo bien que ella sabia chupar un pene, tuve que hacer milagros para no correrme en ese momento. Ella luego se puso de pie y comenzó hacerme un striptease, bailaba muy sensual ante mí. La tomo yo, ambos nos besamos muy rico, tome su falda y se la remangue totalmente, luego tome sus calzones, se los afloje y los deje caer hasta sus pies. Ella se sentó en cama abriendo las piernas, mientras yo me arrodille ante ella iniciando a lamer esa deliciosa vagina que por años había deseado y que al fin era mía. No saben cómo disfrute saboreándole sus fluidos vaginales riquísimos.
En ese momento ella saco de su bolso un preservativo, lo abrió y ella misma me lo puso en mi pené. Mayra se puse de perrito con su cara contra la almohada y en ese instante inicie a penetrarla analmente, a cada centímetro que se la metía ella gritaba como loca, la penetraba tan fuerte que se escuchaba como chocaban mis testículos contra sus nalgas, la verdad sin duda era una experiencia deliciosa.