Le comi el coño a mi hermana

En esta ocasión quiero contaros como mi deseo de tener sexo oral con mi hermana se hizo realidad.
Desde el momento en el que pude ver a mi hermana desnuda, empecé a masturbarme espiándola en la ducha y oliendo sus braguitas usadas. Deseaba con fuerza poder saborear los jugos de su precioso coño. No estaba obsesionado con ella, en realidad me moría de ganas de tener sexo con cualquier chica, deseaba poder hacer realidad todas las fantasías sexuales que tenía y poder descargar toda esa energía sexual de adolescente con ganas de experimentar. Mi hermana era la chica que estaba más cerca de mí en aquel momento y sabía que podía tener alguna oportunidad de darme algo de sexo real, pues estaba arto de pajearme con las revistas porno que me dejaba mi amigo José.
El primer día del año 1.989 se materializó una oportunidad única que no quise desperdiciar. La noche de fin de año la celebramos en familia, una cena y más tarde las campanadas con las uvas, una vez terminada la celebración familiar mis padres se fueron a continuar la fiesta con unos amigos suyos y mi hermana se fue de discoteca con su novio Ricardo y un grupo de amigos. Yo me tuve que quedar solo en casa, era todavía muy joven para salir de discoteca y un poco asqueado por la situación me fui a la cama a dormir.
A eso de las cuatro de la madrugada me despertó un ruido de llaves, era mi hermana que estaba entrando en casa, ya volvía de la disco y parecía que se lo había pasado muy bien ya que no paraba de reirse y hacer ruido, se notaba que estaba borracha ya que hablaba mal y en un momento tiro las llaves y varias cosas mas por el suelo. Con ella estaba Ricardo, estuvieron un rato besándose y supongo que metiéndose mano ya que mi hermanita se calentó, pues le propuso a Ricardo hacer el amor en su habitación. El le dijo que la deseaba pero que no se atrevía ha hacerlo aquella noche por el miedo a que nuestros padres llegaran y los pillaran en plena faena y además le recordó que estaba yo en mi habitación y podía oirles, le dijo que ya lo harían el próximo domingo cuando estuviesen solos, ya que mis padres y yo nos íbamos a pasar el día al pueblo de mis abuelos. Yo ya sabía que mi hermana aprovechaba nuestra marcha para hacer el amor con su novio, ya que desde que hacia incursiones en el cesto de la ropa sucia, para jugar con sus braguitas, había detectado que los lunes las braguitas que dejaba estaban muchas veces manchadas de semen seco. Prueba que dejaba bien claro los juegos amorosos que había tenido el domingo con su novio. Yo escuchaba su conversación con mucha atención y al cabo de un rato Ricardo se despidió de mi hermana, se escucho el ruido de la puerta de la calle al cerrase. Ahora estaba solo con mi hermanita, no sabía lo borracha que estaba, pero quise comprobarlo. Llame un par de veces a la puerta de su cuarto y no respondía abrí la puerta y entre en la habitación, la volví a llamar y escuche unos murmullos que no supe bien lo que significaban, no había encendido la luz pero la pude ver bien ya que la luz del pasillo iluminaba suficientemente. Estaba totalmente borracha, en un estado de somnolencia profundo, solo se movía un poco cuando la llamaba y trataba de decir algo que no era posible entender. En ese estado en el que se encontraba pude ver claro que tenía la oportunidad que estaba esperando, por fin iba a comerme su coñito jugoso que me llevaba excitando hacía más de un año.
Estaba tapada con la manta de la cama, la retiré y pude ver que estaba totalmente vestida, llevaba un vestido negro muy elegante, le subí en vestido hasta la altura de los pechos y pude ver como tenía puesto un sostén color carne, llevaba panties y debajo de estos se le marcaban las braguitas, deslicé mis manos por debajo de su espalda e intente desabrochar el sostén, no había manera de desabrocharlo era mi primera vez y tenía muy poca maña en la materia. Tenía mucha ansiedad, por un lado me excitaba mucho lo que estaba haciendo y por otro lado tenía miedo que mis padres pudieran aparecer, aunque sabía que nos habían dicho que volverían sobre las 6 de la mañana, todavía me quedaba una hora y media de tiempo. El corazón me latía con fuerza, estaba nervioso. Al ver que no podía desabrochar el sostén lo cogí por los aros que marcan la forma de los pechos y tirando de ellos los separe de sus senos y se los puse a la altura del cuello. Al fin tenía sus pechos a mi disposición me puse encima de ella y viendo que seguía totalmente dormida me armé de valor y empecé a acariciarlos de forma delicada, eran muy suaves y blanditos tal como me los había imaginado, pase mi dedo índice por sus pezones estaban un poquito duros, empecé a pasar mi lengua por la aureola del pezón y luego pase a chupetearlo con energía. Cada vez estaba más excitado y mi polla ya se había puesto dura, estuve un rato lamiendo y masajeando sus dos pechos y la erección de mi polla hacía que me molestase el pantalón del pijama así que me lo quite y me quede desnudo de cintura para abajo. Me coloque encima de ella a la altura de sus caderas y me decidí quitarle los panties y pude ver sus braguitas, eran de color rojo como marca la tradición en año nuevo. No quise fijarme mucho en ellas ya que me interesaba mucho más lo que iba a encontrar debajo. Le acabé de quitar los panties, solo de una pierna y procedí a bajarle las braguitas, también se las deje puestas en una pierna.
Al fin tenía ante mi su pubis de pelo rubio y rizadito, pase mi nariz por su mata de pelo y aspiré por primera vez el aroma de su sexo, le cogí las piernas por los muslos y las separé todo lo que pude, deje al descubierto su preciosa almeja rosada, estaba cerrada no veía su jugosa vagina, pasé mi nariz por sus labios y aspire el aroma, no olia tanto como sus braguitas usadas, pero sabia que tenía que separar sus labios menores y acceder al aroma de sus jugos vaginales. Con mi lengua empecé a lamerle los labios y se los acabé separando, introduje mi lengua en la entrada de su vagina y estuve un buen rato chupando y succionando todo su sexo, luego me centre en su clítoris y lo estuve acariciando con mi lengua mientras con dos dedos la penetraba suavemente, por fin empecé a saborear y oler sus jugos, el sabor era como de algo salado y ligeramente acido pero me gustaba y me estaba poniendo a 100, en cuanto al olor era como en las braguitas usadas, quizás hacia algo más de olor a yogurt y menos a sudor. Así estuve un buen rato, mis dedos notaban el calor de su vagina y se impregnaban de sus jugos, de vez en cuando dejaba de frotar su clítoris con mi lengua y me metía los dedos en la boca para saborear los fluidos vaginales que mojaban mis dedos, estaba disfrutando al máximo, tanto que sin tocarme el pene casi eyaculo, tuve que parar un momento y en medio de la fuerte excitación se me ocurrió coger uno de sus preservativos, pues en ocasiones le había registrado su bolso y sabía que siempre llevaba alguno, pero descarté la idea , aunque tenía muchas ganas de cogerla, no me atreví a llegar tan lejos en mis juegos y decidí pajearme usando sus muslos internos.
Como estaba empalmado solo tuve que cerrar sus piernas totalmente de manera que sus muslos me agarraban el miembro con firmeza y así en esta postura empecé a mover mis caderas con fuerza haciendo un buen mete y saca, parecía que la estaba cogiendo pero eran sus muslos los que hacían de vagina.
Estuve unos cuantos minutos meneandome la polla con movimientos cada vez más fuertes y ella seguía totalmente dormida. Luego llego el momento en el que ya no pude aguantar más la excitación, sabia que iba a correrme y deje que de mi rabo empezarán a salir los chorros de semen. El primer chorro fue abundante y salió con tanta fuerza que fue a parar entre sus dos senos, los siguientes chorros aunque no tan potentes también llevaban una buena carga de semen, los descargué por toda su barriguita, le llene el ombligo con mi leche caliente y los últimos chorros ya con poca potencia los deje esparcidos por todos los pelos de su pubis. Después del orgasmo me quedé un rato jadeando y recuperándome de aquella copiosa corrida. Una vez ya estaba recuperado pase mi glande todavía goteando semen por el capuchón del clítoris y por sus labios menores y la entrada vaginal. Luego me puse a limpiarla con papel higiénico no quería dejar nada de semen, me costo limpiar el semen del pubis pero al cabo de unos minutos lo conseguí, solo deje el semen que con mi polla había untado en su sexo, me daba morbo saber que tenía su sexo impregnado de mi leche. Luego la acabé de vestir bien y la tape con la manta.
Me fui a dormir sabiendo que seguramente sería la única vez que disfrutaría de mi hermana. El tiempo confirmó que estaba en lo cierto, pues ya nunca más encontré una oportunidad y además centre mi interés sexual en otras chicas que aparecieron en mi vida. Bueno esto es todo por ahora, en mi próximo relato les contaré como perdí mi virginidad con una vecina llamada Vanesa. Hasta pronto lectores.