Una chica liberal y sin prejuicios se encuentra a su amigo de la niñez despues de años sin verse. Como es su cumpleaños, le da el mejor regalo que le puede dar...
Relato
Lidia
-Hola- me dijo Lidia. Un dia me la tope, por casualidad, en la calle. Se habia convertido en toda una mujer, una verdadera belleza. Sus ojos verdes me deslumbraron, su cabello negro, tan corto, le daba un aire sexy y atrevido. Llevaba una falda muy corta y apretada, por lo que pude apreciar sus hermosas piernas, una blusita tan ceñida que parecia que se le iban a reventar las tetas. Me dio un beso en la mejilla, y luego otro en la boca. Acerco su lindo rostro a mi oido y me dijo: -hoy es tu cumpleaños, ¿no? vamos, te voy a dar tu regalo. No la habia vuelto a ver desde que se cambio de casa y se fue a vivir en otra ciudad. Tenia 15 años y yo 13, el dia que nos despedimos me dio mi primer beso y me dijo, igual que ahora, que cuando fueramos grandes me iba a dar el mejor regalo. La tome de la mano y nos dirigimos a un hotel cercano.
No recuerdo muy bien el camino, ni cuando pague, recuerdo que me dieron la llave y subimos unas escaleras oscuras. Cuarto 226, lo encontramos y abrí. La luz del sol de la tarde entraba por una ventana abierta. Se paro frente a la ventana, dandome la espalda. Pude ver que con su minifalda de cuero se le marcaba un culo tremendo. Me quite la camisa y los pantalones. ella se quito su blusita y me mostró sus tetas, aun cubiertas con el brassiere blanco, hicieron que se me parara más. Entonces recorde que no traia condones; ella me avento su brassiere al rostro. Sus tetas, redondas, firmes y enormes, casi hicieron que se me saliera la leche. Se quito la falda, se me acerco y nos besamos. Le quite su calzoncito y lo arroje. Se recosto en la cama y yo le abri las piernas. estaba tan nervioso que la boca se me seco, pero aun así, me agache para probar su panocha. Le hice los pelos a un lado y lami aquella dulzura. Le pase la lengua varias veces, hasta que ella me dijo -ya. Me incorporé y le dije:
-Así, a lo pelón?
Alcanzo su bolso de mano y me dio un paquete de condones. Me puse uno, temblando, y me dirigí hacia ella. Le abrí las piernas y le metí mi verga. Lo hice lo mas duro que pude, pero no aguante mucho. Me vine de volada. Era mi primera vez y no aguante mas que como dos o tres minutos. Al parecer, ella lo entendio. Me quito el condon, lo hizo nudo y lo tiro.
Viendo que estaba muy nervioso y no se me paraba, me dijo que me diera un regaderazo. Sin pensarlo, me metí en la regadera. El agua estaba muy fría, y sali asi todo mojado. Ella estaba sentada en la orilla de la cama, me vió y sonrio. me acerque a ella y le dí un beso. Me sente y ella me dio otro beso, asi, mas tranquilo se me volvio a parar. Al ver aquello, se sentó encima de mi, tomo mi verga con su mano y se acomodo para que la penetrara. Comenzó a moverse ritmicamente, mientras sentía como entraba en su vagina. La tome por la cintura y la moví para que entrara totalmente, mientras oía como nuestros cuerpos aplaudian al chocar, con un sonido característico que solo había escuchado en las pelis porno. Ella estaba tan caliente, tan humeda y tan cachonda que, pense que en cualquier momento se podria venir. Me tire de espaldas en la cama, sosteniendola por la cintura para que no se saliera. Ella me montó hábilmente sin que su panochita jugosa dejara salir mi riata, y comenzo a saltar, haciendome sentir su pasión. Recorrí su cuerpo, me detuve en sus tetas, las aprete, le estire los pezones y regrese por el camino andado, aprete sus carnosas nalgas y sentí, la forma mas maravillosa del dolor cuando me rasguño, mientras se venia. En el interior de su cuerpo, senti entrar y salir mi pene como un cuchillo en mantequilla, mientras ella se dejaba ir en un húmedo orgasmo. Tambien yo termine y le deje ir toda la leche dentro de su cuerpo; ella se inclino y me dió un beso, mientras yo seguia tocandola como un desesperado. Mirando directamente a sus hermosos ojos verdes, le recorde que no me habia puesto condón, pero ella solo sonrio. Nos quedamos acostados, sin decir nada, solo abrazados.
Despues de un rato, le dije que se lo queria hacer por atrás. me preguntó que como, y yo le dije que si se ponia en cuatro y se la metia. Ella me dijo que si y se empino, mostrandome todo. Su culo perfecto, y su ano tan bonito, que, se me paro la verga de inmediato. Me puse el último condón y me acomode para entrar en ella. Se la meti en la panocha, ah, jugosa y caliente, se la meti hasta donde pude. Roce mis pelos con sus nalgas, senti riquisimo, le di una nalgada, y luego me incline sobre su espalda. Segui embistiendola como un toro salvaje, mientras le apretaba las tetas y la besaba en la nuca. Ella gemia y susurraba apenas unas palabras que yo no entendia. La escena era tan excitante, apretandole sus senos mientras me la cogia y cogia, que la verga me estallo. A pesar de eso continue cogiendola hasta que se me puso aguada y ya no tuve fuerza para seguir. Creo que ella ya no se vino, pero no le pregunte. Me quite el condon y lo tire a la basura, al voltear, Lidia me abrazo y me acerco sus labios. Nos dimos otro beso y nos recostamos otra vez, ella se agacho y me dio un pequeño mordisco en la verga. Cerre los ojos y la deje hacer, aunque me dolia un poco. Ella no continuo. Senti que ya no queria seguir. Vimos que estaba por cumplirse el tiempo de estancia y sin palabras, comenzamos a vestirnos.
Salimos del hotel sin decir nada. Despues de todo, no eramos novios ni algo parecido. Nos dimos un beso y nos fuimos sin despedirnos, cada quien por su lado. Asi estaba bien, sin lugar a dudas.