Lo hago con mi jardinero… ( CON fotos)

Ya que el pobre es adicto al trabajo, y la verdad es que no se como pude quedar preñada durante nuestros dos primeros años de casados. Bueno supongo, que aun no era tan adicto a su trabajo, como lo es hoy en día. Ya comenzaba yo a cansarme de que hiciera algo, aparte de trabajar como un loco, cuando comencé a poner en practica, algunas ideas, para ver si se animaba a meterse a la cama conmigo. Pero no que va, cada vez como que está más despistado, y ni cuenta se da si paso completamente desnuda frente a él.

Ya me había dado por vencida, y resignado a pasar el resto de mi vida, prácticamente como si hubiera echo votos de castidad perpetua. Ya que hasta esos momentos todavía no había ni tan siquiera contemplado en serle infiel a mi marido. Por varias razones, y una de ellas es que a pesar de todo lo quiero mucho. Y la otra es que la mayoría de los hombres que conozco, aparte de que también conocen a mi esposo, ninguno de ellos me genera confianza.

Pero recientemente, cuando cansada, y sumamanete frustrada, tras un infructuoso intento de que me pusiera atención, como debía llevar a mis niñas al colegio. Sin tan siquiera ponerme ropa intima, me puse lo primero que encontré, unos pequeños y ajustado pantaloncitos cortos, y una camisilla sin mangas, de esas que dejan el ombligo, por fuera.

Ya digamos que vestida, tras dejar a mis dos hijas en el colegio, fue cuando vi pasar la camioneta de Felipe, nuestro jardinero. Y me acordé que ese era el día en que el se dedicaba a limpiar, y arreglar, el jardín que tiene la casa al frente. Por lo que ni me bajé del auto, y apenas mis hijas se bajaron de auto, arranqué para la casa. Por suerte al llegar Felipe estaba comenzando a descargar sus equipos. Yo la verdad ni tan siquiera pensé que mi manera de vestir en ese momento fuera a llamar la atención de Felipe, con el que en infinidad de veces había hablado. Pero de seguro que él si me prestó mucha atención, seguramente debido a la manera en que yo andaba vestida. Bueno tal como me encontraba vestida, con mis ajustados pantaloncitos de color rojos, y aquella vieja camisilla, me dirigí a la casa pasando frente a él por el jardín, sin prestarle la menor atención.Pero de lo que me di cuenta, de inmediato, fue la manera en que Felipe, me miraba.

Su sola manera de mirarme, como que me hizo sentir diferente, era como si toda mi sangre hirviera dentro de mis venas, y por todo mi cuerpo. Por primera vez en mi vida me sentí así, y hasta estaba deseosa de que siguiera viéndome de esa manera. Por lo que de golpe, se me ocurrió decirle a Felipe que deseaba realizar unos cuantos cambios en el jardín trasero de la casa. Retirada de alguna indiscreta mirada de mis vecinos.

Lo interesante de todo eso era que Felipe, en ningún momento dejo de verme de la manera en que lo estaba haciendo. Clavando sus ojos en mis casi descubiertas tetas, al igual que en mis nalgas, y mi coño apenas cubiertos por el corto ruedo del pantaloncito rojo que cargaba puesto, sin más nada abajo. Pero en esos momentos en lo único que pensé fue en divertirme un rato, sin ninguna mala intención.

A medida que fuimos atravesando la casa, hasta llegar al patio y jardín trasero, continué sintiendo los ojos de Felipe clavados en mis nalgas. Cosa que como ya les dije, hizo que mi sangre se calentase. Por lo que yo con toda intención, y de la manera más seductora que pude, continué contoneándo mis nalgas, frente a él, por el solo hecho de hacerlo, y sentir su mirada clavada en ellas. Apenas llegamos al patio, de momento me detuve de repente, para no pisar un caracol, por lo que Felipe chocó conmigo o mejor dicho con mis nalgas. auque de inmediato, me pidió disculpas. Yo la verdad es que no había planificado que eso sucediera, pero cuando pasó, por uno pocos segundos Felipe se mantuvo pegado a mi cuerpo, aunque fue él el que se retiró, dando un paso hacía atrás, al tiempo que se disculpaba, algo avergonzado.

Yo por mi parte de inmediato le dije que no se preocupase que un accidente así le sucede a cualquiera, pero a pesar de eso, Felipe continuó de manera descarada observando mis nalgas, apenas ocultas por mi corto pantaloncito rojo. Pero dicho insidente lejos de hacer que me retirase, continué como si nada hubiera sucedido, fue justo después de eso, que me provocó seguir haciendo travesuras. Sin ninguna mala intención, tan solo para divertirme un rato. Por lo que apenas pude, se me ocurrió decirle a Felipe que deseaba hacer unos cambios en el jardín trasero de la casa.

Así que mientras él se dedicó a seguir mis ordenes, yo me recosté en el sofá de la sala, y viéndolo por el ventanal que da al patio, le iba diciendo que hacer. Pero al mismo tiempo, yo que me encontraba recostada en el sofá, de manera descarada, comencé a toquetear mi coño, como si él no estuviera presente.

Felipe cambió radicalmente,se acercó a mi, y sin soltame las caderas me dijo, bueno señora le voy a dar lo que usted quiere. Infructuosamente traté de escapar de sus manos y brazos, pero ya él me tenía bien sujeta contra el sofá, al tiempo que sin esperar que algo así sucediera, mi jardinero me plantó tremendo beso de lengua. Yo inútilmente traté de batallar, con él. Pero mientras más lo rechazaba, con más fuerza él me apretaba contra su cuerpo, fue que me di cuenta que mientras más yo más trataba de evitar sus besos, y caricias, él más se excitaba, hasta que de momento, comprendí que lejos de hacer que me soltase, lo que estaba haciendo era provocándolo más, y más. Por lo que dejé de oponer resistencia, y como si no fuera yo misma, he imaginándome lo que me iba a suceder, gimiendo de excitación, dejé que continuase besando, abrazando y acariciando todo mi cuerpo.

Yo se que de no haber comenzado yo a querer divertirme a costillas de Felipe, no hubiera sucedido nada. Pero la cosa es que lo hice, y a medida que me fue besando, y acariciando todo mi cuerpo en el medio del patio, fui sintiendo como una de sus manos iba poco a poco quitándome la ropa, sin que yo le ofreciera resistencia alguna. Al poco rato ya me encontraba completamente desnuda frente a mi jardinero, quien sin consideración alguna, y agarrándome por mi larga cabellera, me obligó a que me pusiera a mamar su ya parada verga.

Yo la verdad es que no me esperaba que Felipe reaccionase de esa manera tan bruta, pero lo mejor de todo fue que me cautivó de inmediato. Sus bruscos movimientos, y la manera en que me agarró, me hicieron sentir pero tan y tan especial, por lo menos para él, que cuando dirigió su verga a mi coño, no pensé nunca que me fuera a gustar tanto, y tanto, que hicera que me convirtiera en su amante puta. Bueno ya ni atención le pongo a mi marido, si quiere o no tener sexo conmigo, la verdad es que no me importa, lo hemos hecho ocasionalmente, pero jamás ni nunca de a misma manera que Felipe y yo lo hacemos de manera regular.