Lo pase de macho a pedigüeña.

Nos casamos muy enamorados con Estuardo (Tato) ya hace cuatro años y nuestra vida ha sido buena, no nos hace falta nada, el gana un salario razonable y yo trabajo medio tiempo como redactora, lo que si bien no me produce grandes ingresos, me permite ahorrarlos todos ya que aún no tenemos hijos.
Mario mi jefe siempre me adula y hablando francamente, siempre me hace proposiciones indecentes. Si bien durante mucho tiempo no les tome importancia, lo cierto es que me encanta oir todo lo que le gustaría hacer conmigo, a veces me he quedado con mi ropa interior completamente empapada, esperando el regreso de Estuardo para desquitarme y tener todo tipo de fantasías con él.
El problema es que Estuardo se detenía mucho con sus amigos, Tato es extrovertido, alegre, deportista, amiguero, en fín es el alma de las fiestas, y quiza por su forma de ser, siempre tiene la mejor excusa para llegar tarde a casa, me siento tonta masturbandome sóla en mi casa y y esperar a que regrese cansado por sus jornadas de deporte, reuniones, etc.
Hace un mes le confese que eramos muy amigos con Mario mi jefe y que me sentía a gusto con su plática, que el nunca me había dicho nada, que era solamente que me dejaba sola y eso me preocupaba mucho, que por favor estuviese temprano en la tarde de mañana porque Mario me acompañaría a casa para hablarme de un proyecto nuevo en el que podría tener una mejora salarial.
Tato se me quedó viendo fijamente y me asuste un poco, finalmente me dijo con cara de sorprendido pero si tu jefe es Gay, acaso no lo sabías, así que no te preocupes porque a ese le interesan otras cosas.
Y tu como lo sabes, alcance a preguntar un poco aturdida por la inesperada respuesta de mi marido.
Recuerdate que es amigo de Frank quien me ayudo a conseguirte el empleo me dijo, y Frank desde que comenzaste a trabajar ahí me indico que era el puesto ideal porque no tendría que preocuparme por tu jefecito.
Bueno le dije, de todas manera me gustaría que estuvieses temprano en caso porque Mario vendrá.
No importa me contestó de todas maneras vendré despues del Boliche, acaso no te recuerdas que estoy a cargo del equipo de la oficina? Bueno allá tu, le respondí.
Estaba sumamente molesta porque mi plan no estaba dando resultados, así que tome la iniciativa e invité a Mario para que me acompañara a mi casa, le dije que si era cierto sus ofrecimientos que me acompañara a casa que mi esposo no estaría en casa.
Mario no dudo y a medio día dejo su jornada y me dijo, esperame en la esquina iré a recoger el auto.
Ahí estaba yo, desorientada esperando en la esquina, me sentía desilusionada y hasta con un poco de ira por la actitud de mi esposo, parada en la esquina deteniendome la falda que la levantaba el viento, de regreso a casa con un desconocido; en mi mente pensaba que Tato regresaría temprano, que sería rescatada, que vería el auto de Mario parquedo enfrente que se daría prisa y entraría de abriendo la puerta de golpe.
Subí al auto, y Mario me decía que estaba haciendo realidad sus sueños, que el sólo hecho de llevarme a casa lo exitaba mucho, tomo mi mano y antes de darme cuenta ya la había puesto sobre su pantalon, tenía una erección tremenda, le toque su pene a través del pantalon y le baje el zipper para sentirlo directamente en mis manos, le pedí que fuesemos a un lugar apartado porque me daba miedo que Tato llegara a casa, y el me respondió que eso lo hacía más exitante.
Camino a casa le iba sobando su pene le saqué los huevos del zipper y me estaba dando gusto frotando aquel trozo de carne; yo me empezaba a excitar con aquella situación, el carro se detuvo, estabamos frente a mi casa tome mi bolsa y sin verlo salí para abrir la puerta; como es de esperar el venía atras, entro casi furtivamente y al darme vuelta me beso profundamente, cerre los ojos y sentí como su lengua entraba en mi garganta, no sabía que hubiesen lenguas tan largas, fué un beso profundo que me dejo sin aliento.
Saque fuerzas de flaquezas, me aparté de él y le dije quieres tomar algo, a lo que me respondió solo a tí mi amor. Me sentía extraña oir aquellas frases demi jefe, de todas maneras me entre en la cocina para respirar un momento, metí mi mano bajo mi falda y sentí como tenía de humeda mi parte, instintivamente me saqué el bloomer y me quede solo con la falda.
Un poco grosera regresé a la sala donde Mario ya se había sentado y me levante la falda enseñandole mi concha depilada, el me acercó y empezó a lamerla, me sentía una domadora haciendo lo que me había propuesto, de pronto metió su lengua hasta adentro y yo dí un suspiro, estaba alucinando, parecía que me tocaba el ombligo por lado dentro, me sentí violada por una lengua, era exquisito, no se como podía guardar en la boca una lengua tan grande, la sentía gruesa y larga, la sacaba por momentos para pasarla por toda la orilla de mi vulva, ya no me podía sostener en pie y retrocedí hasta quedar sentada en el otro sillon, el me siguió y levantó mis piernas, me daba lenguetazos que me pasaban por el ano terminando en el clítoris. Toda la saliva de mi cuca se corria a mi ano, y el la recogía nuevamente con su lengua y la volvía a esparcir, yo no podía respirar y pensaba que tendría un orgasmo más rápido de lo que jamas me habría imaginado.
Me subió más las piernas y casi juntas sentía como aquella lengua entraba en mi culito, metía la lengua y la sacaba por todos lados, yo estaba con contracciones que parecían de parto, mi estomago se apretaba cada vez que metía la lengua, la sacaba y no sabía donde entraría en la próxima vez.
Abrí los ojos cuando aquello se detuvo, era como una pausa, Mario se estaba quitando la camisa y yo me senté a bajarle el pantalon, deslicé el zipper con cuidado y saque su pene de la prisión, era un pene grande sin circuncidar, pero la cabeza salía por completo de su capullo, le bese la punta y empecé a deslizarlo dentro de mi boca, pensé en tragarmelo todo pero no pude, estaba dandole una buena mamada mientras el me quitaba los broches de mi ropa, me tomó por las axilas y nos incorporamos para desvestirnos totalmente, nos desvestimos como si estuviesemos cambiando de piel, en un santiamen estuvimos desnudos.
Me agache y coloque mis nalgas sobre su pene, me enzartó facilmente y empezó a bombear fuerte, de pronto dejó de bombear y yo sentí un pene en mi cara.
Vaya que sorpresa era Frank el amigo de mi esposo, no entendía como estaba desnundo en mi casa ofreciéndome pene. Estaba tan excitada que sin pensar un momento lo empecé a mamar.
Esto se había vuelto una orgía, tenía mi corazón a mil, cientos de sensaciones, muchos pensamientos y una exitación terrible, estaba abandonada disfrutando. Ellos se miraban y se turnaban, Frank se acostó en el piso y como si estuviesen de acuerdo Mario me dijo que me sentara sobre el, yo le hice caso e intuí lo que deseaban, yo también lo deseaba, me introduje el pene de Frank en el culito, y esperaba la verga de Mario en mi cuca; pero no fue así, Mario empezo a besarme mi vagina y a ensartarme con su lengua mientras Frank me bombeaba por atras, por momentos Frank sacaba su verga de mis nalgas y sorprendida veía como Mario se la chupaba por unos instantes, la tomaba en sus manos y la dirigía de nuevo a mi agujero, una vez atras y otra adelante.
Yo estaba en las nubes y al mismo tiempo muy sorprendida.
De pronto estaba acostada chupándole el pene a Mario, el con su lengua en mi cuca y Frank embistiendo mi culito, no cabe duda que estaba recibiendo todas las clases juntas, yo en la gloria, mis nalgas se abrían para dar paso a aquella verga enorme, me dolìa sí, pero disfrutaba más.
Nos ladeamos un poco y el pene de Mario se separó de mi boca, pero podía sentir como pasaba en medio de mis pechos y se detenía justo arriba de mi ombligo, no lo podía creer estaba besandole el culo a Frank yo respiraba fuerte y sentí como aquella verga entraba hasta más no poder en mi ano y como palpitaba dentro de mi Frank estaba teniendo un orgasmo. Mario regreso a lamer sus huevos y mi concha, cuando Frank retiro su pene de mi ano, Mario metió su lengua y se comía lo que me salía.
Anonadada por esas nuevas sensaciones sentí como Frank me pondía su verga flácida en mi boca, la cual empecé a limpiar introduciéndola toda. Mario me penetró de nuevo mi vagina y en aquella lamedera de residuos ligosos, tuve uno de los mejores orgasmos de mi vida convulsione tan fuerte que aprete mi vagina con mucha fuerza y Mario decía sueltame que no me dejas eyacular, cuando me relaje su pene salio de golpe tirando mucha leche que cayó sobre nuestros cuerpos, quedamos descansando unos minutos y despues me contaron que en esas reuniones solía participar mi esposo, pero que dejó de hacerlo desde que nos casamos, que ellos lo extrañaban y que si le había gustado me tocaba a mi hacerlo regresar a aquellos placeres, que ellos siempre serían sus y ahora mis amigos, y que esperaban que lo sucedido no afectara nuestro matrimonio. En una próxima les cuento como se lo dije a mi Tato querido.