Lo que Lola me enseño…

Para serles francos, cuando era adolescente, en mi cabeza tenía tal confusión, que en ocasiones no sabía su iba, o venía, o mejor dicho si era un machito, o una hembrita. Ya que al ser el menor de seis, y el único varón en casa, además ya de adolescente, me enteré que mi supuesto padre, o sea el esposo de mi madre, murió casi un año antes de yo nacer. Mis hermanas me trataron desde que yo nací como si fuera una muñeca. Claro que sin mala intención, me hacían vestiditos, me peinaban, y hasta que cumplí más o menos los trece, me bañaban.

Mi madre por su parte, como las cosas siempre estuvieron tan y tan malas económicamente hablando, le era más práctico comprar una docena de pantaletas, y repartirlas, que comprarme a mí  un solo interior. Por lo que yo, viviendo entre mujeres, en un retirado campo, fui aprendiendo hablar, y hasta comportarme como todas ellas, además en muy raras ocasiones me corregían, cuando por ejemplo yo decía. Estoy sola. En lugar de decir. Estoy solo.

En la escuela todos los chicos, me ponían nombres de mujer, y en ocasión hasta la misma maestra también lo hacía. A la hora del recreo, el pasatiempo favorito de mis compañeros de clase, era pellizcarme, y el hacerme llorar. Por lo que en ocasiones, para que dejasen de molestarme, en el baño de los varones, me bajaban los pantalones, y al tiempo que yo dejaba que me agarrasen las nalgas, yo al principio les hacía la paja, pero al poco tiempo me obligaron a que les mamase sus vergas.  

Por lo que después que cumplí los 17, nos mudamos al pueblo, y encontrarme con un sin número de chicos, que nada más de verme, decían que yo más parecía una chica que un chico. Ustedes se podrán imaginar que cosas me fueron sucediendo. Como gracias a Lola, mi hermana mayor, que se fue a estudiar y trabajar a la ciudad cuando yo apenas era un niño pequeño, mi mamá se hizo dueña de un bar, que atendía con algunas de mis hermanas, yo me quedaba solo en casa, y en una ocasión unos amigos me invitaron a salir.

Lo cierto es que yo que no bebía, pero ante la insistencia de mis amigos acepté probar, y esa noche agarré mi primera gran borrachera. Yo comencé a beber, como todos ellos, pero a medida que lo fuimos haciendo, al principio uno de ellos, comenzó con la jodedera de que yo parecía una chica, y luego otro, y otro, hasta que después de un buen rato, yo mismo comencé a comportarme como una verdadera mujercita, entre ellos me sacaron a bailar, yo dejé que me agarrasen las nalgas, y cuando uno me dijo que si me quitaba el pantalón, y me quedaba con la camiseta puesta como si fuera un vestidito, que me vería mucho más femenina, y mejor. Yo de pendejo, y en medio de la gran borrachera que agarré, le hice caso.

Así que seguí bebiendo, dejándome tocar el culo, y permitiendo que me tratasen como si yo fuera una chica. Por lo que a medida que seguimos bailando, uno de ellos, colocándose de tras de mí, comenzó a besar mi cuello, y mordisquear mis orejas, al tiempo que me bajó las pantis yo que usaba en lugar de usar interior, y sin dejar de acariciar mi cuerpo, y de besarme por nuca, cuello, y orejas. No les fue muy difícil convencerme, de que los dejase darme por el culo. Así que cuando comencé a sentir que la verga de uno de mis amigos, me penetraba, en lugar de incomodarme o dolerme, sentí algo muy sabroso, algo que nunca antes había sentido, fue el ser abrazado, al mismo tiempo que era penetrado.        

Yo desde luego que disfruté, de todo lo que me estaban haciendo, hasta cuando otro de los chicos, colocó su verga frente a mi boca, no hizo falta que me pidiera que se la besara, y mamara. Cosa que les voy a decir que disfruté, porque me sentía querido, por todos ellos. A partir de ese instante me convertí, por decirlo de alguna manera en la puta de mis amigos. Yo a diario los esperaba para que pasaran a búscame, y en ocasiones hasta me ponía una que otra prenda de vestir de mis hermanas.

Pero como a los tres meses de estar constantemente saliendo con mis amigos, y dejando que me dieran por el culo, cuando no era que me ponían a mamar sus vergas. Todos nos emborrachamos, y creo que después de la medianoche descaradamente me comenzaron a dar por el culo en el medio de la calle. Ya en la madrugada, pasó una patrulla de la policía, y al ver lo que sucedía. Al principio, por mi larga cabellera, y por tener únicamente un vestidito de una de mis hermanas puesto, pensaron que yo era una chica a la que estaban violando, y obligando a que le mamase la verga a uno de sus agresores.

Pero los policías, al darse cuenta de que era un chico, fue a mí, al único que se llevaron detenido. Esa noche antes de llegar al cuartel de la policía, los dos agentes, se detuvieron en un solar abandonado, donde me obligaron a bajar de la patrulla. No había terminado de bajar del auto, cuando me di cuenta de que ambos policías ya tenían sus vergas fuera del pantalón. Pero cuando traté a negarme a tener sexo con ellos, me amenazaron con golpearme, por lo que sumisamente, apoyándome sobre la patrulla dejé que uno de ellos me penetrase, mientras que al otro lo masturbé, y posteriormente me obligo a mamar su verga, por lo que me hicieron lo mismo que mis amigos.

Pero no conformes con eso, luego me encerraron en una celda, en compañía de un hombre negro de unos cincuenta años más o menos, que agarrándome con fuerza por el cuello, me obligo a que me dejase hacer todo lo que a él se le antojó, y mientras yo lloraba desconsoladamente, él disfrutaba dándome por el culo de manera salvaje,  frente a vista de otros detenidos, a los que también finalmente, tras el negro obligarme, les mame sus vergas. Bueno cuando mi madre se enteró, tremendo escándalo que se armó, para ella yo era definitivamente un maricón, que debió haber nacido niña, pero que para su vergüenza y desgracia nací niño. En el barrio en que vivíamos, enseguida todo el mundo sabía, que el hijo de Jacinta la dueña del bar, le gustaban los hombres, y que se dejaba dar por el culo.

Por lo que al poco tiempo ya en todo el pueblo la fama que yo tenía era que me gustaba que me dieran por el culo vestido de mujer. Lo que no era del todo falso, pero quién era yo para desmentir lo que me había pasado. Es más en una ocasión después de aquel incidente, pasé por la farmacia, a buscar algo para mi madre, y el farmaceuta, apenas me vio, se volcó en atenciones a mi persona. En esos momentos yo cargaba puesto, un pantaloncito extremadamente corto, que además me quedaba bien apretado, una blusa de una de mis hermanas amarrada a la altura de mi ombligo, unas chancletas, y más nada.  La manera en qu eme trató el encargado de la farmacia, fue como si yo fuera una verdadera chica, hizo que fácilmente, cuando me invitó a que pasara a la tras tienda, yo aceptase. Esa tarde él cerró la farmacia, más temprano. Y ya estando a solas conmigo, me pidió un beso. Bueno se lo di, y al poco rato ya me tenía bien ensartado por el culo. Y así me sucedió más, o menos con otros hombres del pueblo, como el de la carnicería, así como el dueño de la pequeña tienda de alimentos, que quedaba en la esquina de casa. 

Fue cuando mi hermana mayor Lola, vino a casa a pasar vacaciones. Cuando, al ver la manera en que yo acostumbraba a vestir, le preguntó a mí madre, que me había pasado. Lola se enteró por boca de mi madre, de todo lo que me había sucedido, y de la fama de maricón que yo tenía por todo el pueblo, de inmediato Lola, le dijo a mi mamá, que me mandase con ella a vivir a la capital, que ella se encargaría de mí. Madre por salir de mí, y de la vergüenza aceptó de inmediato. Durante todo el trayecto, apenas y hablamos, pero al llegar a su casa, me dijo. Necesitamos hablar largo y tendido, si gustas te puedes vestir de nena, si quieres, pero antes dime, alguna vez te has acostado con una chica. A lo que yo sumamente avergonzado le respondí que no. Y al preguntarme por qué, tuve que confesarle, que no era que no me gustasen, todo lo contrario, me gustaban y mucho, pero en ocasiones yo era tan, y tan tímido que tenía miedo, hasta de hablarles. Cosa que no me pasaba cuando estaba con los chicos.

En ese momento, Lola me dijo. Bueno Manuelito te debo decir algo, y es que tú verdadera madre soy yo. Julia mi mamá me dijo que te iba a criar como a un hijo, para que yo pudiera irme a estudiar y trabajar aquí en la ciudad. Yo no podía creer lo que Lola me decía, y mientras ella continuó hablándome, yo seguí escuchándola muy atento, mientras siguió diciéndome. Pero por lo visto tú abuela te crió de la misma, forma y manera que al resto de mis hermanas.

Al terminar de hablarme sobre quien era ella realmente, y sin darme ninguna explicación. Tomó asiento a mi lado, y de manera descarada comenzó a sobar por sobre la tela de mi pantalón mi verga, la que en pocos segundos la sentí como se puso bien dura. Luego Lola de manera bien confiada comenzó a bajar la cremayera de mi pantaló, y sin decirme nada, agarró mi parado miembro, y se dedicó a mamarmelo. Al poco rato yo me vine dentro de su boca sin poder evitarlo, fue cuando ella me ordenó que me quitase toda la ropa, hasta que me quedase desnudito en pelotas, como decían en mi pueblo. Yo aunque sumamente avergonzado así lo hice, y de momento, para mi mayor sorpresa Lola. O sea mi madre, también se desnudó completamente frente a mí, diciéndome. Esta va a ser tu primera clase conmigo. Así que haces, y me dejas hacerte, todo lo que yo te ordené. Yo estaba de lo más confundido y asustado, me acuerdo que le di un corto vistazo a ella de reojo, y al verla completamente desnuda, muerto de vergüenza, al tiempo que con mis manos tapaba mi verga, voltee a ver hacía la pared. Fue cuando Lola acercándoseme me dijo. Bueno Manuelito, vamos para el cuarto para sentirnos mucho más cómodos. Yo la seguí a ella, Sin levantar la vista, fijándome únicamente en sus hermosas y bien formadas nalgas.     

Apenas entramos en su habitación, me dijo, entra al baño y date una buena ducha, y luego al salir  acuéstate en mi cama. Y así lo hice, fue cuando tras secarme y luego acostarme en su cama, mi mamá, separando un poco mis piernas, llevó su boca hasta mi dormido miembro. Y comenzó a chupármelo, en cosa de pocos segundos, ya yo tenía bien parada toda mi verga, de la misma manera que se me ponía, cuando alguno de los chicos me daba por el culo, y yo me masturbaba.

Realmente no pasó mucho rato, ya que ella la sacó de su boca, y separando sus piernas mientras que yo permanecía acostado boca arriba, introdujo mi parada verga dentro de su peludo coño. Yo comencé a sentir algo tan, y tan sabroso cuando ella comenzó a cabalgar sobre mí, que en un abrir y cerrar de ojos, me vine. Fue cuando Lola me preguntó que me había parecido, y que si deseaba que lo repitiera, Yo estaba que no me salían las palabras, de lo feliz que me sentía, y en cuanto a repetirlo, no tuvo que preguntármelo dos veces. Esa noche, Lola en varias ocasiones me mamó la verga, y me pidió que le mamase el coño. Aparte de que volví a meter mi verga, dentro de su sabroso coño.

Después me preguntó que si me gustaría salir con ella a buscar un macho, para que me diera por el culo, y de inmediato le respondí que no, que prefería seguir acostándome con ella. Al siguiente día, mi mamá, me compró mucha ropa, bien varonil. Me llevó a una barbería, donde me recortaron mi largo y rizado cabello. Luego de preguntarme qu eme gustaría estudiar, me inscribió en un instituto para aprender peluquería. Para después irnos a cenar, y me presentó algunas de sus amigas, diciéndoles a manera de broma, que yo era su hermanito menor, pero que ella no se hacía responsable, si yo dejaba preñada alguna de ellas. Y de inmediato les contó un cuento sobre mí, diciéndole que una chica, y la mamá de su mejor amiga se habían peleado entre ellas, por querer acostarse con migo.   

No sé qué fue lo que sucedió precisamente, pero esa noche, terminé en el apartamento de una de sus amigas, acostándome con ella, de la misma forma y manera que lo seguido haciendo con otras mujeres. Bueno, yo sigo viviendo en el apartamento de mi mamá, durmiendo con ella. Y constantemente mantenemos relaciones, de todo tipo entre ella y yo, por lo menos hasta que su novio, un oficial del ejército decida casarse con ella. No les niego que ocasionalmente busco a alguien para que me dé sabrosamente por el culo, pero que quieren que haga, si eso también me gusta y mucho.