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Lo que me ha pasado es por culpa de mi marido…

Relato enviado por : narrador el 09/10/2013. Lecturas: 13015

etiquetas relato Lo que me ha pasado es por culpa de mi marido…   Infidelidades .
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Resumen


Si así es de no ser él tan miserable con el dinero, eso no me hubiera sucedido. Prácticamente todos los días entre mi esposo y yo, surgía la misma discusión siempre, yo le decía, que si dame para la compra, o para echarle gasolina al auto, o que si al niño le hacen falta lápices y cuadernos. No había día en que él no me respondiera, siempre lo mismo, el dinero no se da en los arboles, ahorra, tu gastas mucho. En ocasiones claro que insistía y finalmente el muy tacaño, finalmente me daba algo de dinero, no sin antes exigirme que trajera la factura, y una muy clara explicación en que lo pensaba gastar. Pero finalmente me cansé de su juego, y cuando no me daba para la cena, pues no había cena, cuando me llamaban de la escuela para decirme que nuestro hijo no trajo lápiz o cuaderno, yo lo enviaba a él, para que resolviera. Y cuando me quedé por primera vez sin gasolina, aprendí que hay más de una manera de pagarla.



Relato


Era el día de la graduación de mi esposo de Contador, y como cosa rara, no reparó en los gastos de su propia graduación. Lo que me sorprendió bastante, y hasta llegué a pensar que pudiera haber cambiado algo después de finalmente graduarse. Aparte de eso también me enteré que no tan solo pagó su propia graduación, sino que colaboró con una de sus compañeras de estudio, sin decirme nada a mí. Lo supe cuando ella y su flamante novio, aprovecharon que mi esposo estaba compartiendo con sus profesores, para acercarse a mí y darnos las gracias, por ayudarla a pagar su graduación. En fin también me enteré que la chica, en la universidad había sido su novia, por no decir su amante.

La cosa es que yo estaba que ardía con mi esposo, no quise ni tan siquiera hablarle, después de que me enteré de todo. Para colmo de males, al siguiente día yo tenía varios compromisos, y como de costumbre, él me había dejado el auto casi sin gasolina. Pero como salí de casa tan molesta, después de que dejé a nuestro hijo en la escuela, fue que me di cuenta de que el tanque de gasolina estaba casi vacío. Tragándome mi orgullo lo llamé, pero el resultado fue el siempre, el dinero no crece en los arboles. Por lo que harta de escuchar sus tacañerías, le colgué el teléfono.

Decidí que haría lo que bien pudiera, sin amargarme la vida, pero ya de regreso a casa, el auto comenzó a fallar, y por suerte pude llegar hasta una gasolinera. El detalle es que no tenía un solo centavo encima. Al principio pensé dejar el auto estacionado y que él lo fuera a buscar luego, pero luego me acordé que tenía que buscar a nuestro hijo, así como pasar por mi costurera, a buscar un vestido que ya había dejado pagado.

Fue cuando se me acercó el joven encargado de la gasolinera, lo cierto es que yo no pensaba pedirle que me fiara la gasolina, pero al pararse al lado de la puerta de mi auto, y la manera en que se me quedó viendo las piernas. Algo dentro de mi me hizo comprender, que quizás si podía llegar a llenar el tanque sin gastar un solo centavo. Así que haciéndome la que buscaba algo dentro de mi pequeña cartera, lentamente fui subiendo poco a poco, más mi falda, hasta que gran parte de mi coño, cubierto por mis transparentes pantis se me pudo ver.

Yo estaba tan y tan molesta con mi esposo, que poco me importó lo que pudiera pasar, por lo que al ver el rostro del joven, me di cuenta de que él estaba sumamente interesado en mi coño. Tanto que cuando le dije que necesitaba llenar el tanque, pero que no tenía ni un solo centavo para pagarle, él ni se inmutó, estaba con su boca bien abierta y sus ojos clavados sobre mi coño. Hasta que le no sé como me atreví a preguntarle, si se le ocurría alguna forma de que yo le pagase, para que yo pudiera llenar el tanque de mi auto.

Realmente no hizo falta de que se lo volviera a repetir, el joven vio en todas direcciones, y luego me dijo. Bueno hay una manera de que yo le pueda llenar su tanque, siempre y cuando antes me deje… y no dijo más nada. La manera en que me dijo esas palabras de llenar su tanque, sin tan siquiera pestañar mirando fijamente mi coño, me dejó bien claro a se refería. Yo haciéndome la pendeja, le pregunté de la manera más puta y seductora que pude. ¿Dónde y cómo haríamos eso?
Él abriendo la puerta de mi auto, de manera muy caballerosa, me dijo. Sígame hasta las oficinas, y en el depósito le mostraré donde y como lo haremos. Realmente yo era la que iba al frente, y él caminando tras de mi observando mis nalgas. Hasta que llegamos a la oficina, a la cual ambos entramos, pero justo antes de cerrar la puerta, llamó a un niño y le dijo. Vez aquel auto, llénale el tanque, y si llega otro auto lo atiendes y le cobras, que yo voy a estar muy ocupado con esa señora sacando unas cuentas.

Inmediatamente de la pequeña oficina pasamos al depósito, que se encontraba lleno de gomas nuevas y usadas. El joven cerró la puerta y me dijo, bueno ya sabe a su auto le están llenando el tanque, así que puede hacer usted por mí, aquí y ahora. Muy consciente de lo que estaba haciendo, sin detenerme a pensarlo mucho, dejé mi pequeña cartera sobre una caja, y de inmediato me quité el vestidito que carga puesto. Quedando en pantis y sostén frente al joven, que ya había comenzado a sacar su manguera del pantalón. Fue cuando se me ocurrió decirle, sabes una de las cosas que más disfruto de un hombre, es ver su cuerpo completamente desnudo. Y mientras yo me quitaba mi sostén y mis pantis, el no dudó ni por un instante en también desnudarse completamente.

Realmente él no era un adonis, pero tenía un buen cuerpo, que de inmediato comparé con el de mi marido, saliendo perdiendo en la comparación mi esposo. Sus grandes y sucias manos se iban a posar sobre mis hombros, fue cuando le pedí que se las lavase, y al mismo tiempo con gran confianza, mientras él se lavaba sus manos, yo agarré su mustio miembro, y se lo lavé con agua y jabón. No bien él terminó de lavarse, colocó sus manos sobre mis hombros, obligándome a que me arrodillase, hasta que mi rostro quedó a la altura de su verga. La que sin detenerme a pensar mucho lo que debía hacer, la tomé entre mis dedos, y lentamente mientras la dirigía a mi boca, la fui masturbando.

Por un buen rato estuve mama que mama, sintiendo su inflamado y colorado glande y sentí como el resto de su verga se fue tonificando, poniendo dura, y gruesa dentro de mi boca. Hasta que llegó un momento en que sacándome su verga de entre mis labios, le pregunté, de la manera más seductora que pude, no te agradaría antes de que te vengas, metérmelo.

Su respuesta fue inmediata, agarrándome por debajo de mis brazos, me levantó del piso, y con la misma me sentó sobre una gran goma de camión que había a mis espaldas, yo de inmediato abrí mis piernas y en cosa de segundos comencé a sentir como aquella gruesa y larga vara que él cargaba entre sus piernas, comenzó a penetrarme divinamente. Y a medida que sin detenerse él continuaba enterrándome toda su verga, sus manos acariciaban como loco mis tetas, y su boca besaba la mía introduciéndome su lengua.

Así estuvimos ambos moviéndonos por un largo y buen rato, yo disfrutaba de todo lo que él me estaba haciendo. Hasta que sin vergüenza alguna me dijo, quiero darte por el culito. A lo que yo sin esperar a que dijera más, tras extraer su verga de mi mojado coño, me bajé de la goma en la que estaba sentada y recostándome sobre la misma goma, dándole la espalda le ofrecí mis sudadas nalgas. El sentir una verga abriéndose paso dentro de mi culo, no es nada nuevo para mí, ya que el miserable de mi esposo prefiere eso, a gastar dinero comprando preservativos, para que yo no vuelva a quedar embarazada. Por lo que a medida que el joven de la gasolinera me fue empujando su gruesa verga dentro de mi culo, yo agarré una de sus manos y la coloqué sobre mi coño, para que a medida que me fuera enterrando su pedazo de carne, me apretase el coño salvajemente, al tiempo que yo como una loca movía mis nalgas, y hasta sentí sus testículos golpeando mis nalgas una y otra vez.

Después de que él acabó dentro de mí, y yo gracias a la fuerte presión de sus dedos dentro de mi coño, disfruté de un tremendo orgasmo, como nunca antes lo había disfrutado. Además por puro gusto y placer, tras volver a lavar su verga, se la volví a mamar, hasta hacerlo venirse. Tras lo cual aproveché el pequeño baño para asearme y desechar lo que él había dejado dentro de mi culo, de inmediato comencé a ponerme mi sostén, cuando él entregándome mi vestido me dijo, cuando quieras volver a que te llene el tanque, sabes que estoy a la orden. Yo de inmediato me puse mi vestido y tras un beso salí del depósito, y me dirigí a mi auto, que me esperaba con el tanque lleno. Fue cuando al verlo a él para despedirme, me di cuenta de que en su mano derecha sostenía mis pantis. Realmente pensé en regresar a buscarlas de inmediato, pero decidí pasar otro día, ya que debía pasar a buscar a mi hijo y por la costurera. La que al ver cuando me quité el vestido para medirme el que ella me había cocido, se dio cuenta de que andaba sin pantis, y con una risita de complicidad me preguntó, tu esposo sigue siendo una persona tan tacaña como siempre, ya que ni pantis te compra. A lo que yo le respondí, no es eso, es que en ocasiones la saco a pasear así para que se airee.

Desde luego que mi marido ni cuenta se dio que mi auto tuvo el tanque lleno, ya que mientras que pensó que no tenía gasolina no lo usaba. En cuanto al joven de la bomba, ocasionalmente paso para que me llene el tanque de gratis.

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Comentarios enviados para este relato
turulato (9 de October de 2013 a las 23:59) dice: entretenido, sale de lo común y monótono, me gustó..

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:40) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

leroyal (10 de October de 2013 a las 04:14) dice: muy bien.bueno.


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