Mi nombre es José, pero todos me dicen Cheo. Y horas antes del azote del huracán, cuando la reportera del tiempo dijo, bastante asustada. Nos vamos a morir todos. Mis tíos me pidieron de favor, que fuera a su casa, y me asegurase que todo estaba bien cerrado.
Relato
Agarré mi bicicleta, y así lo hice, ya que ellos se encontraban de viaje. Y la casa que es en cemento, estaba bien cerrada. Pero como comenzó a llover, con más fuerza, decidí quedarme en la casa de mis tíos a pasar el huracán. Lo que ignoraba era que el pequeño riachuelo que estaba como a unos cincuenta metros de la casa, iba a desbordarse, debido a la fuerte lluvia, y una crecida de agua y barro, fuera a golpear la casa. Yo salí de milagro, el barró que entró, rompió la puerta del frente, llegó casi hasta el techo, sacando todos los muebles, por las ventanas, que debido a la fuerte presión del agua y del barro, se reventaron. Por un sin número de horas estuve semienterrado dentro del barro, perdí toda mi ropa, y gracias a un grupo de rescatista, me sacaron completamente desnudo. En el refugio al que me llevaron, me pude bañar, quitarme todo el barro de mi cuerpo, de inmediato me proporcionaron una pequeña manta, para cubrirme, y después de que un paramédico, me examinó, y me vacuno contra el tétano, finalmente pude tomarme un caliente plato de sopa. Pero como los suministros aun no llegaban, y yo estaba que me caía del sueño por lo agotado que estaba. Alguien me condujo a uno de los salones del refugio, que era una vieja escuela, donde apenas vi un catre, me acosté en él, durmiéndome de inmediato.
No sé cuánto tiempo transcurrió, pero seguramente fueron por lo menos un par de horas. Cuando me desperté al sentir que alguien me estaba tocando las nalgas. Del susto inmediatamente me puse a gritar, tratando de salirme del catre, pero el tipo que estaba sobre mí, me puso una navaja en el cuello, y me dijo. Deja de gritar o te mato, que te van a escuchar. Yo asustado como estaba, me quedé callado, justo cuando en medio de la oscuridad reinante en el salón, vi que entraron dos personas más, las que pensé que me ayudarían. Pero en lugar de eso, escuche a uno decirle, al que me tenía agarrado. Dale pa bajo, que cerraron el refugio, quizás lo re abran mañana. Pero ya se fueron todos. Al tiempo que en medio de la oscura penumbra, uno de ellos me sujetó por las piernas, y otro por los brazos. Yo aún forcejeaba, tratando de zafarme, cuando el tipo que estaba sobre mí, me arrancó la pequeña frazada, dejándome todo desnudo. Y colocando su navaja nuevamente en mi cuello, me dijo. Grita y llora todo lo que quieras, que nadie te va a escuchar. Y de inmediato, comenzó nuevamente a manosear mis nalgas, mientras que inútilmente seguía tratando de soltarme, y llorando les decía, que yo no era maricón, que no me hicieran daño. En esos momentos, el que me tenía sujeto por los brazos, no sé cómo, ni de dónde sacó una gran caneca de ron, y tras darse un trago, me obligó a beber, pero como yo no habría la boca, me golpeó con la botella, y me dijo. O bebes, o la hago cantos sobre tu cabeza. Por lo que no me quedó más remedio que beber, en contra de mi voluntad. Mientras que el sínicamente me dijo, ten cuidado, no te vayas a emborrachar. Yo creo que me hizo beber casi media botella. De momento el que estaba sobre mi cuerpo, sobando mis nalgas, comenzó a ir introduciéndome varios de sus dedos, por el culo, mientras que yo seguía diciéndoles que no era maricón, y preguntándoles ¿por qué me hacían eso? Uno de ellos me dijo, es verdad, tú no eras maricón, pero después de que te demos pa bajo los tres, veremos. Yo no dejaba de forcejear, tratando de zafarme de ellos, cuando el de la navaja, sacando sus dedos de mi culo, dijo. Bueno ahora vas a llorar, de dolor, o de placer. Y casi de inmediato comencé a sentir aquella cosa dura, que se abría paso entre mis nalgas, causándome tal dolor, que casi me desmayo. Yo pegué un fuerte grito, que de seguro, si hubiera habido alguien cerca, me hubiera escuchado. Pero eso no sucedió, lo que pasó fue que el tipo que comenzó a penetrar, no se detuvo, hasta que me enterró toda su verga. Luego se quedó quieto por un momento, y comenzó a moverse de lado a lado sobre mí, mientras que sus compañeros aún me mantenían bien sujeto. Yo no paraba de llorar, aunque ya ni les decía nada, me sentía humillado, vejado, y ultrajado, resignado a que me siguieran dando por el culo. Cuando el mismo tipo que me estaba penetrando, me dio una ardiente nalgada, diciéndome. A ver maricón, mueve ese culo, para que lo disfrutes. Como no le hice caso de inmediato, me volvió a dar otra ardiente nalgada, por lo que no me quedó más remedio, que ponerme a mover mi culo, de lado a lado, mientras que él comenzó a mordisquear mi cuello, al tiempo que sentía como me iba metiendo y sacando, toda su verga de mi adolorido culo. Además de mordisquearme el cuello, también me mordisqueaba las orejas, al tiempo que me decía. Eso es, así se hace, sigue moviendo ese sabroso culito, maricón. Al poco rato, el dolor fue desapareciendo. No sé si fue por lo mucho que me obligaron a beber, o por alguna otra razón, la cosa es que en cierto momento, a pesar de lo humillado, que me sentía, dejé de tratar de zafarme, y seguí moviendo mis nalgas, tal y como él me lo había ordenado, aunque de manera más lenta. De momento, el tipo que me tenía sujetado por los brazos, me soltó, y nuevamente me obligo a beber ron, luego se bajó los pantalones, y puso su verga frente a mi boca. Como vio que yo no hacía nada, me cacheteó con su verga mi cara, diciéndome. Mámamelo, pero cuidado con morderme, porque te corto el cuello. Yo sin que él me dijera más nada, abrí mi boca, y a pesar de la repulsión que sentía, me puse a mamarle la verga. Hasta que al poco rato, se vino casi dentro de mi garganta, por lo que aunque no quise, terminé tragándome toda su leche. Mientras que su compañero, sacó su verga de mi culo, y se terminó de venir sobre mis nalgas, y muslos. Yo estaba agotado, pero de momento, el que me había estado sujetando por las piernas me las soltó, limpió mis nalgas y muslos, con la pequeña frazada que me habían dado los rescatistas, y sin que yo ofreciera ningún tipo de resistencia, me comenzó a dar por el culo, mientras que el de la navaja, sin decirme nada, colocó su dormida verga frente a mí cara, por lo que yo de inmediato se la agarré con ambas manos, y llevándomela directo a mí boca, me puse a primero a pasar mi lengua por la cabeza de su verga, y al poco raro me puse a mamar, chupándosela con fuerza, hasta que se vino dentro de mi boca, y en toda mi cara. Yo estaba molido, pero aun y así por un buen rato seguí mamando, y moviendo mis caderas, ya que cuando otro de ellos, me siguió dando por el culo, otra vez, quizás por lo mucho que me hicieron beber, o por lo agotado que estaba, perdí el sentido. Al día siguiente, alguien me encontró desnudo, con todo mi culo, y cara cubierto con lamparones de semen, sin sentido. Me llevaron a un hospital, cuando recuperé el sentido, me preguntaron que me había pasado, al principio, no quería decirles nada, pero finalmente, no pude aguantar más, y llorando, muerto de vergüenza, le conté al médico, y a las enfermeras, todo lo que me había pasado, sin entrar en detalles. Llamaron a un oficial de policía, quien tomo los datos, pero como no pude dar una descripción de mis atacantes, me dijeron que poco era lo que podían hacer. A mi familia, amistades, conocidos, y parientes, solo les dije que me habían sacado del lodo, muy golpeado, y por eso estaba en el hospital. Pero antes de salir del hospital, me refirieron a una psicóloga, y para que me ayudase. Pero jamás asistí a las citas. Pero desde que salí del hospital, no había dejado de pensar en lo sucedido, sobre todo en que a pesar de que me sentí sumamente humillado, y ultrajado, después de un rato, como que me había gustado, que me dieran por el culo, y que me pusieran a mamar. Más de un mes después de que aquello me sucedió, no dejaba de pensar en eso. Por lo que cuando me encontré a Julián, mi mejor amigo, y comenzamos a beber, decidí contarle lo sucedido, ya que como dicen, hablar de los problemas, quizás no los resuelve, pero ayuda a que uno se sienta mejor. Así que estando en el bar, le dije que deseaba hablar con él, en algún lugar que nadie nos fuera a interrumpir. Y Julián después de que compramos una caja de cerveza, nos fuimos a su casa, ya que sus padres estaban de viaje, para Nueva York. Cuando llegamos, tras sentarnos en el sofá de la sala, y comenzar a beber las cervezas, comencé a contarle todo con lujo de detalles, a mi amigo. Como sobreviví, a la crecida del rio, como me sacaron los rescatistas del barró, y todo lo demás. Pero cuando le dije que mientras dormía en aquel catre, un tipo que no sé quién era, me había puesto una navaja en el cuello, al mismo tiempo que me comenzó a tocar las nalgas. Julián me comentó, debe ser un hijo de la gran puta, mira que aprovechase así de una persona que casi se muere. Bueno a medida que le fui diciendo a mi amigo, la verdad de todo, de cómo me obligaron a beber, y a dejar que me dieran por el culo, él me fue dando apoyo, diciéndome, que yo no pude hacer nada por evitarlo. Pero cuando le comenté, que en cierto momento, hasta había sentido que me gustaba, que me estuvieran comiendo el culo, y que me pusieran a mamar, solo me dijo. Acuérdate que te emborracharon, y no sabías lo que hacías con claridad, y en una situación como esa es fácil que alguien se confunda. Yo no me quedé callado, e inclinándome hacia adelante, y clavando la mirada en el piso, y con mis manos colocadas en mi cabeza, sumamente avergonzado le confesé. Desde que salí del hospital, en ocasiones sueño que me están dando por el culo, y siento que lo disfruto, es más como ahora mismo, no dejo de pensar en eso, y hasta deseo que me coman el culo, y me pongan a mamar. Iba a seguir diciéndole a Julián, que yo sabía que eso sonaba como a cosa de loco, pero al enderezarme y fijarme en mi amigo, lo encuentro agarrando toda su enorme, y parada verga, con una de sus manos, mientras que la otra, la colocó sobre mi cuello, y sin hacer mucho esfuerzo de su parte, llevó mi cara frente a su verga. No hizo falta que dijera nada en lo absoluto, yo dejé el sofá, y arrodillándome frente a él entre sus piernas abiertas, comencé a lamer su colorado glande, para luego a los pocos segundos, comenzar a mamar toda su verga, con mi boca. Así estuve por unos minutos, tragándome todo aquel buen pedazo de carne, chupándolo, y deleitándome, sintiendo su calor entre mis labios. Mientras sin que me dijera nada, me comencé a quitar toda la ropa, hasta quedarme del todo desnudo, para luego sin dejar de seguir mamando aquella enorme verga, comenzar a bajarle los pantalones, y el slip, tras quitarle los zapatos, y las medias. Me recosté boca abajo en el sofá, separé mis piernas, levanté las nalgas, y casi de inmediato comencé a sentir la fuerte presión de su caliente glande, contra el esfínter de mi culo. Lentamente fui sintiendo, como su miembro se fue abriendo paso entre mis nalgas, hasta que su cuerpo y el mío estuvieron en pleno contacto, ya que hasta llegué a sentir sus testículos, chocando contra mis nalgas. Yo me olvidé de todo, y gustosamente comencé a mover mis caderas, mientras mi amigo, una y otra vez seguía metiendo y sacando, toda su sabrosa verga de mi culo, yo gemía de placer, cada vez que él presionaba con más y más fuerza, su cuerpo contra el mío. Apretaba mi esfínter, y lo soltaba, al ritmo que Julián no paraba de penetrarme divinamente. Por un buen rato, disfruté de aquella enorme cosa, que no paraba de entrar y salir de mi cuerpo. Hasta que Julián finalmente se vino por completo dentro de mi culo. Yo quedé satisfecho, pero a la vez deseoso de que mi amigo, siguiera dándome tan sabrosamente por el culo. Por lo que apenas pude, fui al baño cercano, expulsé todo, y me lavé muy bien las nalgas, y mi boca. Para regresar donde él, con una toalla húmeda, y sin decirle nada, me dediqué a limpiarle toda su verga, para luego nuevamente, sin decirle nada, ponerme a mamar su mustia verga, al poco rato ya se le había vuelto a poner bien dura, y sabrosa. Por lo que me recosté sobre el sofá, pero boca arriba. Julián me tomo por los tobillos, separó mis piernas, y nuevamente me volvió a penetrar divinamente, solo que en ese momento, de lo excitado que me encontraba, a medida que él me seguía dando por el culo, yo comencé a masturbarme, viniéndome casi de inmediato. Fue cuando Julián, sacó su verga de mi culo, y a la fuerza, me la volvió a meter toda dentro de mi boca, por lo que seguí, mama que mama, hasta que lo hice venirse, por completo tragándome todo su semen. No lo creerán pero en medio de todo, me sentía algo avergonzado, con mi amigo. Pero a medida que nos fuimos vistiendo, me dijo, como si se tratase de un gran favor. Ya sabes Cheo, cuando quieras, no tienes nada más que decírmelo, y te hago el favor. Cosa que regularmente hago, encantado de la vida...
Entramos al cuarto y empezó todo, él me tomó por detrás y empezó a tocar mis nalgas y me susurraba cosas al oído: ¡eres una puta q aprenderá de mí!, ¡eres mi perra! Y yo se lo confirmaba le dije q seria su perra, el me volteo y quedamos frente a frente, y acercó su boca a la mía, pero mas q besarme su lengua paseaba por mi boca.
Relato erótico enviado por Putitacachonda el 29 de December de 2009 a las 23:34:17 - Relato porno leído 140527 veces
Aventuras en Paris
Jesús y Pablo marcharon a Paris para poder vender el video. Dejaron a sus tres amigos en una casa que habían alquilado en un pueblo muy pequeño en Huesca. Los dos habían quedado con Pierre, un ejecutivo muy interesado en esta clase de material.
Relato erótico enviado por mena55 el 24 de August de 2008 a las 13:55:00 - Relato porno leído 114142 veces
Si te ha gustado Lo que me pasó durante, y después del huracán María. vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
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narrador
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:33) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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