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Lo que mi comadre me enseñó… ( CON fotos)

Relato enviado por : narrador el 07/04/2015. Lecturas: 13241

etiquetas relato Lo que mi comadre me enseñó… ( CON fotos)   Lesbianas .
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Resumen
Después de mi abrupto divorcio, debido a que encontré a Luis mi marido en esos momentos, siendo clavado por el culo, por uno de sus jovenes empleados. Tras el divorcio, me dio un fuerte ataque de depresión, visité a cuanto psiquiatra me recomendaban, y finalmente terminaba siempre en lo mismo, llena de pastillas, hasta el culo. Y disculpen mi lenguaje, pero es verdad.


Relato

Hasta que me visitó mi comadre, ya que soy la madrina de su único hijo. Al verme me dijo, estas bien cabrona, mira que deprimirte por el pedazo de pendejo ese, ahora mismo te das un buen baño, te vistes, que vamos a salir.

Yo a regaña dientes le hice caso, y la verdad es que después de unas cuantas copas, y bacilar con uno que otro tipo, mi comadre me dijo. Ahora nos vamos a casa para enseñarte algo que entiendo que de seguro te conviene. Bueno yo pensé que eventualmente saldríamos, y hasta posiblemente nos acostaríamos con algún tipo de esos, pero no fue así. Mi comadre, que tiene muchos kilómetros recorridos, me dijo. Si lo que tú quieres, es un tipo con quien acostarte, deja que te diga algo. No valen la pena, a menos que pienses que sea para algo serio. De lo contrario, a menos que no sea que tu lo que quieres es divertirte un rato, deja que te muestre algo primero.

Apenas llegamos a su casa, me dijo que mi ahijado se encontraba en casa de sus abuelos, y su esposo que es oficial de marina, se encontraba realizando ejercicios militares en el Atlántico Norte, por lo que no debía preocuparme por ninguno de los dos. Así que ve quitándote la ropa. Yo que tenía ya varias copas encima, sin ponerme a pensar mucho, le hice caso. Y hasta pensé que tal vez, mi comadre, era lesbiana, y yo no me había dado cuenta. Fue cuando Rosa me dijo, Isa, lo que ahora te voy a enseñar, de seguro que te va a gustar. Así que no te asustes. Mi comadre Rosa me dio otro trago, al tiempo que me pidió que me recostase en su sofá. Cosa que hice, sin tan siquiera hacerle ninguna pregunta. De momento ella, después de que también se quitó toda su ropa, comenzó a acariciar mi cuerpo, y al ver que yo me dejaba tocar por todas partes, sonriendo me dijo. Ahora viene lo mejor, pero mantén los ojos cerrados, hasta que yo te diga. Y así lo hice.

Mientras que yo mantenía mis ojos cerrados, sentí que con sus manos me fue separando las piernas, al mismo tiempo que ella jugueteaba sabrosamente, con mi desnudo coño. Yo le seguí la corriente, ya que no era la primera vez en mi vida, que otra mujer me proporcionaba placer. Sus dedos acariciaban los labios de mi vagina, así como también mi clítoris. Cuando de momento comencé a sentir que era penetrada, no por su dedos, ni por su lengua, ni por ningún juguete sexual, era una buena verga, que fácilmente se abrió paso dentro de me vulva.

Estaba a punto de abrir mis ojos, llena de curiosidad, para ver al dueño de semejante cosa, pero mi comadre, como que se dio cuenta de mis intenciones, y antes de que abriese los ojos me dijo. Aguántate un poco, primero disfruta de esto, y al mismo tiempo aquella poderosa verga entró más, y más adentro de mi coño. Yo me envolví en el placer que sentía, y siguiendo sus instrucciones mantuve mis ojos cerrados. Hasta que la misma Rosa me dijo que los abriese.

En realidad yo esperaba encontrar a un tipo, frente a mí, clavándome su sabrosa verga. Pero al finalmente abrir mis ojos, lo que me encontré fue a su negro Gran Danés, Apolo. Y aunque él miraba en dirección contraria a mí, su inmensa verga, yo la tenía enterrada completamente dentro de mi coño. Además Rosa mi comadre, la mantenía sujetada con una de sus manos. Y aunque fue de reojo, también vi que pegado a aquella tremenda verga, había también una inmensa bola de carne. La que mi comadre parecía sujetar, impidiendo que terminase de entrar por completo dentro de mi abierto coño. Fue cuando me dijo, por ser la primera vez, no voy a dejar que te abotone. Yo la verdad es que ni idea tenía a que se refería con esas palabras. Pero poco me importó, el placer que sentía, cada vez que aquella cosa se iba enterrando dentro de mí. No me dejó pensar en más nada. Tan solo deseaba seguir disfrutando de aquello que entraba y salía divinamente de mi coño.

Mientras que yo como una loca, poseída por el placer que me producía todo eso, movía mis caderas, procurando sentir más y más dentro de mí toda aquella bestial cosa. Rosa poco, a poco se me fue acercando más, y más. Hasta que de momento, sin llegar a soltar aquel inmenso bulto que sujetaba con una de sus manos, pasó una de sus piernas sobre mí, dejando su coño justo frente a mi rostro. El que poco a poco fue bajando hasta que con toda mi boca lo tuve a mi alcance. AL principio comencé por lamer sus los labios de su vagina, y a medida que lo fui haciendo mi comadre fue separando más las piernas, y lentamente fui enterrando mi boca dentro de su vulva, hasta que mis labios, lengua, y dientes alcanzaron su clítoris, el que yo sin necesidad de que ella me lo dijese, me dediqué a chupar, y mordisquear, tal y como me gustaría a mí que en algún otro momento ella me lo hiciera.

Así que mientras su perro Apolo, continuaba prodigándome un gran placer, haciendo que yo disfrutase como nunca de varios orgasmos seguidos. Mi gran amiga, y comadre, yo le mamaba su coño salvajemente. Sentí como toda mi vulva, se fue inundada, por la caliente leche de aquel animal, mientras que yo con todo mi rostro mojado por mi saliva, y los chorros del fluido, que brotaban de la vagina de Rosa, sin detenerme continuaba mama que mama. Hasta que tanto ella como yo, agotadas, y bien exhaustas por disfrutar de tanto placer, nos quedamos tal y como estábamos. Yo con mis piernas bien abiertas, chorreando la leche de Apolo de mi coño, al tiempo que aun mi cara la tenía prácticamente metida dentro del coño de mi comadre.

Como Rosa tuvo la previsión de no dejar que yo quedase abotonada por su perro, apenas este se retiró, al poco rato acercó su morro a mi coño, y comencé a disfrutar de unos increíbles lengüetazos, que de manera continua le dio a mí abierto coño. Era algo que yo no pude controlar, por lo que a medida que su perro siguió lamiendo todo mi coño, tanto por dentro como por fuera, yo volví a disfrutar de otro bestial y mojado orgasmo.

Cuando las dos, nos recuperamos, nos fuimos a dar una sabrosa ducha juntas, pero lo primero que me dijo fue. Esto es algo entre tú y yo, y nada más lo hice por el placer de hacerlo, así que no te hagas ideas raras sobre nosotras. Además aunque no lo creas, yo amo y mucho a mi marido, pero en ocasiones sobre todo cuando él no está, necesito descargar toda la energía que tengo acumulada. Yo le dije que no se preocupase, que seré una tumba, además lo de prestarme a su mascota, me hizo ver que realmente ya no me hacía falta un marido, una vez que encontré a un ejemplar como Apolo, que le puse por nombre Luis como mi ex.



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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:52) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:27) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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